Hablar de Río de Janeiro es hablar de Copacabana.

Hoy es uno de esos días de bochorno y calor en Río de Janeiro. Estoy tomando un chopp de cerveza bien fría junto al Posto 3 de la playa de Copacabana. Frente a mí se extiende uno de los arenales más famosos, conocidos y fotografiados del mundo.

A la izquierda el morro del Pan de Azúcar se asoma sobre las cimas selváticas del Fuerte Duque de Caxías y a mi derecha la playa se prolonga en forma de medio arco hasta el Fuerte de Copacabana. De allí salieron armados y a pie en 1922 los militares que se negaron a rendirse tras un fracasado golpe militar. Uno a uno fueron abatidos a balazos por las tropas leales al Gobierno en el mismo lugar donde me encuentro. Mientras recuerdo esos acontecimientos la vida de Copacabana trascurre ante mis ojos: turistas que salen de los hoteles que bordean la Avenida Atlántica, cariocas que lucen sus cuerpos morenos jugando al volley playa, vendedores ambulantes ofreciendo de todo…y ese Atlántico que se bate con furia contra la orilla.

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Hasta que hace 120 años se abrió el túnel que unió esta zona al resto de Río desde Botafogo, Copacabana era un lugar sin interés de muy difícil acceso llamada Sacopenapã. El nombre actual le viene por la Virgen de Copacabana que se guardaba en una capilla del Fuerte de Copacabana hoy desparecida. Desde ese momento comenzó a desarrollarse un barrio poco agraciado estéticamente hablando pero con una infraestructura hotelera que no ha dejado de crecer y renovarse durante el último siglo. A pesar del feísmo de muchas de sus calles, todo se perdona cuando uno se encuentra en el famoso paseo donde las olas se dibujan en el suelo y la arena de la playa se extiende entre el azul del cielo y del mar.

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Copacabana 1593
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Cualquiera que visite Río de Janeiro se dará cuenta de que la ciudad se encuentra ubicada en uno de los entornos más privilegiados del mundo. Es cierto que la belleza de Río muchas veces se disfruta desde lejos mejor que desde cerca, de ahí la atracción que ejercen sus miradores del Pan de Azúcar o del Cristo del Corcovado. Aún así la playa de Copacabana es por derecho propio uno de sus lugares más atractivos incluso visto de cerca. Sorprendente es el adjetivo que mejor puede definir un paseo por la mítica playa. Por eso os aconsejo recorrerla por la arena al borde del mar y por el paseo marítimo con su característico diseño de mosaicos con dibujos que simulan las olas del mar. El intenso tráfico diario de la Avenida Atlántica hace perder parte de su encanto a esta playa, por eso lo mejor es darse una vuelta durante el fin de semana cuando miles de cariocas invaden el paseo a pie, en patines, en bicicleta, solos o en familia. El espectáculo humano desborda las aceras, la arena, las terrazas de los hoteles y los chiringuitos al borde del paseo. Los cuerpos lucen brillantes y morenos bajo un sol que a veces es abrasador mientras cada cual se dedica a lo suyo sin interferir en lo que hacen los demás.

.Playas Vermelha y Copacabana desde el Pan de Azúcar
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Los habituales de la playa parecen seguir un recorrido establecido mientras buscan su lugar favorito en la arena o saludan a los colegas para jugar un partido de futbol-playa o volley sabiendo que pertenecen a este lugar. Cada uno parece tener su sitio y esto puede hacer que el extranjero se sienta un tanto cohibido o desubicado. Pero pronto esa sensación desaparece ante el espectáculo humano que se le ofrece a la vista. La animación se extiende a las calles aledañas donde abundan los puestos de sándwiches y batidos de frutas, los restaurantes y los bares donde de día reinan las cervezas Brahma, Bohemia o Antartica y de noche fluyen ríos de caipirinha. Al atardecer el bullicio se completa con el mercadillo que se instala en el centro de la Avenida. Aquí podréis comprar todo tipo de recuerdos y souvenirs para repartir a tu regreso entre la familia y los amigos.

