El desfile de los elefantes por el Brooklyn Bridge.
¡Qué increíble espectáculo! El 17 de mayo de 1884 veintiún elefantes del Circo Barnum desfilaban por el nuevo y reluciente Puente de Nueva York y Brooklyn ante la expectación y el asombro de los neoyorquinos.
En realidad el desfile formaba parte de una prueba de resistencia del que era el puente colgante más grande del mundo. Inaugurado un año antes tras una azarosa construcción iniciada en 1870, el puente era una auténtica maravilla de la ingeniería de la época al ser el primer puente suspendido por cables de acero.
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Pero por entonces eran mayoría los escépticos que pensaban que era imposible que aquella enormidad de hierro y acero no se viniera abajo. Al fin y al cabo los inicios no habían sido muy afortunados. Tras 15 años buscando financiación y convenciendo a todos de la necesidad de su construcción, su diseñador y promotor John A. Roebling falleció por accidente a los 5 días de iniciarse las obras. Su hijo y continuador del proyecto Washington Roebling se vio afectado por la enfermedad de la descompresión o «de los buzos» contraída mientras trabajaba en la cimentación de los pilares. La enfermedad lo inmovilizó y ello obligó a su mujer Emily a supervisar y coordinar la finalización del proyecto. Cuando el 24 de mayo de 1883 tras 13 años de obras y casi una treintena de obreros fallecidos se inauguró el puente, unas 150 mil personas se aventuraron a cruzarlo. El privilegio de ser la primera fue para Emily Roebling.
Sin embargo una semana después un ataque de pánico por temor a su derrumbe provocó una estampida y una docena de muertos. En un mundo todavía receloso de los avances científicos era necesario dar un golpe de efecto definitivo para dejar en el olvido tal sucesión de fatídicas desgracias. Y fue el desfile de los elefantes liderados por el gran Jumbo de 7 toneladas el que acabó de una vez por todas con los miedos y temores.
Desde ese mismo momento el “Puente de Nueva York y Brooklyn” que así se denominó, se convirtió en uno de los hitos sobre los que se edificó la conciencia de los Estados Unidos como potencia mundial. Un país donde todavía a finales del S.XIX los pueblos indios de las grandes llanuras ofrecían su última y agónica resistencia al hombre blanco. Sin embargo en este país todavía en formación se había construido este puente de colosales dimensiones para el tráfico de personas, tranvías y carretas de caballos. Porque por si no os habíais dado cuenta os recuerdo que en 1883 todavía no se había inventado el automóvil.
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Ubicado en el extremo sureste de la isla de Manhattan los 1.800 m. del puente unían Brooklyn y New York, por entonces ciudades separadas, atravesando el East River. Su denominación como “Puente de Brooklyn” no se oficializó hasta 1915. A día de hoy, casi un siglo y medio después de iniciada su construcción, el puente sigue en pie convertido ya en uno de los iconos más reconocibles de Nueva York. Y como no, en uno de los más famosos del mundo.
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Cruzando el Puente: de Brooklyn a Manhattan
Según datos del «Department of Transportation» cada día cruzan el puente más de 120.000 vehículos, 3.000 ciclistas y 4.000 peatones. Mientras que por las vías inferiores corre un denso y ruidoso tráfico de vehículos, por la pasarela peatonal viandantes y ciclistas comparten vías diferenciadas. Aunque de vez en cuando todavía hay ciclistas despistados que se cuelan en el espacio reservado a los viandantes. Mientras tanto, los paseantes que van y vienen se arremolinan, chocan y se estorban intentando tomar las mejores fotografías y los inevitables selfies.
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Debido precisamente a que cruzar el Puente de Brooklyn es una de las actividades gratuitas que se pueden hacer en Nueva York, siempre está lleno de turistas. Sin embargo, no está de más saber que hasta 1911 se pagó peaje por peatón, caballo o carruaje. Hoy día la decisión más importante que has de tomar a la hora de cruzar es elegir si empezar tu paseo desde Brooklyn o desde Manhattan.
Mi consejo es que si vais a primera hora de la mañana o al anochecer lo hagáis desde Brooklyn. Por la mañana tendréis el sol iluminando las torres acristaladas de Manhattan justo enfrente. Y al atardecer la imagen del skyline iluminándose a medida que el sol se esconde tras los rascacielos. Sin embargo y como os comentaré más adelante esta no es mi opción favorita.
