Nueva York se reinventa en la Zona Cero.
Estoy a los pies del One World Trade Center (WTC 1) de Nueva York, el rascacielos que ocupa parte del espacio donde en su día se levantaron las Torres Gemelas. Su estilizada silueta de cristal y acero dibuja desde hace muy poco tiempo el nuevo skyline de esta ciudad.
Este rascacielos es la señal más evidente del renacimiento de la Zona Cero tras los atentados del 11-S de 2001 que conmovieron al mundo. Nueva York ha pasado estos últimos 14 años curando sus heridas y hoy se muestra de nuevo como la gran metrópoli que es orgullosa, pujante y vital. Y el WTC 1 es el icono más visible del renacimiento de Nueva York y de su espíritu de resistencia y determinación.
El último fin de semana de mayo del 2015 Nueva York inauguró el mirador más alto de la ciudad, el One World Observatory. Un lugar que se convertirá en uno de los «top destinations» del mundo y que se suma a los ya conocidos miradores del Empire State Building y del Top of the Rock en el Rockefeller Center. Pero ¿conseguirá este nuevo mirador estar a la altura de sus competidores? ¿Tendrás que dejarte un dineral subiendo a los tres en tu próxima visita a Nueva York? Pues con lo que os voy a contar y mostrar aquí todas vuestras dudas quedarán aclaradas..
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Venir hasta el Lower Manhattan supone encontrarse con una ciudad en obras, un lugar donde todavía se está recuperando gran parte de la normalidad perdida aquella soleada mañana de septiembre en la que se volatilizaron más de 2.600 personas. Exactamente en el lugar donde me encuentro. Desde aquí me sumo a la reivindicación de una ciudad que no se ha rendido ante el terrorismo y qué se ha levantado a pesar del dolor, de las cicatrices y de las controversias. Nueva York vuelve a reinventarse a sí misma, pero es una ciudad que no olvida.
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Recomendaciones prácticas si viajas a Nueva York:
- Antes de viajar a los USA has de gestionar la ESTA. Es el Sistema de Autorización Electrónica que facilita la entrada a los Estados Unidos para estancias por un máximo de 90 días.
- Recuerda que si viajas a los USA una de las primeras cosas que tienes que hacer es contratar un buen Seguro de Viajes. Te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Desde aquí te recomiendo el Seguro de Viajes con las mejores coberturas. Contrátalo directamente desde aquí y tendrás un 5% de descuento.
- Si viajas a Nueva York y no quieres complicarte la vida, puedes contratar algún tour organizado. Es una buena opción que además te ahorrará tiempo y dinero:
–Entrada al Empire State sin colas
–Entrada al One World Observatory sin colas
–Misa Gospel y recorrido por Harlem
–Tour a la estatua de la Libertad y Ellis Island
–Tour por Central Park+Top of the Rock
–Paseo en barco alrededor de Manhattan
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Entrando en el One World Trade Center
Mientras hago la correspondiente cola para entrar al vestíbulo de entrada pienso que todos los que estamos aquí, los que amamos a esta ciudad, esperábamos este momento desde hace años. En mi mano tengo el pase con las palabras «SEE FOREVER» escritas en mayúsculas que me permite acceder a la hora señalada, las 19:00. El mismo lema que me encontraré una vez dentro.
Conocido anteriormente como Freedom Tower, este rascacielos de 541 m. es el más alto del hemisferio norte y cuarto del mundo. A sus pies se encuentran las dos cascadas ubicadas exactamente donde estaban los cimientos de cada una de las Torres Gemelas que alcanzaban los 417 metros. A su alrededor encontraréis grabados en bronce los nombres de las casi 3.000 víctimas que murieron en los diferentes atentados del 11-S.
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También aquí se encuentra el 9/11 Memorial Museum, un lugar para recordar a las víctimas y a tantos ciudadanos que se dejaron la vida ayudando incondicionalmente a los demás. Un lugar que les honra y que explica en unos espacios inmensos, casi vacíos, subterráneos pero llenos de luz, el antes, el durante y el después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Un lugar para la Historia, un lugar para despertar conciencias y recordarnos que algo así no se debería volver a repetir jamás.
