Mabula, o la facilidad de hacer un safari en una reserva privada.
Amanece en Mabula. La tenue luz anaranjada del sol apenas brilla entre las nubes que cubren el cielo. El de hoy es un amanecer frío y seco típico de los inviernos sudafricanos. Buscamos huellas de cualquiera de los «Big 5», pero sólo encontramos el rastro del paseo nocturno de los elefantes.
El 4×4 descubierto avanza lentamente por los caminos de tierra de esta gran reserva privada sudafricana. Los 6 ocupantes y el ranger que hace de conductor apenas hablamos mientras miramos en todas direcciones. A nuestro alrededor la llanura salpicada de hierba seca y acacias bajas se extiende hasta una serie de colinas donde la vegetación es más abundante. Mirar y esperar. Hasta que a la vuelta de cualquier recodo o escondido entre la maleza aparece la sorpresa en forma de animal.
En esto consiste un safari fotográfico. A veces pueden pasar horas hasta que a lo lejos aparece una jirafa, una manada de ñus, o un antílope de nombre extraño. Con suerte elefantes, guepardos o leones. Con mucha suerte rinocerontes o el esquivo leopardo. A veces nada.
Mabula se encuentra a unas dos horas y media al norte de Johanesburgo, en la provincia de Limpopo fronteriza con Botswana, Zimbabue y Mozambique. Aquí se encuentran algunas de las mejores reservas privadas de Sudáfrica, una alternativa a los parques nacionales como el Kruger o Pilanesberg.
La principal diferencia entre las reservas privadas y los parques nacionales es que en estos últimos uno se puede organizar un safari por su cuenta. Esto tiene ventajas y desventajas. La principal desventaja para el visitante es el desconocimiento del terreno y el no saber nunca donde se encuentran los animales. O simplemente no somos capaces de verlos porque están mimetizados con el terreno, aunque los tengas a unos metros. Muchas veces tampoco puedes adentrarte por todos los caminos.
Sin embargo en una reserva privada se encargan de llevarte en un 4×4 conducido por un experto ranger conocedor del parque y de sus animales que se mete por todo tipo de caminos. Por lo tanto la probabilidad de ver animales aumenta considerablemente, ya que los rangers están en permanente contacto por radio para informarse de los últimos avistamientos. Además cuenta con otro tipo de ventajas, como que no tienes que pensar en las comidas ya que están incluidas en el precio de la estancia.
En mi post «Safaris privados o por libre en Sudáfrica» os cuento con más detalles las diferencias entre las dos formas de plantearse un safari fotográfico. Desde luego si no has hecho nunca un safari, te aconsejo elegir uno en el que todo esté ya organizado. Y Mabula entra dentro de esta categoría.
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Una estancia de 2 días en Mabula
Aunque a mucha gente le pueda parecer poco tiempo, con un par de días es suficiente para ver una gran cantidad de animales. Eso sí, es necesaria mucha suerte para ver a los «Big 5» en tan corto espacio de tiempo. Mabula Game Resort cuenta con 47 bungalows, lo que le convierte en uno de los más frecuentados que conozco. Otras reservas privadas como las de Entabeni o Welgevonden son más exclusivas y por tanto su público también es diferente. Aquí en Mabula abundan las familias, y por lo tanto su ambiente es más distendido y menor formal que en otros lugares donde apenas hay 10 o 12 huéspedes.
Los bungalows en Mabula son amplios y sencillos, sin lujos excesivos, pero salvaguardando el tipo de construcción local. Su restaurante, donde se sirven las comidas y desayunos es enorme y de tipo buffet. Las zonas comunes son amplias y están decoradas con cómodos sofás y decoración étnica local. Mabula también cuenta con varias piscinas, pero al ser invierno dejo el chapuzón para otro momento. Pero lo mejor de Mabula es su personal. Muy amable, siempre pendiente de los clientes, siempre sonriente… Y la mayoría de los trabajadores son gente de la zona, con lo cual parte de tu dinero revierte en ellos y sus familias.
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Primer día en Mabula
Lo normal el primer día es llegar un poco antes de la comida que se sirve entre las 12 y las 14 horas. Tras recibirte con un zumo u otra bebida, pasarás al registro donde te informarán acerca de lo qué puedes hacer en Mabula y el tipo de excursiones y horarios a las que podrás apuntarte. Las hay a caballo, en 4×4, en quad, nocturnas, diurnas… En el precio estan incluidas las excursiones en 4×4 del atardecer y la de la mañana. Y es que es a esas horas cuando es más fácil ver a los animales en acción, sobre todo en la época de más calor. Como he dicho antes ahora estamos en invierno, los animales están menos activos y todo es cuestión de suerte. Los safaris son así. Esto no es un zoo, ni los animales están encerrados. Deambulan a su aire por las 12 mil hectáreas de este parque. Si los ves, estupendo. Y si no, otra vez será.
