Egipto y esos monumentos que hay que ver al menos una vez en la vida.
Cuando planifiques un viaje a Egipto, verás que casi todas las agencias ofertan viajes parecidos visitando los mismos lugares y monumentos. Es inevitable. Quien viaja a Egipto por primera vez quiere visitar los templos de Luxor y Karnak, el Valle de los Reyes, Philae, Asuan, Abu Simbel, las pirámides de El Cairo, Saqqara…¿Quién no ha soñado con caminar al lado de la Historia? Y con toda razón.
Todos ellos son monumentos únicos. Joyas del arte y de la cultura de la civilización egipcia y, por extensión, del ser humano. Son lugares únicos que hay que visitar sí o sí, por muy vistos en libros o películas, o por masificados que estén. Te aseguro que la realidad superará todo lo que hayas imaginado. Y recuerda que lo que estás viendo son las ruinas, los restos de estas maravillas. Pero aun así, impresionan de una forma indeleble y profunda. Imposible imaginarse la magnificencia y belleza de lo que tuvieron que ser en su época de máximo esplendor, hace ya más de 3.500 años.
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Egipto y las sensaciones únicas que aporta
Como comenté en este artículo sobre las cosas que casi nadie cuenta cuando viajas a Egipto en un viaje organizado, este tipo de viajes está estructurado de una forma bastante rígida. Es decir, apenas puedes salirte del guion establecido y de los horarios marcados por el guía. Y en casi todos vas a ver los mismos templos, monumentos y pirámides a las mismas horas. Algo que las agencias mayoristas deberían intentar cambiar ofreciendo horarios y visitas alternativas para evitar la masificación en los lugares más visitados.
Comienza el viaje: Luxor y Karnak
En mi caso volé a Luxor, base de operaciones de los cruceros que navegan por el Nilo río arriba hasta Asuan. Pero antes de iniciar la navegación, comenzamos con fuerza e intensidad visitando algunos de los lugares más increíbles del Antiguo Egipto. No os podéis imaginar la sensación que se siente caminando bajo las 134 gigantescas columnas de la sala hipóstila del templo de Karnak.
O la impresión de cruzar bajo los altos pilonos de entrada del templo de Luxor, presidido por 6 grandes estatuas en pie desde hace 3400 años. Por cierto, si os suena de algo el obelisco plantado frente a la gran fachada, es porque hay otro igual que se encuentra en la Plaza de la Concordia de París.
El Valle de los Reyes
¡Cómo describir la emoción de adentrarte en las tumbas del Valle de los Reyes! La riqueza y estado de conservación de la decoración de algunas de estas tumbas se encuentran en la cúspide del arte universal. Y todavía quedan tumbas por descubrir. Aquí fueron enterrados los faraones de las dinastías XVIII, XIX y XX, entre ellos Tutankamón. Con la entrada está incluida la visita a 3 tumbas. Así que, puestos a elegir, opté por las de Ramsés IX, Meremptah y Ramsés III, cada una más espectacular que la anterior. Mientras me adentraba bajo tierra por sus galerías, mi asombro iba en aumento ante la belleza y estado de conservación de estas pinturas de entre 3500 y 3100 años de antigüedad.
Templo de la reina Hatshepsut, la única mujer que se nombró faraona del Egipto Antiguo, en el Valle de los Reyes
Por cierto, con la entrada al Valle de los Reyes, tienes incluido el acceso a 3 de sus tumbas. La más famosa, la de Tutankamón, no es la más interesante. Para visitar algunas de las más interesantes tendrás que pagar un suplemento. Es el caso de las tumbas de Ramses V y VI, o la de Seti I. Las de Ramses III y Ramses IV, o la de Merenptah, están incluidas en el precio de la entrada general.
Una de las joyas de Egipto: el templo de Abu Simbel
Nunca pensé que un día entraría solo en el gran templo de Abu Simbel. Bajo la impresionante presencia de las 4 colosales estatuas sedentes de Ramsés II, me adentré en solitario en uno de los lugares más sagrados de Egipto. Tras saludar al guardián de la llave de la puerta del templo excavado en la roca, me adentré rodeado de estatuas por las diferentes salas hasta alcanzar el santuario central. Allí donde Ramsés II, auto proclamado como dios, se puso a la altura de las deidades Amón, Ra-Horajti y Ptah.
Ramsés II fue todo un personaje y el faraón más longevo del Antiguo Egipto ya que reinó durante 67 años, tuvo 19 esposas, 92 hijos. Venció a los hititas y expandió el imperio egipcio al sur, al este y al oeste. Además, padecía de una especie de “furor constructor” que le llevó a levantar templos en Menfis, Karnak, Tebas y Abu Simbel entre otros lugares. Y para terminar, se autoproclamó dios a la altura de otras deidades egipcias.
