San Francisco, el Ave Fénix a orillas del Pacífico.
San Francisco a primera hora del 18 de abril de 1906. Un terremoto de casi 8 grados en la escala de Richter y los incendios posteriores destruyeron la mitad de la ciudad provocando miles de muertos. Pero San Francisco resurgió de sus cenizas.
Como un Ave Fénix. Con una energía sólo concebible cuando en un lugar se concentra la fuerza de millares de inmigrantes que han hecho de San Francisco su nuevo hogar. Con un espíritu de supervivencia propio de aquellos dispuestos a permanecer a pesar de las dificultades. Así era el San Francisco de principios del S.XX. Y así nos ha llegado hasta hoy. Una ciudad nueva, palpitante, innovadora y abierta al mundo rodeada de océano Pacifico. La llames como la llames, la «foggy city», Frisco o SF, va a dejar una profunda huella en tu alma viajera.
Los colonos españoles que llegaron hasta aquí en 1776 levantaron una misión, la de San Francisco de Asís, y un fuerte en el lugar donde se encuentra el Golden Gate. Desde aquel entonces formó parte del Virreinato de la Nueva España, después de México tras su independencia en 1821. Finalmente en 1848 pasó a manos de los Estados Unidos junto a la llamada Alta California tras la firma del ignominioso Tratado de Guadalupe-Hidalgo. Tratado por el que México se vio obligado a ceder la mitad de su territorio a unos pujantes Estados Unidos. Pocos después la «Fiebre del Oro» atrajo hasta California a inmigrantes llegados de todo el mundo convirtiendo a San Francisco en la ciudad más grande de la costa Oeste de los USA.
El terremoto de 1906 y la posterior reconstrucción no detuvo la llegada de inmigrantes. Ya en los años 60 San Francisco vio nacer el movimiento hippie. Ya sabéis, lo de «si vas a San Francisco no olvides llevar flores en el pelo» y el «haz el amor y no la guerra» nacieron aquí en el llamado «Verano del Amor» de 1967. El Festival de Woodstock que congregó en 1969 a 200.000 personas fue la consagración de esta ciudad como el lugar más liberal de los Estados Unidos. Recordad que era la época de las protestas contra la guerra de Vietnam. Fueron los años gloriosos de The Mamas&The Papas, Scott Mackenzie, The Beatles, Jimmie Hendrix, The Doors, Janis Joplin o Pink Floyd que se prolongaron hasta la década de 1980.
San Francisco se convirtió entonces en el epicentro de la defensa de los derechos civiles y las reivindicaciones de colectivos discriminados como el de los homosexuales. También en esa época San Francisco vio nacer la revolución tecnológica que supuso la llegada de la informática. Os recuerdo que Silicon Valley, Mountain View, Apple o Google son algunos de los nombres que todos manejamos y que están o nacieron cerca de San Francisco. Os cuento todo esto porque si no se conoce un poco de la historia de los lugares es imposible entender qué estamos visitando. Y San Francisco con sus cuestas, sus muelles, sus tranvías, sus parques, su bahía y su ambiente multiracial es uno de esos lugares.
San Francisco enamora y cautiva desde el primer momento. Para empezar por su mismo emplazamiento en una de las bahías más bellas del mundo. Luego por sus colinas recorridas por los típicos tranvías; por su Chinatown donde es posible degustar auténtica comida china; por los leones marinos que dormitan en los muelles con la isla de Alcatraz de fondo; o por las impagables vistas del Golden Gate surgiendo de entre la bruma marina. Y estos son sólo algunos de sus atractivos. Os recomiendo al menos dedicar 3 días a esta ciudad, que sin duda se convertirá en una de tus favoritas. Y unos cuantos más si queréis visitar sus alrededores. Vamos allá.
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El sol hace brillar a San Francisco
Y si no ya me lo diréis después de ver su bahía, una de las más bonitas que he visto, con el Golden Gate a un lado y el Bay Bridge al otro. Y justo enfrente la isla de Alcatraz. Tendrás una de las mejores vistas de la bahía subiendo por la Hyde St. Es esa que sale en tantas películas con los coches persiguiéndose mientras hacen una bajada espectacular esquivando tranvías entre saltos, chispas y trozos de chapa con la isla de Alcatraz y la bahía de fondo. Una de las calles que cruza la Hyde St. es Lombard St., donde se encuentra ese estrecho tramo de calle que baja serpenteando entre jardines y que anuncian en todas las guías. Personalmente no me parece gran cosa, pero ya que estás en San Francisco no está de más darte una vuelta por aquí.
Pero me he adelantado. Lo normal es empezar a recorrer San Francisco dándose una vuelta por el puerto. Y mejor comenzar temprano por la mañana. Sobre todo si tienes la intención de visitar la isla de Alcatraz. Los únicos ferries que llegan hasta allí salen del muelle 33 (Pier 33) en la zona de Embarcadero. La empresa «Alcatraz Cruises» es la única que hace este viaje así que si no te quieres encontrar con que no hay plazas te recomiendo hacer la reserva desde su web con bastante antelación. En ella encontrarás los horarios, precios y disponibilidad de fechas. Un par de horas en la isla serán suficientes para seguir el audio tour y tomar algunas fotos. Las vistas del skyline de San Francisco tanto desde Alcatraz como desde el ferry son impresionantes en un día despejado.
