Liubliana, la capital europea más encantadora de la que no sabía casi nada.
Liubliana no es la primera ciudad en la que piensas cuando planificas un viaje a una capital europea. Pero después de conocerla descubrirás que hay algo especial en esta ciudad. Algo que no encuentras en los destinos turísticos más populares. Y es que Liubliana tiene alma y una calidad de vida envidiable.
Enclavada en el corazón geográfico de Eslovenia, Liubliana cautiva desde el momento que pones el pie en sus calles empedradas. Es una ciudad hecha a escala humana donde se respira un ambiente relajado con una arquitectura que refleja siglos de historia. Dicen que el nombre de Liubliana proviene de la palabra “ljubljena,” que significa “amada.” En realidad Liubliana tiene raíces romanas ya que aquí se alzaba la antigua población de Emona, fundada en el siglo I d.C. Luego, a lo largo de los siglos, Liubliana fue moldeada por una mezcla de influencias: el Imperio austro-húngaro de los Habsburgo, la Yugoslavia socialista y, finalmente, la independencia de Eslovenia en 1991.
A pesar de tener una historia un tanto turbulenta, Liubliana nunca perdió su carácter acogedor. Ni su rica herencia cultural que está ahí, a tu alcance. Los restos romanos, los castillos medievales y las elegantes construcciones barrocas del imperio Austro-Húngaro, se mezclan con la arquitectura moderna y funcional de la época yugoslava.
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Lubliana, pequeña pero vibrante
Lo primero que sorprende de Liubliana es su ambiente tranquilo y amigable, con un río, el Ljubljanica, que atraviesa la ciudad y le da un aire pintoresco. Liubliana tiene algo especial. Es, al mismo tiempo, acogedora y animada, con multitud de rincones plazas y callejuelas por descubrir. Es de esas ciudades donde lo mejor es perderse y caminar sin prisa. Porque aquí todo el mundo parece ir a su propio ritmo, disfrutando de la vida.
A diferencia de otras capitales europeas, aquí parece que no hay agobios ni estrés. La ciudad es pequeña y todo parece estar a una distancia cómoda para caminar o recorrer en bicicleta. De hecho, Liubliana ha sido reconocida como una de las capitales más verdes de Europa. Su centro histórico es casi completamente peatonal, y pasear junto al río Ljubljanica sin el ruido de los coches es algo realmente agradable.
En Liubliana la vida se vive a un ritmo pausado, entre cafés y terrazas al aire libre, mercados callejeros y un castillo medieval en lo alto de una colina que te transporta a tiempos pasados. Desde allí, en un día claro, puedes ver los Alpes Julianos a lo lejos y el río Ljubljanica serpenteando por la ciudad.
La vida gira en torno al río. Sus orillas están llenas de cafés con terrazas donde la gente se reúne para tomar un café, tomar una cerveza o un vino local. O simplemente para disfrutar de la tranquilidad y de la buena compañía. Los eslovenos tienen una palabra que me encanta: čutiti, que significa “sentir profundamente.” Y eso es justo lo que hacen. Tienen una conexión especial con su entorno natural y una habilidad admirable para disfrutar los pequeños placeres de la vida.
Además, me sorprendió el sentido del humor de la gente. Los habitantes de Liubliana tienen algo especial. Son cálidos, amables y siempre dispuestos a ayudarte ya que la mayoría habla un inglés impecable, lo que facilita mucho la comunicación. Pero lo que los hace únicos es su interés genuino por mostrarte lo mejor de su ciudad y de su cultura.
El Centro Histórico de Liubliana y el Puente Triple
Os aconsejo iniciar la visita caminando por el casco histórico (Stara Ljubljana). Aquí podrás apreciar la arquitectura barroca y los edificios de estilo Art Nouveau, mezclados con las ideas vanguardistas de Jože Plečnik, el arquitecto que transformó Liubliana y le dio su estilo único y elegante. Quedaros con la idea de que aquí Plečnik es como el Gaudí esloveno.
El casco antiguo es una mezcla perfecta de calles empedradas, edificios color pastel y plazas acogedoras. No puedes perderte la Plaza Prešeren, el corazón de la ciudad, presidida por una estatua del poeta nacional France Prešeren. Desde allí, el Puente Triple te lleva directo al mercado y a la Catedral de San Nicolás, símbolo de la ciudad.
Las plazas Mestni trg, Stari trg y Gornji trg forman el corazón palpitante de la ciudad, conectadas por calles animadas repletas de tiendas. Aquí, en pleno centro, encontrarás el famoso Puente Triple también diseñado por Jože Plečnik. Este puente conecta el casco antiguo con la zona moderna de la ciudad y es un punto de encuentro muy popular entre sus habitantes. Linda con la Plaza Presrnov trg presidida por la Catedral de San Nicolás, con sus puertas de bronce decoradas que cuentan escenas de la historia del país.
