Viajando al pasado desde lo alto de Masada.
Masada seguía mostrándose inexpugnable. Lucio Flavio Silva miraba de nuevo hacia lo más alto de sus murallas fortificadas a 500 m. de altura. Tal como lo llevaba haciendo los últimos meses. Esa meseta que dominaba el desierto de Judea y el Mar Muerto había sido la peor pesadilla del gobernador romano durante demasiado tiempo.