Ilha Grande, una isla para perderse.
Ilha Grande es el lugar ideal para perderse y descansar de la ajetreada vida de Río de Janeiro, una isla casi de ensueño donde disfrutar de la naturaleza, del mar y de una vida sencilla sin complicaciones. Es una isla para conocerla a pié o en barco.
Porque aquí se cuentan con una mano los vehículos existentes para usos comunitarios. Es uno de esos lugares donde nos sobrará el tiempo para relajarnos tirados en una tumbona en la playa al borde del mar dejando pasar la vida con una caipirinha en la mano. O si lo prefieres perdiéndote por sus caminos entre la selva atlántica. O navegando por su costa salpicada de playas y lagunas en las que lo difícil es encontrarse con alguien. Por si esto fuera poco tanto Ilha Grande como la cercana población de Paraty han sido nombradas en el 2019 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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Para llegar hasta este lugar de belleza casi intacta salgo desde la Rodoviaria de Río de Janeiro en un autobús de línea de la compañía Costa Verde. Mi destino es el pueblo pesquero de Angra dos Reis. De aquí parten los barcos hacia Ilha Grande. Aconsejo ir a Angra no por su belleza, más bien escasa, sino porque la frecuencia de autobuses desde Río es mayor que a la cercana población de Mangaratiba. También desde la cercana Paraty salen autobuses diarios hacia Angra dos Reis, con lo que si tenemos varios días podemos recorrer ambos lugares sin perder mucho tiempo en los transportes. Eso sí, informaros bien de los horarios de barcos y autobuses para evitar esperas inútiles. Si no queréis complicaros mucho la vida desde Río de Janeiro podéis visitar Ilha Grande y Angra dos Reis en una excursión organizada. Incluye los trasportes desde el hotel en Río, guía, comida, el viaje en barco, etc.
Ilha Grande era hasta hace años un destino un tanto alternativo para gente que quería alejarse del mundanal ruido. Pero en la actualidad esta sensación de paz y lejanía ha cambiado, sobre todo durante la época vacacional que va de diciembre a marzo. En esos meses la actividad en sus tranquilas calles sin asfaltar es intensa, los hoteles y pensiones se llenan y los barcos van y vienen cargados de visitantes que huyen de la locura urbana de Río de Janeiro o Sao Paulo.
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Salgamos de donde salgamos, todos los barcos a Ilha Grande llegan a Vila do Abrao, su población más importante. Si no has reservado habitación en alguno de los hotelitos que han proliferado en estos años, es posible encontrar en el mismo barco gente de la isla que ofrece una habitación en una casa particular o en algún pequeño hotel. Aún así en temporada alta es mejor llevar una reserva hecha. Lo mejor es quedarnos cerca del puerto aunque hay casas que ascienden por las laderas que bordean la población con el encanto de estar casi sumergidas en un bosque tropical. En este entorno donde el verde es casi omnipresente no es raro ver amenizada nuestra estancia con la danza de los colibríes revoloteando entre las flores. Si queréis hospedaros en algún otro punto de la isla todavía más tranquilo, debéis consultar con la gente de la zona para concertar un medio de transporte.
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Ilha Grande, mejor en temporada seca
La bahía de Vila do Abrao antaño casi vacía de embarcaciones, está hoy repleta de embarcaciones de todo tipo. El pueblo se ha extendido y los negocios dedicados al turismo proliferan por las calles aunque todavía se conserva ese ambiente relajado que sólo se ve alterado cuando llega al muelle el barco desde Angra dos Reis. Mientras tanto los vendedores ambulantes de pastelitos y dulces se instalan en la calle que bordea la playa atendiendo a los turistas, la gente come y bebe en las terrazas de los restaurantes, los niños juegan en la playa y los pescadores se dedican a cuidar sus barcas y redes.
