Atracón de Memoriales.
En los Memoriales de Washington se salvaguarda el recuerdo de las personas que han hecho de los Estados Unidos el país que es. Son lugares donde se honra la memoria de las personas que lo han llevado a vivir sus momentos de gloria y grandeza. Y también la de aquellos que dieron sus vidas en sus momentos más difíciles y oscuros.
Tras recorrer en diferentes ocasiones el Mall de Washington nadie me ha pedido una identificación o el pasaporte. Nadie me ha preguntado qué hago dando vueltas con mis cámaras, mochilas, mapas, y trípode. El hecho de fotografiar libremente todo lo que ofrece la capital de los Estados Unidos supone una agradable sorpresa. He tenido la suerte de visitar Washington varias veces y de recorrer tranquilamente sus lugares más interesantes. Pero si tenéis poco tiempo en la capital de los USA quizás os interese un tour organizado que en un día os permitirá conocer sus principales puntos de interés.
Me encuentro frente a la Casa Blanca. Desde aquí vuelvo hacia el Obelisco para girar a la derecha y retomar el camino que conduce hacia la zona de más memoriales por metro cuadrado que uno pueda encontrar. Estoy en el lado oeste del Mall y el Capitolio queda allí a lo lejos, al otro extremo de esta gran avenida que divide en dos la capital de los Estados Unidos.
Esta es una zona de alta carga simbólica. La larga serie de memoriales que pueblan cada rincón del Mall en esta zona despierta fuertes sentimientos y heridas todavía cercanas para muchos de los que se acercan hasta aquí. El Memorial de la II Guerra Mundial y los memoriales de las guerras de Vietnam y Corea son un recordatorio de la deriva bélica de los Estados Unidos en la 2ª mitad del S.XX. Una cuesta abajo donde se pasó de una intervención forzada durante la II GM para liberar a millones de personas de los imperialismos nazi y japonés a un intervencionismo geoestratégico en las guerras de Corea y Vietnam. Al final las lecciones de la Historia y los miles de muertos de Vietnam parecen haber sido olvidados, visto lo que ha pasado en Irak y Afganistán.
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El Memorial de la II Guerra Mundial
El primero que encontramos es el Memorial a los caídos de la II Guerra Mundial, the WWII Memorial. Este gran memorial ocupa uno de los extremos de esa enorme lámina de agua o reflecting pool de unos 700 m. de largo, que llega hasta el Lincoln Memorial. La verdad es que sobrecoge ver como la gente se acerca a los ancianos supervivientes de aquella conflagración para darles las gracias más de 60 años después. Ya sea cojeando o en sillas de ruedas estos últimos testigos de una época que ya queda muy atrás todavía son saludados y reverenciados por desconocidos. Son los últimos protagonistas de un pasado que elevó a los USA como referente moral de una generación.
Queda la sensación de que cualquier tiempo pasado fue mejor ya que muchos de los valores por los que tantos miles murieron parecen yacer hoy en el olvido más absoluto. Aún así, viendo a estos veteranos mirando aquí y allá con la mirada entre curiosa y perdida en sus propios recuerdos, se hace imposible olvidar el sacrificio impuesto a la generación que vivió la II Guerra Mundial. Una generación que está a punto de desaparecer para siempre por imperativo vital. No puedo evitar recordar los días que pasé recorriendo los escenarios del Desembarco del Día D en Normadía. Ni las miles de cruces blancas del Cementerio Americano en Colleville-sur-Mer a los pies de la Omaha Beach.
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El Lincoln Memorial
Desde aquí hay unas magníficas vistas del Lincoln Memorial dedicado a la memoria de este presidente. Su estatua gigante de mármol blanco resguardada bajo un templo columnado de estilo neoclásico a los pies de otra de esas piscinas de agua reflectantes es otro de los iconos visuales de Washington. En el interior los muros están grabados con las poderosas palabras del discurso de Lincoln en Gettisburg en 1863.
Lincoln parece mirar a los ojos de los visitantes de forma impasible y al mismo tiempo hacia el Capitolio allá al otro extremo del Mall. El conjunto arquitectónico es visualmente sencillo y elegante pero grandioso al mismo tiempo. Fue desde aquí donde Martin Luther King, dirigiéndose a cientos de miles de seguidores, pronunció su famoso discurso “I have a dream” en 1963 a favor de la igualdad de derechos para los negros en Norteamérica. Durante todo el día y sobre todo al atardecer, miles de visitantes se acercan hasta aquí para sorprenderse ante la imponente figura de Lincoln. Y para disfrutar con las vistas del Mall mientras el obelisco del monumento a Washington se ilumina poco a poco y queda reflejado en el agua del reflecting pool. Informaros de la hora a la que atardece para disfrutar de esos momentos mágicos.