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Si os entra el hambre podéis disfrutar de algún salgadinho (picoteo), un galeto (pollo) o un rodizio de carne en cualquiera de los muchos locales de la playa o de las calles adyacentes. Lo puedes acompañar con un zumo de frutas tropicales recién hecho, con un chopp de cerveza fría o con caipirinhas. Por la noche muchos de estos locales son el centro de reunión para los vecinos que salen a tomar algo cuando bajan las temperaturas diurnas. Y algunos además cuentan con música en directo. No te puedes perder un paseo nocturno por la playa y bares de Copacabana. Y una recomendación: las mejores caipirinhas se sirven en el bar de la piscina del Hotel Belmond Copacabana Palace, uno de los clásicos del lujo y la elegancia en Río de Janeiro.

.Copacabana Sindicato do Chopp
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Copacabana es un pequeño mundo en sí mismo con un paisaje y ritmo propios habitado por gente que parece vivir en la playa y frecuentado por hordas de turistas. En general las playas de Río no tienen un ambiente único y hay partes en las que predomina el ambiente familiar, otras donde se concentran los gays y otras donde abundan los deportistas. Y es que para muchos cariocas la playa es su segunda casa. Cada playa tiene un carácter, un paisaje y un ritmo propios. Y cada una está poblada por gente que parecen vivir aquí desde siempre. Lo mejor es caminar y dejarse levar por los sonidos del mar y la música hacia donde los pies nos lleven.

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Copacabana es además parte inseparable del alma carioca y espíritu de la ciudad. Aquí se celebra la multitudinaria fiesta de Fin de Año con sus espectaculares fuegos artificiales. También  conciertos de música que atraen a miles y miles de personas, además de competiciones deportivas y eventos de todo tipo. Y Copacabana lo va aguantando todo como puede aunque a veces la presión parece que le va a hacer saltar las costuras. Es cierto que la de hoy ya no es la brillante, lujosa y exclusiva playa de hace décadas. Las gloriosas décadas de 1950 a 1970 quedan ya muy lejos y durante los últimos años Copacabana ha vivido de sus rentas mientras se deterioraba lentamente. No hay que olvidar que aquí la densidad de población es una de las más elevadas del Mundo, que las calles y las aceras aparecen rotas y los edificios deslucidos. Es cierto que con ocasión de los Juegos Olímpicos del 2016 se han renovado los chiringuitos playeros y se ha limpiado el paseo de las bandas de ladrones que merodeaban en busca de turistas despistados. Que ha aumentado la vigilancia policial y se han renovado muchos hoteles anclados en servicios escasos de épocas pretéritas. Aún así nos encontraremos con mendigos que nos pedirán dinero durante el día mientras que prostitutas y travestis invaden algunas zonas de la Avenida por las noches. Todo esto es la Copacabana tan real y etérea como la vida misma donde la ostentación de los hoteles de lujo se mezcla con la miseria de sus vagabundos y las risas de los turistas borrachos. Aquí lo bueno y lo malo de la vida comparten los mismos espacios.

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La línea divisoria entre los barrios de Copacabana e Ipanema lo marca el Fuerte de Copacabana. Os aconsejo visitar su sistema de baterías de costa de finales del Siglo XIX y disfrutar en alguna de las terrazas del paseo que asoma al mar desde la muralla. Desde aquí tendréis unas vistas magníficas de la playa con el morro del Pan de Azúcar al fondo. Es el lugar perfecto para dejar pasar el tiempo y tomarse algo sin que os molesten los vendedores ambulantes de recuerdos. El lugar para soñar y recordar Copacabana para siempre.

