Madrid desde otro punto de vista.
Madrid es una capital repleta de atractivos. Es vital, atractiva, caótica y cosmopolita. Sin embargo, no es una ciudad fácil de conocer. Sus encantos y atractivos no son tan evidentes como podrían creer los propios madrileños. Puede que carezca de la monumentalidad o del encanto de otras capitales europeas que enamoran a primera vista. Pero Madrid es mucho Madrid.
Y de esto sólo te das cuenta cuando le dedicas el tiempo suficiente. Porque en Madrid es necesario dejar atrás las primeras impresiones para profundizar más allá de lo evidente. Siempre he pensado que Madrid hay que vivirla, y no sólo visitarla. Porque entonces te perderás lo mejor de sus barrios, de su vida nocturna, quizás la mejor de Europa, o de su oferta cultural que tantas veces pasa desapercibida. Y también hay que decirlo, te perderás sus cielos. Los azules, los naranjas, los grises, los rojos, los morados, los amarillos, los blancos…El cielo de Madrid y su luz también son especiales.
Este artículo está dedicado a todos aquellos que no conocen Madrid y quieren caer rendidos a primera vista. Sólo os mostraré 3 lugares de esta ciudad que ofrecen una perspectiva diferente alejadas del tipismo y de lo tradicional. Tres lugares que probablemente no conocías y que te darán otra visión de una ciudad en constante cambio.
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El Templo de Debod
¿Quién espera encontrarse un templo egipcio en el centro de Madrid? Y más sabiendo que España, a diferencia de Francia o Inglaterra, nunca tuvo interés en conquistar o colonizar Egipto.
El Templo de Debod, ubicado entre el Parque del Oeste y la Plaza de España, fue un regalo de Egipto a España. La construcción de la Gran Presa de Asuán obligó al traslado de muchos templos de la época faraónica. Algo que sólo se consiguió con ayuda internacional. El gobierno egipcio agradeció la colaboración de España en dicho traslado regalando este templo que fue trasladado piedra a piedra hasta su ubicación actual. Y ahí está desde 1972.
No es un templo monumental, pero tiene un encanto que lo ha convertido en uno de los lugares más visitados de Madrid. Sus jardines, las vistas al sur de Madrid, a la Casa de Campo, al Palacio Real y a la Catedral de la Almudena, lo convierten en un lugar perfecto para pasear y alejarse de las multitudes del Centro. Además, el interior del templo se puede visitar de forma gratuita en horarios limitados.
Pero lo mejor viene cuando atardece y el templo iluminado se refleja en los estanques de agua que lo rodean. Siempre se ha dicho que el cielo de Madrid tiene una luz especial y con un poco de suerte, aquí entenderás el porqué de esa afirmación.
Frente a ti tendrás más de 2.200 años de Historia y un pedazo de Egipto en pleno Madrid.
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La Azotea del Círculo de Bellas Artes
Este es uno de mis lugares favoritos para venir a tomar algo en los atardeceres de verano. Además, las vistas de Madrid desde lo alto de este edificio histórico son de las que no se olvidan. El Círculo de Bellas Artes es una institución privada dedicada a la promoción cultural con más de un siglo de historia. Ubicado en la calle Alcalá, cuenta con varias salas de exposiciones y un bar-restaurante llamado La Pecera en la planta baja que todavía conserva el ambiente de tiempos pasados.
Para subir a la Azotea tendrás que acceder por la entrada de la calle Marqués de Casa Riera y comprar un boleto. Las colas en la calle son inevitables, a no ser que tengas reserva en el restaurante, uno de los más demandados de Madrid. Aunque la Azotea está abierta casi todo el día, es por las tardes y a primeras horas de la noche cuando se llena de gente que viene a disfrutar de sus diferentes terrazas.
Es el lugar perfecto para quedar con amigos y tomarte una copa mientras ves uno de los mejores atardeceres de Madrid. Porque desde aquí, en los días claros, podrás ver hasta las montañas de la Sierra de Guadarrama. Y casi toda la ciudad a tus pies. La terraza está presidida por una escultura fundida en bronce de la diosa Minerva de 3 toneladas de peso. Su silueta recortada en el cielo del atardecer ofrece una imagen inolvidable.