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Llegar hasta aquí en temporada de lluvias sólo tiene la ventaja de ahorrarse las masificaciones. Por lo demás, a pesar de algunos breves momentos en los que aparece el sol, los días pasan bajo un cielo encapotado que cubre las cimas montañosas. Pero lo que peor llevo es la ausencia de una luz que resalte los contraste de colores de la selva y el mar. La exuberancia y el colorido que recordaba de mi primera visita ha sido sustituido por una luz gris, apagada y monótona que diluye las tonalidades. Y también tengo que renunciar a la transparencia de las aguas del mar y a caminar por las trilhas, caminos que atraviesan la selva, por los tramos que quedan embarrados y casi impracticables. Tengo que admitirlo, estas son sólo algunas de las maravillas de Ilha Grande que sólo se pueden disfrutar plenamente en días soleados.
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Qué hacer en Ilha Grande
Sí, Ilha Grande es un lugar para disfrutar con buen tiempo. Si tenéis esa suerte lo primero es planificar qué hacer dependiendo de los días que dure vuestra estancia. Lo mejor es pasarse por las distintas agencias que venden sus excursiones en escuna o kayak y preguntar. Todas te ofrecerán casi lo mismo a los mismos precios. Podrás pasar el día en bañador disfrutando de la vida y bañándote en las maravillosas aguas de esta costa de ensueño; o dedicarte a pasear por las “trilhas” de la isla que te permitirán conocer Ilha Grande en 3-4 días.
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Las escunas son esa especie de veleros que suelen recorrer la costa norte de la isla llegando hasta la gruta de Acaiá. Allí, tras descender por un estrecho agujero en el suelo y arrastraros a oscuras durante unos minutos, aparece una escena de película. Una franja celeste comienza a hacerse visible. En realidad es la salida de la gruta al mar y la luz que llega del exterior hace que un agua de tonalidades celestes restalle en la oscuridad de la pequeña cueva. Con unas gafas de submarinismo y tras meter la cabeza en el agua entrareis en un mundo de peces de colores que nadan delante de vuestras narices. Es como meter la cabeza de golpe en un acuario. Sin duda es un sitio curioso no apto para gente claustrofóbica o histérica, pero un lugar mágico que no olvidarás.
Desde la gruta se inicia el regreso parando en Lagoa Verde y en Lagoa Azul. Ambos son lugares de gran belleza, remansos costeros en los que sumergirse en sus aguas límpidas y transparentes se convierte en una tentación inevitable. Los peces tropicales y las estrellas de mar están por todas partes en estas lagunas marinas de fondos arenosos y de apenas unos metros de profundidad donde la selva verde esmeralda cae casi directamente al mar.
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Conocer la parte sur de la isla exige embarcarse en otra escuna que se dirigirá hacia la que se considera es una de las mejores playas de Brasil, la de Lopes Mendes. Desafortunadamente en este viaje no pude desembarcar debido a las intensas corrientes que recorrían este arenal virgen de 3 km. de extensión. Después el viaje sigue hacia las playas de Caxadaço, Dois Ríos y Aventureiro. Dependiendo de la excursión que contratemos, desembarcaremos en unas playas o en otras, o comeremos en la escuna o en tierra en alguno de los restaurantes a pie de playa. Lo mejor es preguntar y decidirse por las opciones que más nos interesen pues los precios suelen ser los mismos ya que están establecidos y todo el mundo los respeta para evitar competencia desleal. Al fin y al cabo aquí se conocen todos. Si no tenemos mucho tiempo existe también la opción de contratar una lancha para dar la vuelta alrededor de la isla a lo largo de un día, aunque esto sale bastante más caro que una escuna.
