La imagen de Cholula que no vi.
Esta de abajo es una de las muchas imágenes publicitarias que se suelen ver como reclamo de las ciudades mexicanas de Puebla y Cholula. En primer plano aparece la iglesia de la Virgen de los Remedios y de fondo el volcán Popocatepetl que se encuentra a unos 35 Km. de distancia.
Mirándola te dices: «yo quiero ir ahí y tomar esa foto«. Así que hasta allá que me fui para fotografiarla. Pero esta imagen nunca la llegué a ver.
Lo forma más sencilla de llegar hasta Cholula es pasar antes por Puebla. Ambas localidades cargadas de historia y tradiciones están separadas por apenas 12 Km. A diferencia de Puebla, ciudad fundada por los españoles en 1531, Cholula está considerada como el núcleo urbano habitado más antiguo de América ya que los estudios remontan su fundación al S.VI a.C. Y además luce con orgullo el título de poseer la que dicen es la pirámide con la base más grande del mundo. Por si todo esto fueran pocos motivos, cuenta con una cantidad enorme de iglesias teniendo en cuenta su tamaño y unas interesantes ruinas prehispánicas.
Cuando los españoles llegaron hasta aquí en su camino hacia Tenochtitlán, la capital mexica, se encontraron con un importante centro de comercio regional que al mismo tiempo era sede del culto al dios Quetzalcoatl. Durante el periodo virreinal Cholula se desarrolló gracias a los excesos constructores de las órdenes religiosas que levantaron templos, iglesias y conventos por todas partes, algunos directamente sobre los antiguos teocalis o lugares de culto indígenas. Se creó así un complejo urbano salpicado de viejos lugares de culto, nuevas plazas, pirámides e iglesias que hoy atrae sobre todo a un turismo religioso y cultural.
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Así que tras visitar Puebla, me subo a un taxi y le indico al conductor que me lleve directamente a la Gran Pirámide de Cholula. Construida entre el 200 y el 900 d.C. y compuesta por hasta siete pirámides superpuestas esta pirámide llegó a alcanzar los 65 m. de altura. Mientras el taxi salía de los suburbios de Puebla repasaba todo estos datos. Y a mi mente volvía la imagen espectacular de esa iglesia colonial ubicada en lo alto de un promontorio con un volcán nevado de fondo.
Sí, soy de esas personas a las que una sola imagen le puede llevar a recorrer medio mundo.
Perdido en mis pensamientos regresé a la realidad cuando el taxista tras virar por una callejuela me dijo: «ahí está…». Vale, ahí estaba la iglesia de color amarillo albero de la Virgen de los Remedios, pero la pirámide que yo había imaginado de piedra se había convertido en un promontorio cubierto de árboles y matorrales. Y el magnífico cono nevado del Popocatepetl no se veía por ningún lado en lo que era una mañana algo brumosa pero con buena visibilidad.
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Un tanto decepcionado me bajé del taxi y me dirigí hacia la entrada de los túneles que había leído, se internaban por el interior de la estructura de las viejas pirámides. Los túneles que recorren 280 metros por el interior de la pirámide estuvieron cerrados unos años por problemas de estructurales y de humedad hasta que reabrieron en el 2012.
Aquí hay que decir que estos túneles no son prehispánicos, sino que fueron excavados por los arqueólogos para estudiar la estructura interna de la pirámide y se extienden mucho más allá del pequeño tramo abierto al público. Es un sistema de exploración arqueológica que se inició en 1931 y terminó en 1956. Gracias a estos trabajos los arqueólogos pudieron establecer las dimensiones de la pirámide: 430×460 metros en sus lados y 65 de altura. Actualmente llega a los 45 metros. Para haceros una idea de sus dimensiones, en su base cabrían 2 pirámides como la del Sol de Teotihuacán. Y os aseguro que eso es una barbaridad.
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En el basamento de la pirámide de Cholula cabrían dos pirámides como esta del Sol en Teotihuacán.
Los túneles no son nada especial, pero podéis contratar un guía para que os relate la historia de la pirámide y de la ciudad de Cholula. Se entra por el lado oriente y se sale por el poniente tras descender a unos 8 metros de profundidad.