Desde aquí también verás el Palacio de Cibeles y sede del ayuntamiento de Madrid. Los edificios de la calle Alcalá, con sus tejados rematados con diversos motivos escultóricos. A lo lejos, sobresaliendo sobre los tejados rojizos de las casas bajas, verás los rascacielos de la zona norte, la zona financiera que se extiende a lo largo del Paseo de La Castellana.
Si sigues bordeando la balaustrada de la terraza encontrarás la típica imagen de la Gran Vía con la cúpula y las esculturas del Edificio Metrópolis justo enfrente. Una vez aquí comprobarás que, desgraciadamente, la distancia a la barandilla no permite tomar mejores imágenes. De todas formas, las vistas son estupendas con la silueta del Edificio Telefónica sobresaliendo sobre el resto de edificios. Al fin y al cabo, fue la construcción más alta de la ciudad hasta 1953.
Pero a mi me gusta especialmente la vista del conjunto escultórico de Las Cuadrigas que decoran la fachada del edificio que fuera sede del Banco Bilbao Vizcaya. Tómate tu tiempo y fíjate en los detalles de las esculturas de otros edificios cercanos, en las terrazas donde se disfruta del buen tiempo y en las cúpulas de las iglesias que sobresalen sobre los tejados de Madrid. Porque es desde las alturas desde donde se aprecia las verdaderas dimensiones y la orografía sin relieves de esta ciudad.
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De Madrid al Cielo Sky Bar
El nombre no le puede venir mejor a la que es la terraza con las mejores vistas en 360º de la capital. ¡Qué terraza, y qué panorámicas! Desde la reciente inauguración del Hotel Riu, este lugar se ha convertido en uno de los “must” de Madrid. Y cuando llegues arriba entenderás que lo es con todo el derecho.
La terraza se encuentra en lo más alto del Edificio España. Cuando se inauguró en 1953 fue el edificio más alto de Madrid y todavía hoy su estampa se levanta imponente dominando desde sus 117 metros la Plaza de España y el tramo final de la Gran Vía madrileña.
Desde la recepción, donde has de abonar una entrada, podrás acceder a la planta 26. Allí encontrarás una discoteca y las escaleras a la terraza que se encuentra en la planta 27. Desde los ventanales te sorprenderá descubrir la pequeña pasarela que cruza el vacío y une las 2 partes de la terraza. Su suelo acristalado es un reclamo para todo el que viene hasta aquí.
Una vez que salgas a la terraza de tu boca sólo saldrán expresiones de admiración y sorpresa. Señoras y señores, esto es Madrid. Y ahí está, a sus pies.
El mejor momento para disfrutar de este lugar es el atardecer, mientras el cielo de Madrid se tiñe de suaves colores y las calles se iluminan allí abajo. Las vistas del Palacio Real son de lo mejorcito que te vas a encontrar. Sólo por ver cómo anochece sentado tomándote algo en una de las barras con vistas, merece la pena venir pronto para coger sitio.
Mires hacia donde mires descubrirás algún detalle en el que detener tu mirada. Lo mejor es tomárselo con calma y dejar que la vista se deslice por los tejados de la ciudad. De este a oeste, de norte a sur. Y no te olvides de cruzar por la pasarela con suelo de cristal. Lo mejor es la expresión de la gente cuando mira hacia abajo y se encuentra con que bajo sus pies sólo se encuentra la calle 27 pisos más abajo.
Unos últimos consejos. Esta terraza es muy demandada para realizar eventos sociales de todo tipo y a veces permanece cerrada al público. Llama antes de ir para asegurarte de que está abierta y evitar frustraciones. Ten en cuenta que si subes a partir de las 18:00 el precio es más alto. Y que si vas más tarde seguramente tendrás que esperar para subir porque el aforo es limitado. Pero esta terraza es uno de esos lugares por los que sí merece la pena esperar.
Estos 3 son sólo algunos de los lugares que te permitirán descubrir un Madrid diferente. Una ciudad que exige tiempo y ojos bien abiertos para dejarse conocer. Por eso, mientras estés paseando por sus calles, no te olvides de mirar hacia el cielo de vez en cuando.
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