La historia reciente del templo de Abu Simbel de 3500 años también es fascinante. Cuando se construyó la gran presa de Asuán se trasladó piedra a piedra desde su ubicación original entre 1964 y 1968 para evitar que quedara inundado por el lago Nasser. Para ello tuvo que cortarse en miles de bloques de piedra. Al igual que la montaña en la que estaba excavado el templo, que también se cortó en bloques. Y también el templo de Nefertari, la esposa favorita de Ramsés II, montaña incluida también.
Ramses II representado en el templo de Abu Simbel dando una paliza a sus enemigos por partida doble
Entrada al Templo de Nefertari, la esposa favorita de Ramses II, también en Abu Simbel
Los pueblos nubios de Asuan remontando el Nilo
Este territorio, próximo a la frontera con Sudán, fue la frontera histórica de Egipto con el antiguo reino nubio. Aquí, muy cerca de Asuán, descubrirás un Egipto diferente. Hoy es posible visitar algunos de estos pueblos nubios que son un estallido de vida y color levantados siempre a orillas del Nilo. Los nubios todavía mantiene parte de sus tradiciones ancestrales, como la de tener cocodrilos en sus casas para tener buena suerte. Hablan su propia lengua y en sus rasgos físicos es evidente su procedencia de las tierras del interior del continente africano.
Aquí se encuentra el Templo de Philae sumergido por la prensa inglesa en 1902 y luego rescatado, desmontado y montado de nuevo en isla más alta. En él se puede apreciar el deterioro provocado por las crecidas del Nilo. También los destrozos provocados en sus relieves por los primeros cristianos cortos que convirtieron el templo en una iglesia. En su interior hay incluso grafitis grabados en la piedra por los soldados de Napoleón, por exploradores franceses, ingleses e italianos. Aun así, mantiene en su interior salas casi intactas, perfectas.
El grandioso templo de Edfu
Solo puedes sentir admiración por los artistas egipcios que dominaron a la perfección las técnicas del bajorrelieve y el hueco relieve. Un ejemplo son las paredes y muros del grandioso templo de Edfu, dedicado al dios Horus, plagados de este tipo de relieves trabajados directamente en la piedra.
En el interior del templo de Edfu te puedes sentir como un antiguo explorador descubriendo los relieves de las salas más ocultas
El Egipto Ptolemaico: el templo de Kon Ombo
Desgraciadamente muchos de los relieves de algunos templos han desaparecido por el paso del tiempo, o fueron destrozados por las sucesivas crecidas del Nilo. Es el caso del templo de Kon Ombo que se eleva sobre un promontorio en las orillas del Nilo. Las grandes crecidas y los terremotos dañaron este templo del S.II a.C. construido en pleno período Ptolemaico. Pero todavía son perfectamente visibles, grabados en la piedra, los instrumentos quirúrgicos usados por los egipcios. O su calendario, que sólo tenía 3 estaciones con 12 meses de 30 días cada uno.
Instrumental médico y quirúrgico usado por los egipcios hace miles de años
Las pirámides de Guiza
Qué decir cuando por primera vez descubres que las pirámides de El Cairo son mucho más grandes de lo que habías imaginado. O que El Cairo y Guiza han crecido tanto (casi 25 millones de habitantes) que han terminado por envolver a las pirámides entre construcciones urbanas. Algo que, para muchos de sus visitantes, supone una decepción ya que todas las fotografías tienden a «eliminar» el entorno urbano que rodea las pirámides.
Una vez en la explanada de las pirámides tomaros vuestro tiempo para disfrutar de estar aquí. Eso, si os dejan, porque el grupo va a toda marcha liderados por nuestro implacable guía y su reloj. Os van a ofrecer la excursión en camello para visitar los miradores con las «mejores» vistas de las pirámides. Como no soy partidario de usar animales cuando se puede ir a pie, pues eso, me fui por mi cuenta a dar una vuelta, aunque te dirán que no se puede, claro. Hasta que el cielo empezó a oscurecerse y comenzó a llover. Si, a llover en el desierto.
Si podéis, adentraros por los estrechos túneles y escalinatas de alguna de las pirámides, Keops o Micerinos. La sensación es parecida a la que tuve cuando descendí a la tumba del rey Pakal en Palenque, México, pero sin la humedad ni el moho que cubría las paredes del pasadizo. Por cierto, ya no está permitido entrar en esta pirámide. En realidad los pasadizos de las pirámides de Guiza no tienen nada especial ya que no cuentan con decoración, y la sensación de moverse bajo miles de bloques de piedra resulta un tanto agobiante. Pero siempre podréis decir que estuvisteis dentro de una pirámide.
