Sur le pont d´Avignon….
Quién no ha oído la famosa canción que enseñan a todos los niños en Francia «Sur le pont d’Avignon, on y danse, on y danse…». El caso es que durante años me pregunté por qué era tan famoso ese puente. Y hoy, muchos años después y tras unas cuantas visitas a la capital del departamento de Vaucluse, me lo sigo preguntando y sólo me lo explico recurriendo a la importancia histórica que tuvo el puente durante siglos, sobre todo durante la época gloriosa de los Papas de Avignon.
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Es cierto que el puente de Saint Bénezet que así se llama, es un lugar casi mítico para el imaginario histórico de la ciudad que cuenta hasta con leyenda propia. En este caso la del pastorcillo Bénezet que construyó el puente bajo inspiración celestial. El caso es que su importancia durante el Medievo está fuera de toda duda. Cuando se construyó en 1185 se convirtió en el primer paso que unía ambas orillas del Ródano con sus 900 m. de largo. Desde luego todo un logro de la ingeniería para la época que permitía conectar el interior de Francia con la costa mediterránea.
Y quien haya visto el Ródano a su paso por Avignon sabe que este río es mucho río, sobre todo en época de crecidas. Precisamente el puente se vino abajo varias veces por estas crecidas y reconstruido otras tantas. Hasta que en el Siglo XVII fue casi totalmente destruido. Por eso sólo han llegado hasta hoy 4 de sus 22 arcos originales y una capilla dedicada a San Nicolás. A pesar de lo poco que queda muchos turistas no dudan en pagar los 5€ que cuesta acceder al puente e imaginarse cómo debía ser en su momento más glorioso. Los japoneses no fallan.
La ciudad de los Papas
Pero si por algo es famosa Avignon es por haber sido sede papal de la Cristiandad. Durante casi 70 años, entre 1309 y 1377, una sucesión de siete papas decidieron establecerse aquí bajo la protección de la Casa de Anjou. Y es que las cosas por Roma andaban muy revueltas.
Esta época se conoce como el Papado de Avignon y terminó cuando las luchas por el poder llevaron a un papa a establecerse de nuevo en Roma. Pero mientras tanto otros dos, los antipapas Clemente VII y su sucesor Benedicto XIII, permanecieron aferrados a su cargo en Avignon. Y así fue cómo se produjo el llamado Cisma de Occidente que enfrentó a Papas y antipapas, nobles y casas reales. Finalmente Benedicto XIII fue declarado hereje en 1417 y tuvo que huir de Avignon para refugiarse en la ciudad fortificada de Peñíscola en la costa mediterránea española. Allí, aislado del mundo y conocido como el Papa Luna, resistió hasta su muerte los embates de Roma. Precisamente de Benedicto XIII viene la expresión «mantenerse en sus 13», es decir, mantenerse firme frente a vientos, mareas y tempestades humanas o divinas.
A pesar de todos estos avatares Avignon se mantuvo como propiedad papal hasta 1791, año en el que la Revolución Francesa acabó con todo orden establecido en Francia. Fue entonces cuando los revolucionarios acabaron arrasando el interior del mayor símbolo de esta capital de la Cristiandad durante la Edad Media: el Palacio de los Papas.
El Palacio de los Papas fue el símbolo del poder papal en Occidente durante casi todo el S.XIV. Fueron dos papas, Benedicto XII y su sucesor Clemente VI, los se empeñaron en levantar una residencia con aires de fortaleza que todavía hoy deja boquiabierto a todo el que llega hasta aquí. Grandiosa, enorme, monumental, imponente…son adjetivos que definen perfectamente esta mole de piedra plantada sobre un promontorio en el centro histórico de Avignon visible desde km. a la redonda.
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Y es que el Palacio de los Papas es la construcción gótica más grande de la Edad Media. En su interior nos encontraremos con dos palacios, el Palais Vieux y el Palais Neuf, además de capillas, claustros, las habitaciones papales decoradas con los frescos del artista italiano Mateo Giovanetti y jardines interiores.
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Su aire de fortaleza se ve reforzado por unos muros que alcanzan los 5 metros de espesor y sus altos torreones. Su interior fue lujosamente decorado, pero por desgracia tras la Revolución Francesa casi todo fue saqueado o destruido. Hoy se mantiene abierto como espacio de actividades culturales para exposiciones artísticas y para representaciones teatrales durante las semanas que dura el festival de teatro de Avignon en julio.
