Los mercadillos de Navidad de Alsacia son algo especial.
No soy un apasionado de la Navidad. Pero desde que pasé una semana en Alsacia recorriendo sus mercados navideños, he empezado a cogerle el gusto. El ambiente, la iluminación y la decoración de ciudades como Estrasburgo o Colmar, o de pueblos como Riquewhir, les han valido premios y reconocimientos internacionales. Hay que reconocer que la Navidad en Alsacia tiene algo especial que atrae a miles y miles de visitantes cada año.
¿Qué hay detrás de toda esta “magia” navideña?
Los mercados navideños de Alsacia han sido reconocidos entre los más bonitos de Europa. Y se han consolidado como un evento festivo ineludible durante estas fechas. Desde finales de noviembre los pueblos y ciudades de esta región francesa limítrofe con Alemania se visten con sus mejores galas. El despliegue de luces, decorados música, mercadillos y puestos de comida y bebida resulta entre encantador y abrumador. Cada casa, cada tienda, cada calle de los centros históricos se visten de Navidad en una apabullante orgía decorativa a base de bolas de colores, guirnaldas, abetos y luces, muchas luces.
A todo este despliegue escenográfico, hay que sumarle los atractivos de una región que cuenta con una arquitectura tradicional muy bien conservada, además de una gastronomía muy potente.
Detrás de todo este espectáculo de masas hay grandes intereses económicos. Los mercadillos de Navidad reportan unos sustanciosos ingresos a los comerciantes y a las arcas municipales. Los hoteles, restaurantes y tiendas de souvenirs son los principales beneficiarios de este maná económico. Las cifras son astronómicas. En 2016, los mercados navideños representaron 2 millones de pernoctaciones en Alsacia, 250 millones de euros de ingresos en Estrasburgo, 1,5 millones de visitantes en Colmar, con los españoles a la cabeza… Está claro que aquí las cifras millonarias no son un cuento de Navidad.
Pero el gran crecimiento de estos mercados desde la década de 1990 ha dado lugar a un turismo de masas que plantea interrogantes. Al mismo tiempo, la turistificación de los eventos navideños, por definición efímeros y cíclicos, están convirtiendo lo extraordinario de la fiesta navideña en un mero evento comercial. En una feria de luz y color donde lo importante es consumir.
Es inevitable sentirnos engatusados por la colorida escenografía que nos sumerge en un mundo irreal de color y fantasía. Pero vistos desde cierta distancia, estos mercados navideños están convirtiendo los centros históricos de pueblos y ciudades de Alsacia en una especie de parques de atracciones navideños. Y uno de los mejores ejemplos lo tenemos en la pequeña ciudad de Colmar.
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Colmar, el escenario nocturno de un cuento de Navidad
La apoteosis navideña de Colmar comienza cuando atardece. El espectáculo de luces que se despliega por todo el centro de la ciudad es de los que te dejan boquiabierto. La iluminación nocturna está tan cuidada que va cambiando de intensidad y de colores creando la ilusión de estar en lugares diferentes, aunque no te hayas movido del sitio.
El centro histórico de Colmar es uno de los más bonitos y mejor conservados de Alsacia. Visitarlo en cualquier época del año es una gozada, y si tienes tiempo te aconsejo dedicarle al menos un día. Pero es en diciembre cuando sus calles, edificios, fachadas, pasadizos, plazas y canales se visten con sus mejores galas dejando epatados a sus visitantes.
El despliegue de luces y colores es abrumador así que lo mejor es dejarse llevar, perderse por sus callejuelas y curiosear por sus 6 mercadillos navideños. Sí, nada menos que seis. Colmar añade uno más a los que tenía hasta ahora.
Si queréis disfrutar de Colmar a gusto, os aconsejo reservar donde dormir con mucha antelación. Y no sólo en Colmar. Los hoteles y apartamentos de Estrasburgo y de casi todos los pueblos de la región cuelgan el cartel de completo por estas fechas. También los vuelos a los aeropuertos de Estrasburgo, o al internacional de Basilea-Mulhouse-Friburgo, van llenos. Y alquilar coche, algo que os recomiendo para visitar la región a vuestro aire, se convierte en una odisea.
