Las islas Lofoten y su encanto invernal.
En lo más profundo del invierno, las Islas Lofoten emergen del horizonte del Ártico bañadas por una luz dorada y azul. Las montañas que se alzan vertiginosamente desde el mar, están recubiertas con mantos de nieve que relucen bajo la pálida luz del crepúsculo polar. Una luz única y especial que ilumina el mundo con una claridad suave y etérea.
El mar del norte, oscuro e inmenso, acaricia las solitarias playas de arenas blancas. Cada rincón de las Lofoten parece esculpido en un equilibrio perfecto entre lo majestuoso y lo delicado. Un lugar donde la naturaleza parece detener el tiempo y la realidad se tiñe de una belleza casi irreal. En las Lofoten el silencio habla de la inmensidad del Ártico, de las historias de los exploradores vikingos olvidadas por los siglos, de los ecos del canto de las ballenas y del viento que recorre los profundos fiordos como un alma errante.
Aquí todavía se puede sentir la esencia de esa Naturaleza eterna y atemporal en su forma más pura. Sobre todo, durante los largos inviernos que se viven entre la las luces y las sombras, entre la calma y el poder indomable de los elementos, de las tormentas y del rugir del mar. Esa luz ártica del invierno que asoma durante los meses de “noche polar” crea una sutil luminosidad crepuscular. A veces azulada, a veces dorada, bañando el paisaje y haciendo que las montañas nevadas y el mar adquieran un brillo etéreo.
Viajar a las Lofoten en invierno es una apuesta
En invierno las Islas Lofoten son un refugio para el viajero que busca perderse en la inmensidad de unos paisajes casi primigenios. Que busca un lugar donde la belleza natural no necesita ser conquistada, sino simplemente contemplada en toda su magnificencia. Porque aquí la belleza no es solo algo que se ve. Es algo que se siente profundamente, sobre todo durante los atardeceres, cuando el cielo se transforma en un escenario dorado o rojizo, casi mágico.
A pesar de la ubicación de las islas al norte del Círculo Polar Ártico, las Lofoten disfruta de un clima bastante suave. Aunque se encuentra a la misma latitud que Groenlandia o Alaska, la Corriente del Golfo mantiene la temperatura del agua lo suficientemente alta como para evitar que el mar se congele alrededor de las islas.
Es cierto que las condiciones invernales, con la presencia de hielo, nieve y lluvia, limitan la práctica de ciertas actividades al aire libre como el ciclismo o el senderismo. No os voy a engañar. Viajar a las Lofoten en invierno es una apuesta. Pero si tienes suerte y el buen tiempo acompaña, lo que vas a ver compensará todas las dificultades. Sobre todo, a partir de febrero cuando aumentan las horas de luz y los días son más claros. Eso no quita que haya días desapacibles en los que debes prestar especial atención a los partes meteorológicos y al estado de las carreteras.
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En invierno, las Lofoten ofrecen otras experiencias al aire libre, como el avistamiento de águilas pescadoras (pigargo europeo). También se puede practicar el esquí de travesía, el senderismo con raquetas de nieve, o participar en excursiones de pesca del bacalao para vivir en primera persona esta tradición local. Y ¿por qué no? ir a la búsqueda de «Å» el último pueblo de las Lofoten, el pueblo con el nombre más corto del mundo. La excusa ideal para recorrer estas islas.
En este paisaje de islas e islotes rocosos, de montañas nevadas y fiordos, los pequeños pueblos de pescadores, con sus casas de madera pintadas de colores ocres y rojos, contrastan de manera impactante con el blanco paisaje invernal. Una presencia humana que desde siempre ha estado ligada íntimamente a la pesca del bacalao. De ahí la presencia de esos secaderos de bacalao al aire libre. Y, muy recientemente, a una incipiente infraestructura turística.
