Es Miércoles Santo y me encuentro en la Catedral de Quito a punto de presenciar una ceremonia cuyo origen se remonta a tiempos de la antigua Roma. Desde una hora antes del mediodía ya casi no se puede entrar a la Catedral.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.