En realidad la pirámide comenzó a construirse en el S.II d.C. por los cholultecas asentados en la región mil años antes. La construcción se hizo con bloques de adobe y relleno de piedra y lodo, así que en su interior no veréis nada especial. Sobre esta estructura se construyó una segunda pirámide cuando llegaron los teotihuacanos hacia el 250 d.C. Y así sucesivamente hasta que con la caída de Teotihuacán en el S.X debido a causas todavía no muy claras, se abandonó la pirámide.
Cuando dos siglos más tarde toltecas y chichimecas llegaron a esta región a principios del S.XII fundaron Cholula al lado de la pirámide, aunque tras dos siglos de abandono y erosión ya parecía el cerro que es hoy. Consideraron el lugar sagrado y en la cúspide levantaron un altar dedicado al dios Quetzalcoatl. Cuando llegan los españoles en el S.XVI sobre ese altar construyen la iglesia de la Virgen de los Remedios en 1594 sin saber que todo el cerro era una pirámide. Fue Alexander von Humboldt ya en el S.XIX quien al pasar por aquí pensó que el lugar debía conservar alguna cámara funeraria. Entonces propuso por primera vez excavar algunas galerías, cosa que no se hizo ya hasta la primera mitad del S.XX.
Bordeando la pirámide cubierta de árboles aparecen las primeras casas de Cholula. A la izquierda se abre una explanada con un mercadillo y desde allí mismo inicia su ascenso una pronunciada rampa de acceso al santuario ubicado a más de 50 m. de altura.
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Caminando entre otros visitantes y puesto de vendedoras ambulantes y ya bajo un sol de justicia, llego a la escalinata de 48 escalones que sube directamente al atrio que se abre delante de la fachada del coqueto santuario.
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Las vistas de Cholula desde este punto son realmente privilegiadas. Desde aquí uno se puede hacer a la idea de sus dimensiones. Y de la cantidad de iglesias, hasta 49, que atesora la ciudad contando los campanarios que salpicaban el paisaje urbano aquí y allá.
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Tras dar un par de vueltas por la explanada buscando el Popcatepetl oculto entre la neblina y tras visitar el interior de la iglesia, inicié el regreso hacia la rampa de acceso. Por ella suben en procesión miles de fieles y peregrinos en el mes de septiembre implorando protección a la Virgen protectora de Cholula.
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En un punto de la rampa y girando a la izquierda otro camino descendente lleva hasta la entrada a la Zona Arqueológica. Desde aquí, al nivel del suelo, sí que es posible imaginar la forma de la pirámide. Sobre todo cuando me acerco a las excavaciones que han sacado a la luz los muros y basamentos de más de 400 m. de lado de la gigantesca estructura.
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En la explanada hay muchas zonas sin excavar y otras donde se ha intentado reconstruir una serie de intrincados pasadizos, muros y escalinatas. Entre tanta ruina abandonada aparece algún centro ceremonial decorado con motivos simbólicos que quizás representen serpientes y por tanto al dios Quetzalcóatl. El día de mi visita tanto el museo como el acceso a los murales donde se distinguen figuras humanas y algunos animales como chapulines, estaban cerrados al público.
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Terminado el recorrido por la zona arqueológica me paro a comprar un vaso lleno de chapulines colorados (saltamontes) crujientes aderezados con limón y chile picante. La señora que los vende se guarda los pesos en el bolsillo y mira para otro lado entre sorprendida y escéptica. Seguro que piensa que este «gachupín» (español) no sabe ni lo que está pidiendo. Pero sí que lo sé ya que no es la primera vez que pruebo los chapulines aunque reconozco que no me entusiasman. Pero así aderezados están bien sabrosos.
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Camino hacia el centro del pueblo y en la calle Hidalgo Morelos giro a la izquierda para dirigirme hacia el complejo de edificios del Convento franciscano de San Gabriel fundado en 1549 y ubicado al oriente de la Plaza Central.
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Donde ahora se levanta la iglesia con su fachada lisa de color amarillo y aspecto de fortaleza rematada con una torre, antaño estaba el templo de Quetzalcóatl. La Capilla de la Tercera Orden y la Capilla de Naturales inspirada en las mezquitas árabes con sus 49 cúpulas rematan esta mole arquitectónica.