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Subiendo al One World Observatory
El acceso al One World Observatory se hace desde la entrada ubicada en la esquina noroeste del World Trade Center, entre las calles West Street y Vesey Street. Tras pasar las puertas giratorias se accede al lobby en cuyas paredes se ha utilizado el mismo mármol blanco que revestía el de las Torres Gemelas originales. Aquí es imposible perderse porque las palabras One World Observatory sobre la puerta de acceso y las largas colas de visitantes así lo indican.
Si no has adquirido tus entradas con anterioridad en la web del One World Observatory, entonces podrás hacerlo aquí mismo. El problema es que hay un cupo limitado de visitantes por horas y lo más seguro es que no tengan entrada para la hora que te venga bien.
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Tras superar los siempre incómodos controles de la zona de seguridad se entra en el área de espera y acceso a los ascensores llamada Global Welcome Center. La idea es ofrecer al visitante algo más que unas bonitas vistas por los 32$ que cuesta la entrada. Para ello se han diseñado una serie de presentaciones multimedia acerca del número y origen de los visitantes en un mapamundi digital. La verdad es que desde su apertura han pasado ya por aquí más de 160.000 personas en dos semanas. Si empiezo a multiplicar por 32$ las cifras de negocio resultan abrumadoras a lo largo del año.
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Tras pasar entre una serie de monitores donde diferentes personas comentan el proceso de construcción del nuevo edificio, caminaremos por una recreación en cartón-piedra del lecho de roca de la ciudad. La verdad es que este es un detalle más propio de un parque temático, pero la intención es informarnos de que asentadas en esta roca granítica y sobre nuestras cabezas se levantan las 45.000 toneladas de acero del WTC 1.
Por fin llego ante uno de los 5 ascensores llamados «Sky Pod» recubierto de paneles LED que suben hasta el piso 102 en menos de 50 segundos. Son uno de los reclamos de este observatorio y os aseguro que no decepcionan. Todo el ascenso lo hacemos rodeados de una escena virtual en time-lapse que nos envuelve por completo recreando el crecimiento de Nueva York desde el S.XVII hasta nuestros días. Es como si hiciéramos un viaje acelerado de 47 segundos por la historia viendo cómo ha cambiado Manhattan desde un mirador privilegiado. Desde luego que son rápidos, os lo aseguro. Aquí podéis ver un vídeo con el ascenso completo:
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Cuando en apenas un suspiro llegamos a la planta 102 entramos en el See Forever Theatre. La proyección multimedia oculta otra sorpresa cuando los paneles se elevan a los dos minutos para ofrecer las primeras vistas panorámicas de la ciudad tras los grandes ventanales. Y entonces todos nos quedamos con la boca abierta. Parte de la ciudad aparece a nuestros pies mientras se escucha un «Oooohh» de admiración. Desde aquí se accede directamente a un pequeño mirador donde por un «módico» precio puedes alquilar un iPad que te irá dando información específica acerca de los lugares que se pueden ver desde aquí arriba.
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Tomo las primeras imágenes con Brooklyn enfrente y el Lower Manhattan a mis pies. Las vistas son increíbles pero enseguida me doy cuenta del primer problema que voy a tener para fotografiar la ciudad: los reflejos en los cristales. Después de esta primera consideración llega la primera decepción: no te puedes quedar aquí. Rápidamente eres dirigido por el personal hacia una escalera que lleva a la Planta 101 mientras me pregunto por qué no se ha aprovechado también esta planta como mirador.
Nada más llegar a la planta 101 soy de nuevo dirigido hacia un estudio de fotografía en el que por un «módico» precio te harán unas fotos de recuerdo. Si quieres algo más especial con el Photo Package te llevarás fotografías en diferentes formatos «sólo» por 29,99$, tasas aparte.
Si te ha entrado el hambre o la sed con tanta panorámica, o el vértigo te ha hecho sentir un vacío en tu estómago, aquí encontrarás un lugar para comprar algo de comer, un bar&grill y un restaurante. Para mi sorpresa los precios son asequibles, por ejemplo, una ensalada Cesar cuesta 8$ y una cajita de sushi 12$. En el restaurante los precios se disparan aunque parece ser que las reservas para cenar en el restaurante con las maravillosas vistas del atardecer sobre Nueva York están completas para mucho tiempo.
