Colorado, el estado de las Montañas Rocosas.
Recientemente la guía Lonely Planet clasificó al Rocky Mountain National Park en el puesto nº2 de su lista en el top places para visitar en 2015. Porque la verdad, pocas cosas hay tan impresionantes como perderse por las Montañas Rocosas de Colorado recorriendo sus bosques, lagos y caminos a pie, a caballo o en coche.
Los más de 4.000 km de esta cadena montañosa que nace en México y se extienden hasta Alaska son la espina dorsal geográfica de Norteamérica. Y en el estado de Colorado alcanza su máxima plenitud por el número de cimas y su altura creando un paisaje único de bosques y tundra de alta montaña entre masas rocosas de granito.
Colorado, estado situado en el centro oeste de los USA, está dividido en varias áreas geográficas de marcado carácter. Desde las inacabables llanuras de grandes extensiones dedicadas a la agricultura, hasta la dorsal de las Rocosas que marcan el destino hacia el este o el oeste de ríos como el Colorado, Rio Grande o el Arkansas. Es la llamada División Continental con 54 picos que superan los 4.000 m. de altura. Hacia el oeste se encuentra el Colorado Plateau, puerta del desierto con sus cañones de rocas, sus escondidos valles entre angostas paredes de piedra y su mágica aridez propia de un mundo que parece listo para ser descubierto.
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Además en pocos lugares en Norteamérica se puede observar con tanta facilidad la riqueza natural de la vida salvaje. Aquí se hacen imprescindibles unos buenos prismáticos, una buena cámara con un gran teleobjetivo y mucha capacidad de observación. Los animales, las plantas y los pájaros están ahí y sólo hay que tener un poco de suerte y paciencia para descubrirlos. No os perdáis el State Forest State Park, hogar de los grandes alces que suelen ocultarse entre la alta hierba de las orillas de lagunas y grandes charcas. Atención a los osos negros, siempre cercanos a los lugares de acampada. Y sobre todo, cuidado con los pumas que habitan los lugares más recónditos sobre todo en las zonas escarpadas del oeste. Su población, de varios miles en el estado, exige reforzar la vigilancia si se hacen rutas a pié poco transitadas y sobre todo si se viaja con niños pequeños.
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Por otro lado la climatología en Colorado tiene fama de voluble. En unos minutos un día soleado puede convertirse en una pesadilla de relámpagos, lluvia y viento huracanado. Hay que estar atentos a los avisos que continuamente interrumpen la programación de la radio o la TV porque estar en plena excursión en medio de una de estas tormentas no es nada agradable. A pesar de esto la media de días de sol al año es de 300, eso sí, en verano el calor es achicharrante y en invierno la nieve puede cubrirlo todo. El contraste entre las estaciones del año es uno de los atractivos del estado, con una primavera de campos verdes que se llenan de flores multicolores, o un otoño que tiñe los bosques caducifolios de tonalidades ocres, rojizas, marrones y naranjas. Y eso por no hablar del blanco níveo del invierno salpicado de las manchas verde oscuro de pinos y abetos.
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Acampada en el Rocky Mountain National Park
Uno de los platos fuertes de cualquier visita al estado de Colorado es hacer una acampada de varios días en el Rocky Mountain National Park. Es la forma perfecta de recorrer algunos de sus escenarios más espectaculares repletos de lagos, ríos, cascadas, praderas de alta montaña y una gran concentración de vida salvaje. Aquí más de 60 picos rebasan los 3.500 m de altura y nacen ríos como el Colorado. Un tercio del parque se extiende por paisajes de alta montaña que aparecen tras dejar atrás inmensos bosques de coníferas. Aparte de varios recorridos a pie mi intención es conducir por la Trail Ridge Road. Esta es la vía pavimentada (que no asfaltada) más alta de los USA hasta llegar al punto en el que las Rocosas dividen todas las cabeceras de los ríos que invariablemente desde aquí siguen su recorrido hacia el este o hacia el oeste. Las partes más bajas del parque se encuentran a unos 2.000 metros y debido a la altura de las montañas hay que tomarse con calma las marchas, caminatas y escaladas. A partir de cierta altura no son raros los síntomas de fatiga, cansancio y dolor de cabeza.
