Quito, Patrimonio de la Humanidad.
El centro histórico de Quito, el llamado Quito Colonial, es una auténtica maravilla ya que es el más grande y quizás el mejor cuidado en toda Sudamérica. Desde que los españoles fundaron la actual Quito en 1534 con su trazado de calles en damero, sus iglesias y edificios oficiales, la pequeña villa no paró de crecer hasta convertirse en capital de la Real Audiencia.
A esto hay que sumar su importancia artística durante la época colonial, ya que aquí se creó la Escuela Quiteña de pintura y arquitectura. En ella se fundieron las corrientes artísticas españolas con la maestría de los artesanos indígenas. El resultado fue un proceso artístico de extrema riqueza y diversidad que hoy podemos apreciar en fachadas, iglesias, retablos y museos diseminados por toda la ciudad. Sólo hay que mirar con un poco de atención para encontrar ángeles con rasgos indígenas, o soles incas tallados en las fachadas de algunas iglesias. Y todo ello mezclado con pinturas y tallas barrocas o techos mudéjares de una riqueza exquisita.
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En Quito, la joya colonial de los Andes
Quito fue la primera ciudad declarada por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1978. Y con toda razón ya que está plagada de tesoros arquitectónicos, museos, iglesias y monasterios de la época colonial. Su riquísimo patrimonio arquitectónico y cultural la han convertido en un destino turístico de primera magnitud en el Ecuador. Ubicada a los pies del volcán Pichincha de más de 4.000 m., la ciudad se ha ido desparramando por un extenso valle entre las elevaciones andinas que la rodean.
A menos de dos horas se encuentra la región de Otavalo, famosa por sus paisajes plagados de lagos y por sus mercados de artesanía indígena. Un poco más lejos, hacia el sur, veremos en un día despejado las cumbres nevadas del volcán Cotopaxi, el volcán activo más alto del Mundo con sus 5.897 m. de altura. Su perfecta silueta cónica es un imán que atrae la mirada irremediablemente. Verlo sin nubes en un día despejado es todo un privilegio. Y subir por sus laderas hasta el pie de sus glaciares, también.
Si quieres saber cómo llegar hasta el volcán Cotopaxi, aquí os dejo este artículo. Y que sepas que si no quieres complicarte la vida, puedes ir al Cotopaxi y a la laguna del Quilotoa en una excursión organizada desde Quito.
Situada a casi 3.000 m de altura, Quito goza de un clima suave, primaveral, casi siempre fresco. Los cielos grises, plomizos y los días lluviosos se alternan con esplendorosos días soleados de cielos limpios. En esos días el sol saca a relucir los colores de las viejas casas y palacetes del centro histórico. También los ocres y verdes de las cumbres andinas que rodean la ciudad.
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Un poco de Historia
La conquista inca de esta región andina fue brutal y no se prolongó más allá de 80 años hasta la llegada de los españoles. Los incas, tras ejecutar a entre 10.000 y 30.000 indígenas en el llamado “lago de sangre”, establecieron una serie de alianzas matrimoniales para facilitar su conquista de las regiones del norte. Esta costumbre de establecer alianzas matrimoniales continuó durante el período de la conquista española. Con el tiempo, como en el resto de la América Hispana, se produjo un rápido proceso de fusión cultural que en Ecuador alcanzó su esplendor artístico en la llamada Escuela Quiteña.
Tras los 3 siglos de historia compartida del periodo colonial llegó el proceso de independencia de la metrópoli. Este fue financiado en parte por el imperio británico para romper el monopolio comercial español en América. Finalmente la República del Ecuador se fundó en 1830. Su nombre proviene de las mediciones geográficas que un grupo de geodésicos franceses al mando de La Condomine realizó en el S. XVIII para determinar la forma de la Tierra. Hoy día se puede visitar muy cerca de Quito la llamada “Mitad del Mundo”. Aunque en realidad las mediciones de La Condomine no fueron muy exactas y la línea del Ecuador se encuentra a unos centenares de metros.
La Independencia provocó importantes cambios políticos y económicos aunque no sociales. El polo comercial de la Sierra andina se desplazó hacia el puerto costero de Guayaquil. Desde allí comenzó en el S.XIX la exportación de cacao y bananos convirtiendo a Ecuador en el primer exportador del Mundo de estos productos. Desde el descubrimiento de los pozos de petróleo en 1972, el oro negro se convirtió en la primera fuente de ingresos del país. Seguida de las remesas de dinero enviadas por el millón largo de emigrantes diseminados sobre todo por los USA y Europa. Explicar el por qué de la pobreza actual de una gran parte de la población ecuatoriana puede ser un interesante tema de conversación con nuestros vecinos de mesa en cualquier café del país.