Desde aquí, tomar la calle Petkovskovo, peatonal y repleta de bares, restaurantes y terrazas al borde del río hasta llegar al emblemático Puente del Dragón. Sus estatuas de dragones son un símbolo de la ciudad. Lo cierto es que el puente tampoco tiene nada especial, pero ya que estás por aquí no cuesta nada acercarse.
Subiendo al Castillo de Liubliana
El Castillo de Liubliana se encuentra en lo alto de una colina de 367 m. que domina toda la ciudad y ha sido testigo de la historia de la Liubliana desde que fue construido hace 900 años. El Castillo tiene exposiciones permanentes sobre la historia de Liubliana y Eslovenia, y una prisión medieval de las que se dejaban abiertas al aire libre. También se realizan exposiciones de arte, eventos culturales y, en verano, conciertos musicales en su patio central.
Puedes subir caminando, cosa que os aconsejo, o tomando un funicular que parte desde el centro. Cuando estés arriba, asómate a las murallas y acércate a la torre de observación: tendrás unas estupendas vistas de 360 grados de la ciudad con los Alpes asomando a lo lejos.
El Mercado Central y la gastronomía eslovena
Sí, el famoso arquitecto Jože Plečnik también fue el diseñador del Mercado Central, Aquí, entre coloridos puestos de productos naturales típicos de la zona y el bullicio de los comerciantes locales, descubriremos parte de la esencia de la vida cotidiana eslovena.
Soy de los que piensan que la gastronomía es una de las mejores formas de conocer un lugar y su cultura. Y el Mercado Central es el sitio perfecto. Aquí encontrarás quesos artesanales, miel, embutidos y, por supuesto, el famoso vino esloveno. Si visitas la ciudad entre marzo y octubre, cada jueves se celebra en el mercado el evento «Odprta Kuhna» o «Cocina Abierta» donde los chefs locales e internacionales ofrecen sus especialidades en pequeños puestos. Aquí podrás probar especialidades eslovenas como la kranjska klobasa, una salchicha típica, o la potica, un pastel relleno de nueces.
La gastronomía eslovena es una mezcla influencias austriacas, húngaras y mediterráneas, sobre todo balcánicas como el čevapčiči, un plato de carne picada a la parrilla. También son típicas las salchichas tradicionales o el gulash con polenta, platos que os recomiendo acompañar con algún vino blanco esloveno. Es una gastronomía bastante simple que, si tengo que deciros la verdad, no me pareció nada especial. Además, comer bien en Liubliana no es barato.Eso sí, las cervezas están muy buenas.
Para terminar, os aconsejo subir al Café Nebotičnik, ubicado en la azotea del edificio más alto de Liubliana. Aquí, además de tener algunas de las mejores vistas panorámicas de la ciudad y el castillo, podrás degustar la típica Prekmurska gibanica, una tarta que combina queso, manzana, canela y semillas de amapola.
Lugares menos conocidos: Metelkova y la Biblioteca Nacional
Saliendo del centro histórico y para los que buscan algo más alternativo, podéis acercaros a la Biblioteca Nacional y Universitaria, también diseñada por Plečnik. Es un gran edificio y, aunque parezca un lugar extraño para visitar, merece la pena. La arquitectura interior es un laberinto de escaleras y pasillos que te transportan a otro tiempo. La atmósfera es acogedora, y es fácil imaginarse aquí pasando la tarde con un buen libro…en esloveno.
En plan más alternativo, recomiendo un paseo hasta Metelkova. Al parecer los edificios que conforman esta zona fueron un cuartel militar. Pero hoy es un centro cultural independiente, lleno de arte urbano, grafitis por todas partes, bares con un público muy heterogéneo y variopinto y donde se celebran encuentros culturales y musicales. Si buscas algo diferente, este es tu sitio.
Una ciudad acogedora que te deja con una sonrisa
Liubliana es más que un destino turístico. Es una ciudad que te invita a relajarte, a conectar con su historia y su gente, y a disfrutar de un ritmo de vida que a menudo olvidamos en nuestra rutina diaria. Es la ciudad perfecta para una breve escapada, una donde puedas sentirte bienvenido desde el primer momento y donde cada día sea un pequeño descubrimiento.
Aparte de todo esto, Liubliana es increíblemente verde. Además de los parques de la ciudad, como el Parque Tivoli, tienes muchas opciones cercanas para hacer excursiones, como el lago Bled o las cuevas de Postojna que estás a poco más de una hora de trayecto. Y a 125 km. están los Alpes Julianos, con sus bosques, sus senderos de montaña y sus estaciones de deportes de invierno.
Y es que si vienes a Liubliana, vas a querer explorar más allá.
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