Un edén en el centro de Río de Janeiro.
Un vigilante uniformado acaba de reclamar la atención del personal del jardín que se acerca presuroso. El vigilante señala hacia uno de los pequeños canales que recorren el espacio semi selvático recubierto de un cuidado cesped y tras una breve búsqueda les señala: «¡allí, allí…!»
En ese momento una serpiente no muy grande, de un metro más o menos, intenta escabullirse entre las hojas caídas que bordean el canal. Esta es una escena que tiene su explicación cuando miro a mi alrededor. Y es que estoy en uno de los más hermosos jardines semi tropicales que se puedan visitar: el Jardín Botánico de Río de Janeiro.
Esta maravilla natural en medio de la capital carioca cuenta con más de 80 hectáreas de bosque y más de 50 de zonas abiertas al público. Un público donde abundan turistas y muchas familias con niños. Por eso una serpiente suelta por aquí no es ninguna broma y es una potencial amenaza que se toma muy en serio por el personal de mantenimiento.
Fundado a finales del Siglo XIX este exuberante jardín cuenta con más de 9 mil plantas de casi 3.200 especies vegetales distintas. Todo aquí adquiere infinitas tonalidades de verde.
Un verde salpicado por el colorido de flores de una belleza inaudita que alcanzan su punto álgido de floración entre octubre y diciembre. Es tal la riqueza botánica de este jardín que la Unesco le otorgó el título de Reserva de la Biosfera en 1991.
Esta es una de esas visitas que mucha gente deja para el final de su estancia en Río cuando busca alejarse del ruido y el bullicio del Centro; o del gentío de las playas y de lugares como el Cristo del Corcovado y el Pan de Azúcar. Personalmente la considero una visita imprescindible que nadie debería perderse.
El Jardín Botánico está ubicado muy cerca de la Lagoa Rodrigo de Freitas. Llegar hasta aquí cuesta en taxi unos 20R desde Copacabana o 15R desde Ipanema o Leblón. Entrar en esta especie de paraíso hecho a medida del hombre cuesta 6R y permanece abierto a diario desde las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Un Euro está equivaliendo a unos 3 Reais a principios del 2014, aunque el cambio es fluctuante.
Ya desde la misma entrada el Jardín sorprende al visitante con una larga avenida de altísimas palmeras reales que superan los 30 metros de altura.
A partir de aquí todo el jardín se convierte en una sinfonía de plantas tropicales y de muestras de la original mata atlántica que poblaba la costa brasileña antes de la llegada de los europeos. Su representante por excelencia es un árbol casi extinto pero que al mismo tiempo es símbolo del país, el llamado Pau de Brasil de resistente madera y savia rojiza. También hay enormes ceibas que anclan sus retorcidas raíces en el suelo y desde cuyas altas copas vuelan los tucanes.
Y matas de heliconias en flor además de bosques de bambú o palmeras por donde saltan y corretean los macacos (monos).
Las plantas adquieren aquí dimensiones fantásticas y entre los caminos y veredas te puedes encontrar con un jardín japonés donde crece la inigualable flor de loto. También con estanques donde florecen los nenúfares sobre los que revolotean libélulas de vivos colores.
En uno de los extremos del Jardín se encuentra un pequeño edificio abierto. Es el bromeliario, un espacio dedicado a las bromeliáceas, una familia de plantas endémicas de América que crecen sobre piedras o sobre otros árboles en los entornos más variados del continente.
Para mí la siguiente parada obligada es el Orquidario, un edificio acristalado habilitado como invernadero para la gran colección de orquídeas. Confieso mi adicción a la belleza casi carnal de sus flores, a la perfección de sus pétalos, a sus atrayentes colores.
Aquí puedo pasar horas fotografiando orquídeas de formas estrambóticas, de tonalidades moteadas, pequeñas y grandes, flores solitarias o racimos de esas obras de arte multicolor.
Al fin y al cabo la familia de las orquídeas está considerado el grupo de plantas más evolucionado por su variedad y diversidad de formas y tamaños. Y como prueba de todo esto, aquí os dejo unas cuantas imágenes.
Tampoco falta en el Jardín un gran estanque rodeado de bancos a la sombra de bosquecillos de palmas y bambú donde sentarse a descansar. Es aquí donde se puede observar a la Victoria Regia, esa planta acuática cuyas hojas redondas que parecen flotar sobre el agua pueden alcanzar los 2 metros de diámetro. Y como en todo buen jardín botánico no pueden faltar las fuentes, las cascadas o una zona dedicada a los cactus.
El Jardín Botánico es un lugar que hará las delicias de cualquiera que se acerque hasta aquí. Es cierto que es un ejemplo más de cómo el hombre ha intentado modelar a la Naturaleza según sus cánones estéticos para el disfrute de sus sentidos. Porque además de los colores aquí están presentes las formas, los olores…
Y el entorno con esas vistas sobre los morros de piedra circundantes donde no podía faltar el Corcovado con la estatua del Cristo Redentor allá en lo alto asomando entre las copas de los grandes árboles. Algunos de ellos son mangos que aquí adquieren dimensiones gigantescas al igual que algunos ficus de tamaño descomunal.
Espero que las fotografías de este reportaje os hayan convencido definitivamente para dedicar unas horas de vuestra estancia en Río a recorrer este espacio único.
Para mí siempre es un privilegiado pasear bajo esas gigantescas palmeras y perderme por sus caminos donde la sorpresa en forma de vida animal o vegetal puede surgir en cualquier momento. Donde el hecho de detenerme a observar los pequeños detalles de una flor me llega a hacer perder la noción del tiempo y del lugar.
Ahora ya sabes por qué considero este lugar una visita obligada en Rio de Janeiro. Aquí os dejo el teléfono del Centro de Visitantes para que podáis llamar e informaros:
Centro de Visitantes: (21) 3874-1808 / 3874-1214
Y siempre que viajes a Brasil no está de más seguir unas cuantas nomas básicas de seguridad. Además recuerda que un buen Seguro de Viajes te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Así que ni lo dudes. Desde aquí te recomiendo MONDO, el seguro de viaje inteligente para viajeros inteligentes.
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Si tienes la intención de permanecer algún tiempo en Río de Janeiro, desde aquí puedes organizar y reservar todas las actividades que te pueden interesar en la capital carioca y alrededores.
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