En teritorio arbore.

El centro del valle del Omo se presenta como una inmensa planicie donde predomina el típico paisaje de la sabana africana. Con un sol que cae a plomo y la temperatura rozando los 40ºC veo por primera vez un poblado de los arbore con sus chozas de madera y paja. El 4×4 avanza sobre el duro suelo reseco levantando nubes de polvo.

El valle del Omo, Patrimonio Mundial de la Humanidad.

En el valle del Omo no hay grandes monumentos, a no ser los que forman sus propios paisajes. No fue la cuna de una gran civilización. Pero fue el lugar donde surgieron los Australophitecus Afarensis, uno de los más antiguos homínidos y ancestros del género Homo. Aquí no encontrarás grandes museos o pinacotecas, pero sus habitantes lucen como auténticas obras de arte.

Quebec: aventura urbana bajo cero.

En Quebec hace un frío polar que llega a -30ºC por las noches. La capital de la provincia canadiense del mismo nombre está cubierta por un manto blanco de hielo y nieve. Y me siento como si estuviera en un congelador gigante. Pero si me preguntas si es una locura visitar la capital del Canadá más francófono en pleno invierno, te diré que sí. ¡Pero bendita locura!

Foto-locura en el sur de Etiopía.

El sur de Etiopía es uno de esos lugares en el que un fotógrafo puede volverse loco. La razón es que el valle del Omo es el hogar de 16 etnias y tribus que mantienen su cultura y sus formas de vida ancestrales a pesar del avance imparable de la globalización. La cantidad de escenas únicas dignas de inmortalizar es tal, que es fácil llegar a sufrir un auténtico síndrome de Stendhal fotográfico.

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