Monument Valley, un paisaje icónico del cine.
Monument Valley es uno de los paisajes más conocidos de los Estados Unidos. Durante años fue el escenario donde se filmaron algunas de las más conocidas películas de indios y vaqueros. Por eso, en nuestro subconsciente, el Oeste americano y todo lo que representa se dibuja con los contornos de este paisaje fascinante e hipnótico.
Pocos lugares han quedado grabados con tanta fuerza en nuestra memoria como los paisajes de Monument Valley. La Diligencia, filmada aquí en 1939, creó 3 iconos de la historia del cine: John Wayne, John Ford y Monument Valley. Desde ese momento se convirtió en uno de los escenarios preferidos de la industria cinematográfica. El gran John Ford se convirtió en el abanderado de ese Hollywood que encontró aquí el escenario perfecto para filmar sus películas. Tanto es así, que uno de los lugares más escénicos de Monument Valley se llama John Ford Point en su honor.
Todo comenzó en la década de 1930 cuando un granjero de la zona llamado Harry Goulding hizo unas fotos del lugar. Goulding estaba convencido del atractivo que podrían tener estos paisajes para la industria de Hollywood. Cuando las presentó a los estudios United Artists, John Ford decidió que ese sería el lugar donde rodaría La Diligencia. Ese fue el comienzo de un “romance” que perdura hasta hoy.
Y no es de extrañar. Porque esta inmensa meseta desértica presidida por unos enormes bloques de roca rojiza, forma un paisaje majestuoso. Casi hipnótico. El juego de luces y sombras a lo largo del día alcanza su punto álgido en las primeras horas de la mañana y al atardecer. Son horas mágicas donde el árido paisaje parece cobrar vida. Un lugar que sólo puede existir aquí, en el corazón del Oeste americano.
Por eso, si te gusta el cine, venir hasta aquí supone tener un constante “deja vu” de escenas inolvidables. Ahí quedan para la historia del cine películas como Fort Apache, Río Grande, La legión invencible o Centauros del desierto, todas dirigidas por John Ford y protagonizadas por John Wayne. Pero posteriormente aquí se han filmado muchas otras, como Easy Ryder, Licencia para matar, Regreso al Futuro III, Forrest Gump (aquí Forrest se cansa de correr), Thelma y Louise, Limite Vertical, Transformers IV y muchas más.
Llegar hasta Monumet Valley era uno de los hitos principales en mi “roadtrip” por los parques nacionales del Oeste americano. A priori, un paisaje baldío, árido y desértico, lejos de todo, no parece ser un lugar muy interesante. Pero os aseguro que Monument Valley tiene magia, y no me defraudó en absoluto.
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Viajando desde Page por territorio de la Nación Navajo
Como sabréis, la historia de las poblaciones indígenas en los Estados Unidos es una sucesión de masacres, desplazamientos forzosos, muerte, racismo y abandono. A lo largo del S.XIX los sucesivos gobiernos norteamericanos, apoyados por el ejército y la llegada masiva de colonos, forzaron una serie de guerras con los indios que habitaban estas tierras. El resultado fue la desaparición de la mayor parte de las poblaciones indígenas. Y las que quedaron, fueron encerradas a partir de 1868 en reservas indias ubicadas en los lugares más áridos e inhóspitos del territorio norteamericano.
Precisamente, el viaje desde la ciudad de Page, donde se encuentra el Antelope Canyon y el Horseshoe Bend, hasta Monument Valley, trascurre por territorio de la Nación Navajo. Esta es la mayor reserva indígena de los Estados Unidos extendiéndose por el noroeste de Arizona, el sureste de Utah y parte de Nuevo México.
Son unas dos horas de trayecto por territorios resecos, áridos y pedregosos. Salpicados de pequeños poblados formados por caravanas rodeadas de coches desvencijados plantados en medio de la nada. Es inevitable preguntarse cómo es posible que esta gente, unas 350.000 personas, puede sobrevivir en este entorno tan hostil, en unas condiciones de calor y frío extremas, y sin apenas servicios cercanos.
Por eso no es de extrañar que los indios navajo traten de aprovechar al máximo los recursos turísticos que han quedado bajo su jurisdicción. Viendo el tesoro que tenían entre sus manos, los Navajo crearon en 1958 el Monument Valley Navajo Tribal Park. Y lo gestionan por completo, al igual que hacen con las visitas al Antelope Canyon. Por eso el Annual Pass de los parques nacionales de los USA tampoco te va a ser aquí de utilidad.