Si os hospedáis en Estrasburgo es mejor venir a Colmar en tren. Ya os podéis imaginar lo que cuesta encontrar un sitio para aparcar si venís en coche. De todas formas, hay estacionamientos de pago. Desde ellos basta con caminar unos minutos para adentrarse en el centro histórico y encontrarte en la Place de la Cathedrale frente a una de las joyas góticas de Alsacia: la Colegiata de San Martín. En realidad, es una iglesia construida en el S.XII, pero que debido a sus grandes dimensiones pasó a ser conocida como “la Cathedrale”.
Toda la plaza está ocupada por un sinfín de puestos de recuerdos navideños y terrazas al aire libre donde podrás tomarte un vino caliente con canela. A partir de aquí os recomiendo vagar sin rumbo. Los mercados y las zonas de más interés, como la “Petite Venice” están señalados claramente, así que sólo tienes que seguir las indicaciones.
Es tanta la gente que llega a Colmar que cada tienda, cada puesto de comida, cada mercado y cada calle parecen abarrotados. Hay calles y plazas donde avanzar se hace realmente complicado. No quiero imaginar lo que tiene que ser para los vecinos vivir aquí durante estas fechas.
De todas formas, cualquier inconveniente desaparece tamizado por el ambiente navideño. Colmar despliega todo el encanto de sus fachadas de entramado de madera iluminadas, de sus puertas y ventanas de colores, de sus canales donde se reflejan las luces navideñas, de sus olores a vino, canela, manzana, queso y dulces.
A medida que recorremos la Gand Rue iluminada, entremos en L’AncienneDouane, o bajo los tilos iluminados de la Place des Dominicains “sufriremos” ese encantamiento navideño que abotarga los sentidos. Y sonreiremos como niños rodeados de bolas de colores, muñecos de Santa Claus y figuritas para el belén navideño. El mercado ubicado en esta plaza cuenta con decenas de puestos. En ellos encontrarás todo tipo de artículos navideños imaginables para llevar de regalo o decorar tu casa.
El centro de Colmar es una sucesión de calles que poseen un encanto especial, como la rue des Marchands. Aquí sobresalen las tiendas profusamente decoradas e iluminadas. Y los grandes caserones medievales con decoraciones de estilo gótico que se mantienen en pie, así como las renovadas casas de entramados de madera a la vista.
Otro lugar por el que pasaréis una y otra vez es la Place de l´Ancienne Douane. Sus puestos del mercado navideño son de los más visitados. Y es que esta plaza presidida por la fuente Schwendi, su canal, y sus casas de estilo alsaciano es uno de los lugares con más encanto y personalidad de Colmar. El antiguo edificio de la aduana del S.XV, conocido como Koïfhus, destaca sobre todos los demás. Desde sus escalinatas tendréis unas estupendas vistas de la Grand Rue con el caserón del restaurante La Fer Rouge al frente (muy bueno su jamón estofado y la suprema de pollo con foie gras).
En los salones de la primera planta del Koïfhus encontrareis los puestos de artesanía de los artistas, orfebres y ceramistas locales. Mientras, en el pasadizo inferior que conduce a la Place de l´Ancienne Douane, se instala un mercadillo de quesos y embutidos. Es un lugar repleto de tentaciones gastronómicas que despierta el apetito nada más acercarse.
Hacia la Petite Venice de Colmar
Desde la Place de l´Ancienne Douane podemos descender por la rue des Tanneurs en el antiguo barrio de los curtidores. Allí nos encontraremos con el mercado cubierto de Colmar y el canal de La Lauch. Es el momento de adentrarnos en uno de los lugares más pintorescos y fotografiados de Alsacia: la Petite Venice.