A día de hoy viven en el Ecuador unos 13 millones de ecuatorianos repartidos en sus 4 regiones: Costa, Sierra, Oriente y Galápagos con climas bien diferenciados. Cálido y semitropical en la costa, húmedo y más fresco en la Sierra. Es precisamente aquí, en las ciudades y provincias de la Sierra donde se concentra la mayor parte de la población, con Quito como capital en la provincia de Pichincha. Por las calles de Quito encontraremos una amplia representación de los diferentes pueblos andinos que habitan en la región.
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Conociendo Quito a pie
Quito cuenta con una gran cantidad de sitios para visitar. Así que voy a iniciar un largo recorrido a pié en el que os llevaré a conocer sus principales hitos históricos y artísticos. Quito es una ciudad llena de cuestas pronunciadas. Y la altura probablemente os va a jugar una mala pasada en forma de soroche, dolor de cabeza y algo de sensación de asfixia tras alguna subida.
Si no tienes mucho tiempo o no quieres perderte dando vueltas, puedes recurrir a un tour que te llevará a los lugares más interesantes de Quito.
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La Basílica
Lo mejor es empezar por un punto elevado para luego ir descendiendo hacia el Centro. La primera parada es La Basílica, una edificación de estilo neoclásico construida en el el S.XX. Como dato curioso la única escultura destacada de la Basílica está dedicada a Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei.
Aunque desde fuera parece un edificio impresionante, el interior es un poco decepcionante. Lo que de verdad merece la pena es subirse a su tejado y a las torres. Desde ellas tendremos unas vistas privilegiadas de las calles del Centro Histórico enclavado a nuestros pies con el cerro de El Panecillo al fondo. Como en casi todas las ciudades coloniales españolas construidas en zonas de gran actividad sísmica, las antiguas edificaciones no superan las dos plantas de altura y están asentadas sobre gruesos muros.
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La Plaza Grande o de la Independencia
Al salir de la Basílica podemos ir caminando tranquilamente por la calle Venezuela hacia el centro. Rápidamente nos adentramos en el casco histórico por estrechas calles flanqueadas de edificios de coloridas fachadas con balconadas de madera. Por el camino encontraremos pequeñas tiendas de comestibles o abastos y restaurantes de sabor local. En apenas 10 minutos llegaremos a la Plaza Grande o de la Independencia. Estamos en el centro de la vida política, histórica y social del Ecuador y uno de los puntos más señalados de la ciudad.
Esta plaza es lugar de paseo, de manifestaciones, de visita, de reivindicaciones. Y también de goce y disfrute de quiteños y visitantes. Por aquí pasean o se sientan a disfrutar del simple placer de ver pasar la vida bajo la sombra de palmeras y otros árboles. Jubilados, limpiabotas, vendedoras de artesanías, familias, guías turísticos y amigos de lo ajeno deambulan por la plaza viendo pasar el tiempo o buscando turistas incautos.
La plaza está presidida por un monumento a los héroes de la Independencia. A sus pies cada 24 de mayo se depositan ramos de flores conmemorando la Batalla de Pichincha. Allí se fraguó la victoria del ejército independentista de Sucre sobre las tropas realistas leales al rey de España.
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El Palacio de Gobierno
Justo aquí está ubicado el Palacio de Carondelet del S.XVIII, sede del gobierno de la República y que se puede visitar de manera gratuita a ciertas horas. En la puerta principal de este edificio encalado de blanco y presidido por una gran bandera ecuatoriana veremos siempre a dos soldados de guardia vestidos de granaderos de época. Ambos se mantienen inmutables ante el ajetreo de la plaza y las fotos que los turistas se hacen con ellos.
El interior del Palacio es una sucesión de patios columnados encalados de blanco y decorados con geranios que delimitan los distintos salones de gobierno: el despacho presidencial, la sala de banquetes, la sala de los presidentes…No hay mucho que destacar salvo las privilegiadas vistas a la Plaza Grande desde la balconada principal.
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La Catedral de Quito
A un costado del Palacio se encuentra la vieja Catedral encalada de blanco muy afectada por diversos terremotos y por las consiguientes reconstrucciones. Desde este punto partió Francisco de Orellana en 1541 para descubrir las fuentes del Amazonas. Recorrió todo su curso y llegó a su desembocadura tras 7 meses de navegación y 4.800 Km. plagados de enfermedades, muertes y penurias. En el interior de la Catedral se guardan algunas interesantes pinturas de la Escuela Quiteña.
