El esplendor del otoño te espera en el Faedo de Ciñera.
Si hay algo que me ha dejado enamorado del Faedo de Ciñera durante el otoño han sido sus colores. La explosión de tonos rojizos de las hayas y de los verdes intensos de los musgos que cubren las rocas entra por los ojos. Este pequeño bosque de hayas centenarias escondido en las estribaciones leonesas de la Cordillera Cantábrica es una auténtica joya.
El Faedo de Ciñera es una maravilla natural que nos muestra cómo debían ser los paisajes del norte de la península hace siglos. Un tesoro tan frágil que exige de nosotros el máximo cuidado durante nuestra visita. Así que por favor sigue estos consejos:
- El sendero desde Ciñera de Gordón hasta el Faedo es de poco más de 2 km., apenas sin desnivel y accesible para casi todos. Una vez en el Faedo camina por las pasarelas de madera.
- Sé respetuoso con el entorno, la vegetación y los animales que te encuentres. No toques los musgos, hongos, setas y líquenes que te encuentres.
- No tires basura, no fumes y no seas escandaloso.
El Faedo de Ciñera es un entorno ideal para dejarse llevar por sensaciones casi atávicas. La vista se pierde entre viejos árboles, colores, rocas y agua. Y el oído se agudiza para escuchar el silencio sólo roto por el discurrir del agua, el rumor del viento entre las hojas y el canto de los pájaros. Y el otoño es sin duda la mejor estación del año para disfrutarlo.
.
¿Dónde está esta maravilla?
Para llegar al Faedo de Ciñera has de llegar hasta la pequeña población de Ciñera de Gordón, a unos 40 km. al norte de la ciudad de León. Estamos en la región de los Cuatro Valles y dentro de la Reserva de la Biosfera de los Argüellos. Esta comarca ubicada al sur de las estribaciones de la Cordillera Cantábrica ha sido eminentemente minera. Hoy las explotaciones están abandonadas y muchos de sus pueblos parecen abocados a formar parte de la llamada ¨España vacía¨. Sin embargo, el turismo rural y de actividades en la Naturaleza está ofreciendo nuevas alternativas económicas a sus habitantes.
Si vienes hasta aquí no puedes dejar de complementar tu recorrido por el Faedo con la visita a la cercana Cueva de Valporquero. Apenas 30 km. de carreta entre los paisajes de la Cordillera Cantábrica separan ambos lugares. Os aseguro que cuando os adentréis en Valporquero vais a quedar totalmente alucinados.
.
La ruta al Faedo de Ciñera
Ciñera de Gordón vivía precisamente de la mina de carbón que se encuentra a la salida del pueblo en dirección al Faedo. La ruta está indicada y este es el camino que deberemos tomar a pie tras haber dejado el coche aparcado.
Esta es la ruta que hacían a pie los mineros para llegar hasta la bocamina del Pozo Ibarra. Casi 4 km. entre la ida y la vuelta. En nuestro camino al Faedo dejaremos a la derecha el acceso a la mina. Hoy la bocamina está cerrada con una verja, pero en su interior podemos ver un santuario dedicado a Santa Bárbara. Medio Km. más adelante y tras cruzar un pequeño puente se encuentran los merenderos que indican que ya estamos llegando al Faedo. Desde aquí ya se ve al arroyo Villar que discurre encajado entre las alta paredes de roca grisácea que rodean el Faedo. Es el momento de adentrarnos en el bosque.
.
El mágico Faedo de Ciñera
Sí, este lugar es mágico. Primero porque parece imposible que un lugar así haya sobrevivido a la acción del hombre, a la tala de madera y a la cercanía de una mina a cielo abierto con su tremendo impacto ambiental. También a los incendios provocados que asolan muchos bosques de León; y a los turistas irrespetuosos que arrancan musgos y dejan su basura por todas partes.
Segundo porque aquí todavía se encuentran algunos ejemplares de hayas centenarias que ya casi no se pueden ver en otros lugares de España. Aunque esto más que mágico es casi milagroso.
Y tercero porque las leyendas locales relatan historias de brujas y hadas. Entre ellas las de Haeda, el hada del bosque que tendrás que buscar entre las retorcidas ramas de las hayas centenarias.
Tras dejar atrás el área recreativa y los paneles informativos, el camino nos dirige directamente hacia el Faedo. Al bosque se entra cruzando el arroyo Villar sobre una pasarela de madera. Y ya desde aquí hay que dejarse llevar por los sentidos. Ahora entenderás porque el Faedo de Ciñera fue declarado el Bosque Mejor Cuidado de España en el 2007. Nos adentramos en un frondoso bosque de hayas centenarias encajado en un pequeño valle. Por el discurre el arroyo Villar entre rocas vestidas de musgos y saltos de agua. En otoño las copas de los árboles se tiñen de tonalidades rojizas. Y las hojas caídas crean un manto de colores ocres en el suelo del bosque.
El sendero de tablones de madera avanza paralelo al curso del arroyo y nos lleva directamente hasta Fagus, un magnífico ejemplar de haya con más de 500 años de existencia. Un árbol monumental con un tronco de casi 6,5 m. de perímetro ante el que hay que detenerse. En lugares así uno entiende por qué los primeros rituales religiosos estaban asociados a la Naturaleza. Definitivamente el Faedo de Ciñera me conecta a épocas pretéritas en las que el ser humano todavía rendía culto a determinados lugares señalados por piedras, árboles o manantiales.
El bosque termina cuando llegamos a las paredes de piedra de las Hoces del Villar. Una pasarela de madera permite adentrarnos en el cañón formado por el arroyo donde el paisaje se vuelve gris, rocoso y agreste. Miro hacia atrás y sólo deseo volver sobre mis pasos para disfrutar otra vez de los colores y sonidos del hayedo.
Tras recorrer de nuevo el Faedo retomo el camino a al pueblo de Ciñera. Dejo atrás el hayedo con la sensación de que su recorrido se ha acabado pronto. Demasiado pronto. El cielo gris del otoño sustituye la cubierta vegetal de hojas rojizas y anaranjadas. El camino de tierra a las rocas vestidas de musgos. El ruido de la civilización al sonido del viento entre las hojas.
Definitivamente sí, el Faedo de Ciñera en otoño es mágico.
.
Artículos relacionados:
Esplendor otoñal en el Castañar del Tiemblo en Ávila
Fin de semana en León: I Encuentro nacional del Viajero Responsable
Explosión de colores otoñales en el Central Park de Nueva York
El Nacedero del Urederra. Impresionismo otoñal en las sierras de Navarra
Dejar un comentario