La muralla de Xi´an

China: no hay como viajar para desmontar mitos.

China es uno de esos países que te rompe los esquemas. Aquí todas las expectativas se ven superadas ante la grandiosidad de sus paisajes, la enormidad de sus ciudades, su poderío económico y tecnológico, su abrumador legado histórico y cultural, su rica y variadísima gastronomía… Y, sí, tengo que decirlo, la simpatía de la mayoría de la gente.

Que sí, que los chinos son amables y hasta simpáticos. Aunque algunos sigan escupiendo en el suelo y colándose en todas las filas (cuestión cultural), en general me ha sorprendido la amabilidad y la curiosidad que sienten hacia el extranjero. Como me dijo una joven china, entre chinos y occidentales tenemos un grave problema de comunicación. Y los problemas de comunicación son la base del desconocimiento. El desconocimiento entre dos mundos que se miran con recelo. La barrera del idioma está ahí, aunque hoy día las aplicaciones de traducción instantánea ayudan a solventar, más o menos, este problema.

Quizás el principal obstáculo, en un mundo interconectado como el actual, es la incompatibilidad de aplicaciones de correo o mensajería instantánea como Facebook, Gmail o Whatsapp. En China no funcionan. Y las que allí son mayoritarias como WeChat, están en chino. Que quieres mandar un mensaje o un correo a un amigo chino, pues ya puedes instalarte las app que se usan allí. Un tema del que os hablaré más adelante. El caso es que chinos y occidentales nos miramos sin conocernos y, la mayoría de las veces, sin entendernos.

China, la super potencia del S. XXI

Viajando por China se cae el mito de esa China pobre y rural de millones de personas recorriendo ciudades grises y contaminadas en bicicletas. Muy al contrario, la modernidad de sus ciudades e infraestructuras, las increíbles obras de ingeniería que salpican la geografía del país y la bonanza económica que se respira y se ve en las calles y pueblos de China, aportan una imagen de un país que es toda una potencia mundial. Un país que todavía está aprendiendo a conjugar un pasado de 5000 años de historia con un presente fascinante.

En resumen, que los chinos se nos van a merendar crudos ¡Qué tremendos aeropuertos y qué estaciones de tren ultra-modernas con trenes de alta velocidad que enlazan ciudades grandes y pequeñas! ¡Qué estaciones y líneas de metro que ya querríamos en Europa! ¡Qué puentes, rascacielos, autopistas, trenes de levitación magnética, centros comerciales futuristas, coches eléctricos…! Señoras y señores, les presento a China, la super-potencia del S. XXI. Vuelvo a Europa con la impresión de que aquí nos hemos quedado atrás.

Un viaje de metro en Pekín, Xi´an o Shanghái cuesta unos 30 céntimos de €. Un trayecto en tren de alta velocidad de 100 Km, 7 €. Un coche eléctrico de última generación (que ya quisiera un Tesla) entre 20-30.000 €. Comer en un restaurante con una estrella Michelin, entre 20-30 € por persona. Y en un restaurante familiar, entre 8 y 10 €. Y puedes encontrar hoteles de 4 y 5 estrellas por 60-70 euros.

Sí, China es una dictadura, así que sonríe que te estamos grabando

Vale, es cierto. China es una dictadura comunista, aunque muy sui generis. Como me dijo una amiga china, en China convive lo peor del socialismo y del capitalismo. Porque si hay algo que les guste más a los chinos que comer, eso es el dinero. Y a continuación, sin cortarse un pelo, afirma que en China se construye mucho porque a más construcción, más corrupción.