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Muy cerca, al otro lado de la plaza, está la iglesia de San Pedro con su alta torre barroca y cúpula de estilo churrigueresco. A sus puertas unos vendedores ambulantes charlan sobre lo mal que les va la vida: «ni para frijoles me da, ya no…«, dicen. La crisis también ha llegado hasta aquí, o pensándolo bien, para la gente más humilde no se ha ido nunca.
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Hoy es día festivo y la plaza del Zócalo está muy animada con gran cantidad de puestos y mucha gente ojeando aquí y allá con el fondo de la iglesia de San Pedro. La música a todo volumen de rancheras se mezcla con ritmos menos tradicionales y con el olor de las tortitas, los chiles y los frijoles. Por desgracia en los puestos de venta no hay productos artesanos ni tradicionales a no ser algunos puestos de ropa o de dulces. Casi todo tienen aspecto de ser importado: juguetes, ropas, cacharros de cocina…Pregunto y los vendedores me responden indignados que ya todo viene de China. El no va más para ellos es que hasta las ollas exprés de la marca «Vasconia» que antes se fabricaban en México ahora se fabrican en el gigante asiático.
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Bajo los soportales que rodean la plaza todo está lleno de sillas y mesas de los restaurantes que sirven platos típicos de la región y de donde a estas horas de la tarde escapan todo tipo de efluvios prometedores. Decido acercarme la Oficina de Turismo situada en una de estas arcadas y me encuentro a un hombre adormilado sobre la mesa de una triste oficina que apenas consigue decirme un par de cosas para ver en su ciudad. Ni un triste mapa, ni un folleto…nada de nada. Esto es promoción turística…
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Me siento a comer en una de las terrazas bajo los soportales con vistas al mercado que sigue bullendo de actividad y me aventuro con otro plato tradicional de la región: el pollo al pipián, una salsa preparada con semillas de calabaza, ajonjolí o almendras y molidas con chile verde. Para aligerar la potente mezcla se sirve el pollo cubierto de salsa sobre una cama de arroz blanco. Y la verdad es que está delicioso. Estas terrazas constituyen un mirador privilegiado del trascurrir de la vida y las gentes de Cholula, un pueblo cuya tranquilidad contrasta con el bullicio de la gran urbe industrial en la que se ha convertido Puebla.
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Tras un café decido acercarme hasta la Casa del Caballero Águila, edificio que tras ese rimbombante nombre guarda entre sus viejos muros las colecciones del Museo de la Ciudad de Cholula y varias colecciones particulares de piezas prehispánicas y coloniales. La tarde comienza a caer y pienso en tomar un taxi para acercarme hasta las iglesias de Santa María Tonanzintla y San Francisco Acatepec en San Andrés Cholula, conocidas por su estilo barroco y decoraciones en madera y pan de oro. Pero tras ver las iglesias de Puebla decidí que ya tenía bastante de arte religioso. Ciertamente Cholula no tiene mucho más que ver a menos que decidamos venir cuando se celebra el llamado ritual a Quetzalcóatl los días 20 y 21 de marzo en los altares que se encuentran bajo la pirámide en la zona arqueológica.
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El regreso a Puebla lo hice bajo el signo de una cierta decepción. Y todo por quedarme sin poder comprobar si la imagen nevada del Popocatepetl asomando entre las torres del Santuario de la Virgen de los Remedios es real o sólo un montaje publicitario.
Por el camino decido que tendré que volver algún día para intentarlo de nuevo.
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Información práctica:
– Para llegar a Cholula desde México DF lo más práctico y económico es subirse a un autobús de la empresa Estrella Roja en la Terminal Central TAPO (metro San Lázaro). Cada pocos minutos salen autobuses hacia la terminal Central de Puebla. El recorrido lleva dos horas y su coste varía entre los 150-190 pesos. También hay autobuses directos a Puebla desde la Terminal de Llegadas del aeropuerto de México DF.
– Si no quieres complicarte la vida puedes hacer una excursión organizada a Puebla y visitar la Gran Pirámide de Cholula.
– Cholula queda muy cerca de Puebla, así que puedes ir y volver en taxi sin que se resienta tu bolsillo.
– Os aconsejo pasar un par de días en Puebla y Cholula para conocer ambas ciudades.
– Y recuerda que un buen Seguro de Viajes te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Así que ni lo dudes. Desde aquí te recomiendo MONDO. Además contratando tu seguro desde esta página tienes un 5% de descuento.
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