Hacia territorio Nyangatom.
Hace un calor tórrido en territorio nyangatom. Tras cruzar el río Omo llegamos a la pequeña población de Kangatin, un villorrio que ha crecido a ambos márgenes de la carretera. Es mediodía y allí nos refugiamos durante unas horas en uno de los pocos bares del pueblo. A 37ºC a la sombra, la vida transcurre lentamente en este rincón perdido del valle del Bajo Omo.