Sí, me sorprendió la forma desenfadada en la que los jóvenes chinos critican a sus gobernantes. Pero de los comentarios jocosos o críticos, no pasan. Saben que cualquier intento de revuelta social será cortado de raíz por un gobierno que todo lo ve, todo lo oye y todo lo sabe. De eso se encargan los miles de millones de cámaras instaladas por todas partes. Aquí dicen que por cada chino hay 3 cámaras de vigilancia. Así que haz tus cálculos. Tampoco hay que olvidar el control gubernamental de las redes sociales y aplicaciones. Y claro, la abrumadora presencia de los miles y miles de policías y agentes de seguridad que te vas a encontrar a cada paso.

Por eso China es uno de los países más seguros del mundo para los extranjeros. Porque nada pasa y nada se mueve sin que lo sepa el “Gran Hermano”. Así que si viajas a China has de saber que vas a estar controlado y vigilado desde el minuto uno. Ya te darás cuenta cuando te pidan el pasaporte en hoteles, estaciones, aeropuertos, museos, atracciones, etc. Y cuando veas esa ingente cantidad de cámaras de vigilancia ubicadas en cualquier lugar imaginable.

Viajar por China ¿es complicado?

Pues sí y no. Como ya he comentado la barrera del idioma se puede superar con las app de traducción y hablando un poco de inglés. Al menos los jóvenes entienden lo básico. Moverse en metro por las grandes ciudades, o en tren por el país, no tiene mayor dificultad que saber un par de cosas. Y una vez que sabes cómo tener Internet (sin restricciones) y la forma de funcionamiento el sistema de pagos con Alipay o Wepay (os hablo de estas cuestiones más adelante), el tema de compras y pagos está resuelto.

Tras solventar el tema de los pagos y de cómo moverse, lo más complicado es saber lo que vas a comer. Porque en las fotografías de la mayoría de restaurantes no se distingue casi nada, y los menús suelen estar sólo en chino. Así que al principio no sabrás si estás pidiendo una panceta de cerdo glaseada o un pato Pekín. Luego, al ir probando cosas (la mayoría de las veces sin saber lo que son), irás afinando más a la hora de pedir.

¿Qué necesito para viajar a China?

Aparte de estos detalles, os iré contando por aquí algunos trucos y habilidades para sobrevivir en China sin morir en el intento. Ya veréis que es menos complicado de lo que parece. Pero empecemos por el principio.

Lo más importante es tener un pasaporte en vigor con al menos 6 meses de validez. Y una vez en China, llevarlo siempre encima porque te lo van a pedir constantemente. Si vas a estar más de 15 días en China, deberás solicitar un visado en la embajada china más cercana. Los ciudadanos españoles están exentos de visado si su estancia es inferior a 15 días. Esta es una norma cuya vigencia se ha ampliado a los ciudadanos de 18 países hasta el 31 diciembre del 2025. Está claro que China quiere promover el turismo extranjero.

No hay requisitos sobre vacunaciones obligatorias. Y ya nadie habla del COVID.

Antes de iniciar tu viaje a China, asegúrate de que tienes reservados tus vuelos de regreso. Al llegar al aeropuerto vas a tener que rellenar un formulario en el que, entre otros datos, has de poner las fechas y número de los vuelos tanto de la entrada como de la salida del país.

Y por supuesto, ni se te ocurra viajar a China sin llevar un Seguro de Viajes que incluya las coberturas más completas. Te ahorrarás preocupaciones y muchos problemas. Por eso te recomiendo HEYMONDO. Además, si lo contratas directamente desde aquí, tendrás un 5% de descuento.

¿Cuál es el mejor momento para viajar a China?

Sin duda las mejores épocas son la primavera y el otoño. Sobre todo, por el tema de las temperaturas y las lluvias. China es un país enorme en el que hace mucho frío en el norte durante el invierno. Y un calor bochornoso, con tifones incluidos, en el sur durante el verano. Por otra parte, los meses de vacaciones de la mayoría de los chinos coinciden con los meses de julio, agosto, y en menor medida septiembre. Con todo lo que ello conlleva: masificación, precios altos, etc.