El Navajo National Monument
Si la historia de las poblaciones indias te resulta de interés, sin duda querrás hacer una parada en el camino para conocer el Navajo National Monument. Desde la carretera 160, tendrás que tomar una desviación a la izquierda para llegar hasta este lugar ubicado en la meseta de Shonto. Aquí todavía se conservan algunos de los lugares que los indios anasazi habitaron en el S.XIII, en pleno cañón del Tsegi. En concreto, tres lugares con antiguas construcciones de adobe levantadas bajo enormes cornisas de roca.
Debido a su delicado estado de conservación, sólo se pueden ver desde la distancia de los miradores. O acompañados por rangers en excursiones que pueden durar entre 3 y 5 horas. El más importante y fácilmente visible de los tres es Betatakin. Keet Seel se encuentra más lejos (unos 27 km ida y vuelta). Y el tercero, la Casa de las Inscripciones, tiene cerrado su acceso al público.
Los rangers se encuentran en la recepción del centro de interpretación a la entrada al monumento, y la visita es gratuita. Los lunes el centro de interpretación está cerrado. Partiendo de la recepción, puedes recorrer libremente un par de senderos que te darán acceso a unas estupendas vistas sobre los paisajes del cañón de Betatakin. Si tienes tiempo te recomiendo dedicar una mañana a recorrer este lugar, pues mucha gente suele pasarlo por alto. Y a mí me resultó muy interesante. De aquí hasta Monument Valley sólo te quedará una hora de viaje.
Llegando a Monument Valley
Tras tomar la carretera 163 y dejar atrás la ciudad de Kayenta, nos adentramos en los paisajes míticos de Monument Valley ubicados entre los estados de Utah y Arizona. El momento en el que avanzas por las rectas de esa escénica carretera con esas mesetas de roca dibujando el horizonte, resulta inolvidable. Es increíble estar ahí, viendo en persona los paisajes tantas veces vistos en un sinfín de películas. Son momentos así los que justifican un viaje. Lo que no sabía, es que lo mejor estaba por llegar.
Como conté al principio, Harry Goulding y su mujer Mike fueron los artífices de dar a conocer este lugar al mundo. Años antes habían comprado unos terrenos en Monument Valley. Aquí montaron un puesto comercial donde intercambiaban productos con los indios navajo. Ese puesto es ahora el Museo Goulding’s Trading Post. Cuando consiguieron convencer a John Ford de filmar aquí algunas de sus películas, los Goulding ampliaron su negocio. Primero para albergar a los equipos de filmación y actores de los rodajes. Y posteriormente para los turistas que iban llegando para conocer este lugar.
Los Goulding murieron hace años, pero el Goulding´s Lodge sigue existiendo. Modernizado y carente de cualquier encanto, es un hotel funcional y sin personalidad, pero con vistas. Para mí, es el segundo mejor de Monument Valley. El primero es el The View Hotel. Y digo que es el mejor porque se levanta en el Centro de Visitantes, con las mejores vistas posibles hacia las grandes moles rocosas que presiden los paisajes de Monument Valley. Además del hotel, The View cuenta con una serie de pequeños bungalows llamadas The View Cabins. Observar el atardecer o el amanecer desde sus terrazas es un privilegio solo al alcance de aquellos que han reservado con muchos meses de antelación.
Como yo no encontré sitio en The View Hotel me tuve que contentar con las vistas desde el Goulding´s Lodge, que no están nada mal. La opción más económica pasa por dormir en algún hotel de Kayenta a unos 45 km. de distancia, con lo que ello supone: perderse unos amaneceres únicos en el mundo. Porque os aseguro que ver amanecer en Monument Valley nada más levantarse de la cama es algo que no se olvida en la vida.
Qué hacer en Monument Valley
Lo primero que has de saber es que Monument Valley es una reserva Navajo, y son ellos los que gestionan los accesos. Por lo tanto, aquí no podrás usar el Annual Pass de los parques nacionales USA.
La entrada se paga en una caseta situada a la entrada del Centro de Visitantes, donde también está el “The View Hotel”. Tendrás que pagar 20 dólares por vehículo, más 8 dólares por persona adicional en caso de ir más de 2 personas. La entrada es válida para el día de la compra y el día siguiente.