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Una vez recorrida parte de la costa y tras haberos achicharrado la piel bajo el sol implacable, podéis dedicaros a recorrer las trilhas que son las sendas que los habitantes de Ilha Grande han utilizado para moverse a pié por la isla. Casi todas atraviesan zonas de gran valor ecológico y os permitirán eliminar las caipirinhas consumidas desde la llegada. Los recorridos más accesibles y quizás los más recomendables os llevarán a la playa de Lopes Mendes, a Dois Rios, a la Cachoeira da Feiticeira o al Pico do Papagaio. A partir de aquí las cosas se ponen serias con recorridos en aumento que os exigirán pasar noche fuera de Abrao. Lo cierto es que recorrer la selva atlántica escuchando solamente la respiración y el canto de los pájaros es una gozada. Sobre todo cuando al terminar llegas a una playa maravillosa de aguas limpias rodeada de palmeras donde no hay NADIE. Estas cosas son las que te acaban reconciliándo con la vida. Eso sí, antes de ir a alguna de estas playas pregunta en Abrao acerca de la posibilidad de encontrarte tiburones. Porque haberlos, haylos.
Ya de regreso a la Vila de Abrao, las opciones son descansar, comer y beber. Un restaurante recomendado es el Corsario Negro y luego toda la diversión consiste en buscar mesa libre en alguna terraza en el pueblo o en la playa al borde del mar para seguir tomando caipirinhas con los amigos. Y si vas solo, aquí es fácil encontrarlos. Este es un lugar habitado por gente amable y sencilla, y los que vienen lo hacen dispuestos a disfrutarlo y a pasarlo bien, sin más complicaciones.
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Datos prácticos:
– Si la previsión del tiempo es de lluvias, y aquí llueve de verdad, dejad el viaje a Ilha Grande para otra ocasión.
– Los autobuses de la empresa Costa Verde hacen la ruta desde Río de Janeiro a Mangaratiba (05:00, 10:45, 15:00 y 19:00). La duración del trayecto varía entre 1h 45 minutos y 3 horas. También Costa Verde llega hasta Angra dos Reis con 21 frecuencias diarias entre las 04:00 y las 21:00. La duración del trayecto es de 3 horas. Los domingos las frecuencias bajan a 9 desde las 05:00. Las salidas de Río se hacen desde la Rodoviária do Rio de Janeiro – Terminal Novo Rio.
– Cuidado con los horarios de los barcos porque normalmente sólo hay uno diario desde el Cais da Lapa en Angra dos Reis a las 15:30. Los fines de semana y festivos el barco sale a las 13:30. El regreso desde Abrao es a las 10:00 de la mañana. El trayecto puede llevar una hora y media, y la capacidad del ferry oscila entre las 500 y 1.000 personas.
Desde Mangaratiba los barcos Abrao salen a las 8:00. La duración del viaje puede llegar a las hora y 40 minutos. El regreso desde Abrao es a las 17:30. Tened en cuenta que en temporada alta alguna escuna más realiza el trayecto. Por ejemplo hay un refuerzo los sábados desde Mangaratiba hacia Abrao a las 22:00
Luego hay unas lanchas o escunas que salen del pequeño puerto de Conceição de Jacareí, un pueblo ubicado entre Mangaratiba y Angra dos Reis, con varias frecuencias a las 08:30, 09:00, 10:30, 11:30, 12:30, 14:00, 15:00, 16:00, 17:00, 18;00 y 18:10.
– Las trilhas son caminos que atraviesasan zonas de mata atlántica casi intacta y que conectan diferentes puntos de la isla a pie. Aunque están bien señalizados no está de más llevar un pequeño mapa. No te olvides de un buen calzado, mucha agua y comida porque seguramente cuando llegues a tu destino no encontrarás donde aprovisionarte. En los días soleados lleva además gorra o sombrero y protección solar.
– Cuidado con los tiburones en determinadas playas. Infórmate en Abrao acerca de la posibilidad de encontraros escualos. Yo los tuve muy cerca sin darme cuenta hasta que unos niños llegaron gritando por la playa «tubarão, tubarão…».
– Recuerda que un buen Seguro de Viajes te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Así que ni lo dudes. Desde aquí te recomiendo MONDO, el seguro de viaje inteligente. Además contratando tu seguro desde esta página tienes un 5% de descuento.
– Y por último…¡Atención! El regreso a la civilización después de algunos días en Ilha Grande suele originar cuadros depresivos.
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