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Praia Vermelha y praia de Urca

Mucha gente llega hasta el Pan de Azúcar, sube y se va sin recorrer apenas los 200 metros que llevan hasta una de las playas más hermosas, escénicas y por desgracia más sucias de Rio de Janeiro: Praia Vermelha. El nombre le viene del color rojizo que adquiere su arena al atardecer. Pero lo que de verdad llama la atención es la belleza del escenario en el que está encajada, justo a un lateral del Morro de Urca y del Pan de Azúcar. Es una pena que las balsas de basura flotante que trae la corriente desde la bahía de Guanabara hagan desaconsejable el baño. Además aquí el mar adquiere una notable profundidad y peligrosidad desde la misma orilla. Estas son las razones de que se vean tan pocos bañistas que se adentren más allá de un par de metros de la orilla.

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Justo al otro lado de Praia Vermelha se encuentra el barrio de Urca, uno de los más tradicionales de Río. Caminando poco más de un Kilómetro llegaréis hasta la iglesia de Nossa Senhora do Brasil situada a pocos metros de la pequeña praia de Urca. Este es un recoleto arenal ubicado a los mismos pies del viejo Casino y protegido por las rocosas murallas del Morro de Urca. Si buscáis una playa con ambiente local de verdad, tranquilo, donde vecinos y familias se reúnen a tomar el sol, charlar y bañarse, este es vuestro lugar.

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Además el paseo por Urca al borde del mar permite disfrutar de las vistas de Rio justo enfrente con la playa de Botafogo en primer plano y el Cristo del Corcovado al fondo. Por aquí apenas se ven turistas, los vecinos pescan tranquilamente desde las rocas del malecón y el silencio apenas se ve roto por el paso de algún vehículo.

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Praias de Botafogo y Flamengo

La playa de Botafogo y la cercana de Flamengo no son de las playas más visitadas por los cariocas a pesar de ser las más céntricas. Y ello por una sencilla razón: no son aptas para el baño por la mala calidad de las aguas de la bahía de Guanabara. Eso sí, siempre veréis a gente haciendo deporte, pedaleando por la ciclovía o paseando mientras admiran el paisaje marcado por el omnipresente morro de Urca y el Pan de Azúcar. Por esta razón Botafogo es una playa eminentemente escénica, una playa artificial producto de los rellenos que se hicieron para ganar terreno al mar en la década de 1920. La mejor perspectiva de estas playas las tenéis desde lo alto del Pan de Azúcar, pero a mí me gusta más la vista de ambas playas desde el Cristo del Corcovado.

.Bahía de Guanabara, playa de Botafogo y Pan de Azúcar.

Flamengo es la playa más cercana al centro de Río y aunque no es de las más concurridas está rodeada por los barrios de Catete y Gloria donde uno puede encontrar alojamiento económico en una zona tranquila de Río y bien comunicada. El ambiente en sus calles arboladas suele ser bastante tranquilo y por la noche suelen ser un remanso de paz para aquellos que ansían alejarse del bullicio playero de Copacabana. Entre Flamengo y Botafogo se encuentra uno de mis rodizios favoritos: el Porcao Rio´s. Si queréis disfrutar de una de las mejores experiencias gastronómicas de vuestra visita a Río no lo dudéis. Además tiene unas maravillosas vistas a la bahía, un bufete de ensaladas, sushis y primeros platos exuberante y una de las mejores picanhas que he comido en Brasil. Todo complementado con una atención exquisita y un ambiente exclusivo. Si venís a Río de verdad que merece la pena darse este lujo y además con unos precios que aunque por encima de la media, son asequibles. Eso sí, después de la tremenda comilona serán necesarias varias horas de “samba” para hacer la digestión. También podéis bajar calorías yendo de compras al Botafogo Praia Shopping, uno de los centros comerciales más conocidos de la ciudad.

La playa de Botafogo apenas si tiene algún interés para el visitante a no ser que tengáis vuestro yate esté anclado en el club náutico o que haya programado algún concierto a pié de playa. En cambio callejeando por las calles del barrio podéis encontrar algunos ejemplos interesantes de arquitectura colonial perdidos entre los centros comerciales y edificios de oficinas. Destacaré sobre todo la Casa museo Rui Barbosa, uno de los personajes más destacados del floreciente Brasil del XIX que se hizo construir este hermoso palacete con unos estupendos jardines tropicales en los que podréis pasear entre la vegetación para daros un descanso.