Para comenzar desde Brooklyn debéis tomar la línea azul letras A o C y bajaros en High Street que es la primera parada en Brooklyn. A la salida os encontraréis con un parque que debéis cruzar y seguir las indicaciones. El acceso al puente está señalado hasta las mismas escaleras que suben hasta el paseo peatonal. Aquí todo el mundo conoce el acceso así que en el improbable caso de que os perdías, preguntad. Enseguida os encontraréis caminando bajo el entramado de cables de acero sustentados por las dos grandes torres de piedra rojiza de 84 m. de altura. A vuestra derecha veréis un edificio con una gran esfera de cristal que simula un reloj. Ahí se encuentra uno de los apartamentos más caros de Nueva York con unas vistas que tienen que ser de impresión.
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Más adelante también hacia vuestra derecha veréis los pilares azules del Manhattan Bridge y más al fondo, si es un día despejado, la inconfundible silueta del Empire State Building. Justo enfrente y a la izquierda de los pilares os encontraréis con el skyline de Manhattan. Y más allá de la desembocadura del East River, descubriréis la figura recortada en el horizonte de la Estatua de la Libertad. Más cerca, casi a los pies del puente, verás las instalaciones del Southstreet Seaport. En realidad es un viejo muelle, el Pier 17, reconvertido en un centro de ocio repleto de tiendas y restaurantes.
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Ya sea por la mañana o al anochecer la brisa marina, los espacios abiertos, las increíbles panorámicas y los efectos de luces y sombras convertirán este paseo en una de las experiencias que más habrás disfrutado en Nueva York. Mucha gente prefiere hacer el paseo en este sentido ya que una vez que atraviesa el puente ya está en Manhattan y desde ahí puede seguir su visita por la ciudad. Ya sea en un sentido u otro calcular que tardaréis una media hora en atravesar el puente. Aunque puede ser mucho más dependiendo del tiempo que dediques a tomar fotos, a admirar el paisaje o a descansar en alguno de los bancos del recorrido.
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De Manhattan a Brooklyn
El punto de partida desde Manhattan se encuentra muy cerca de cualquiera de las líneas J o Z con parada en Chambers St, de las líneas N o R con parada en City Hall o de las líneas 4, 5 o 6 con parada en Brooklyn Bridge-City Hall. Nada más salir del metro os encontraréis con el edifico del City Hall de Nueva York y a unos 200 metros, justo enfrente, el acceso peatonal al puente. A vuestra derecha os sorprenderá uno de los rascacielos más elegantes y modernos de Nueva York, el 8 Spruce Street diseñado por el arquitecto Frank Gehry. De todas formas aquí es imposible perderse porque ya desde aquí veréis la magnífica estampa del Puente de Brooklyn delante de vuestras narices.
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Yo recomiendo hacer este recorrido a última hora del día para ver el atardecer y rematar la visita en el Brooklyn Bridge Park. Tras un ligero ascenso veréis como las tonalidades anaranjadas tiñen el entramado urbano de DUMBO (Down Under the Manhattan Bridge Overpass), uno de los barrios con más vida de Brooklyn. Las luces del puente y de la ciudad comienzan a encenderse y verás que cada poco has de darte la vuelta para ver cómo va cambiando la ciudad a medida que atardece.
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Una vez que llegues al otro lado te recomiendo acercarte hasta el Brooklyn Bridge Park. Para ello toma la Washington St. que baja hacia el East River. No tiene pérdida. Al fondo verás esta imagen de los pilares del Manhattan Bridge.
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Al final llegarás a la Plymouth St. Busca cualquiera de los accesos al parque y acércate a la orilla hasta encontrar una pequeña playa de piedras con unas bancadas de cemento. Mientras anochece allí disfrutarás de una de las estampas neoyorquinas más reconocibles, luminosas e increíbles que puedas imaginar. Quizás nunca hayas visto un anochecer urbano más hermoso que este. Hacia la izquierda verás el Brooklyn Bridge con el skyline iluminado de Manhattan. Y hacia la derecha, la estampa del Manhattan Bridge. ¡Qué lugar para perder la noción del tiempo mientras te dejas llevar por las luces de la ciudad!