Sólo tienes que seguir el canal y el entramado de las antiguas casas de los pescadores del Quai de la Poissonnerie. Es tal el afán por iluminar el centro de la ciudad que me vi sorprendido por los colores fosforitos usados para decorar estas casas perfectamente restauradas. Personalmente, creo que a alguien se le fue la mano con este tema como podéis ver comparando las fotos de aquí abajo.
Ha llegado el momento de dejarse llevar por las luces navideñas del mercadillo instalado aquí. Por la música de los tiovivos, trenes y de las góndolas para los niños. Además, los puentes que cruzan el canal ofrecen vistas idílicas de la Petite Venice. Son imágenes de postal y todos los visitantes de Colmar pugnan a brazo partido por hacerse un hueco en los lugares más fotogénicos. Los mejores son el Pont de Rue des Écoles y el Pont de la rue Turenne, pero te animo a descubrir los tuyos.
Tras perderte una y otra vez por la Petite Venice, volverás al centro para descubrir que la iluminación ha cambiado y todo parece conocido, pero diferente. Es el momento de sentarse a cenar alguna de las especialidades locales. La más popular, una bomba calórica llamada roesti elaborada a base de patatas fritas, cebolla, trozos de carne y tocino, cubiertos con una capa de queso y gratinada al horno.
Si crees que es demasiado fuerte, te puedes contentar con un flammkuchen, una especie de pizza cubierta de nata, bacon y cebolla. Por supuesto no pueden faltar las salchichas, el choucrute o el foie gras. Para ayudar a bajar todo esto, lo mejor es un buen vino alsaciano, por ejemplo, un riesling o un aromático gewurztraminer. Y para rematar, no puede faltar alguno de los postres típicos de Alsacia como el pan de ´epices o el Kugelhopf, una especie de bollo dulce con uvas pasas maceradas típico de la Navidad en Alsacia y en el sur de Alemania.
Te aseguro que vas a tener que patear muchos mercadillos para poder digerir todo esto.
Información práctica:
El Marché de Nöel de Colmar está abierto desde el 26 de noviembre hasta el 29 de diciembre, de lunes a jueves hasta las 19 h. y de viernes a domingo hasta las 20h. El mercado gourmet que se celebra en la Plaza de la Catedral es el único que se mantendrá abierto todos los días hasta las 22 horas.
Invasión navideña en Riquewhir
El pequeño Riquewihr es uno de los pueblos con más encanto de Alsacia y siempre está en el Top10 de “les plus beaux villages” de Francia. Enclavado entre grandes plantaciones de viñedos, durante las Navidades sus calles se convierten en un hervidero de gente. Los amantes de los mercados navideños encontrarán aquí un lugar idílico para hacer sus compras mientras disfrutan de una tumultuosa jornada navideña. Has de tener en cuenta que, junto a Colmar, Estrasburgo y Eguisheim, es uno de los lugares más visitados durante estas fechas.
Riquewihr se encuentra a una hora en coche de Estrasburgo y a unos 25 minutos de Colmar. Aparcar no te va a resultar nada fácil. Tendrás que buscar algún sitio entre los caminos que recorren los viñedos o en los estacionamientos cercanos al pueblo.
Su centro histórico amurallado es una joya donde se mantienen perfectamente conservados edificios y casas medievales con el típico entramado de madera. Casi todas las casas tienes sus fachadas pintadas con colores pastel, tallas de madera en las esquinas y carteles de hierro forjado anunciando restaurantes y negocios. Además, en Navidades, se muestran adornadas con todo tipo de motivos navideños.
Decidí visitar Riquewihr de día, ya que había visto Colmar de noche. Me pareció una buena idea disfrutar del ambiente navideño diurno sin el añadido de las luces de colores. La verdad es que Riquewihr es tan pequeño que lo puedes visitar en unas pocas horas. Aunque el encanto (y la masificación) de la Navidad prolongará tu visita más de lo esperado.