Tras instalarte en el bungalow, toca comer y luego descansar un rato antes de la salida en 4×4. Comer bien en algunas reservas de Sudáfrica, sobre todo en las públicas, no es tarea fácil. Pero este es un aspecto muy cuidado en Mabula con numerosa opciones para carnívoros, vegetarianos y también para amantes de la comida india. Cacerolas de impala, asados de carne, pescados, buffet de ensaladas, platos indios como el masala y un amplio surtido de postres están a disposición de los clientes.
A los que hacen por primera vez un safari de este tipo les sorprenderá ver que los vehículos estén abiertos. Pero no hay peligro. Los grandes depredadores «saben» que un 4×4 no es una de sus presas naturales y no hacen ni caso a su presencia. A no ser que cometas una imprudencia y saques brazos y cabeza, grites o te bajes del vehículo a darte un paseo. Cuando veas de cerca a un león como este te aseguro que no vas a hacer ninguna de esas estupideces. Aunque lo normal es que no lo veas porque están ocultos entre la maleza. Pero ellos sí que te verán a ti.
En invierno vas a pasar frío sí o sí, así que vete bien abrigado. Te asignarán a un vehículo con otros visitantes y a un ranger que dará una serie de instrucciones de estricto cumplimiento. Sobre todo tener sentido común y hacer caso de todo lo que te diga. En caso de que viajes con niños verás que el ranger los sientan entre los adultos. De esta forma van más controlados y menos a la vista de los depredadores. Esta vez Fran fue nuestro guía y conductor, simpático como el solo y muy profesional.
Y así comienza el safari de la tarde. Cuando ya has hecho unos cuantos de estos viajes acabas relajándote porque de aparecer un animal, el ranger será el primero en verlo. Pero todavía recuerdo las primeras veces en las que me dejaba los ojos escrutando tras cada planta, roca, tronco o matorral a la búsqueda de cualquier sombra o movimiento.
A medida que avanzamos van apareciendo algunos animales: babuinos, facoceros, pájaros extraños, antílopes, los esquivos damanes roqueros, una pequeña manada de ñus… Pero por ningún lado aparece alguno de los deseados Big 5. Ni elefantes, ni leones, ni búfalos, ni lepoardos o rinocerontes. La tarde se cubre de un cielo plomizo y la escasa luz no ayuda a encontrar animales.
Después de casi 2 horas dando tumbos empieza a cundir un indisimulado desencanto entre los que vamos en el 4×4. El ranger se comunica con otros rangers por la radio preguntando si han visto algo, se baja del vehículo buscando cualquier tipo de huella o rastro e intenta levantar el ánimo general ofreciendo todo tipo de información. Empieza a oscurecer.
Pero cuando parece que ya no vamos a encontrar nada una voz por radio avisa de que han visto leones en una zona bastante alejada. Pero allá que vamos disparados con los potentes focos encendidos buscando entre la maleza. Ahí están, unos jóvenes leones caminando pausadamente. Parecen exhaustos. El ranger nos dice que vienen de intentar cazar de manera infructuosa. Cuando los leones pasan más cerca vemos las heridas en las patas traseras de uno de ellos. La vida no es fácil en África. Tampoco para grandes depredadores como los leones.
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La mágica noche del Boma
Los leones se pierden en la noche como fantasmas, silenciosos, sin emitir ni un sonido. Es hora de volver a la zona «civilizada» de Mabula y prepararnos para la cena que nos espera en el «boma«. Los orígenes del boma africano se remontan a la Sudáfrica precolonial. Los Zulu y los Xhosa usaban cercados circulares de ramas de madera para encerrar al ganado y defender sus propiedades. Las ramas formaban una especie de vallado que se ha adaptado para cerrar áreas dedicadas a celebrar eventos al aire libre. Estas zonas están levantadas en torno a un gran fuego que crea un espacio acogedor y tranquilo donde los huéspedes de las reservas disfrutan de la cena bajo el cielo africano.
Después de un día de safari en la reserva y una buena ducha, entrar en el boma para cenar es una experiencia muy especial. Aquí en Mabula el espacio del boma está perfectamente delimitado con una empalizada de madera y ramas, y su camino de acceso iluminado por velas. Tras la estupenda cena donde se sirven especialidades locales, un grupo de artistas locales animan la velada cantando y bailando alrededor de las llamas. Todos estamos invitados a participar. El momento es casi mágico: la noche, el fuego, los tambores, los cánticos, los bailes…¿Qué más se puede pedir para rematar la jornada?