Así que si viajas al sur te recomiendo el invierno y la primavera. Y si viajas al norte la primavera y el otoño. Aunque si tu destino es el Tíbet, los mejores meses son los de julio, agosto y septiembre.

También debéis tener en cuenta una fecha maldita para viajar por China: la que coincide con la celebración del Año Nuevo Chino, que varía cada año. Durante esas fechas es casi imposible moverse por el país, así que evita el Año Nuevo Chino a toda costa.

Mi último viaje por China lo hice durante la última quincena del mes de septiembre. Y puedo decir que el tiempo fue muy agradable en Pekín, lluvioso en Shanghái, caluroso en Xian y bochornoso en Guilin, en el sur. En general septiembre es un buen mes ya que el turismo interno ya ha disminuido mucho y se puede visitar la mayoría de los lugares sin colas ni esperas.

Internet, VPN, aplicaciones y demás: AliPay y WeChat

Viajar a China con acceso ilimitado a Internet, y sin restricciones, exige una cierta planificación y la instalación en tu teléfono móvil de unas aplicaciones imprescindibles. Ya te digo que sin ellas no vas a poder moverte por China, o lo harás con muchas dificultades.

Para empezar, Internet. Puedes hacerte con una tarjeta SIM china a tu llegada, con todas las limitaciones que ello implica. Te recuerdo que no funcionará tu Whatsapp, tu Gmail, Google Maps, Twitter o Facebook por poner unos ejemplos. Para mí lo más sencillo y efectivo es hacerse con una eSim de Holafly con VPN incorporada. Tendrás acceso ilimitado a Internet en China a través de las redes móviles. Y lo más importante, sin restricciones. Yo la he usado durante dos semanas sin ningún tipo de problema, así que te la recomiendo. Simplemente la descargas antes de viajar a China, y una vez que llegas completas la instalación con la red de internet del aeropuerto o del hotel.

Internet en China

Si durante tu viaje por China quieres tener conexión a Internet sin restricciones ni censura, te recomiendo la e-Sim de HOLAFLY. La descargas en tu smartphone antes de viajar y la activas cuando llegues a China. Además, tendrás un 5% descuento usando el código «VIAJESYFOTOGRAFIA«

Antes de viajar a China deberás instalarte al menos una o dos de las aplicaciones más usadas en China: AliPay y WeChat. AliPay va a resultarte imprescindible para todo tipo de pagos en tiendas, restaurantes, servicios, transportes…Y WeChat para comunicarte en caso de que contrates excursiones o actividades con agencias locales. Aunque WeChat tiene también un servicio de pagos asociado llamado WePay.

AliPay es aceptada hasta en los tenderetes callejeros más remotos o improbables, y fue la que más utilicé. Así que antes de viajar a China, descárgate esta app que es en realidad una cuenta de pago electrónico asociada una de tus tarjetas de crédito. Ten en cuenta que tendrás que introducir un numero de tarjeta válido y crear un código de seguridad que vas a tener que usar muchas veces. Si piensas que durante tu estancia todos tus pagos van a superar los 500 euros, también tendrás que introducir los datos y una foto de tu pasaporte.

El problema es que, una vez instalada, AliPay está en chino. En Internet encontrarás tutoriales de cómo instalarla, así como la traducción de cada apartado. La última versión cuenta con un pequeño traductor que te permite ir traduciendo al inglés los mensajes de la aplicación.

Tarjetas de crédito como VISA o MasterCard son aceptadas en las tiendas de grandes ciudades, hoteles y atracciones turísticas más importantes. Pero la verdad, teniendo AliPay, no las utilicé en ningún momento. Dicho todo esto ¿merece la pena cambiar dinero? Sinceramente, casi no es necesario ya que sólo lo utilizarás en lugares muy remotos o para pequeñas compras a gente local. En dos semanas de viaje cambié 100 € y me sobró dinero.