Desde el momento en el que tienes que hacer cola para acceder al pueblo, te das cuenta de que mantener la “distancia social”aquí es un imposible. Cuando por fin consigues cruzar bajo el arco de entrada del Ayuntamiento, accedes a la Place de Voltaire. De aquí parte la calle principal, la rue General de Gaulle, que asciende hasta la Torre Dolder.
Precisamente esta torre fortificada del S.XIII se construyó en el lugar más elevado de Riquewihr para vigilar la Puerta Alta que da acceso al recinto amurallado desde el extremo opuesto de la ciudad. Este es uno de los lugares con más encanto de Riquewhir, pues la placita está presidida por una fuente y todas las casas de alrededor están primorosamente decoradas. Al igual que la fachada de la torre que da al interior de la ciudad.
La riada de visitantes se mueve arriba y abajo por la rue General de Gaulle repleta de tiendas de recuerdos, restaurantes y puestos de comida. La gastronomía alsaciana es lo más opuesto que puedas imaginar a una dieta de adelgazamiento: embutidos, quesos, foie gras, patatas guisadas con salchichas, flammkuchen…Y unos pasteles que son auténticos concentrados calóricos, como el Berawecka, un pastel sólido como un ladrillo repleto de frutos secos y frutas confitadas.
Podréis degustar, y comprar, los suculentos productos alsacianos en cualquiera de las muchas casetas repartidas por toda la ciudad. En particular os recomiendo comprar los licores de guindas, los quesos, salchichones y, por supuesto, los vinos alsacianos típicos de esta zona vitivinícola.
En muy pocos sitios del mundo he visto tal surtido de parafernalia decorativa navideña como en las tiendas de Riquewhir. Hasta aquí llega gente de todo el mundo para hacer sus compras navideñas. Si quieres comprobarlo, sólo tienes que ponerte en la cola de entrada de la tienda Käthe Wohlfahrt, aunque sobre el marco de la puerta está escrito Feerie de Noel. Esta mega tienda abierta en 1995 ocupa todo un edificio de color rosa pastel ubicado en la rue du Cerf, muy cerca de la Torre Dolder. Es un lugar sorprendente, siempre lleno de gente, que ofrece una variedad de decoraciones navideñas sólo comparable a la de algunos grandes almacenes de Londres, Nueva York o Chicago.
Llega un momento en el que apetece escapar de todo este tumulto. Y en Riquewhir es muy fácil. Sólo tienes que perderte por sus callejuelas para descubrir un pueblo realmente bonito, con rincones muy tranquilos. También encontrarás pequeñas tiendas y restaurantes con menús a precios más asequibles que los de la rue General de Gaulle.
Siempre me sorprende encontrarme con estos lugares tan cuidados en el centro de Europa. Pueblos y ciudades fronterizos que han cambiado de manos una y otra vez y que han sido arrasados por innumerables guerras. Al fin y al cabo, Alsacia forma parte de Francia desde la rendición de Alemania en la II Guerra Mundial. Por eso comparte con Alemania una historia, lengua, gastronomía y tradiciones comunes que todavía se conservan y mantienen a ambos lados de la frontera. Este legado común, sumado al hecho de ser también francesa, hace de Alsacia una de las regiones más atractivas de Europa.
Aunque a veces de la sensación de estar en un parque temático, venir a Alsacia para disfrutar de sus mercados navideños te hará sentir que estás viviendo algo especial. Hay que aceptar que la mercantilización de la Navidad es un hecho generalizado, y no sólo aquí. Aún así, en Alsacia perviven tradiciones que nos permitirán descubrir una parte de la memoria y de la identidad de esta región de una forma alegre, colorida y festiva.
No es un cuento de Navidad, pero se le parece mucho.
Información práctica:
El Marché de Nöel de Riquewhir se celebra desde el 27 de noviembre hasta el 22 de diciembre. Los días de semana hasta las 18:30 y los fines de semana hasta las 19:30.
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