A un lado de la Catedral, justo frente al Palacio de Gobierno, se encuentra la Alcaldía de Quito y la Oficina de Turismo. Y cierra la Plaza las edificaciones que fueran una vez el Palacio Arzobispal. No dudéis en entrar en las galerías comerciales que se abren en su patio interior. Allí se encuentra uno de los mejores restaurantes de Quito: Hasta la vuelta Señor. Fonda Quiteña. No dudes en pedirte una Fanesca, la especialidad local durante la Semana Santa. Realmente deliciosa.
Por cierto, vivir la Semana Santa de Quito es de esas experiencias que no olvidarás jamás.
En conjunto la Plaza Grande de Quito es una de las más armónicas, coloridas y vivas de todo América. Un lugar por el que trascurre la vida de la ciudad de una forma sencilla, como debía ser hace mucho, mucho tiempo.
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La iglesia de la Compañía de Jesús
Tomando la calle Gabriel García Moreno te encontrarás la iglesia de El Sagrario pegada a la Catedral. Aquí se celebra durante la Semana Santa una ceremonia única en el mundo: el Arrastre de Caudas. Si quieres saber en qué consiste, le he dedicado un artículo específico.
Justo enfrente se encuentra el Centro Cultural Metropolitano que ocupa el antiguo monasterio jesuita y el edificio de la Universidad Central. A unos metros se encuentra la joya del arte barroco quiteño y la que quizás sea la iglesia más espectacular que veas en tus viajes por América. Tras la pétrea fachada de cantería gris tallada en piedra volcánica decorada con 4 grandes columnas salomónicas, aparece la iglesia de la Compañía de Jesús construida entre 1605 y 1768.
En su interior sobresale una ostentosa y riquísima decoración absolutamente deslumbrante. El uso de trampantojos o engaños a la vista, de dorados, angelotes, decoraciones vegetales y formas barrocas y platerescas fueron la respuesta al “horror vacui”. Este era el miedo al vacío de los artistas de la época que no dejaron apenas un resquicio de pared, columna o techo sin pintar o estucar. Por eso esta magnífica iglesia es una auténtica orgía decorativa de techos y paredes bañadas en láminas de oro.
Esta es una visita imprescindible en Quito. La entrada es de pago y está prohibido fotografiar en su interior. Pero tuve la suerte de obtener una autorización especial para tomar fotografías. Si quieres saber lo que te vas a encontrar, aquí está el artículo específico que le he dedicado a esta iglesia.
Tanta exaltación barroca despierta la admiración de cualquiera con un mínimo de sensibilidad artística. Tras mirar y volver a mirar no queda más remedio que asombrarnos con el trabajo de los artesanos quiteños. Sin duda esta es una de las visitas obligadas en Quito y bien vale pagar los pocos dólares que piden por la entrada.
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La Plaza de San Francisco
Tras la visita a ”la Compañía” salimos al exterior para ascender por la calle Antonio José de Sucre. Unos pasos más adelante llegamos a una enorme plaza empedrada rectangular ubicada a los pies del más imponente y emblemático monumento quiteño, la Iglesia de San Francisco. El conjunto del templo, la capilla y el convento con sus claustros ocupa casi dos manzanas del centro y son tales sus dimensiones que ha sido llamado “El Escorial de los Andes”.
Su construcción se inició en 1534, poco después de la fundación de la ciudad. Y se terminó tras 70 años después. El conjunto arquitectónico formado por la plaza, la iglesia y el convento de San Francisco es uno de los más armoniosos de todos los existentes en la América Hispana. En realidad mucha gente desconoce que San francisco de Quito es el conjunto arquitectónico de mayores dimensiones de todos los que levantaron los españoles en cualquier ciudad de América.
La construcción de la iglesia se inició en 1550 siguiendo el sobrio estilo neoclásico y renacentista de la época y quedó rematada en 1605. La parquedad en la decoración exterior contrasta con su riquísimo interior que la convierte en una de las más espectaculares de América. Su mezcla de estilos nos sorprende con un complejo artesonado mudéjar, pinturas murales y un púlpito barroco con decoraciones en pan de oro.