Termino aquí este recorrido por las playas urbanas de Río de Janeiro. En otra ocasión os hablaré de las playas de Sao Conrado y sobre todo de los 18 Km. del gigantesco arenal de Barra de Tijuca. Esta es la nueva zona de expansión playera de Río de Janeiro aunque ya queda bastante alejada del propio entorno urbano. Quizás por eso mismo Barra de Tijuca es un mundo aparte que mantiene un ambiente más tranquilo, relajado y con unas aguas ideales para practicar el surf y el bodyboarding. Pero esta es ya otra historia.

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Información práctica:

– La playas de Río de Janeiro son todo un espectáculo. Por eso os aconsejo desde ya buscar hospedaje en alguna de las playas del sur de la ciudad donde se concentra la mayor oferta hotelera. Y entre ellas destacan los 3 km. de la archiconocida, famosa y celebrada playa de Copacabana.

 – Si tienes la intención de permanecer bastante tiempo en Río de Janeiro, desde aquí puedes organizar y reservar todas las actividades que te pueden interesar: visitas por la ciudad, tours panorámicos, excursiones en barco, viajes a los lugares cercanos más atractivos y mucho más.

 – La seguridad. Con ocasión de los mundiales de fútbol del 2014 y de los Juegos Olímpicos del 2016 las autoridades han hecho un notable trabajo de mejora de en las playas de Río. Esto incluye, además de su limpieza y adecuación urbanística, un aumento de la presencia policial y un notable incremento de la seguridad para los turistas. Aún así yo no saldría a la calle con nada de valor a la vista y menos a la playa. Una toalla, un bañador y algo de dinero son suficientes.

 – Recuerda que un buen Seguro de Viajes te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Así que ni lo dudes. Desde aquí te recomiendo MONDO, el seguro de viaje inteligente para viajeros inteligentes.  Además contratando tu seguro desde esta página tienes un 5% de descuento.

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– Todas las playas cuentan con servicios de restauración, bares, etc. Además tanto Copacabana como Ipanema cuentan con los llamados «Postos» numerados, donde encontrarás baños limpios, duchas y cambiadores previo pago de unos pocos reales.

 – Las mejores vistas de Copacabana se tienen desde los altos edificios de apartamentos, o desde la terraza de alguno de los hoteles que se asoman a la playa. Una vista diferente es la que tendrás desde el Forte de Copacabana. Pero quizás la vista menos conocida de Copacabana es la que se tiene desde el mirador del Forte Duque de Caxias al que se accede previo pago de unos pocos reales. La subida al mirador que discurre entre una selva tropical poblada de monos titis y pájaros merece la pena. Y las vistas pues…¡vaya vistas! Inigualables.

.Copacabana desde el Fuerte Duque de Caxias 1724.

 – En Copacabana el baño no es aconsejable a no ser que el mar esté muy tranquilo. Aquí las olas y las fuertes corrientes son muy traicioneras con el incauto bañista que cree que está en el Caribe o el Mediterráneo. Estad atentos a las banderas rojas indicando el estado de peligrosidad del mar. Las zonas más tranquilas son las más cercanas al Forte de Copacabana. Una playa muy tranquila por estar muy recogida es la pequeña playa de Urca.

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– Si os gusta hacer ejercicio o tenéis poco tiempo y queréis conocer lo esencial de Copacabana e Ipanema, os aconsejo vivamente alquilar una bicicleta. Podrás recorrer las dos playas de punta a punta por su ciclovía parando donde te apetezca. Y si tienes tiempo da la vuelta completa a la Lagoa de Freitas y visita el Jardín Botánico, una de las visitas más recomendables en la capital carioca.

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