Pero ¿qué hace aquí todo un ejército de terracota?.
Los Guerreros de Terracota salieron a la luz en 1974 después de 2200 años olvidados bajo tierra. Nadie sabía de su existencia hasta que unos agricultores encontraron los primeros restos al excavar un pozo de agua en un campo a una treintena de kilómetros de Xi´an, la primera capital imperial de China. Su historia es fascinante y te la voy a contar.
Muy pronto los historiadores chinos se dieron cuenta de que este hallazgo rescataba de los anales de la Historia al controvertido Qin Shi Huang, el primer emperador de la China unificada. Y uno de los personajes más importantes de su milenaria historia. Él fue quien consiguió unir los diferentes reinos de China en uno solo. También el que unificó el sistema de escritura y el de pesas. Impuso el uso de una moneda única, además de implantar una serie de leyes que permanecieron vigentes durante siglos en el país. Y, por si fuera poco, fue el precursor de la construcción de la Gran Muralla China entre otras grandes obras públicas.
Arriba, moneda china auténtica que circuló durante siglos por imposición de Qin Shi Huan. El mismo que promovió la construcción de la Gran Muralla, abajo
Qin Shi Huang llegó al trono del reino de Qin a los 12 años y durante todo su reinado fue considerado un monarca autoritario y despótico. En el 221 a.C., tras una serie de sangrientas campañas, consiguió lo que parecía imposible: unir bajo su dominio los diferentes reinos que durante siglos habían guerreado entre sí. Fue entonces cuando se autoproclamó Primer Emperador de China, siendo un personaje temido y odiado a partes iguales. Por eso no es extraño que tras su muerte su régimen se derrumbara y comenzara una guerra civil. Guerra que tuvo graves consecuencias para los Guerreros de Terracota de Xí´an.
El Emperador y su obsesión por la inmortalidad
Qin Shi Huang no solo se veía a sí mismo como un conquistador terrenal; se consideraba un ser destinado a perdurar en la eternidad. Desde su ascenso al trono, Qin Shi Huang intentó descubrir el secreto de la inmortalidad recurriendo a alquimistas y adivinos. Qin Shi Huang, invencible en vida, también debía serlo en la muerte. Si gobernaba un enorme imperio con un ejército de cientos de miles de soldados, entonces debía tener el mismo poder en el más allá. Así fue como ideó la creación de un ejército inmortal de terracota que le acompañara tras su muerte terrenal. Un ejército que, 2200 años después, sigue deslumbrando al mundo.
Para ello comenzó a planificar y construir en secreto el que sería su mausoleo. Una tumba única en el mundo que fuera una reconstrucción del mundo terrenal y del celestial. Un mausoleo subterráneo que estaría protegido por un ejército de miles de soldados de terracota. Este fue un proyecto descomunal que involucró a cientos de miles de trabajadores y artesanos. Todos dedicados a esculpir durante más de 30 años miles de figuras que representarían a su gran ejército. Con miles de soldados en perfecta formación con un frente, una retaguardia y sus respectivas alas defensivas. Todos con su armamento, caballos, carros, mandos militares…
El ejército de Guerreros de Terracota
Qin Shi Huang tardó décadas en completar su mausoleo. Porque el ejército debía parecer real y por eso cada guerrero debía ser único, con rasgos faciales diferentes. Sus expresiones debían mostrar la esencia de un soldado vivo, los caballeros portar armaduras detalladas, los arqueros debían tensar sus arcos, los generales tenían que mirar al frente con determinación en su mirada. No eran simples estatuas. Todos debían portar sus armas de bronce, lanzas, espadas, escudos, armaduras…, y todos debían estar pintados para parecer reales. Cada soldado de terracota llevaba meses de trabajo y en ellos trabajaron miles de artesanos durante más de 30 años.
Cada guerrero, hecho de diferentes piezas de arcilla cocida a altas temperaturas, tardaba unos 4 meses en completarse. El cuidado en su elaboración y en sus detalle todavía resulta sorprendente a día de hoy. Las armaduras de los soldados, las armas que portaban, o los caballos que tiraban de los carros, fueron elaborados con tanto realismo que parece que podrían echar a andar en cualquier momento.
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El mausoleo del Emperador: lo mejor está por descubrir
La construcción del enorme mausoleo del Emperador duró más de 30 años, durante los cuales miles de trabajadores perecieron debido a las duras condiciones y al secretismo del proyecto. El sitio elegido para construir la tumba del emperador fue un valle cercano a la actual ciudad de Xi’an. Bajo tierra se construyó una ciudadela subterránea con palacios, templos y hasta un río de mercurio, cuyas aguas eternas reflejarían la grandeza del emperador. En el centro, dominándolo todo, estaría la tumba de Qin Shi Huang. Hoy se puede ver una gran colina que se eleva sobre los campos de cultivo. Es el gran túmulo de tierra que cubre el gran mausoleo del emperador y que, para sorpresa de todo el que no lo sabe, todavía está sin excavar.
¡Quién sabe qué maravillas se esconden todavía bajo tierra, protegidas por lagos de mercurio y trampas desconocidas! Pero en pleno S. XXI me pregunto cómo es posible que, sabiendo donde está la tumba, no se hayan iniciado las excavaciones. Los arqueólogos dicen que con la tecnología actual se ven incapaces de adentrarse en la tumba en condiciones que no afecten a su seguridad, ni a la del entorno. Como buenos amantes de la Historia, saben que, a veces, es mejor dejar las cosas como están para que investiguen generaciones futuras.