En los puntos de acceso al parque como el Beaver Meadows Visitor Center se ubican las zonas de acampada de Moraine Park y Fall River. Ir de camping en los USA no tiene nada que ver con hacerlo en Europa. Aquí las zonas de acampada son muy amplias y cada una cuenta con su zona de barbacoa y aunque estén llenas no se nota ningún tipo de masificación. Son tan grandes que aquí verás caravanas enormes y todo tipo de camiones y autobuses adaptados para cualquier tipo de aventura. En verano es difícil encontrar una plaza libre así que lo mejor es llamar antes y hacer la reserva con anticipación.
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En la caseta de entrada nos indicarán la zona asignada para plantar nuestra tienda o caravana. A nuestro alrededor las montañas de roca gris se alzan entre bosques de una tonalidad cambiante. Desgraciadamente las coníferas de las Rocosas están sufriendo una plaga que está arrasando con los bosques. Las manchas ocres entre la espesura verde indican donde están los árboles muertos, unas manchas que cada vez se hacen más extensas como comprobaré en los días siguientes.
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Una vez instalado es hora de subir al coche y empezar la ruta del Trail Ridge Road. Los primeros km. transcurren entre hermosos valles donde las praderas de hierba verde repletas de flores (hay hasta 2.000 especies en las Rocosas) están recorridas por pequeños arroyos. Estos valles están salpicados de lagunas o charcas donde se apostan pájaros y animales para beber como los abundantes ciervos aquí llamados wapití, los coyotes, lobos, gansos, águilas, osos negros, perros de la pradera, castores y muy ocasionalmente los grandes alces que tienen más de 2 metros de alzada. Afortunadamente a los pumas les gustan zonas más agrestes y secas que estos valles húmedos. Pero hay que mantenerse atentos pues en las zonas sur y oeste de Colorado su población es abundante y los encuentros fortuitos son cada vez más frecuentes a medida que el ser humano ocupa sus espacios naturales.
La carretera asfaltada comienza su ascenso entre bosques superados los Sheep Lakes. Tras unos pocos kilómetros se acaba el asfalto y la carretera de un solo sentido se convierte en una pista de tierra sólo accesible en los meses de verano. Las montañas imponen su presencia y hago una parada para hacer una caminata que bordea las pequeñas cataratas de Chalm Falls. El camino se hace cada vez más tortuoso con curvas y pendientes de vértigo a medida que comienzan a verse neveros que resisten al verano en el frío de la alta montaña.
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.Aprovecho para bajar del coche y estirar las piernas recorriendo algunos de los senderos que serpentean entre bosques y prados de ensueño. El tiempo aquí parece que se ha detenido. A medida que subo hacia las praderas nevadas carentes de otra vegetación veo a lo lejos las blancas y peludas cabras de montaña. Los bosques quedan ya atrás y me acerco al Alpine Visitor Center ubicado a 3.600 metros de altitud. Desde el mirador se despliega un paisaje agreste de tundra, con hierbas ralas apenas agitadas por el viento, manchas blancas de nieve, pequeños lagos glaciares y montañas y más montañas. Aquí se puede tomar un café, comer algo o visitar la omnipresente tienda de recuerdos. Pero lo mejor es simplemente mirar y dejar que la vista se pierda en las estribaciones montañosas.
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Desde este punto se puede seguir el viaje hacia el lado suroeste del parque bordeando las montañas de Never Summer Mountain que marcan los límites con el Arapaho National Forest. Pero ese es otro viaje. Inicio el camino de regreso hacia el área de acampada por la ruta asfaltada del Trail Ridge descendiendo de las cumbres nubladas hacia los soleados valles verdes que vuelven a sorprenderme por su belleza. Los animales que se mueven a los lados de la carretera son observados por los visitantes, que a su vez son vigilados por los rangers del parque.