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Segundo día en Mabula
Son las 5 de la mañana y todavía no ha amanecido. Pero los que nos hemos apuntado a la excursión del 4×4 del amanecer estamos ya en pie intentando calentarnos con unas tazas de café. Tras distribuirnos por los todoterreno, iniciamos la marcha. Todos esperamos que el día de hoy sea más fructífero que la tarde de ayer. El ranger inicia la búsqueda de huellas con la tenue luz del amanecer.
Pasada la primera hora sólo vemos el rastro del paso de los elefantes durante la noche. Pero los elefantes no aparecen por ningún lado. Por fin aparecen unas cebras, luego unos ñus. Más tarde unas gallinas de Guinea y unas hembras de kudu mordisqueando entre la maleza. Y por fin unos hipopótamos en una de las charcas dispersas por el parque.
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Poachers will be poached. Luchando por salvar a los rinocerontes.
Las nubes altas cubren el cielo y la luz invernal no ayuda a levantar los ánimos. Hasta que de pronto, como casi siempre en África, aparecen una hembra de rinoceronte y su cría trotando directamente hacia nosotros. Por fin todos nos animamos, y el guía nos cuenta entonces que en Mabula hay varias familias de rinocerontes. Pero que por motivos de seguridad no pueden decirnos cuántos ejemplares hay, ni trasmiten por radio su posición.
Los poachers, cazadores furtivos, siempre están al acecho y en los últimos años están diezmando la especie en Sudáfrica. En países de Asia como China, Vietnam o Filipinas creen que los cuernos de rinoceronte tienen valores curativos. Pero es una masacre inútil porque los cuernos del rinoceronte están hechos de queratina, sin valor medicinal o curativo alguno. Desgraciadamente la demanda no para de aumentar y en todo el continente africano hay un fortísimo debate acerca de qué soluciones aplicar. Algunos defienden la idea de crear granjas de rinocerontes para cortarles el cuerno sin matar a los rinocerontes. De esta forma se inundaría el mercado de cuernos y los precios bajarían poniendo fin a la caza indiscriminada de rinocerontes. Otros creen que esta medida aumentaría su demanda al bajar su precio agravando el problema.
Mientras tanto en muchas reservas se ha optado por cortar, tras anestesiarlos, el cuerno a sus rinocerontes. En las vallas de algunas reservas hay carteles avisando de que los rinocerontes han sido «descornados». También de advertencia a los cazadores furtivos. Aquí no se andan con tonterías. Es una lucha a vida o muerte: «Poachers will be poached«, es decir, los cazadores furtivos serán cazados.
Poco después aparece otra hembra con una cría ya mayor. Mientras vemos trotar a estas crías junto a sus madres quiero creer que esta especie tiene futuro. Quiero creer que la locura de matar a elefantes, rinocerontes o cualquier otro animal salvaje acabará algún día. Sólo espero que sea antes de que estén casi extintos. Quiero que las generaciones futuras disfruten del espectáculo de ver a estos animales trotando en libertad por las llanuras africanas.
Pasamos casi una hora disfrutando de estos maravillosos momentos porque no sabemos cuándo podremos volver a ver rinocerontes en libertad. El ranger finalmente arranca el 4×4 y seguimos a la búsqueda de los esquivos elefantes. Y haberlos haylos, porque el número de sus defecaciones repartidas por la reserva es enorme.
Poco después salta de nuevo la sorpresa. En medio del camino nos topamos de golpe con un grupo de rinocerontes adultos. No voy a decir aquí cuantos vimos, ni voy a enseñar fotos de todos. Sólo diré que nunca había visto un grupo tan grande. El ranger nos sonríe condescendiente como diciendo «ya lo sabía». Nos detenemos a observar como algunos mordisquean la hierba seca, mientras que unos machos jóvenes se retan y hacen chocar sus cuernos. Porque en Mabula los rinocerontes lucen sus espléndidas cornamentas.
¡Qué espectáculo! Ya nos da igual si no vemos más leones, elefantes o leopardos. Sólo por estos momentos ha merecido la pena llegar hasta aquí. Los que habéis hecho safaris sabéis que hasta hace unos años era relativamente fácil encontrarlos. Y que se señalaba su posición en los mapas de los parques, como la del resto de los animales. Así los visitantes teníamos más fácil poder encontrarlos. Pero hace ya años que ni elefantes ni rinocerontes son señalados en ningún mapa porque los cazadores furtivos usaban esta información para cazarlos.
Seguimos recorriendo el parque y pasamos a otra zona de la reserva que suele estar frecuentada por leones. Por fin el sol ha conseguido abrirse paso entre las nubes y el día luce espléndido. La luz resalta el color amarillento de la hierba seca y por fin algunos animales deciden darse un paseo. Por el camino vemos avestruces a lo lejos, jirafas desde muy cerca y antílopes sable con sus grandes cornamentas curvadas y sus características marcas blancas en la cara, panza y cola.
