Montaña Machu Picchu, una escalera al cielo.

Desde los 3.061 m. de su cima la montaña Machu Picchu ofrece unos paisajes que cortan la respiración. Y sus más de 1.600 escalones también. Si estás en forma y no encuentras boletos para subir al Huayna Picchu, esta es la alternativa para disfrutar de Machu Picchu desde las alturas.

Además de los paisajes y de ponerte en forma evaporando calorías, la subida a la montaña Machu Picchu te permitirá ampliar el tiempo de estancia en el recinto arqueológico de la ciudadela. Recuerda que ahora la visita a Machu Picchu está limitada a dos turnos, uno de mañana y otro de tarde. Y cada uno sólo de 4 horas. Con la entrada a la montaña este tiempo se amplía a 7 horas. Además se te permitirá acceder sin la compañía de un guía, algo obligatorio para el resto de los mortales.

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Pero ¿qué es la montaña Machu Picchu?

Cuando llegues a la entrada a Machu Picchu mira hacia a lo alto a tu izquierda. Verás una montaña que parece muy lejana. Esa es la montaña Machu Picchu y la que ha dado nombre a la famosa ciudadela inca ubicada a 2.400 m., unos 700 metros más abajo de la cima de la montaña.

No hay que confundirla con el Huayna (o Wayna) Picchu que es la montaña que se ve en todas las fotos asomando tras las ruinas de la ciudadela inca. Por supuesto también es posible subir al Huayna Picchu, pero has de reservar una de sus codiciadas 400 plazas diarias con al menos 3 meses de antelación.

Esa de ahí arriba es la montaña Machu Picchu. Su cima a 3.061 m. me espera.

¿Por qué todo el mundo quiere subir al Huayna Picchu?

La respuesta es muy sencilla. Lo primero es que es la cima más conocida porque sale en todas las fotografías. Segundo, porque tiene un halo de aventura arriesgada traducido en una subida (y bajada) por unos estrechos y pronunciados escalones. Tercero, porque se obtiene unas imágenes únicas de la ciudadela. Y cuarto, porque su ascenso es mucho menos agotador que el de la montaña Machu Picchu. Al fin y al cabo la cima del Huayna está a 2.720 m., es decir, 362 metros menos de subida que para la montaña. Y esos metros se notan…vaya que se notan.

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Entonces, ¿merece la pena subir a la montaña Machu Picchu?

Si no encuentras boletos para subir al Huayna Picchu y quieres visitar o hacer algo más aparte de visitar la ciudadela inca, entonces rotundamente, sí. Pero has de tener en cuenta varias cosas:

  • Recuerda que el boleto Machu Picchu+Montaña es una entrada combinada que te permitirá acceder a la Montaña Machu Picchu y a la Ciudad Inca de Machu Picchu.
  • El boleto Machu Picchu+Montaña tendrás que comprarlo con al menos 2-3 semanas de antelación. Sólo hay 400 plazas diarias disponibles.
  • Sólo hay dos turnos de subida. Uno entre las 7-8 de la mañana, y el otro entre las 8-9. Esto implica que tendrás que tener la entrada para Machu Picchu para el turno horario anterior. Es decir, si la subida a la montaña la tienes a las 7, te recomiendo que entres en el recinto arqueológico a las 6. Perderás unos 15-20 minutos en la cola de entrada. Desde aquí hasta la caseta de acceso a la montaña necesitarás otros 20-30 minutos.
  • Sólo es aconsejable la subida con buenas condiciones meteorológicas. Si vas en época de lluvias lo más seguro es que no puedas hacer el ascenso. Primero por seguridad ya que el camino puede estar impracticable. Y segundo, porque seguramente no verás absolutamente nada.
  • Vete muy bien provisto de agua y algo de comer. No te olvides de gorra o sombrero y de crema solar. Es imprescindible que lleves un buen calzado que sujete los tobillos y que tenga una suela con agarre. Y no te olvides del anti-mosquitos. Por experiencia te aseguro que los de aquí son bien cabrones. Pequeños, pero matones. Y te van a masacrar.
  • Tienes que estar en un mínimo buen estado de forma. Recuerda que tendrás que subir, y luego bajar, más de 1.600 escalones irregulares.
  • Y ni se te ocurra subir a la montaña Machu Picchu sin seguro de viajes. Aquí un mal paso puede arruinar tu viaje. Así que no te olvides contratar tu seguro de viajes con las mejores coberturas aquí mismo. Tendrás un 5% de descuento y te ahorrarás muchas preocupaciones.

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El ascenso y los interminables escalones

 Si todavía no te has informado acerca de cómo llegar hasta Machu Picchu, de las dificultades que implica así como de las diferentes opciones que tienes, te recomiendo leer esto primero: Guía definitiva para organizar tu viaje a Machu Picchu y no fastidiarla

Tras superar las colas de la entrada a Machu Picchu tendrás que tomar el camino que conduce hasta la montaña Machu Picchu pasando por la Casa del Guardián. Hay carteles indicando por dónde has de seguir.  Un poco más arriba te encontrarás con los primeros miradores y unas panorámicas que no olvidarás jamás.

