África es el lugar de nacimiento de la Humanidad. Aquí es donde yace enterrado nuestro cordón umbilical colectivo.
Cuando era niño me regalaron un libro sobre la evolución de la especie humana donde aparecía destacado el extraño nombre casi impronunciable de un lugar remoto en Sudáfrica: Sterkfontein.
Por aquel entonces no podía ni imaginar que un día tendría la posibilidad de entrar en ese lugar. Y además recorrer las mismas cuevas de roca caliza donde hace millones de años vivieron y se refugiaron algunos de los más antiguos ancestros de nuestra especie. Hoy es ese día y salgo temprano desde Johannesburgo en una expedición de amantes de la antropología en la que el único interés es descubrir algo más acerca de nuestro pasado más remoto. Y de paso intentar poner orden en las escasas piezas del complejo puzzle que explican los orígenes de nuestra especie.
Porque si de algo estamos hoy seguros es que todavía son necesarios muchos hallazgos y años de análisis e investigación para poder encontrar las respuestas a las eternas preguntas: ¿quiénes somos?¿en qué momentos brotó la chispa de nuestra inteligencia? ¿por qué el género homo, y no otro? ¿cuántas sub-especies y cuántos experimentos fallidos de la Naturaleza fueron necesarios para llegar hasta el Homo Sapiens Sapiens?
La mayoría de las piezas que poseemos de ese rompecabezas provienen de los todavía muy escasos fósiles de homínidos. Y una gran parte de estos fósiles fueron encontrados en las excavaciones que desde principios del S.XX se realizan en Sterkfontein, una árida zona de colinas bajas situada a unos 50 Km. de Johannesburgo.
Por el valor y la significación de los hallazgos que todavía están saliendo a la luz, la UNESCO designó este lugar Patrimonio de la Humanidad en el año 1999. Además a tan insigne título el gobierno sudafricano le añadió el rimbombante nombre de Cradle of Humankind, Cuna de la Humanidad.
La importancia de Sterkfontein y los yacimientos adyacentes que se extienden por un área de unos 450 km. cuadrados se entiende mejor con un solo dato. De aquí se ha extraído un tercio de todos los restos fósiles de homínidos hallados hasta ahora, los más antiguos de unos 3,5 millones de años.
Todo empezó con el hallazgo de un pequeño ejemplar de Australopithecus, el llamado «niño de Taung» por Raymond Dart en la provincia de El Cabo en 1924. Y siguió con el descubrimiento del yacimiento de Sterkfontein por Robert Broom. Esto hizo que Sudáfrica entrara por la puerta grande en el particular paraíso de los paleoantropólogos.
Hace unos 4 millones de años apareció en las sabana del este africano un homínido con la capacidad de caminar erguido al que se le llamó Australopithecus afarensis. De este homínido se conservan esqueletos muy completos como el de la conocida Lucy. Yacimientos como los de Laetoli en Tanzania, Hadar en Etiopía y los de Sterkfontein y Makapansgat en Sudáfrica indican que estos homínidos se extendieron por el continente hasta llegar a Sudáfrica.
Hace unos 2,8 millones de años en los Australopithecus ya estaban en marcha una serie procesos físicos de adaptación a ambientes más secos. Un proceso donde la alimentación a base de carne fue ganando importancia respecto a los alimentos de origen vegetal. A partir de afarensis se origina entonces una nueva rama: los Homo, que derivaron primero en los habilis y rudolfensis, luego en los erectus y finalmente en los sapiens.
Con todos estos pensamientos en la cabeza llego tras poco más de una hora de viaje a la primera parada de esta visita combinada: el moderno Centro de Visitantes de Maropeng inaugurado a finales del 2005.
Es este un lugar curioso en forma de túmulo truncado construido en hormigón que guarda en su interior 2.500m² de exhibiciones en una mezcla entre una Disneylandia sin presupuesto y una más que correcta instalación museística. Maropeng significa «regreso al lugar del origen» en lengua setswana, la más utilizada en esta zona de Sudáfrica, y sin duda un nombre apropiado para el lugar en el que vivieron nuestros antepasados durante unos 3 millones de años.
Tras pagar los 215 Rand de la entrada combinada para Maropeng y Sterkfontein, la visita comienza con un patético recorrido en bote por un túnel remedo de entrañas de la Tierra a base de cartón piedra, mucho ruido y efectos de luz que simulan erupciones volcánicas y glaciaciones. Menos mal que a la salida de dicho recorrido se accede a una gran sala con una auténtica exhibición de paneles donde queda explicado el proceso evolutivo de la especie humana. Aquí encontrarás desde originales y copias de fósiles a esqueletos, instrumentos líticos y diferentes figuras representando homínidos a escala natural.
Sin duda esta es la parte más interesante de Maropeng. Es eminentemente didáctica y un lugar de atracción para los colegios de la zona que traen a sus alumnos hasta aquí a pasar el día entre reproducciones de nuestros viejos antepasados. A la salida no dejéis de pasar por la tienda del Museo donde podréis encontrar cosas curiosas.
A unos 10 Km. de Maropeng se encuentra el plato fuerte de esta visita: las cuevas de Sterkfontein. El recorrido comienza en una construcción de cemento liso sin gracia en medio de un paisaje de matorrales secos entre bajas colinas onduladas.
Allí debemos esperar un rato a que aparezca nuestro guía mientras recorremos las vitrinas de otra exhibición similar a la de Maropeng, pero más pequeña y centrada en los descubrimientos de la zona.