La estelar aparición de un macho y una hembra de leones caminando hacia nosotros sirve de colofón a una mañana espléndida. Es cierto que finalmente no han aparecido los elefantes, ni los leopardos, guepardos ni demás especies que todos buscamos en un safari. Pero definitivamente no nos podemos quejar.
El ranger nos recuerda que esto es África, y que somos unos afortunados por poder guardar estos momentos en la memoria. No sabemos cuántas generaciones más podrán hacerlo.
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Los proyectos de preservación de especies en Mabula
Mientras tanto en Mabula luchan por la preservación de más de 60 especies de mamíferos, 300 de aves y muchas más de reptiles e insectos como la tortuga leopardo o el escarabajo rinoceronte. Precisamente en Mabula están desarrollando dos proyectos de conservación de especies dignos de ser mencionados:
1.- El Mabula Ground-Hornbill Project.
No, esta vez no pude ver al ground-hornbill. Apenas quedan 1.500 de estas grandes aves carnívoras en Sudáfrica y este es uno más de los proyectos existentes desde 1999 para evitar el declive de su población. Mabula ha sido seleccionado como uno de los pocos lugares ideales para su reintroducción. Los huevos son recolectados de las poblaciones existentes en el Parque Nacional Kruger. Tras la eclosión de los poyuelos, estos son cuidados y alimentados en lugares protegidos hasta que tienen suficiente edad y tamaño para ser liberados.
Los ground-hornbills son aves sociales que viven en grupos donde colaboran para alimentarse. Estos grupos alcanzan la madurez a los 9 años, de ahí la importancia de mantener estos proyectos a lo largo del tiempo. Los diferentes estudios han calculado en 100 años el tiempo necesario para recuperar y estabilizar las poblaciones de Ground Hornbill. El gran problema para su supervivencia es la fragmentación del terreno y la tala de los grandes árboles para usos agrícolas, además del uso de pesticidas y venenos.
En el Mabula Game Lodge los miércoles están dedicados a conocer mejor esta desconocida especie de ave de gran tamaño. Aquí os dejo esta imagen de un ground-hornbill que tome en una de mis visitas al Parque Nacional Kruger.
2.- El Cheetah Release Project
El cheetah o guepardo es otra de las especies en claro declive en todo el continente africano. En Mabula se ha liberado a tres de estos animales para su reintroducción en la reserva como parte del South African Cheetah Meta-population Management Program. Para ello se prestó especial atención a la población de kudus e impalas que son su principal fuente de alimento. Son dos machos y una hembra que se espera tengan descendencia para poder ampliar el proyecto de recuperación de esta especie tan emblemática.
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Información práctica:
- Mabula Game Reserve se encuentra a 200 km. al norte de Johanesburgo y 150 Km. de Pretoria.
- Recuerda que una reserva, aunque sea privada, no es un zoo. Por lo tanto nunca sabes qué animales podrás ver. Es obligatorio que sigas las instrucciones de seguridad del personal de la reserva y sobre todo de los rangers que te acompañan durante las salidas en 4×4. Estás en territorio salvaje y aunque los animales están habituados a la presencia de los vehículos hay que actuar siempre con prudencia y respeto a su espacio.
- En todo caso recuerda que un buen Seguro de Viajes te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Así que ni lo dudes. Desde aquí te recomiendo HEYMONDO. Además contratando tu seguro desde esta página tienes un 5% de descuento y de paso contribuirás a que pueda seguir aportando información para tus viajes.
- En Mabula todo está organizado, así que sólo necesitarás algo de equipaje sobre todo si vienes en invierno. En verano no te olvides del bañador. Y tampoco es necesario que vengas vestido como Indiana Jones, que esto es un safari fotográfico organizado , no una expedición a las fuentes del Nilo.
- Esta zona de Sudáfrica está libre de malaria, así que no has de preocuparte por este tema.
- Los precios de las reservas privadas no son baratos. Eso sí, la estancia, las dos excursiones en 4×4 y todas las comidas están incluidas. En Mabula el precio parte de 200 euros/noche en temporada baja en los meses que van de mayo a octubre y alcanza los 400 en temporada alta, entre noviembre y abril.
- El Mabula Game Lodge cumple con las expectativas de cualquiera que desee realizar un safari fotográfico o de avistamiento de fauna salvaje sin complicaciones. Es cierto que carece de esa sensación de aventura que da el tener la libertad de ir por libre. Pero para aquellos que no tengan experiencia previa, que busquen un safari familiar o que lo quieran todo organizado, Mabula es una opción muy a tener en cuenta. Y vuelvo a repetir aquí dos cosas que para mi resultan fundamentales a la hora de recomendar este lugar: el trato del personal que es fantástico, y los proyectos de conservación de las diferentes especies que habitan la reserva. Además de poder tomar imágenes como las que habéis visto.
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