Panamá, Panamá.
Siempre digo que viajar a Panamá es hacerlo a un lugar que depara infinitas sorpresas. Este es un país que hay que descubrir en pequeñas dosis. Un día recorriendo los vestigios coloniales del antiguo Imperio Español. Otro, adentrándose en sus selvas tropicales de una exuberancia abrumadora.
Por no hablar de esas islas tropicales de anuncio rodeadas de un agua de tonalidades imposibles. O la oportunidad de conocer pueblos indígenas que luchan por conservar su idiosincrasia en pleno Siglo XXI. La mezcla de hábitats naturales casi intactos, historia, modernidad y tradición indígena es un cóctel irresistible. Y me queda por nombrar la «joya de la corona«: el Canal de Panamá, que ha marcado la historia del país desde sus mismos inicios. Al fin y al cabo los norteamericanos provocaron la secesión de Panamá de Colombia para controlar a su gusto la construcción y gestión del Canal.
Gracias a los acuerdos Torrijos-Carter que devolvieron la gestión del Canal al gobierno panameño en el año 2000, este país ha ido abriendo sus puertas. Primero a la inversión extranjera y lentamente también al turismo. Desde entonces muchas cosas han cambiado en Panamá y su capital es la mejor muestra de ello. Por eso siempre recomiendo una estancia de al menos un par de días descubriendo lo que ofrece Ciudad de Panamá.
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La visita imprescindible: el Canal de Panamá
Mucha gente llega hasta Panamá para continuar viaje al archipiélago de Bocas de Toro, las islas de San Blas u otros lugares turísticos del país. Pero todas, de una forma u otra, realizarán una visita al Canal de Panamá. Al fin y al cabo es el reclamo más potente del país, y su imagen de marca. La mayor parte se contenta con ver pasar los barcos desde el Centro de Visitantes de las Esclusas de Miraflores. Pero hay otras opciones.
El Canal de Panamá es una obra de ingeniería magnífica que funciona como una maquinaria perfecta. Además atraviesa una de las selvas con más biodiversidad del continente americano conectando dos océanos. Por eso le he dedicado dos artículos en los que encontrarás toda la información para visitar el Canal desde diferentes lugares.
1.- Cómo visitar el Canal de Panamá. Te cuento como visitar las esclusas de Miraflores en el lado del Pacífico. Y también como recorrer una parte del Canal en lancha desde el área de Gamboa.
2.- Agua Clara, el nuevo Centro de Visitantes del Canal de Panamá. Este es el lugar al que hay que ir para ver las esclusas de Agua Clara. Están ubicadas en el lado del Caribe y tras la ampliación del Canal permiten el paso de los barcos Neopanamax.
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La Ciudad de Panamá y lo que no te puedes perder
Ciudad de Panamá con su millón de habitantes de diferentes orígenes es una ciudad llena de contrastes. Ubicada en la costa del Pacífico se ha convertido en los últimos años en un centro del comercio internacional. La consecuente explosión inmobiliaria ha llenado la ciudad de grúas, rascacielos, túneles y calles cortadas. Y de unos atascos a veces insufribles.
Pero Ciudad de Panamá también tiene rincones tranquilos. Además de un casco histórico colonial y las ruinas de la llamada Panamá Vieja arrasada por el pirata Morgan. Las calles con más actividad comercial están llenas de gente en contraste con la tranquilidad que se respira en el Casco Antiguo. Por la noche los restaurantes, bares, casinos y discotecas ofrecen alternativas más mundanas.
1.- Panamá La Vieja
Un recorrido exhaustivo por la ciudad podría empezar por las ruinas de “Panamá La Vieja”. Ubicada a 8 km. de la ciudad actual fue el primer asentamiento de los españoles en el litoral del océano Pacífico americano. Por aquí pasaba la plata procedente de las minas del Virreinato del Perú que era traída en barco hasta aquí. Una vez desembarcada era trasladada en mulas a través de la selva hasta Portobelo en el Caribe. Y de aquí se volvían a embarcar rumbo a Europa.
Panamá La Vieja se convirtió así en un centro administrativo y económico de primer orden llegando a contar con unos 10.000 habitantes. Pero tanta prosperidad era un reclamo constante para piratas de toda índole. Así que finalmente fue conquistada, saqueada y arrasada en 1671 por el pirata inglés Henry Morgan. La ciudad se abandonó completamente para levantar una nueva Panamá en lo que hoy es el Casco Antiguo. En julio de 2003 la UNESCO incluyó sus ruinas en la Lista de Patrimonio Mundial Cultural.