Para recorrer Monument Valley hay una ruta circular, el Loop Drive, que se puede hacer en unas 3 horas en coche. Aquí os recomiendo usar un vehículo 4×4 porque el camino es de tierra y arena, mucha arena, y te puedes quedar atascado. Esta ruta está abierta desde las 8 am hasta las 2 pm de noviembre a finales de enero. Y hasta las 5 pm el resto del año. De todas formas, consultar los horarios porque pueden variar según la época del año, y porque estamos en la frontera entre Utah y Arizona, estados que tienen usos horarios distintos.
Cuando llegas al Centro de Visitantes y te asomas a su mirador, es inevitable que el corazón te de un vuelco. Pocas veces podrás disfrutar de un espectáculo natural tan simple y tan bello en su grandeza e inmensidad. Sí, este es uno de los lugares más fotografiados del mundo, pero es inevitable sentirte único y especial por poder estar aquí. Estos paisajes desérticos salpicados de torres de piedra arenisca rojiza son algo especial.
Como llegué por la tarde y el Loop Drive ya estaba cerrado, decidí dar una vuelta a pie por el Wildcat Trail. Un sendero de arena que te lleva hasta la misma base de los torreones de piedra de Mittens Butte y Merrick Butte. Son unos 6 km. entre ida y vuelta por un camino de arena que pondrá a prueba los músculos de tus piernas.
Tras un par de horas de caminata, regresé al Centro de Visitantes para disfrutar de un atardecer épico. De esos que sólo se pueden dar en el Oeste americano. Las sombras iban cubriendo los pitones de piedra a medida que el sol descendía en el horizonte. Entonces todo a mi alrededor se volvió de un intenso color rojizo: las rocas, el desierto, la arena, los pitones de piedra… Pocas veces he visto un atardecer tan antológico. Todo un regalo de la Naturaleza que te hará caer totalmente prendado de este paisaje.
Amanecer espectacular en Monument Valley
Todavía con los colores del atardecer en la retina, la luz del amanecer tiñe de colores el paisaje. ¡Vaya despliegue de naranjas, ocres, amarillos, rojos y violetas! Pocas veces he visto un amanecer tan espectacular y colorido. Desde mi balcón del Goulding´s Lodge disfruto de este amanecer impresionista que dará paso a una mañana gris. Es como si toda la energía del sol otoñal hubiera estallado de golpe al amanecer, para desfallecer a continuación. Las nubes terminan por cubrir el cielo y el día se presenta bajo la amenaza de lluvia.
A las 9 de la mañana ya estoy en Monument Valley. Tras pasar el control de acceso me adentro por el camino de tierra y arena del Loop Drive que me llevará hasta algunos de sus puntos más escénicos. Son 27 km. en los que me veo obligado a realizar paradas casi constantes para fotografiar los puntos más señalados. Y eso a pesar de las nubes y de la luz blanquecina del cielo que no resalta los colores.
Hay 11 puntos señalados en este recorrido. La mayoría lleva hasta miradores con vistas fantásticas sobre paisajes grandiosos. The Mittens, Merrick Butte, Three Sisters, o John Ford Point, donde si tienes suerte un indio a caballo se dejará fotografiar por unos dólares asomado a ese paisaje único. Totem Pole, Artist´s Point, The Thumb…mires donde mires, el paisaje se extiende hasta el infinito ofreciendo panorámicas auténticamente cinematográficas.
Sorprende encontrarse con accesos a caminos reservados para los indios navajo que todavía viven en este entorno árido, duro y de una belleza única. Finalmente la lluvia hace acto de presencia apagando los colores ocres de la piedra y de la fina arena. Y humedeciendo ese polvo fino que lo cubre todo: la ropa, el coche, y lo peor, los objetivos de la cámara. Tras 3 horas ya va siendo hora de iniciar la retirada.
Nunca pensé que estos paisajes formidables de piedra y arena podrían gustarme tanto. Quizás sea su básica simplicidad, su enormidad, sus proporciones o su inmensa desolación. El caso es que despedirse de Monument Valley es difícil. Pero otro lugar increíble me espera. Un paisaje de proporciones ciclópeas donde las dimensiones superan cualquier escala humana: el Grand Canyon National Park, el Gran Cañón del Colorado.
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