A poco más de un kilómetro se enterró a todo su ejército en varias fosas de hasta 8 metros de profundidad. Repartidos en estas fosas y separados por trincheras, todos los soldados parecían preparados para proteger el mausoleo del emperador. A su vez, las fosas tenían varios niveles sustentados por planchas de madera apoyadas sobre los bordes de las trincheras.
Los Guerreros de Terracota, saqueados y olvidados
En el año 210 a.C., buscando la inmortalidad, el emperador cayó gravemente enfermo tras ingerir un brebaje a base de mercurio que le dio uno de sus alquimistas. El cuerpo de Qin Shi Huang fue trasladado en secreto a su mausoleo, acompañado por su corte. Una vez depositado en su tumba, se sellaron las entradas. Se dice que, aquellos que sabían su ubicación exacta, fueron enterrados vivos junto con él.
Cuatro años después de la muerte del emperador estalló una revuelta campesina que derivó en guerra civil. Los campesinos, carentes de armas, fueron a buscarlas en el único lugar donde había un ejército que no las necesitaba. Así fue como oleadas de campesinos furiosos entraron en las fosas del ejército de terracota de Qin Shi Huang robando las armas de bronce, destrozando muchos de los soldados y prendiendo fuego a las galerías. Éstas acabaron desplomándose una sobre otra enterrando al ejército del emperador en una nube de ceniza, polvo y olvido. Durante siglos, la ubicación exacta de la tumba se perdió en el tiempo, hasta su descubrimiento en 1974.
Irónicamente Qin Shi Huang no logró encontrar la inmortalidad que tanto deseaba, pero su legado perdura de una forma que nunca habría imaginado. El ejército de guerreros terracota, inmortal a su manera, sigue custodiando su tumba en silencio, como un testimonio de la grandeza y la obsesión de un hombre que no aceptaba límites ni en la vida ni en la muerte.
Mis impresiones sobre los Guerreros de Terracota
¿Son los guerreros de terracota tan impresionantes como parecen? A decir verdad, asomarse a la fosa nº1 donde se calcula que hay enterrados más de 6000 guerreros y caballos de terracota, produce sensaciones encontradas. Por un lado, sabes que estás en un lugar único en el mundo. Ante más de 2200 años de historia congelada en el tiempo, y en uno de los monumentos funerarios más alucinantes que ha podido crear la mente y el poder de un solo hombre.
Sin embargo tu fascinación histórica se apagará cuando te veas rodeado de cientos de personas que luchan, entre codazos y empujones, para hacerse un hueco y tener las mejores vistas. Cuando, finalmente, consigues hacerte un sitio, verás que no estás tan cerca de los guerreros como te gustaría. Porque aquí las medidas de seguridad son muy estrictas.
Además, las condiciones de conservación de los guerreros exigen que haya muy poca luz para evitar que los pigmentos de su pintura original sigan desapareciendo. Sí, es difícil observar los detalles a tanta distancia y con tan poca luz. Por eso, asomarse al foso de esta inmensa nave con cientos de figuras a humanas en perfecta formación, resulta a la vez fascinante, apasionante, hipnótico y complicado.
Parece increíble que aquí, enterrados y en perfecta formación como un ejército fantasma, miles de soldados aguardan a que los arqueólogos sigan desvelando al mundo uno de los más increíbles hallazgos históricos del Siglo XX.
Las 3 fosas excavadas hasta ahora. Y no te pierdas el Museo
La fosa nº 1 es la más grande, la que aparece en todas las fotografías, la más impresionante. Y en la que se sigue trabajando en las trincheras porque se cree que todavía quedan miles de soldados por desenterrar. Aquí son visibles miles de soldados, y también caballos, en formación de combate. Incluyendo la retaguardia y una líneas de soldados orientados mirando hacia los lados para proteger los flancos del ejército.
Las fosas 2 y 3 son mucho menos impactantes que la primera, ya que son más pequeñas. También se sigue trabajando en ellas porque en la fosa nº2 se encuentra el ala izquierda del ejército con miles de soldados por desenterrar. En la fosa nº 3 se localizó a la plana mayor del ejército con sus generales de mayor rango.
Pero la visita no acaba aquí. En un edificio aparte se exponen, protegidas en grandes urnas de cristal, algunas de las figuras mejor conservadas y más representativas halladas en las excavaciones. Aquí sí, por fin, podremos observar de cerca cada rostro, detenernos en sus expresiones y en su mirada perdida en el infinito. Y fijarnos en los detalles de los peinados, de las armaduras, en la posición de sus cuerpos.
Finalmente te das cuenta de la fragilidad de este ejército hecho de arcilla. Y comprendes que las medidas de seguridad son necesarias para preservar en lo posible los restos de los soldados de terracota. Hoy se sigue investigando sobre la mejor forma de conservarlos intactos. Definitivamente sí, este lugar merece ser conocido, visitado y preservado.
La expresividad conseguida por los artesanos chinos, y la atención a los detalles, nos dicen que estamos ante auténticas obras de arte. Que estamos frente el sueño imposible de un solo hombre obsesionado con trascender la muerte y alcanzar la eternidad hace más de 2200 años.
Aquí, mirando de frente a sus guerreros de terracota, creo que estuvo muy cerca de conseguir su sueño.
Y así es cómo me ve la IA visitando el museo de los Guerreros de Terracota de Xi´an
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