Isla Holbox, el paraíso que todos buscamos.
Estoy en la playa de Isla Holbox y no puedo creer lo que estoy viendo. Frente a mí se extiende una lámina de agua casi trasparente que se pierde en el horizonte. A derecha e izquierda una playa de arena blanquísima bordeada de palmeras me ofrece una imagen que aunque parece de postal, es muy real.
Así lo siento porque me lo dice el sol que me quema y la brisa de este Caribe azul-casi-blanco que parece impoluto. Algunas barcas de pescadores y las hamacas de algunos hoteles revestidos de techos de paja también me lo dicen: Isla Holbox no es un sueño, es real, ¡pero qué realidad tan bella en su simplicidad!
Isla Holbox es ese lugar que buscas cuando quieres alejarte de los grandes centros turísticos y de los hoteles todo incluido. Es el lugar con ese Caribe que todos hemos imaginado de aguas cálidas y de color celeste. Con una Naturaleza todavía sorprendente, con un pueblo donde las calles no son de asfalto sino de arena. Y donde todavía puedes encontrar gente amable que se detiene a hablar contigo para recomendarte un restaurante casero o una playa escondida. Isla Holbox es esto y mucho más. Aunque todo hay que decirlo, no sé cuánto tiempo más podrá permanecer Holbox ajena a la llegada de un turismo masivo que ya está llamando a sus puertas.
En Holbox apenas hay vehículos a motor con excepción de motos, camiones de mercancías y cochecitos de golf. Y todavía se puede ir caminando o en bicicleta a la mayoría de lugares de interés. Aún así el pueblo de Holbox es un tanto caótico, sobre todo por las mañanas cuando bulle de una actividad casi frenética.
Después de unos días aquí te darás cuenta de que Holbox vive un proceso de reconversión económica volcada en un turismo que quiere ser sostenible y de tendencias ecológicas. No es un mal planteamiento para un lugar donde hasta hace muy poco se vivía de la pesca. Un lugar enclavado en un entorno privilegiado de la Riviera Maya y muy cercano a Cancún y Playa del Carmen, donde se ofrece una de las más variadas y mejores ofertas turísticas y hoteleras del mundo.
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Ya estoy en el paraíso ¿Y ahora qué?
Pues a disfrutar. Túmbate en una hamaca bajo la sombra de una palmera para leer un libro con el Caribe de fondo. Bébete una cerveza local a mi salud. Pasea por la playa adentrándote en esa agua límpida a ver si consigues que te llegue el agua a la cabeza. Andarás mucho, mucho, antes de que el agua te cubra. Nada, chapotea, flota… Túmbate en una de esas hamacas enclavadas en la orilla mientras el agua del mar acaricia tus pies.
Disfruta del sol, de la brisa; de no ver nada más que agua, arena blanca y palmeras a tu alrededor. Alquila una bicicleta o un cochecito de golf y vete hasta la playa de Punta Cocos. Allí dedícate a no hacer nada, a caminar por un mar que es una piscina o a ver cómo pescan los pelícanos y alcatraces zambulléndose en el agua. Desgraciadamente por el camino veréis como la proliferación de hoteles y construcciones, muchos ilegales y otros clausurados, está alterando el ecosistema de esta parte de la isla. Hay que estar ciego para no ver esta realidad ante la que muchos prefieren mirar para otro lado.
También puedes acercarte por el otro extremo del pueblo hacia Punta Mosquito. Aquí se terminan los hoteles y comienza una gran extensión de manglares y playas infinitas de escasa profundidad que hacen las delicias de cualquiera. Este es el acceso a la reserva natural de Yum-Balam que ocupa casi el 50% de Isla Holbox. Esta gran reserva natural se extiende por el norte de la península del Yucatán hasta llegar a unos kilómetros de Cancún. En ella viven más de 300 especies de animales y aves, además de conservar algunos de los espacios de manglares, sabanas y dunas costeras mejor conservados de todo México. Todo el que llega a Holbox debería saber esto para evitar alterar en lo posible sus espacios naturales.
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Inolvidable: nadando con el tiburón ballena
Estando en Isla Holbox es imposible permanecer ajeno a las excursiones que te ofrecen hacer alrededor de la isla. La que más me llamaba la atención era la propuesta de nadar junto a los tiburones ballena por ser este uno de los pocos lugares del mundo donde se puede hacer esta actividad. De mayo a septiembre los tiburones ballena se acercan hasta el extremo norte de Holbox para alimentarse. Aquí se encuentran las aguas procedentes del Golfo de México con las del Caribe, originando durante estas fechas un aumento del krill y de los minúsculos crustáceos que son el alimento principal de estos animales.
Desde la misma llegada a Holbox se ofrece al visitante la oportunidad de ver de cerca al que es el pez más grande del mundo, y de nadar junto a ellos. La abundancia de fotografías y carteles anunciando las excursiones no deja indiferente a nadie. Y a mí tampoco. Había leído como en otros lugares del mundo se alimenta a los tiburones ballena para que permanezcan en una zona. Así se consiguen aumentar los ingresos turísticos a costa de alterar los hábitos naturales de esta especie. Yo no quería ser partícipe de este tipo de prácticas, así que me dediqué a preguntar cómo se realizaba esta actividad aquí en Holbox.