Cómo moverte por China

La red de aeropuertos, trenes de alta velocidad y de metro en China es enorme y funciona a la perfección. Quedarás asombrado ante el tamaño de algunas estaciones de tren, y por la modernidad, limpieza y eficacia de su red trasporte urbano. La mayoría de los carteles indicativos y nombres de estaciones están escritos en caracteres occidentales, así que no tendrás problemas en localizar tu destino.

Con Alipay podrás pagar todos los trasportes públicos (metro y autobús) en las principales ciudades chinas. Cada vez que viajes a una ciudad has de generar un código QR específico con AliPay para la red de metro o autobús de esa ciudad. Cuando entres en una estación de metro, pasarás un escáner de seguridad. A continuación están los tornos con lectores de acceso. Presenta tu código QR generado por AliPay en los lectores, y listo. Luego lo vuelves a presentar a la salida y, según tu recorrido, te genera un monto específico. Para mí el metro es el método de trasporte más rápido y eficaz en grandes ciudades como Pekin, Xi´an o Shanghai. Y además muy barato, ya que de media ronda los 30 céntimos de euro por viaje.

Y en cuanto al trasporte en tren hay varias páginas desde las que comprar tus billetes, La app oficial de los trenes chinos es Railway12306, pero yo he utilizado otras webs como Trip.com, China Ticket Online, o 12go. Todas funcionan sin problemas. Eliges el trayecto, introduces tus datos del pasaporte y la forma de pago. Recibirás una confirmación de la compra con el trayecto, el número de tren, así como el vagón y asientos asignados. Una vez que llegues a la estación sólo tienes que pasar el obligatorio escaneo de seguridad y presentar tu pasaporte a cualquiera de las personas que controlan los accesos a los andenes. Y listo.

Por cierto, en algunas estaciones los destinos suelen estar escritos en caracteres chinos, así que confirma tu andén con el número de tren y su horario. En las estaciones puedes comprar el billete físico, pero te recomiendo que compres tus billetes de tren con antelación si viajas en periodo de vacaciones.

Otra app que te puede resultar muy útil es DiDi, que es como el Uber chino. Los taxis no son nada caros en chino, pero si usas DiDi te puedes ahorrar algo de dinero. Aunque es una app independiente, también puedes acceder a ella desde WeChat.

Para las visitas a lugares turísticos donde no resulta sencillo el acceso en trasporte público, puedes recurrir a las agencias locales de turismo. Por ejemplo para visitar algún tramo de la Muralla China, recorrer los campos de arroz de Longji, viajar por el río Li en barca de bambú, o para visitar los guerreros de terracota de Xi´an. Estas agencias suelen tener guías en inglés, son serias y muy eficaces.

Otros detalles a tener en cuenta

China es un país inmenso, además de tener una historia y culturas milenarias. Por eso cada año atrae a más turistas extranjeros que se aventuran a venir sin saber muy bien qué se van a encontrar. Aparte de lo ya dicho, hay pequeñas cosas del día a día que te pueden resultar sorprendentes por inesperadas.

– Ya he comentado el tema del idioma. La gran mayoría de los chinos hablan chino mandarín y alguna lengua local si pertenecen a una etnia diferente a los Han mayoritarios. Y punto. El inglés lo hablan más o menos en los hoteles y lugares más turísticos de las grandes ciudades. Y los jóvenes, cuatro frases básicas. Por eso cuando salgas a dar una vuelta lleva siempre contigo, además del pasaporte, la dirección de tu hotel escrita en caracteres chinos. Y si es posible, instálate un traductor instantáneo en tu teléfono móvil. Te facilitará mucho las cosas en momentos determinados.

– Hay muchos baños públicos. Los encontrarás hasta en los lugares más insospechados. Eso sí, la mayoría no son de estilo occidental y a veces las condiciones de limpieza son…en fin, justitas. Además, no encontrarás papel higiénico en casi ninguno.

– Hay miles de bicicletas de alquiler para moverse por las ciudades que funcionan con aplicaciones. Pero, curiosamente, no hay monopatines eléctricos.