Desde aquí hay que seguir las indicaciones hacia la Puerta del Sol y tomar un poco más adelante la desviación a la derecha. Unos 200 metros más arriba está la caseta de control de acceso a la montaña. Tras enseñar tu boleto tendrás que inscribirte en el Libro de Registro de visitantes. Al regreso has de firmar de nuevo para verificar que has salido y no te has perdido por el camino.

Justo ahí te esperan los primeros escalones irregulares de los más de 1600 que tendrás que superar para llegar hasta la cima. Los primeros tramos no suponen una dificultad especial. El ascenso se hace entre una vegetación que sólo clarea de vez en cuando para permitir ver las primeras panorámicas del paisaje circundante. Las ruinas de Machu Picchu van quedando atrás y cada vez más abajo.

Aquí comienzan los primeros tramos complicados. El ángulo de inclinación va en aumento y el tamaño de los escalones es totalmente irregular. La gente ya se va parando a cada poco para poder recuperar el aliento. La verdad es que las vistas se hacen un poco monótonas ya que son siempre las mismas, solo que desde más arriba. A lo lejos el Huayna Picchu ya queda más bajo. Han pasado unos 45 minutos y todavía queda lo más difícil.

La vegetación se va haciendo cada vez más tupida. Además de pájaros, flores y algunas mariposas, párate a escuchar los sonidos entre los árboles. Sí, descubrirás que hay monos observándote curiosos desde las ramas.

Los tramos se van haciendo cada vez más estrechos y verticales. Tanto es así que hay quien sube apoyando las manos en los escalones. Las paradas se van haciendo cada vez más frecuentes y hay gente que empieza a pasarlo realmente mal. El calor va en aumento y comienza a notarse el cansancio en las piernas.

Cuando quedan unos 20 minutos para llegar a la cima el paisaje se abre de forma espectacular. Allí abajo corre el río Urubamaba Y hasta donde alcanza la vista todo son altas montañas cubiertas de vegetación. La ciudadela de Machu Picchu queda empequeñecida por la distancia y el Huayna Pichhu parece haber quedado muy abajo.

Por fin se ve la cima. Ya queda menos y hay tramos de escalera que parecen colgar en el vacío. Mejor no dar un mal paso. No quiero ni imaginar cómo tiene que ser subir hasta aquí (y bajar) con el suelo embarrado, las piedras mojadas o rodeado por la niebla.

Por fin llego a lo alto. Las vistas en 360º son increíbles. Ahora sí que creo que ha merecido la pena el esfuerzo. El viento sopla con fuerza a más de 3.000 metros, pero la mañana luce soleada. Aunque la bruma provocada por la humedad esconde los colores y difumina las montañas más lejanas, estar aquí arriba y admirar este espectáculo es algo inolvidable. Es inevitable sentir algo de vértigo cuando te asomas al vacío, pero ¡¡qué vistas!! Me parece increíble que Machu Picchu se vea tan pequeña allí abajo.

Tras pasar un buen rato disfrutando del momento toca pensar en la bajada.  Tras una última mirada desde las alturas comienzo el descenso. En poco más de una hora estaré caminando entre las viejas construcciones incas.

La bajada no ofrece más complicaciones que las de intentar no resbalar, dar un mal paso sobre alguna piedra o despistarte al borde de algún abismo mientras tomas una foto. Al finalizar veo que he tardado unas 3 horas en subir y bajar, tomar unas fotos, sentarme a descansar un rato y disfrutar de las vistas. Sí, queda tiempo para recorrer la ciudadela inca sin prisas pero sin pausas. Lo bueno es que a estas horas, las 11:30, ya hay mucha menos gente que a primera hora de la mañana. La subida a la montaña Machu Picchu ha sido sólo el aperitivo de lo que me espera entre las ruinas incas.

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Conclusión: subir a la montaña Machu Picchu sí vale la pena

Está claro que tanto subir a la montaña Machu Picchu como hacerlo al Huayna Picchu permite disfrutar de perspectivas diferentes de las ruinas incas y del paisaje circundante. Además hace que después la visita a la ciudadela sea mucho menos masificada ya que las visitas del turno de la mañana ya se habrán ido cuando comiences el recorrido. Sólo por estas razones merece la pena hacerse con uno de los preciados boletos a cualquiera de los dos lugares. Por lo tanto ya lo sabes. No pierdas la oportunidad y reserva tus boletos con antelación, que vuelan.

Es el momento de disfrutar de Machu Picchu, una de las maravillas del Mundo. Pero esto te lo cuento en el artículo dedicado especialmente a la ciudadela inca, un lugar que superó todas mis expectativas y donde disfruté de cada segundo de mi visita.

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