Y encontré las respuestas que buscaba. La actividad se realiza encuadrada en la Sociedad Cooperativa Turística de Isla Holbox. El dinero va así a parar al bolsillo de los habitantes de la isla. El viaje se hace en lancha con máximo de 8 personas hacia el lugar donde se supone que se encuentran los tiburones ballena. Si están, estupendo. Y si no están, es la Naturaleza y hay que aceptarlo. En caso de encontrar tiburones ballena se siguen normas bastante estrictas:
– No se utilizan cremas ni protectores solares
– Se nada siempre con el chaleco de seguridad puesto
– No se toca a los tiburones ballena ni se les acosa manteniendo la distancia para no incomodarlos mientras se alimentan
– Si el tiburón ballena se acerca hacia ti, mantenerse quieto porque el tiburón te esquivará ya que es un animal totalmente inofensivo.
– sólo pueden nadar dos personas seguidas de cerca por el capitán de la lancha o el guía, que te acompañan en el agua para controlar que nadie moleste a estos maravillosos animales
– Se hacen turnos de dos inmersiones por persona para que todos tengan posibilidad de verlos de cerca
La excursión comienza a las 7 de la mañana en el muelle de la playa y se regresa hacia las 5 de la tarde. El muelle bulle de animación mientras el capitán de cada lancha se hace cargo de las personas con las que compartirá las experiencias del día. Tras casi 2 horas de navegación bordeando la costa de Holbox hacia el este se llega a Cabo Catoche. Desde ahí la lancha se interna en el mar a la búsqueda de los tiburones ballena. En la lancha que me tocó tanto el capitán Leonardo y su ayudante Adriel nos dejaron bien claro desde el principio las normas a seguir y cómo teníamos que comportarnos. Desde aquí agradezco su profesionalidad y buen hacer, porque tuvimos suerte y encontramos a los tiburones ballena.
Ya me había sumergido en una jaula en las aguas cercanas a Ciudad del Cabo en Sudáfrica para ver de cerca a los tiburones blancos. Y suponía que aquí la experiencia sería similar. Pero qué equivocado estaba… Una cosa es estar metido en el agua dentro de una jaula para que no te coman los tiburones. Y otra muy diferente poder nadar junto al mayor y más inofensivo pez del planeta. A nuestro alrededor se movían plácidamente varios tiburones ballena mientras comían krill con su gran boca abierta a ras de la superficie. ¡Qué momento! Eran enormes, de entre 9 y 14 metros, y no se inmutaron ante la presencia de la lancha.
Pero una cosa es verlos desde la superficie, y otra muy distinta meterse en el agua para intentar nadar a su lado. Toca asegurarse el chaleco, ponerse las palmas, las gafas y el tubo. Es el momento de tirarse al agua y de batir palmas como un poseso. Porque los tiburones ballena se desplazan por el agua a un ritmo difícil de seguir. Una velocidad acorde con su gran tamaño. Pero una vez en el agua sólo tienes ojos para sorprendente ante las dimensiones y la elegancia de este hermoso animal.
Mientras intentaba colocarme en la mejor posición para verlos, pasaban a mi lado comiendo como si nada más sucediera en el mundo. En ese momento me di cuenta de que mi presencia no les molestaba y finalmente conseguí entender su forma de moverse en grandes círculos. A medida que ingerían alimento sus branquias se abrían y cerraban en alternancia. Me sorprendí mirando a sus pequeños ojos oscuros que contrastan con el gran tamaño de los tiburones ballena; y admirando el dibujo de manchas moteadas de blanco que revisten toda su piel. Sus grandes aletas ventrales se movían con elegante parsimonia ayudados por la enorme aleta caudal. Y mientras nadaba a su lado sólo podía pensar que este era un momento único. Pero sobre todo en mi mente se repetía una frase:¡Qué maravilla de animal! ¡Qué maravilla de animal!…
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El regreso en lancha estuvo salpicado de las anécdotas y de las intensas emociones vividas con los tiburones ballena. Mientras Adriel pilotaba la lancha hacia el lugar donde haríamos algo de snorkel, el capitán elaboraba un ceviche artesanal que luego compartiríamos en la playa cercana al Faro de Punta Mosquito. Sin duda esta fue una de las experiencias más increíbles que he vivido en este viaje a la península del Yucatán. Inolvidable es la palabra.
Sólo puedo sentir respeto por la gente de Holbox que se gana la vida intentando no alterar los ritmos del entorno natural en el que viven. Y de nuevo la esperanza de que quizás sí sea posible disfrutar de las bellezas de este planeta sin destrozar la vida del resto de especies que lo habitan. Porque las cosas se pueden hacer si se hacen bien.
Holbox todavía me deparaba más sorpresas. Por ejemplo uno de los atardeceres más hermosos que he podido ver últimamente. Un atardecer teñido de naranjas y rojos, lento, suave, con un sol que se zambullía literalmente en el horizonte de un mar, el Caribe, que todo el mundo debería tener la suerte de poder conocer.