Tras unos 15 minutos curioseando entre cráneos, maxilares, reproducciones de cabezas y homínidos peludos, llega la guía que muy amablemente y ya de nuevo en el exterior, nos dirige por un camino de tierra hacia la entrada a las cuevas.
Una oscura abertura entre las rocas que se adentra en el suelo da paso a una serie de galerías de piedra caliza y estrechos pasadizos donde es fácil dejarse parte del cráneo con las estalactitas. En realidad una parte de estas galerías fueron excavadas por mineros a finales del S.XIX y nadie sabe cuántos restos de homínidos se perdieron en aquellas excavaciones. El sonido de compresores de aire proveniente de una galería natural adyacente iluminada con focos y protegida con cámaras de vigilancia y rejas de hierro despierta micuriosidad. Allí están excavando desde el 1997 los últimos hallazgos de un fósil pre-humano que apareció totalmente integrado en la dura roca y que es el más completo jamás hallado al que se ha denominado como «Little Foot» debido a su pequeño tamaño. Y es que Sterkfontein sigue guardando muchos secretos de nuestro pasado más remoto.
Me parece increíble que por estos mismos pasos angostos caminaran nuestros parientes los Australopithecus hace más de dos millones de años. Entonces me pregunto si en algún rincón perdido de mi código genético quedan rastros de alguno de aquellos homínidos.
Quizás de alguno que tocara esas mismas rocas al pasar o que hubiera mirado indiferente el cielo plagado de estalactitas de la enorme cueva donde me encuentro.
No es mi caso y yo sí me admiro ante las dimensiones de la bóveda calcárea que se eleva sobre nuestras cabezas y que cae hacia el suelo en forma de enormes churretones de piedra brillante, oscura y húmeda.
Estoy en una especie de catedral de piedra donde las estalactitas y las estalagmitas han crecido durante milenios. Aquí y allá trozos enormes de roca se han desprendido del techo desparramando a su alrededor fragmentos de piedra caliza en una especie de visión cataclísmica.
Justo a la salida de estas cuevas los doctores Robert Broom y John Robinson localizaron en 1947 los primeros fósiles magníficamente conservados de uno de estos Australopithecus africanus. El ejemplar fue denominado «Mrs Ples» y sus restos se dataron en una antigüedad de 2,6 millones de años.
A partir de este momento sucesivas excavaciones han permitido descubrir pequeños fragmentos de un pasado hasta entonces desconocido. En 1966 Phillip Tobias comenzó unas excavaciones que se prolongan hasta el día de hoy en yacimientos cercanos como la cueva de Swartkrans o en el yacimiento de Malapa donde se están investigando los restos de dos homínidos Australopithecus Sediba que pueden ser el escalón intermedio entre Australopithecus y Homo.
Y es que sólo en siete cuevas de esta zona se han encontrado hasta ahora 850 restos fósiles, que no lo olvidemos, representa una de las mayores concentraciones de homínidos del mundo hallados hasta ahora. Por ello el valor científico de esta área es incalculable ya que nos ofrece una ventana abierta a nuestro pasado como especie, a las circunstancias que provocaron sus cambios y su diversificación en el tiempo.
A la salida de la cueva de Sterkfontein se pueden ver gran parte de las antiguas excavaciones con sus profundos cortes y trincheras en diferentes niveles y sus pasarelas de acceso.
De este lugar ahora abandonado salieron gran parte de esos fósiles únicos que se cuidan como auténticos tesoros en el Transvaal Museum ubicado en Pretoria.
Nos acercamos a la salida por un estrecho camino entre la vegetación reseca donde algunos carteles advierten de la presencia de serpientes venenosas. Mientras avanzamos por el camino de tierra rojiza pienso en lo que nos quedará todavía por descubrir acerca de nuestros antepasados. Sólo tenemos que recordar lo que está sucediendo ahora mismo con los descubrimientos de Atapuerca en Burgos, hallazgos que están cambiando y completando nuestro concepto como especie.
Es entonces cuando, con un gesto teatral, la guía se despide de nosotros con una irónica sonrisa y una frase lapidaria:
«Welcome home, again«.
Bienvenidos a casa, de nuevo.
¿Por qué lo habrá dicho, si han pasado millones de años ?
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Información práctica:
– Si no estás interesado en la Historia ni en la Antropología, no hagas este viaje.
– Tanto el Centro de Visitantes de Maropeng como las Cuevas de Sterkfontein se encuentran a una hora de viaje por carretera desde Johannesburgo.
– La forma más sencilla de acceder es en vehículo propio o con un tour organizado, lo que os saldrá bastante más caro. Recuerda que un buen Seguro de Viajes te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Así que ni lo dudes. Desde aquí te recomiendo MONDO, el seguro de viaje inteligente para viajeros inteligentes.
– En caso de contratar un tour os recomiendo la visita a los dos lugares comprando la entrada combinada.
– El tour completo os llevará unas 6 horas y las empresas que lo hacen suelen exigir un mínimo de 2 personas. El coste aproximado del tour completo ronda los 1.600 Rand (115 €) si vas solo. Si sois varios, sale por unos 1.000 Rand (70 €).
– Llevar calzado cómodo. Mejor media bota de suela con agarre sobre todo para evitar resbalones en la cueva.
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Esta es una excursión que puede llevar a cabo cualquier persona interesada en la Antropología. Pero luego hay otros artículos como el de Carlos Marcos en «Blog de Viajes:Viajar y Aprender» que dan otra visión mucho más completa y a pie mismo de excavación. Lo que yo soñé hacer, Carlos Marcos lo llevó a cabo: descender hasta la misma sima donde se encuentran los fósiles de homínidos todavía incrustados en la roca. Y nos lo cuenta aquí:
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