Al regresar puedes ir a comer en alguno de los restaurantes del Pier 39. Allí cientos de leones marinos se tumban a tomar el sol sobre unas plataformas flotantes. Establecidos aquí desde el terremoto de Loma Prieta de 1989, su número ha ido en aumento ya que es una especie protegida. Su escandalosa coreografía de gruñidos, ladridos, gemidos y bufidos, además de los constantes enfrentamientos entre los machos, son todo un reclamo que atrae a miles de turistas.
En el Pier 39 y sus aledaños encontrarás un montón de restaurantes que ofrecen pescados y mariscos a todo el que pasa por delante de sus puertas. Os aconsejo probar la famosa «clam chowder«, una sopa de almejas que entra estupendamente esos días frescos con neblina tan típicos aquí. En el Boudin Bakery Cafe te la servirán dentro de un bollo de pan recién horneado. Lo encontrarás frente al Fisherman´s Wharf, donde se encuentra el Musée Mécanique.
En el muelle también verás anclados un barco militar, el USS Jeremiah O´Brien y un submarino, el USS Pampanito, ambos de la II Guerra Mundial. Pagando tus buenos dólares los puedes visitar, y te aseguro que al menos la visita del submarino es realmente curiosa. Pocas veces podrás recorrer las tripas de un submarino que hizo la guerra en el Pacífico contra los japoneses. Las condiciones de vida de los marinos aquí embarcados eran literalmente infernales.
Después de comer es buena idea seguir caminando por el puerto por Beach Street hasta Ghirardelli Square. Si os gustan los helados o el chocolate ni se os ocurra iros de San Francisco sin probar alguna de las especialidades de la heladería Ghirardelli que se encuentra aquí mismo. Por el camino habréis visto que además de restaurantes y tiendas de souvenirs (muchas y con una oferta casi infinita), hay muchos sitios donde alquilar bicicletas. Sobre esto te cuento que sí, que puedes ir al Golden Gate en bicicleta y cruzarlo para tener una de las mejores experiencias que puedas vivir en San Francisco. Pero por ahora, sigo contándote qué hacer en la ciudad.
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San Francisco es más de lo que esperas
Porque en San Francisco queda mucho por ver. Por ejemplo los murales de la Coit Tower y sus vistas sobre la bahía. No es que sea un lugar imprescindible, pero te permite dar una vuelta por estas calles llenas de cuestas con sus casas tan típicas alejándote al mismo tiempo del meollo turístico del puerto. Esta colina sobre la ciudad era un punto estratégico desde el que se controlaba la llegada de barcos. Ahora es un parque en el que últimamente se han visto hasta chacales. Su interior está decorado con una serie de murales sobre diferentes aspectos de la vida en el San Francisco de principios del S.XX. Los de la planta baja se pueden ver de forma gratuita. Si quieres subir a la torre y ver más murales tendrás que pasar por caja.
Chinatown con sus grafitis, restaurantes y tiendas chinas. La Grant St. es la más popular entre los turistas y la mayoría ni se molesta en visitar las calles cercanas, sin embargo la más genuina es Stockton. Por aquí es fácil caminar 3 o 4 manzanas sin ver un solo occidental por las calles. Eso sí, los chinos de las tiendas tampoco son muy agradables con los turistas. La mayoría de los tenderos casi “te invitan” a que salgas de su tienda ya que saben que no tenemos ninguna intención de comprar una tortuga para la sopa, ni los patos laqueados que cuelgan tras los escaparates. Pero el ambiente es muy auténtico. Periódicos, carteles y anuncios en chino, extraños productos animales y vegetales de desconocida procedencia, todo el mundo hablando en chino… Sin duda este Chinatown es más tranquilo que el de Nueva York, y también más auténtico.
Para redondear la experiencia elige uno de esos restaurantes cercanos a la Grant St. especializados en platos regionales de los que no habrás oído hablar nunca. Encontrarás las fotografías de los platos bien visibles en la entrada. Es el momento de aventurarse y elegir al azar algún plato desconocido. Espero que no te toquen los tendones fritos, o las patas de pollo glaseadas.
Desde Chinatown puedes acercarte a la zona comercial de Union Square a la que también puedes llegar tomando el tranvía desde Fishermasn´s Wharf. Aquí encontrarás tooodas las tiendas de las más conocidas cadenas internacionales. Para otro día puedes visitar la zona de Mission donde se encuentra la Misión Dolores, la primera construcción levantada por los españoles cuando llegaron aquí. Sus gruesas paredes de adobe y sus techos de madera de sequoia han resistido el paso del tiempo y de los terremotos con una firmeza asombrosa. El tranvía F llega hasta aquí partiendo de Fisherman´s Wharf. Después de cruzar toda la zona de muelles y recorrer la Market St. llega hasta Castro, el barrio homosexual por antonomasia de San Francisco. La parada para la Misión Dolores se encuentra un poco antes. Pregunta al conductor o a cualquiera de los pasajeros.