A tener en cuenta el ambiente nocturno de Holbox, con sus puestos callejeros, sus terrazas, sus restaurantes caseros como el Colibrí que os recomiendo. Inolvidable su pescado del día con mango y cilantro. Y para terminar la jornada puedes buscar alguno de los bares al aire libre con música en directo tomando un tequila, unas cervezas o unas margaritas de frutas. El buen ambiente, la tranquilidad y la sensación de estar en un lugar muy especial hacen el resto.
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Un toque de atención
Holbox me ha gustado, y mucho, porque es de esos lugares que todavía conservan parte de su autenticidad. Sólo espero que tanto las autoridades locales como sus habitantes no se dejen arrastrar por los cantos de sirena de un turismo masivo. El proyecto de crear un gran complejo hotelero parece por ahora paralizado debido a las presiones conservacionistas. También se han clausurado numerosas construcciones ilegales que se habían comenzado a construir en zonas protegidas de manglares. Entre otras demandas de la población local está que la energía eléctrica llegue desde fuera de la isla y no se produzca en la vieja central con generadores de gasóleo. Y sobre todo que se dé una solución urgente al problema de los residuos.
Conservar el entorno natural de Isla Holbox es fundamental si quieren seguir recibiendo visitantes. Si las cosas no se hacen bien desde ya mismo acabaremos cargándonos el paraíso que todavía es Isla Holbox. Y entre todos, administración, isleños y turistas, habremos matado a la gallina de los huevos de oro y destrozado uno de los lugares más hermosos que he tenido la oportunidad de conocer.
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Información práctica
– Isla Holbox se encuentra en el extremo norte de la península del Yucatán, en el estado de Quintana Roo, conocido por ser el lugar donde está enclavada la Riviera Maya. Para llegar hasta Holbox deberás tomar un autobús desde Cancún o Playa del Carmen hasta el publecito de Chiquilá. Tras poco más de 2 horas de viaje podrás estar subiendo a cualquiera de los barcos que cada media hora salen para Holbox. Es muy fácil. Las dos compañías de barcos, Holbox Express y 9 Hermanos, se alternan en las salidas y el precio del billete es el mismo en las dos: 150 pesos por trayecto.
Si vienes desde otro lugar del Yucatán en coche hay numerosos estacionamientos privados con sombra y económicos donde dejar tu vehículo y recogerlo a tu regreso. Recuerda que la forma más cómoda y rápida de visitar la península del Yucatán y la Riviera Maya es en coche.
– Tras unos 20 minutos de trayecto llegarás al puerto de Holbox. Y desde aquí podrás optar por caminar o tomar alguno de los cochecitos de golf que sirven como taxis para que te lleven a tu hotel por 30 pesos. La playa se encuentra en el otro extremo del pueblo, a unos 20 minutos a pie. Puedes alquilar bicicletas o cochecitos de golf por horas o por días. Sólo te piden el pago por adelantado y un documento de identificación. Así podréis llegar fácilmente hasta Punta Cocos o recorrer los kilómetros de playa parando donde os apetezca para daros un baño.
– Desde ya te recomiendo pasar al menos un par de noches en Holbox. Podéis hospedaros en alguno de los hoteles del pueblo, pero «disfrutaréis» de la música nocturna de bares y terrazas hasta la madrugada. Los mejores lugares se sitúan a la derecha del embarcadero de lanchas que se encuentra a mitad de la playa. Suelen ser hoteles no muy grandes, respetuosos dentro de lo que cabe con el entorno y enclavados entre las palmeras que bordean la playa.
– En Holbox hay bastantes restaurantes con propuestas basadas en la gastronomía local y comida casera. No dejéis de probar los camarones apanados con coco y arroz, o los pescados acompañados de mango o aguacate. También hay un mercado local con puestos de comida preparada al momento y opciones más al gusto de los turistas norteamericanos (que no he probado).
– La excursión para ver a los tiburones ballena se comercializa a diferentes precios. Se puede contratar desde Cancún o Playa del Carmen pagando un dineral en un viaje de ida y vuelta en un día. A través de tu hotel en Holbox, que se llevará una comisión. O contratando directamente con la Cooperativa. Si lo haces así te costará 1.800 pesos, precio de julio del 2017. Sólo necesitas llevar bañador, una cámara, algo de ropa y poco más. En en la lancha tienen bebidas, algo de comer y te facilitan máscara, tubo, palmas y chaleco. Todo incluido en el precio.
– Recuerda que un buen Seguro de Viajes te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Así que ni lo dudes. Por eso te recomiendo MONDO, el seguro de viaje inteligente. Y contratando tu seguro de viaje desde aquí tienes un 5% de descuento.
– Otra de las excursiones más populares también en lancha es el llamado Tour de las 3 islas. Se visita Isla Pájaros donde anidan un montón de aves, el pequeño cenote Yalahau donde te puedes dar un baño, y terminas tomando el sol en las playas de Isla Pasión. El precio es de unos 550 pesos, pero no la hice porque podía hacer actividades parecidas por mi cuenta. Aunque siempre es una opción más para pasar el día. Uno más de los inolvidables días que podrás pasar en Isla Holbox.
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