La iglesia de San Francisco se encuentra en permanente restauración. Aunque ya es posible verla en casi todo su esplendor y sin andamios. Desde la misma entrada me quedo sin habla al ver las espectaculares tallas del altar central, del techo mudéjar decorado con pan de oro y las pinturas de sus muros. Tomaros la visita con calma. Fijaros en los pequeños detalles, en la profusión de angelotes, en la majestuosidad de las tallas de madera agujereadas por la carcoma de siglos. Y en el brillo dorado de los techos que habla del «horror vacui» del barroco. Una auténtica maravilla que por sí sola justifica una visita a Quito.
A la salida recomiendo hacer una visita al claustro y al museo de arte sacro cuya entrada está en un lateral de la fachada. Por el claustro es habitual ver a monjas y curas charlando, paseando o dando de comer a los loros que viven aquí dando un toque de color.
Desde los pies de la gran escalinata de piedra la vista se eleva hacia la simétrica fachada de paredes blancas rematada por dos altos campanarios del mismo color. Desde aquí veo pasar la vida de esta ciudad con sus vendedoras de telas y recuerdos, los niños limpiabotas, los grupos de visitantes asombrados… Así mismo os recomiendo venir en domingo cuando grupos de indígenas con sus músicos y sus bailes amenizan la salida de la misa mañanera.
Si queréis disfrutar de unas vistas excepcionales, podéis subir a la terraza del Hotel Boutique Casa Gangotena. Además de tener un restaurante excepcional, las visitas del centro de Quito desde su terraza bien valen la pena.
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La Plaza de Santo Domingo
Tomo la calle Simón Bolívar y desciendo caminando tranquilamente hacia la Plaza de Santo Domingo. Este es otro de esos hermosos rincones que la ciudad de Quito ofrece de manera sorpresiva a sus visitantes. Los viejos edificios coloniales, los pequeños negocios y la mezcla de gentes de la ciudad y de la sierra me acompañan en el recorrido. Si no tenéis prisa podéis extender vuestro recorrido zigzagueando por las calles circundantes.
De pronto aparece la fachada y el alto campanario inmaculadamente blancos del templo construido por la orden de los dominicos a principios del S. XVII. Lo más destacado de su interior es su artesonado mudéjar y su abigarrada Capilla del Rosario repleta de tallas doradas, columnas y remates decorativos policromados. Una visita al museo donde se guardan algunas obras maestras de la Escuela Quiteña y al hermoso claustro os dejará un tanto saturados de arte sagrado y edificios religiosos. Salgo de nuevo al exterior para disfrutar del sol y del horizonte de verdes montañas que aparecen tras las bien conservadas casonas coloniales de la plaza. Justo al lado se encuentra uno de los accesos a la calle de La Ronda
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La calle de La Ronda
Pasear por el Centro Histórico de Quito, además de ser un viaje por la arquitectura tradicional colonial, por iglesias y monasterios, también permite conocer viejas calles de trazado prehispánico como La Ronda. En realidad es un tramo de la calle Morales que tras años de abandono fue restaurada en el 2006 y que durante el S.XX albergó casas de muchos artistas locales. Hoy volvemos a encontrar galerías, tiendas de artesanías, pequeños cafés y restaurantes tradicionales en los bajos de las viejas casonas que flanquean esta estrecha calle. Por cierto, es de las más animadas en las tardes-noches de los viernes y sábados.
El origen de La Ronda está en un viejo trazado pre-incaico que fue aprovechado desde el mismo inicio del periodo colonial. La Ronda permanece tranquila y casi vacía durante el día. Es por la tarde cuando quiteños y turistas vienen a pasear, comprar o tomar algo en los restaurantes de comida tradicional donde abundan los locales de empanadillas.
En algunas casas se puede acceder al interior de sus patios donde se han establecido panaderías, artesanos y lugares curiosos. Como el que regenta Huberto Santacruz, un pianista que se presenta como “medico” de viejos pianos. En su pequeño local se pueden encontrar viejas joyas del S.XVI o XVIII en pleno proceso de restauración artesanal. El amabilísimo Huberto fabrica cada pieza a mano y entre viejos pianos, fotos de familia (su abuelo y su padre también fueron pianistas) y carteles de conciertos, no duda en regalarme con una pequeña pieza acompañado a la guitarra de dos de sus alumnos ya que el local funciona también como escuela musical.
Un poco más adelante me encuentro con un pequeño local donde un elegante hombre trajeado de edad más que respetable me invita a entrar. Así conozco al señor Humberto Silva que regenta su hojalatería desde hace casi 60 años. Tras aprender de su padre como trabajar la hojalata se estableció en La Ronda en el mismo local que estoy visitando. Por aquí ha visto pasar la vida rodeado de piezas de metal. Atrapado por la nostalgia de los viejos juguetes decidió recuperar del olvido las cocinitas y cochecitos que recordaba de su infancia. Y recuperó el oficio que le enseñó su abuelo Don Julio Silva.