– Siguen vigentes costumbres ancestrales como la de escupir gargajos bien sonoros en la vía pública, eructar, estornudar como si uno fuera a  explotar y colarse en cualquier amago de cola o fila. Las señoras mayores son expertas en esta materia y son muy, muy rápidas.

– Y hablando de señoras mayores, las verás haciendo taichí en parques y lugares públicos. Pero lo que más les gusta, además de colarse en las filas, es bailar en grupo. Durante los fines de semana las veras ejecutando bailes de extrañas coreografías en parques y jardines. Estos lugares de esparcimiento son los lugares perfectos para conocer más de cerca la forma de vida de los chinos. Ahí los verás relajados y en su salsa tocando música tradicional, jugando a las cartas o al mahjong y disfrutando en familia de los juegos infantiles.

Por cierto, el problema de la natalidad en China da para una conferencia. Después de décadas de política del «hijo único», ahora China da ayudas a los padres para tener más hijos. Pero los jóvenes de hoy están retrasando la edad de casarse y la de tener hijos. Porque tenéis que saber que en China, para tener hijos, hay que estar casados sí o sí. Esto quiere decir que una mujer no puede ser madre soltera, ya que el Estado nunca le dará a su bebé las credenciales de nacimiento ni los papeles de identidad. Y eso significa su «no existencia como persona».

– Los chinos son unos expertos comerciantes y te van a intentar vender cualquier cosa. Además, son expertos en el arte del regateo. Así que pagues lo que pagues por algo, ellos siempre ganan.

– Como ya he dicho, si hay algo que les guste a los chinos más que el dinero, eso es la comida. Encontrarás restaurantes y puestos de comida por todos partes abiertos de forma casi continua. Pero no te esperes encontrar las especialidades que sirven los restaurantes chinos en occidente como rollitos primavera, wan-tun frito con gambas, etc. La gastronomía china es de una riqueza y variedad abrumadoras. Pero tendrás que abrir tu mente a nuevas experiencias, sabores, olores y texturas desconocidas porque todo lo que corre, vuela, nada o se arrastra es susceptible de acabar en un plato chino. Por cierto, en China no se acostumbra a dejar propina.

Resumen de mi ruta por China

A la hora de plantearse un viaje a China, es normal preguntarse por dónde empezar. China es inmensa, abrumadoramente variada, con infinidad de lugares atractivos, ciudades milenarias, parques naturales y con un montón de lugares que son Patrimonio de la Humanidad.

Si no has estado nunca en China, aquí te dejo la ruta que hice de dos semanas y que te puede resultar orientativa para visitar algunos lugares que considero imprescindibles. Son sólo unos pocos de esos que todos queremos conocer. Es una ruta que intenta aunar lo más moderno con lo tradicional, lo urbano con lo rural, la imponente naturaleza de este país con la China más tecnológica.

Dependiendo del precio de los billetes de avión puedes empezar por Pekín (oficialmente se llama Beijing) o Shanghái, donde están los principales aeropuertos internacionales de entrada al país.

1.- Pekín (Beijing). Aquí necesitarás al menos 4 días para conocer la Plaza Tiananmen y la Ciudad Prohibida, la residencia durante siglos de los emperadores chinos. Piérdete por las callejuelas de los hutong del barrio de Sichahai, visita el Templo del Cielo, el Palacio de Verano y el templo budista de Yonghe, conocido como el Lama Temple. Y, por supuesto, dedica un día para hacer a pie algún tramo de la Muralla China.

2.-Xi´an. Recomiendo al menos 3 días para visitar el centro histórico de esta animadísima ciudad. El barrio musulmán con las torres del Tambor y la Campana, y sus enormes murallas de 14 Km. que son una maravilla. Por supuesto no puede faltar la visita a los Guerreros de Terracota del emperador Qin Shi Huang. Y si tienes tiempo y estás en buena forma física, te animo a subir los miles de empinados escalones que te llevarán a lo más alto del monte Huashan, uno de las 5 montañas sagradas de China para los taoístas.