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El Vietnam Veterans´Memorial
Termino esta visita acercándome hasta el Vietnam Veterans´Memorial (Memorial a los Veteranos de la Guerra de Vietnam). La pulida pared negra de mármol donde están inscritos los nombres de los miles de soldados norteamericanos fallecidos y desaparecidos en aquella guerra inútil sirve de recordatorio para toda una generación que la tiene entre los peores recuerdos de su memoria. Al fin y al cabo la de Vietnam fue una derrota que todavía escuece y más cuando en la distancia se ve su inutilidad y, por lo tanto, lo absurdo de tantas y tantas muertes. Banderas, flores, fotografías, insignias, paquetes de tabaco, poemas y condecoraciones depositadas en el suelo por gente anónima que no olvida completan este testamento trágico. Cada día miles de personas pasan por aquí incluidos muchos veteranos que, entrados ya en años, vienen a recordar a sus compañeros muertos. El conjunto se completa con una estatua de 3 soldados armados hasta los dientes a cuyos pies siempre hay una corona de flores.
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El Korean War Veterans´Memorial
El Memorial a los Veteranos de la Guerra de Corea se encuentra justo en el otro lado de la piscina reflectante. Otro muro negro de granito con escenas serigrafiadas de cientos de soldados y de la guerra son otro recordatorio más de una guerra cuya consecuencia fue la división de un país mantenida hasta hoy con efectos devastadores para millones de coreanos. Las esculturas grises de 19 soldados que con rostros angustiados parecen avanzar entre la nada y el desconcierto ayudan a transmitir esa imagen de pérdida y dolor por aquellos que se quedaron en el camino.
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Los memoriales del Tidal Basin
Desde el Korean War Veterans´Memorial podemos caminar por la Independence Ave. hasta llegar al Tidal Basin, una especie de laguna situada al sur de la ciudad que se abre por uno de sus extremos al río Potomac. Esta laguna está rodeada de cientos de cerezos que en primavera, de finales de marzo a mediados de abril, tienen una floración espectacular. Se celebra entonces uno de los festivales más populares de Washington, el National Cherry Blossom Festival, con bandas de música, desfiles, exhibición de globos, artistas callejeros y gente vestida con kimonos japoneses. Es una celebración que emula lo que los japoneses llaman el hanami del sakura que consiste en la búsqueda y observación de la belleza de los cerezos en flor en primavera.
En el Tidal Basin también encontraremos unos cuantos memoriales. Aquí se encuentra el Holocaust Memorial Museum dedicado al holocausto judío en la II Guerra Mundial. El más reciente es el dedicado a Martin Luther King, el líder de la lucha por la igualdad de los derechos civiles de los afroamericanos en los USA. Luego encontraréis el Franklin D. Roosevelt Memorial dedicado a la figura del presidente que tuvo que lidiar con las consecuencias de la gran crisis de 1929. Y sobre todo tomar la decisión de llevar a los USA a la II Guerra Mundial y de ganarla. Un hombre que enfrentó todas estas responsabilidades desde una silla de ruedas y que en múltiples ocasiones se manifestó contrario a la guerra. Una serie de estatuas y parte de sus discursos y pensamientos grabados en la roca aquí y allá nos llevan a unos Estados Unidos muy distintos a los de la actualidad.
Si seguimos con nuestro paseo llegaremos al edificio blanco de estilo neoclásico y coronado por una cúpula, el Thomas Jefferson Memorial. Con sus 54 columnas jónicas de 45 toneladas cada una, esta construcción alberga en su interior una gran estatua de bronce de 6 m. de alto de T. Jefferson, uno de los padres de la Declaración de Independencia norteamericana. Algunas de las reflexiones que utilizó para justificar esta Declaración se encuentran escritas a gran tamaño en el interior del memorial. Al anochecer la imagen del edificio reflejada en las oscuras aguas de la laguna es otra de esas imágenes inolvidables de Washington.
Ya es de noche y dejo atrás el Mall, sus memoriales y todo lo que representan. Se levanta el viento y las banderas norteamericanas que rodean el Obelisco se agitan en sus astas. El Mall se extiende a un extremo a otro, del Lincoln Memorial al iluminado Capitolio. Es este un escenario fantástico, grandioso. En el he visto los desfiles del 4 de Julio, manifestaciones políticas de supremacistas blancos, fiestas deportivas, actuaciones musicales, bandas de colegios haciendo sus ensayos, los homeless descansando en sus bancos… Lo he recorrido bajo el calor bochornoso del verano y los cielos grises del invierno, he visto sus árboles vestirse del verde intenso de la primavera y sus hojas doradas alfombrando el suelo durante el otoño. He tenido la suerte de sentir el Mall y de comprender que en él, y en los memoriales que lo rodean, reside parte del alma y el espíritu de una nación.
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