Desde aquí podéis ir hasta Alamo Square donde veréis sus típicas casas, las «Painted Ladies» con las fachadas pintadas de diferentes colores. Y luego a Japantown con sus restaurantes de comida japonesa. El Golden Gate Park con su maravilloso jardín botánico merece una visita aparte, así como la zona de Presidio bajando hacia China Beach por el Camino del Mar frente al Pacífico…
San Francisco da para mucho así que no dudes en reservar al menos 3 días para visitar esta ciudad multicultural, abierta al mar, acogedora, liberal y abierta. Sin embargo tengo que hacer mención también a la gran cantidad de vagabundos que viven en muchas de sus calles. Los encontrarás sobre todo en Mission St. y parte de Market St. Y no estoy hablando de unos cuantos, sino de centenares de ellos con sus carritos, colchones y tiendas de campaña.
No deja de ser una realidad muy dura que está ahí y con la que te encontrarás en muchos de tus paseos por la ciudad. Y no sólo aquí sino también en muchas ciudades de los Estados Unidos. Es un problema que una sociedad tan rica como la norteamericana no pueda dar oportunidades a toda esta gente que vive en condiciones de auténtica miseria. Al parecer en San Francisco se han creado numerosos programas de ayuda para los «homeless«. Eso puede explicar que lleguen aquí desde el resto del país así como su considerable número. Aún así la vida de muchos de ellos es pura supervivencia. También he de decir que en ningún momento me he sentido en peligro, aunque tampoco me aventuraría de noche, solo y a pie por ciertos barrios. No todo puede ser perfecto, y existen realidades que no se pueden ni se deben ocultar.
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Información práctica:
– No olvides que si viajas a los USA una de las primeras cosas que tienes que hacer es contratar un buen seguro de viajes con amplias coberturas como el de MONDO. Recuerda que un buen seguro te puede ahorrar muchas preocupaciones, sobre todo en los Estados Unidos donde los costes sanitarios son prohibitivos. Así que ni lo dudes. Desde aquí te recomiendo MONDO, el seguro de viaje inteligente. Además si lo contratas directamente desde aquí, tendrás un 5% de descuento.
– Vente con ropa de abrigo, incluso en verano. San Francisco tiene un tiempo muy caprichoso y te puede sorprender con lluvia, niebla, viento, frio, sol y calor en el mismo día. Y es que a veces parece que el sol de California se quedó en algún lugar del sur del estado.
– Con respecto al alojamiento, en mi opinión la zona de Fisherman’s Wharf es la mejor para alojarse. Sobre todo porque hay mucha oferta gastronómica y en verano es una zona agradable para pasear por las noches. Como esto no pretende ser una guía de hoteles propondré dos que me parecen adecuados. Uno es el San Remo Hotel en la calle Mason, a 5 minutos del puerto y en un bonito edificio victoriano. Eso sí, con un inconveniente: baños compartidos pero muy limpios. Aquí la ventaja es el precio: habitaciones desde 60$ en una ciudad como esta es una ganga. Otra opción de una categoría superior más cara pero asequible en la zona de Nob Hill, no muy lejos de Chinatown, son los hoteles de la cadena Joie de Vivre. Personalmente puedo recomendar dentro de esa cadena el Hotel Carlton con wifi gratis y degustación de vino todas las tardes al lado de la chimenea amenizada con música en directo.
– En San Francisco hay 3 líneas de tranvías y sí, vas a tener que subirte en alguna de ellas para dar un paseo. ¡Cómo me gustan estos quejumbrosos tranvías de madera de los años 30!. Mi línea favorita es la que sale del puerto desde la Hyde St (línea Powell-Hyde) y cruza Chinatown finalizando su trayecto en la zona comercial de la calle Market pasada la Union Square. Fijaros cómo los operarios giran el tranvía en la plataforma rotatoria al final de cada trayecto.
– Si lo que buscas es ir de compras date una vuelta por las calles comprendidas entre Market St. y Union Square. Aquí se concentran las principales marcas y cadenas internacionales de ropa y complementos.
– Si os entra de nuevo el hambre uno de mis restaurantes favoritos está en esa zona: es el Lori’s en el 500 de Sutter St. Entrar aquí es como trasladarse a la América de los años 50. No olvidéis poner un “nickel” en las jukebox de las mesas y elegir una canción que oiréis sonar en todo el local. Cerrad los ojos, oled el «perfume» a hamburguesas, pollo frito y perritos calientes y escuchad la música de fonde…Os daréis cuenta de que sí, que San Francisco es real y lo estáis disfrutando como se merece. Sois unos afortunados.
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