3.- Yangshuo y Guilin. Al menos 3 días para aventurarte por los fantásticos paisajes kársticos de esta región del sur de China. En Yangshuo no puede faltar un paseo en barca de bambú por el río Li rodeado de un paisaje idílico salpicado de montañas y bosques de bambú. No te pierdas el atardecer desde los miradores de la montaña Xianggong, y tampoco el ambiente nocturno de la West Street, la calle más comercial, colorida y animada de Yangshuo.

Desde Guilin, te recomiendo acercarte a las escénicas terrazas de arroz y las aldeas de Longji para visitarlas a pie. Y de vuelta ala ciudad, no te pierdas el espectáculo de las pagodas del Sol y de la Luna iluminadas en el centro del lago Shanhu.

4.- Las ciudades con canales de Suzhou y Zhujiajiao. Aunque hay más ciudades parecidas, con estas dos tendrás de sobra para hacerte una idea de las llamadas “Venecias de China”. Suzhou es una ciudad de 10 millones de habitantes y su centro histórico surcado por canales y callejuelas es un hervidero de turistas, tiendas, restaurantes y puestos callejeros. Además, aquí se encuentra el Jardín del Humilde Administrador, Patrimonio de la Humanidad.

Zhujiajiao es una ciudad más pequeña y acogedora, con un ambiente más tradicional y auténtico, donde los canales son surcados por lanchas a remo. El mejor momento para visitarlas es al anochecer cuando callejuelas y canales se iluminan de farolillos rojos. Las dos están muy cerca de mi última parada en China: Shanghái.

5.- Shanghái – A esta enorme, animada, futurista y alucinante ciudad le has de dedicar al menos 3 días. Shanghái es el escaparate de la China ultra moderna del S.XXI, abrumadora y fascinante al mismo tiempo. Es la ciudad más comercial y cosmopolita de China por historia y tradición portuaria. Para empezar, sumérgete en el ambiente de la calle Nanjing, una de las más comerciales de la ciudad. Y continúa caminando hasta el paseo del Bund a orillas del río Huangpu para alucinar viendo el anochecer mientras se iluminan los grandes rascacielos de Pudong, en la orilla de enfrente.

Al día siguiente puedes visitar los templos budistas de Jing´an, el Templo del Buda de Jade, o el de LongHua. Tras la sobredosis de templos, te aconsejo acercarte al Jardín Yuyuan. Y al salir, disfruta del espectáculo de luz y color de las calles del Bazar Yuyuan llenas de restaurantes y tiendas pegada al Jardín.

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Si quieres visitar al menos un museo, este ha de ser el impresionante China Art Museum de Shanghái. Si quieres relajarte en un parque, acércate a la People´s Square o Plaza del Pueblo. Allí verás a la gente disfrutando relajadamente, haciendo taichi, bailando o jugando a las cartas.

De aquí salta a Pudong para asombrarte ante los futuristas rascacielos. No lo dudes y sube a alguno de sus miradores, ya sea los de la llamativa Oriental Pearl Tower, el de la Torre Jin Mao, o al más alto de la ciudad, el de la Shanghai Tower. Desde allí arriba las panorámicas son de infarto, de esas que dejan un recuerdo inolvidable que te hacen sentir un privilegiado por poder disfrutarlas.

Sí, China es de esos países que te dejará boquiabierto por muchas cosas. E irremediablemente cambiará tus ideas preconcebidas y esquemas mentales. Porque aquí te vas a dar cuenta de que la decadencia de Europa (y de los USA) es real. Y que el Siglo XXI es de Asia y, mayormente, de China.

Sí, a pesar de su falta de libertades individuales y colectivas, lo cual no deja de resultar tremendamente contradictorio.

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