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Si tomas el paseo hacia la izquierda te encontrarás con el Jane´s Carrousel, un antiguo tiovivo todavía en funcionamiento. Mientras tanto puedes seguir tomando fotos desde diferentes perspectivas o alucinar con las poses de las parejas de novios chinos que vienen hasta aquí para hacer sus reportajes de boda. Sin darte cuenta estarás de nuevo a los pies de uno de los pilares del Brooklyn Bridge. Ahí está el River Cafe, un restaurante nada barato con aspecto de llevar aquí desde la misma construcción del puente. Afortunadamente también encontrarás opciones más económicas si te ha entrado el hambre. Desde las hamburguesas de Shake Shack hasta las famosas pizzas del Grimaldi´s, uno de esos restaurantes que aparecen en todas las guías turísticas de Nueva York.
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Conclusión:
Recorrer el Puente de Brooklyn es una de las mejores cosas que puedes hacer en Nueva York. En realidad diría que es una de las imprescindibles. Al fin y al cabo no todos los días se tiene la oportunidad de disfrutar de Nueva York desde un mirador tan privilegiado totalmente gratis. Tampoco hay que olvidar que estás caminando sobre uno de los iconos de Nueva York y una de los National Historic Landmark de los Estados Unidos. El propio paseo, las panorámicas, el ir y venir por el río de barcos, lanchas y ferrys, los atardeceres, las luces que al anochecer iluminan el skyline mientras desaparece el bullicio de la ciudad y se hace el silencio.
Todas estas son imágenes y sensaciones difíciles de olvidar que por sí solas justifican un viaje a la ciudad que nunca duerme.
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Información práctica:
– Si viajas a los USA una de las primeras cosas que tienes que hacer es contratar un buen Seguro de Viajes . Te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Así que ni lo dudes. Desde aquí te recomiendo MONDO, el seguro de viaje inteligente para viajeros inteligentes. Además contratando tu seguro desde esta página tienes un 5% de descuento.
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– Las mejores épocas para recorrer el puente son la primavera y el otoño y claro está, en un día despejado. Aunque a mí me gustan esas tardes frías, azuladas y ventosas de Nueva York cuando la visibilidad se extiende hasta donde se pierde la vista. Eso sí, hay que ir bien abrigado porque el viento y el frío sobre el puente son inclementes.
– A mucha gente le ha entrado la tentación de subir hasta lo alto de uno de los pilares ascendiendo por alguna de las pasarelas laterales de mantenimiento. A otros en cambio se les ha dado por suicidarse, o saltar para demostrar sus habilidades natatorias emulando a Robert E. Odlum, un profesor de natación que el 19 de mayo de 1885 fue el primero en saltar del puente. A pesar de que lo rescataron con vida murió preguntando qué tal lo había hecho. Pues has de saber que el Puente de Brooklyn está estrechamente vigilado por la Policía de Nueva York a todas horas y desde todos los ángulos. Así que aquí de tonterías nada de nada. Y más tras el ataque terrorista del 11-S.
– Aquí os dejo remarcadas en rojo las estaciones de metro más cercanas al puente tanto en Manhattan como en Brooklyn:
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– Las mejores fotografías desde Brooklyn las sacarás desde ambos lados del puente: Por un lado desde el Brooklyn Bridge Park situado en DUMBO entre los pilares del Manhattan Bridge y el Brooklyn Bridge que ya he mencionado. Y del otro lado, desde el paseo que hay junto a los viejos muelles en Brooklyn Heights Promenade. Personalmente prefiero el área de DUMBO. No olvides tu trípode y tu disparador remoto.
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– Entre las extrañas aficiones de muchas parejas figura la de ir comprando candados por el mundo y colocarlos en puentes, verjas y monumentos mientras se juran amor eterno. Pues sabed que hacerlo en el Puente de Brooklyn contraviene la normativa urbana. Así que guardaros el dinero de los candados y reservarlo para otras cosas más…divertidas.
– Si quieres ver el Puente de Brooklyn desde otras perspectivas puedes subirte al East River Ferry y ascender por el East River hasta el muelle de la 35 St. ubicado muy cerca del edificio de las Naciones Unidas.
– Otra opción navegable que me gusta más es tomar es tomar el NY Water Taxi. Adquiriendo un All-Day Access Pass podrás circunnavegar gran parte de Manhattan. Podrás subir y bajar en los muelles donde tiene parada, disfrutar del skyline y tener una visión diferente del Puente de Brooklyn mientras lo cruzas por debajo las veces que quieras.
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