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2.- El Casco Antiguo de Panamá
La siguiente parada la tenemos en pleno centro urbano, en el llamado Casco Antiguo. Tras el asalto de Morgan se decidió levantar en 1673 de nuevo la ciudad en esta península rodeada de arrecifes. Se decidió rodearla de murallas y baluartes defensivos, parte de los cuales todavía siguen en pie. El trazado original de sus calles en retícula ha sufrido cambios debido a varios incendios. Por eso encontraremos edificaciones de diferentes épocas y estilos. Desde el colonial hasta el neoclásico o afroantillano propios del XIX y principios del XX.
El Casco Antiguo se asienta sobre una península circunvalada por la Cinta Costera que rodea la ciudad. Al fondo se pueden apreciar unas islas así como la Calzada de Amador que las une a tierra. La Calzada fue construida con el material extraído en la excavación del Canal.
El Palacio de las Garzas, aquí visto desde la Cinta Costera, fue construido en 1673 y es hoy la residencia oficial del Presidente de la República
Por aquí podremos pasear por estrechos callejones empedrados entre iglesias en ruinas, museos y edificios coloniales. Muchos de ellos, abandonados hasta hace bien poco, están siendo rehabilitados a marchas forzosas desde que la UNESCO declaro esta zona Patrimonio Histórico. En cada esquina veremos el contraste entre los decrépitos y desconchados edificios de antiguas viviendas y las renovadas construcciones dedicadas a hoteles y restaurantes.
El paseo por esta zona apenas lleva un par de horas. Sus puntos más destacados se encuentran alrededor de la Plaza Bolívar: la Iglesia de San Francisco de Asís, la Basílica de Santa María La Antigua, el Teatro Nacional o el Palacio Municipal. No os podéis perder las vistas de los rascacielos de la moderna capital desde el Paseo de las Bóvedas que recorre la parte superior de lo que fue el antiguo fuerte español. En este paseo los indios gunas y los embera venden recuerdos y artesanías a los turistas.
Debajo de las bóvedas del Paseo hay un restaurante y galerías de arte donde antiguamente estaban los calabozos de la cárcel en el período colonial. Justo enfrente está la Plaza de Francia con su embajada. Entre las diferentes iglesias, la más destacada es la de San José donde se guarda el Altar de Oro y que fue de lo poco que sobrevivió al ataque de Henry Morgan.
Las ruinas de la iglesia de Santo Domingo que aún conserva un curioso arco llamado el Arco Chato, o el Museo del Canal Interoceánico son algunas de las curiosidades del Casco Antiguo. Hasta hace bien poco adentrarse por sus calles era un «ejercicio de alto riesgo». Las condiciones de salubridad y seguridad dejaban mucho que desear. Pero ese tiempo ha pasado y hoy ya se puede recorrer con bastante tranquilidad.
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En todo este proceso de gentrificación, el Casco Antiguo ha ido perdiendo parte del encanto que le daba su gente. Muchos de sus habitantes han sido realojados en otras zonas. Y los viejos edificios a punto de derrumbe donde vivían están siendo rehabilitados para convertirlos en hoteles. Este proceso tiene el riesgo de convertir el Casco Antiguo en un «casco vacío», en un parque temático sólo para turistas. Para otros barrios quedan las charlas de vecinas a la puerta de casa, los ratos mirando pasar la vida desde los desvencijados balcones o las piruetas circenses en plena calle.
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3.- La Panamá más moderna
De aquí podemos saltar a la moderna Panamá, no sin antes pasar por la zona del antiguo Mercado. Esta es una zona de transición donde hay lugares tan degradados que es difícil hacerse una idea de cómo quedarán dentro de unos años. A los humildes residentes de la zona se les está trasladando a zonas de nueva construcción, aunque a veces da la sensación de que en cualquier momento un edificio se puede venir abajo. Al fondo se levanta el Cerro Ancón desde donde se tienen unas buenas vistas de la ciudad.