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Cada año lo visitan más de 600.000 personas y eso lo convierte en uno de los 10 monumentos más populares de Francia. Si buscas grandes riquezas o suntuosas decoraciones su interior te va a decepcionar pues casi todo es espacio vacío. Un recuerdo de cómo quedó tras ser usado como cuartel tras la Revolución. Aún así recorrerlo te dará una idea de la riqueza, el lujo y las condiciones de vida de los más poderosos de la época, tan alejadas de la miseria a la que estaba abocada la gran mayoría de la población.
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Avignon es mucho más
Y llegamos a nuestros días con una ciudad que da gusto recorrer. Os aconsejo perderos por el centro histórico para descubrir esas callejuelas imposibles, los viejos cafés, las pequeñas plazas, la rue des Teintures, la calle de los Tintoreros donde todavía se ven las ruedas de los molinos de agua en el Canal de la Sorgue.
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Sorpréndete con los detalles decorativos de las fachadas de los palacetes como la del Hotel des Monnaies y casonas de los nobles; o con las contraventanas de madera típicas de la Provence hasta llegar de nuevo a las murallas medievales que rodean la ciudad y que se mantienen casi intactas.
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Por todo lo citado, además de por sus iglesias y capillas o por sus importancia histórica y monumental, Avignon fue declarada Patrimonio mundial de la UNESCO en 1995. A todo esto hay que sumar su palpitante vida universitaria y sobre todo, su rica vida cultural que alcanza su clímax anual con el Festival de Teatro que se celebra durante tres semanas en el mes de julio.
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Entre el 4 y el 25 de julio Avignon aparece tomada por grupos de teatros, actores callejeros, representaciones en la calle, músicos, artistas varios, pasquines y carteles y una multitud ansiosa de cultura. El Festival de Avignon, fundado en 1947 por Jean Vilar, es uno de los festivales de teatro más importantes del mundo. Pero también es fiesta, es celebración, es lugar de encuentro de artistas y también un lugar de reivindicación. Por eso desde hace unos años los casi 40 espectáculos programados tienen que competir con el llamado Festival OFF, ajeno a burocracias, estamentos oficiales y subvenciones varias.
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Pequeños locales, bares, capillas, terrazas, plazas…cualquier lugar es bueno para que los artistas noveles den a conocer sus propuestas más vanguardistas. El ambiente vital que vive Avignon esas tres semanas es algo que termina por enganchar y para mucha gente relacionada con la cultura es una de las citas ineludibles del verano. Esta es una fiesta única que aconsejo vivir en vivo y en directo.
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Avignon es una ciudad de tamaño medio que se recorre a pie fácilmente. Pero si lo que buscas son espacios verdes entonces date una vuelta por los jardines del Rocher des Domes al lado del Palacio de los papas. O cruza el Ródano hasta la Île de Piot para recorrer sus paseos ribereños donde permanecen anclados muchos barcos-vivienda, los llamados peniche. Durante el verano hay empresas que organizan paseos en barco por el Ródano o cenas nocturnas a bordo.
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Y si lo que quieres es algo más, basta alejarse unos kilómetros de Avignon para descubrir algunas de las maravillas de la región de La Provence: la Fontaine de Vaucluse se encuentra a 35 Km, Gordes y los campos de lavanda de la Abadía de Senanaque están a 40 Km. al igual que la ciudad de Arles con sus ruinas romanas, por no citar a las de Nimes.
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El acueducto romano del Pont du Gard está a 25 Km. y el Parque Natural de La Camargue está a 50 Km. Marsella está 80 Km. y así podría seguir citando lugares únicos de esta región privilegiada a orillas del Mediterráneo.
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Ahora ya sabes las poderosas razones por las que Avignon bien merece no una, sino varias visitas.
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Información práctica:
– El Palacio de los Papas está Abierto todos los días, todo el año.
– Del 1ro de septiembre al 1ro de noviembre: 9 h – 19 h.
– Del 2 de noviembre al 28 de febrero: 9:30h-17:45h
– Marzo: 9hs-18:30hs
– Del 1ro de abril al 30 de junio: 9 h – 19 h.
– Julio: 9hs – 20hs.
– Agosto: 9 h – 20:30 h
– El Pont dÁvignon también abre todos los días del año.
– Del 1ro de septiembre al 1ro de noviembre: 9 h – 19 h y del 2 de noviembre al 28 de febrero: 9:30 h-17:45 h
– Marzo: 9 h – 18:30 h / Del 1ro de abril al 30 de junio: 9 h – 19 h
– Julio: 9 h – 20 h
– Agosto: 9 h – 20:30 h
Hay también una entrada combinada Palacio+Puente con tarifas reducidas y familiares. Os aconsejo consultar precios y descuentos en la taquilla correspondiente.
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