Los pueblos de Lofoten, como Reine, Svolvær o Henningsvær, parecen salidos de un cuento. La mayoría conserva sus tradicionales casas rojas y amarillas plantadas a lo largo de la costa, directamente sobre las rocas o sobre pilotes de madera. Muchas de estas antiguas cabañas de colores de pescadores, las famosas “rorbuer”, se han reconvertido en acogedoras residencias para turistas. Y es que levantarse cada mañana con el espectáculo de las montañas nevadas reflejadas en el agua de los fiordos es algo inolvidable. Eso sí, el precio por disfrutar de una rorbuer suele ser más alto que el de cualquier hotel.
Cualquiera que haya viajado a Noruega sabe que la gente aquí es sorprendentemente acogedora. Y los habitantes de las Lofoten no son una excepción. Habituados a la dureza y las exigencias de la vida ártica, su cultura y tradiciones están profundamente conectados con la pesca, con el mar y con esa naturaleza profunda y esencial que les rodea por todas partes.
Y aunque aquí también ha llegado la modernidad con sus edificios e industrias, todavía quedan pequeños pueblos donde se puede ver la descarga artesanal del bacalao. Rincones casi perdidos donde la vida parece haberse detenido en algún momento.
Tras una semana recorriendo las Islas Lofoten durante el invierno, los paisajes, las vivencias y las sensaciones se acumulan en la retina y en el alma del viajero. Sin duda este es un destino muy especial en el que la naturaleza se nos puede presentar con toda su dureza, pero también con una belleza que enamora.
Por todo esto, las islas Lofoten se han convertido en un destino turístico muy demandado. Por la belleza natural de sus fiordos de aguas tranquilas y reflejos perfectos. También por sus islas y montañas imponentes que se alzan desde el mar, con picos montañosos afilados creando paisajes dramáticos de una belleza única. Sobre todo, en invierno, cuando la nieve que las cubre resalta su majestuosidad. Y, aunque pueda parecer sorprendente, por la belleza de sus playas que se encuentran entre las más bellas de Noruega, como las de Haukland y Uttakleiv.
Auroras boreales en las Lofoten
Pero si las Lofoten se han convertido en un destino turístico tan demandado durante el invierno es, sobre todo, por el fascinante espectáculo de las auroras boreales iluminando la inmensidad de un cielo plagado de estrellas. Precisamente este es uno de sus mayores atractivos. Debido a su ubicación dentro del Círculo Polar Ártico y su baja contaminación lumínica, las Lofoten ofrece un escenario perfecto para presenciar este fenómeno natural. El cielo se ilumina con tonalidades verdes, púrpuras y rosadas que danzan sobre las montañas y el mar, creando una experiencia inolvidable.
El momento en el que las auroras boreales comienzan a bailar en el cielo con su fuerza salvaje y primitiva, envolviendo las montañas y el mar en un sutil resplandor luminoso, es tan mágico y atemporal que no parece de este mundo. Pero a la vez tan real y fascinante que provoca un carrusel de sensaciones. De la sorpresa a la admiración, del más puro asombro a la fascinación total.
Las auroras comienzan como una tenue reverberación luminosa en el horizonte. Un parpadeo distante de luces verdes y violetas que, de repente, pueden estallar en forma de cascadas, cortinas y espirales de un intenso verde celestial. Un fenómeno esquivo en el que se tienen que aunar las buenas condiciones climáticas, con la intensidad de las radiaciones solares que chocan con el campo magnético de la Tierra. Las partículas solares, arrastradas por la magnetosfera hacia los polos, impactan con átomos de oxígeno y nitrógeno produciendo este fenómeno de luz y color.
Así fue como pude disfrutar de una de las noches más mágicas de mi vida: observando el baile de las auroras bailando sobre mi cabeza. Literalmente las auroras parecían tocar la tierra, con el fondo de la inmensidad del mar ártico vestido de verde. Y por unos instantes creí que podría tocarlas.
Ruta de una semana por las Lofoten
Recorrer las Islas Lofoten en invierno durante una semana es una experiencia inolvidable, plagada de paisajes espectaculares, actividades invernales y la posibilidad de ver las auroras boreales. Y para que no te pierdas nada, en el siguiente artículo te detallo la ruta que seguí intentando aprovechar el tiempo al máximo. Y, por supuesto, disfrutando de las bellezas naturales de esta región del norte de Noruega: Ruta imprescindible de una semana por las islas Lofoten
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