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Tras un intenso día toca hoguera, barbacoa, cervezas y postre con esas pegajosas nubes de azúcar tostadas al fuego llamadas marsmallows que son tremendamente populares en los USA. La noche cae y la oscuridad lo envuelve todo con una negritud casi total sólo aliviada por la miríada de millones de pequeñas estrellas que pueblan el cielo. Es la hora de meterse en la tienda, enfundarse en el saco y no pensar en los osos negros que vendrán a merodear por la noche entre las tiendas en busca de algo de alimento.
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¿Por qué se mueren estos bosques?
Me levanto temprano y tras un copioso desayuno decidido recorrer el camino que lleva hasta el Bear Lake. Primero se sube al Bierstadt Lake y luego se inicia el descenso hacia el área de estacionamiento del Glacier Basin. Los trails o caminos suelen estar bien señalizados con carteles de madera que indican lugares, rutas y distancias. En otros las indicaciones consisten en las conocidas marcas de pintura en rocas y árboles que hay que seguir atentamente en los trail más recónditos. Pero en general se puede decir que perderse por aquí es bastante difícil.
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Tras dejar pasar una tormenta mañanera que deja bastante lluvia inicio la caminata hacia el Bear Lake, uno de esos lagos rodeado de bosques típicos de postal. La mejor hora para fotografiarlo es por las mañanas ya que a partir del mediodía la luz a estas alturas es muy dura. En verano hay autobuses gratuitos que acercan a los visitantes desde el estacionamiento de Glacier Bassin hasta el inicio del trail al Bear Lake ya que aquí el área de aparcamiento es pequeña.
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El lago está rodeado por un camino que permite apreciarlo en toda su circunferencia pero sólo es cuando iniciamos la ascensión hacia el Bierstadt Lake cuando entramos en un hermoso bosque de pinos no muy altos entre infinitos musgos y líquenes que cuelgan las ramas. A medida que avanzo observo los estragos de la enfermedad que está acabando con miles y miles de árboles, secándolos y haciendo sus troncos tan quebradizos que acaban rompiéndose y cayendo unos encima de otros en una especie de melé arbórea. Todo el camino está plagado de centenares de árboles caídos y raíces secas que ofrecen un espectáculo bastante desolador. Hasta ahora nadie ha encontrado el remedio para la enfermedad que corroe a los árboles, pero aquí los más agoreros creen que en unos años todos estos bosques de coníferas estarán muertos.
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Tras unos 7 kilómetros de mucho subir y poco bajar llego al pequeño Bierstadt Lake donde paro a hacer un descanso. Desde aquí todo el camino desciende hacia el área de Glacier Basin donde llego tras otros 6 km de fácil caminata y otros tantos miles de árboles muertos desparramados por el bosque. No puedo evitar comparar mentalmente lo que he visto hoy con la frondosidad, riqueza, espectacularidad y rebosante vida del Yosemite National Park o del Sequoia National Forest en California. Y eso a pesar de la sequía y los incendios que cada verano arrasan parte de estos parques.
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El triste espectáculo de tantas horas caminando entre troncos caídos terminó dejando una agridulce sensación. Por supuesto que en ninguna guía u oficina de turismo te informarán del reguero de cadáveres vegetales que te vas a encontrar por el camino, no vaya a ser que decidas pasar tus vacaciones en otro lugar. Aunque la fuerza de la Naturaleza es inmensa, parece que se están viviendo los últimos momentos de estas grandes extensiones arbóreas. Mientras anochece regreso a la zona de acampada pensando si aquí a nadie se le ha ocurrido pensar en la lluvia ácida, en los pesticidas o en el cambio climático. Y es que no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Son las siete de la mañana y es domingo. La luz de la mañana ya ha invadido mi tienda cuando de pronto unas voces femeninas me despiertan cantando salmos religiosos. No, no estoy soñando ni esto es una pesadilla aunque lo parezca. Y sí, son las 7 de la mañana, estoy en una tienda de campaña en mitad de las Montañas Rocosas y alguien me está despertando entre gloriosos «Oh God» y Aleluyas. Cuando asomo mi cara por la abertura de la tienda cuatro rubicundas mocetonas sonrientes retoman todavía con más fuerza sus cantos e himnos. En ese momento me pasan un folleto y me invitan a asistir a una misa evangélica no sé dónde. Cuando mi cerebro por fin es capaz de elaborar una respuesta adecuada ya se están alejando por el bosque a la búsqueda de nuevas víctimas inocentes. Lo único que soy capaz de pensar es que así son los USA, con sus cosas buenas y con otras a las que no voy a poner adjetivos. El sol se eleva sobre las montañas, por fin regresa el silencio sólo roto por el trino de los pájaros y así, como si sucediera desde siempre, comienza un nuevo día en las Rocosas.