Hoy su tienda es un muestrario de pequeños juguetes que el monta a mano y pinta de forma artesanal. En los pocos metros cuadrados de su tienda también podremos encontrar muchos otros objetos de utilidad relegados al olvido por el masivo uso del plástico. Don Humberto me habla de los malos tiempos cuando por La Ronda no se atrevía a pasar nadie, y habla con agradecimiento del alcalde que en el 2006 decidió restaurar la calle y sus alrededores para devolverla a la vida. Hoy me confiesa con una sonrisa de satisfacción que el negocio no va mal y que los fines de semana al atardecer hay tanta gente por La Ronda que casi ni se puede caminar. Y con mucha seguridad, recalca enfático.
Otro lugar digno de visita es la Juguetería Zabalartes. Aquí el Sr. Gerardo Zabala fabrica a mano desde hace casi 40 años juguetes de madera de toda la vida, como trompos, yo-yos o platillos voladores.
Tanto Huberto Santacruz, Gerardo Zabala, Don Humberto Silva como muchas otras personas, se esfuerzan día a día en el mantenimiento de antiguos oficios dando vida a esta calle de Quito.
Sigo caminando y curioseando por patios y pequeñas tiendas como la que lleva como nombre República del Cacao. Aquí el intenso olor a chocolate es toda una tentación irresistible para cualquiera que pase delante de la puerta. Aquí sólo encontrarás cacaos, chocolates y café 100% ecuatorianos. En la pronunciada cuesta que hace la calle algunas familias con sus hijos juegan a viejos juegos como El Sapo. Mientras el olor de los pasteles y de las empanadas de morocho que se empiezan a cocinar me hacen pensar en que tengo que volver aquí para cenar.
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El Panecillo
Toca tomar La Ronda en sentido ascendente para dirigirme hacia la colina donde se encuentra El Panecillo. Ya que el barrio existente a sus pies no es un paraíso de la seguridad lo mejor es tomar un taxi hasta los pies de la escultura de la Virgen de Quito de 31 m. de altura. La verdad es que la estatua de la Virgen, copia de la talla que se encuentra en la iglesia de San Francisco, es de un más que dudoso gusto estético. Pero desde aquí tenemos unas vistas privilegiadas de Quito.
Esta colina fue usada por su ubicación estratégica como puesto defensivo por incas, españoles y como punto de partida de los ataques de los independentistas contra las tropas españolas acantonadas en la ciudad. Por la noche podéis acercaros a tomar algo a un bar, el Pimm´s, desde donde se tienen unas estupendas vistas de todo el centro histórico iluminado.
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El Quito moderno
Hacia el norte nos encontramos con el llamado Quito moderno. Aquí se concentran la mayor parte de hoteles, edificios de oficinas y zonas de diversión nocturna de la ciudad. Como cualquier zona nueva de cualquier ciudad americana la estética deja mucho que desear. Aquí se viene a disfrutar de los restaurantes y a salir de copas por la noche. La zona más interesante es el barrio de La Mariscal donde turistas y quiteños se juntan en cibercafés, restaurantes, hoteles y en los bares y clubs que rodean la Plaza Folch. Los fines de semanas esta zona se llena de actividad y de jóvenes buscando diversión, música, copas y demás. Una advertencia, los robos a turistas solitarios o en estado de alegría etílica son bastante frecuentes por la noche.
Para aquellos que todavía no estén atiborrados de arte, por aquí se encuentra el mayor museo del país: el Museo del Banco Central. Guarda una interesante colección de arte colonial quiteño y varias secciones dedicadas a los pueblos prehispánicos en la Sala de Arqueología. Si queréis ver oro en abundancia, lo encontraréis en la Sala del Oro donde se expone una brillante y dorada colección de máscaras.
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El Museo Guayasamín
Una propuesta aparte en Quito es la visita al Museo Oswaldo Guayasamín situado en el Sector Bellavista. En la que fue su residencia se mantienen expuestas muchas de las obras del más reconocido artista ecuatoriano del S.XX. Aquí encontraremos la llamada Capilla del Hombre dedicada a los derechos de la Humanidad con obras de diferentes artistas. Además de varias series de pinturas de Guayasamín como las de la Edad de la Ira y Camino del Llanto.