Y para terminar daros una vuelta por la Esfinge, que parece pequeña al lado de las enormes pirámides.
Saqqara: las tumbas de los primeros faraones
La emoción de encontrarte ante la pirámide de más antigua de Egipto, la pirámide escalonada de Zoser, es inenarrable. Enfrentarte a 4700 años de Historia levantada en piedra te hace sentir escalofríos y te dibuja una gran sonrisa en el rostro. En Saqqara se encuentran las tumbas excavadas en profundos pozos y pirámides más antiguas de Egipto.
Tener la oportunidad de entrar en el interior de la pirámide de Unash (2500 a.C.) y descubrir sus interiores de fino alabastro casi trasparente ricamente decorado, es todo un privilegio. Ahí están grabados los primeros sortilegios que inspiraron el Libro de los Muertos. Es imposible no sentir asombro cuando levantas la vista al techo de la tumba oculta en su interior, y descubres que el cielo estrellado mantiene sus colores originales.
En el interior de los pasadizos de la pirámide del rey Unas (2350 a.C.), en Saqqara
Los faraones de las primeras dinastías se enterraban en pozos como este en Saqqara. Las mástabas y pirámides llegaron más tarde
En Saqqara se sigue excavando a la manera clásica con pozos y con pico y pala. Y se siguen encontrando tumbas. Nadie sabe todavía los secretos que permanecen olvidados bajo las arenas del desierto. Pero algunos de los hallazgos son auténticas capsulas del tiempo, como los grabados encontrados en la Tumba de la princesa Idut. Aquí se encuentran los únicos relieves que relatan cómo era la vida de la gente normal en el Antiguo Egipto, la de los agricultores, cazadores, ganaderos y pescadores que vivían y dependían de las crecidas del Nilo. Y de la vida animal que lo habitaba, incluyendo cocodrilos e hipopótamos. Fijaros en la escena en la que un hipopótamo hembra da a luz mientras un cocodrilo intenta comerse al recién nacido. Su realismo y vivacidad nos retrotraen a una escena vivida hace 4.500 años.
El Museo Egipcio de El Cairo
La misma admiración que sientes cuando te enfrentas a la perfección del impasible rostro de oro de Tutankamón en el Museo Egipcio de El Cairo. Por cierto, Fotografiar la máscara y féretros de oro de Tutankamón está totalmente prohibido. Entrar en este museo es hacer un viaje al pasado. Tanto por sus colecciones de arte del Antiguo Egipto, como por el edificio y el estado de las exposiciones. Quiero decir que es un museo más propio de comienzos del S.XX que conserva auténticos tesoros en sus viejas vitrinas de madera y cristal recubiertas con el polvo de décadas.
Vasos canopos de alabastro que guardaban las vísceras de Tutankamón tras ser embalsamado y momificado
Tras visitarlo y quedar admirado ante tanta maravilla, resulta inevitable pensar que sí, que todos estos tesoros necesitaban de un nuevo museo. Y ese nuevo museo es el imponente Grand Egyptian Museum, el GEM, ubicado muy cerca de las pirámides de Giza que se espera sea inaugurado en 2024.
Los viajes organizados siempre comienzan y terminan en El Cairo. Esta caótica ciudad ofrece al visitante una serie de estimulantes visitas a museos, mercados o zocos como el de Khân el Khalili, caminatas o excursiones en barco por las orillas del Nilo, o la visita a la imponente Ciudadela de Saladino. Aquí, además del Museo Militar, se encuentran algunas de las mezquitas más grandes e importantes de la ciudad. Si sólo tienes tiempo de visitar una, la mezquita de Muhammad Alí es la más llamativa. Y las vistas de El Cairo desde su terraza son únicas.
Vistas de El Cairo desde la Ciudadela de Saladino
Las pirámides de Guiza vistas desde la terraza de la mezquita de Muhammad Alí en El Cairo
Para terminar, en todos los viajes organizados te van a ofrecer excursiones o visitas alternativas. Es decisión personal el hacerlas o no, pero verás como el presupuesto inicial del viaje aumenta sin parar. Esto es algo que las agencias manejan muy bien, ya que te dan un precio de partida muy apetecible que poco a poco se va incrementando con tasas inesperadas, propinas, gastos de agencia y excursiones opcionales. Tenlo en cuenta antes de tomar la decisión de viajar en un viaje organizado a Egipto.
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