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Consejos prácticos:
– A día de hoy si viajas a los USA una de las primeras cosas que tienes que hacer para evitar problemas en la Aduana es gestionar la ESTA. Es el Sistema de Autorización Electrónica que facilita la entrada a los Estados Unidos para estancias por un máximo de 90 días.
– Desde Denver hay 2 horas de carretera hasta la entrada al Rocky Mountain National Park. Desde Boulder una hora y cuarto. El acceso al parque cuesta 20$ por vehículo y es válido durante los 7 días siguientes.
– El Rocky Mountain National Park es un lugar duro y agreste, sobre todo en invierno por eso recomiendo ir en primavera o mejor en verano. Aún así las condiciones climatológicas son muy variables. Consulta la previsión del tiempo para saber qué te vas a encontrar. Tenlo en cuenta para acampar siempre lejos de los ríos ya que son frecuentes las riadas por lluvias intensas o deshielo en las zonas altas. También para traer equipo de acampada y ropa adecuada.
– Aunque mucha gente viene al parque en una visita de un día, te recomiendo pasar alguna noche. Para ello debes reservar con antelación tu lugar de acampada ya que en verano los campamentos del parque y albergues cercanos suelen estar completos. Tendrás que traer todo lo que necesites contigo. Todo menos tus mascotas. Están prohibidas debido al riesgo de sufrir ataques y para evitar trasmisión de enfermedades a los animales salvajes.
– Una vez estés instalado en tu lugar de acampada recuerda que en el parque hay animales salvajes, entre ellos osos. Deberás guardar todos los alimentos, bebidas, cremas, maquillajes y todo lo que huela dentro de la «Food storage locker» o «bear box» que te corresponda. Es una caja metálica con un cerrojo especial. No guardes nada dentro del maletero del coche o los osos destrozarán tu auto para conseguir llegar a la comida.
– Está prohibido hacer fuego a no ser en las zonas especialmente marcadas para ello. Por supuesto está prohibido dar de comer a los animales salvajes. Si te encuentras un puma que aquí llaman «mountain lion» o un oso, no corras, deja siempre una vía de escape al animal, hiérguete y extiende los brazos para parecer más grande, mantén la calma y retrocede lentamente sin dar la espalda y sin perder de vista al animal. Aprovecha para recoger un palo o piedras. Si llevas niños, cógelos en brazos. Si aún así el animal se mantiene amenazante, grita, haz ruido. Y si ataca, pelea. No te queda otra.
– Si visitas el parque en invierno el peligro está la caída de ramas, en caminar sobre superficies o lagos helados y en las avalanchas de nieve en las zonas altas. En caso de tormenta, mucho cuidado con los rayos.
– Para aquellos que no soporten estar alejados mucho tiempo de sus amigos, hay Wi-Fi abierto en los Centros de Visitantes de Beaver Meadows y de Fall River & Kawuneeche. Para los que no les guste cocinar sólo encontrarán un restaurante dentro del parque que se encuentra a 3.600 m. de altitud en el Trail Ridge Store. Y sólo abre de mayo a octubre.
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– Estás es un entorno salvaje y en un Parque Nacional de los Estados Unidos. Cumple las normas, haz siempre caso a los rangers y sobrevivirás. Aún así recuerda que un buen Seguro de Viajes te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Así que ni lo dudes. Desde aquí te recomiendo MONDO, el seguro de viaje inteligente para viajeros inteligentes. Además contratando tu seguro desde esta página tienes un 5% de descuento.
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