No hay duda de que cada hombre es fruto de su tiempo y pocos pueden aspirar a la universalidad trascendiendo a su época y su cultura. Y Guayasamín no es uno de estos últimos ya que su obra está muy influenciada por las corrientes pensadoras anticapitalistas, anticolonialistas e indigenistas. Es una obra reivindicativa de características estéticas que ha pasado a mejor vida hace tiempo.
Es cierto que su obra refleja la cara angustiosa del sufrimiento humano. Las emociones se expresan en rostros angulosos de coloridos diversos que acompañan pinceladas llenas de ira y sorpresa. Aún así la visita merece la pena por el propio entorno de la casa museo del pintor y por el volumen de su propuesta arquitectónica y artística que no deja de ser interesante.
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Subiendo al volcán Pichincha
Pocas ciudades hay en el mundo que te permitan acceder a un volcán a más de 4.000 m. de altura en unos minutos. Y Quito es una de ellas. No hay nada como dejar el bullicio y el ruido de la ciudad para tomar algo de aire puro andino. Sólo hay que tomar el Teleférico hasta la Cruz de la Loma que asciende hasta los 4.100 m. de altitud para sentirse lejos de todo.
Me encuentro al oeste de Quito en las estribaciones de los Andes. El teleférico asciende por una de las laderas del volcán Pichincha y que tiene varios picos visibles desde la ciudad. Os recomiendo tomar el Teleférico a primera hora. Una vez arriba podéis tomar el camino que lleva hasta las estribaciones del volcán Pichincha. En los días despejados hay unas vistas espectaculares del valle donde se asienta Quito, con las cordilleras andinas que lo rodean y sus volcanes nevados a lo lejos. Y con un poco de suerte, ver volar al cóndor.
A esta altura los pulmones parecen estallar, las piernas empiezan a pesar y el soroche o mal de altura hace que las sienes retumben en el cráneo. Se puede acceder al cráter desde aquí tras una pesada y dura caminata de varias horas. Aunque se puede aligerar parte del recorrido contratando los servicios de alguno de los caballos que algunos habitantes de la zona ofrecen por aquí.
La meta está en llegar al pico del Guagua Pichincha (4.784m.). Una vez allí las fumarolas indican que bajo los pies se encuentra un volcán todavía activo. El viento a esta altura es frio y el aire seco, pero el esfuerzo se ve recompensado por la belleza del paisaje. A medida que ascendemos entre los jirones de niebla vamos adivinando la forma del Guagua Pichincha. Los obligados descansos para recuperar el ritmo de la respiración permiten descubrir una asombrosa variedad de plantas y flores propias de estas alturas. Parece increíble que toda la potencia y fuerza de la Naturaleza andina se mantenga tan viva a tan sólo unos pocos kilómetros de la agitada urbe que adivinamos allí abajo.
Los pulmones parecen querer estallar cuando se llega a los 4.500 m. de altura. Aquí el camino, bastante cómodo, se hace estrecho y con unos repechos que casi obligan a la rendición. Este es el momento en que me pregunto por qué no opté por subir hasta aquí en alguna excursión organizada. Un 4×4 acerca a los turistas hasta el refugio del Guagua Pichincha tras una hora y media de viaje desde Quito ya a 4.700 m. Desde allí sólo queda hacer una caminata de 200 m. hasta la cumbre donde esperan unas vistas de quitar el hipo. Siempre que tengamos la suerte de que el tiempo y un cielo despejado nos acompañen. Desgraciadamente esta vez la niebla me lo impidió, así que suerte y ánimo si lo intentáis.
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La Mitad del Mundo
Ecuador le debe el nombre a que esta línea geográfica que divide el globo terráqueo en dos mitades pasa precisamente muy cerca de Quito. Aunque tenéis que saber que la línea del Ecuador no pasa exactamente por el monumento levantado a los científicos de la expedición de La Condomine. Realmente pasa a unos 300 metros, en el lugar donde se levanta una especie de parque temático dedicado a los efectos físicos de encontrarse a un lado u otro del Ecuador. Pero mejor le echáis un vistazo al artículo que le he dedicado a este curioso lugar.
También se puede hacer esta visita en un tour organizado ya que es uno de los lugares más conocidos de Quito.
Quito, además de toda su riqueza cultural y patrimonial, es el lugar perfecto para realizar excursiones por el centro de Ecuador. Aquí te dejo algunas opciones para visitar lugares como Otavalo, la Amazonia ecuatoriana o la Avenida de los Volcanes entre otras posibilidades.
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