El puerto de pescadores ya en la Cinta Costera es parada obligada. Desde aquí se tienen escenas de fuertes contrastes entre los viejos barcos de pesca y el ultramoderno skyline plagado de rascacielos al fondo. Un acuerdo con Japón para venderles las mejores capturas ha permitido rehabilitar la vieja Lonja de Pescadores. Por las tardes el puerto, sobre todo los fines de semana, se anima con sus puestos de ceviche, pescado frito, camarones y otras especialidades locales. La Cinta Costera se llena de paseantes, familias, niños con cometas, parejas de enamorados y turistas. Este es el lugar perfecto para tomar el pulso a los panameños. Para hablar con ellos y saber qué les preocupa o que les gusta. Y también para que le pregunten a uno, que para eso está el viajar. Al final siempre te regalarán una sonrisa.
Más adelante se llega hasta la Avenida Central con su intensa actividad comercial y el bullicio propio de una calle llena de tiendas de todo tipo. Entramos en la ciudad moderna, en la Panamá en expansión ubicada entre la Vía España y la Avenida Balboa que bordea la costa. Altos edificios, torres, rascacielos, bancos, centros comerciales, hoteles de lujo y restaurantes abundan en esta zona de intenso tráfico. Grandes centros comerciales como El Dorado, Plaza Paitilla, el Albrook Mall, el Multiplaza o el Multicentro son una muestra de que el paraíso consumista llega a todas partes. Los rascacielos crecen como surgidos de la nada en Punta Paitilla y Punta Pacífica y se extienden a lo largo de kilómetros hacia el Este pasadas ya las ruinas del Panamá Viejo.
Por la noche las zonas más interesantes para cenar bien son las de Marbella, Bella Vista y el Casco Antiguo. Aquí están abriendo constantemente nuevos bares y restaurantes. La actividad nocturna es muy variada con discotecas, bares y casinos ubicados la mayoría al final de la Calzada de Amador o en los alrededores de la calle Uruguay. La fiesta está asegurada hasta bien entrada la madrugada.
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4.- La Calzada de Amador
Si queremos alejarnos un poco del caos urbano podemos acercarnos al atardecer hasta la Calzada de Amador o Causeway. Pasado el Cerro Ancón y el barrio de El Chorrillo llegaremos a este paseo artificial de 3 km. creado con la tierra extraída de las obras del Canal para unir la península de Amador con las tres islas que se encuentran a su entrada. Durante el día podemos dar un largo paseo andando o en bicicleta. Pero debido al calor que suele reinar en Panamá os aconsejo dejar cualquier actividad física para la tarde con la caída del sol. Justo aquí se encuentra el Museo de la Biodiversidad. El edificio ideado por el reconocido arquitecto Frank Gehry no pasa desapercibido: los vivos colores de su estructura son visible a kilómetros.
Aquellos que busquen algo más pueden otra por hacer alguna excursión a las islas cercanas. Desde aquí parten los barcos que llevan en una hora hasta la Isla de Taboga o a la de Las Flores tras dejar atrás el Puente de las Américas. También se puede visitar el Centro Smithsonian dedicado al estudio de las especies marinas de la zona. Al atardecer las vistas del “skyline” de la ciudad de Panamá nos vuelven a traer a Miami a la cabeza. Ya puestos aquí hay muchos restaurantes para quedarse a cenar y por qué no, echarse después unos bailes o tomar algo.
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5.-El Parque Natural Metropolitano
Una de las cosas más sorprendentes de este país es que todos los lugares habitados están rodeados de selva. La misma Ciudad de Panamá está rodeada de frondosas extensiones selváticas. Así lo podremos apreciar si visitamos el Parque Natural Metropolitano poblado de insectos, aves, perezosos, tortugas y un sinfín de árboles y plantas tropicales. Es un paseo muy agradable que permite alejarse del entorno urbano y que nos lleva hacia lo alto de una colina. Desde allí tendremos unas vistas únicas de la ciudad de Panamá con el océano Pacífico de fondo. Llevad agua porque la temperatura y la humedad son sofocantes.
Como habéis podido comprobar Ciudad de Panamá ofrece opciones para todos los gustos. Por eso siempre digo que es mucho más que una versión de Miami a orillas del Pacífico. Es una ciudad con diferentes personalidades, multicultural y alegre. El país vive desde hace años un proceso de modernización y desarrollo económico con sus beneficios. Y también con sus excesos. Con el tiempo esta balanza se irá equilibrando. Por eso estoy seguro que sus visitantes podremos disfrutar de Panamá como la referencia turística que debe ser en Centroamérica.
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