Pues estoy en la planta 101 y no veo casi absolutamente nada de Nueva York. He escogido subir a última hora de la tarde para «rentabilizar» el coste de la entrada y disfrutar de las vistas de Nueva York tanto con luz de día como al atardecer. El problema es que el sol a estas horas incide directamente sobre la cafetería y apenas se puede ver nada del exterior. Me doy cuenta de que la mejor ubicación, la que mira hacia el norte de la ciudad, está reservada a los clientes del restaurante que para eso pagan.
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Desde donde estoy veo el mirador de la planta 100 y el disco de pantallas llamado City Pulse orientado hacia el sur. Luego veré que hacia el norte se ha instalado otro de estos «consejeros virtuales» que gracias a la tecnología de reconocimiento gestual proyecta información en los monitores de los lugares más destacados según observemos a un punto o a otro de la ciudad.
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Tras recargar energías tendrás que tomar otras escaleras mecánicas que bajan a la planta 100 donde se encuentra el Main Observatory. A pesar de los reflejos en los cristales y de la calima que cubre el centro de Manhattan, desde aquí me siento volar sobre la ciudad a 381 m.de altura mientras disfruto de las vistas en 360º. Porque en esta planta podrás realizar un recorrido circular que te permitirá ver en kilómetros a la redonda tres de los cinco boroughs o distritos de Nueva York: New Jersey, Brooklyn y por supuesto todo Manhattan.
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También en la planta 1oo se encuentra el Sky Portal, un espacio circular en el suelo acristalado de unos 4 metros de diámetro. La imagen virtual en tiempo real que ofrece de las calles situadas justo debajo es…decepcionante. La intención es hacer creer al visitante que está caminando en el aire sobre las calles de la ciudad, pero todo hay que decirlo, las pantallas del suelo crean una imagen virtual bastante pobre. Comprobé el «éxito» de este lugar que se mantuvo casi vacío durante toda mi visita.
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Así que mientras espero que la tarde vaya cayendo me entretengo fotografiando todo lo que se puede ver desde este privilegiado mirador. Los vecinos de algunos edificios cercanos van a tener que andarse con cuidado porque desde aquí arriba se pueden ver hasta los dormitorios de rascacielos como este, el New York by Gehry en el 8 de Spruce Street, uno de los más innovadores de la ciudad. Adiós a la intimidad de sus propietarios con miles de visitantes fotografiando sus momentos más íntimos en camas y cuartos de baño.
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Me entretengo observando los reflejos del mar sobre la fachada de una torre acristalada. Esa escena acabó creando un efecto casi hipnótico que me retuvo pegado al cristal unos buenos minutos. O fotografiando el efecto visual que produce la perspectiva del ferry de Staten Island navegando a toda máquina para entrar en «colisión» con un rascacielos.
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Mientras tanto en el mirador la gente se reúne en torno a uno de los discos del City Pulse donde un entusiasta animador relata historias acerca del Bryant Park y de la ciudad. Creo que es el único momento en el que alguien se para a mirar estas pantallas.
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A medida que llega la hora del atardecer todos los visitantes buscamos lugares estratégicos junto a los ventanales para fotografiar el atardecer sobre Manhattan. Y aquí me encuentro con el mayor problema que tiene este observatorio además de los reflejos y las huellas de las manos de los visitantes en los cristales. El mejor lugar para fotografiar la isla de Manhattan con el Empire State Building justo enfrente se reduce literalmente a dos pequeños ventanales encajados detrás del City Pulse orientado hacia el nor-noreste. Sí, son esos dos estrechos ventanales que se ven en esta imagen detrás de los monitores.
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Vamos a ver ¿a qué mente pensante se le ha ocurrido la inteligente idea de instalar un disco de pantallas bloqueando una de las vistas urbanas más increíbles del mundo? ¿Qué hacen ahí unos monitores cuando tienes la maravillosa realidad justo detrás? ¿A qué ejecutivo-directivo se le ocurrió la brillante idea de tapar las mejores panorámicas de un observatorio? Y para colmo de males la estructura de las vigas del edificio deja apenas espacio para un par de estrechos ventanales.
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El resultado es una lucha a brazo partido por hacerse con un hueco para obtener la mejor fotografía. Afortunadamente me hago con una esquina del cristal que vale su peso en oro: está limpia y me permite apoyar la cámara para tomar fotografías con una exposición más prolongada. Mientras llega el atardecer la espera trascurre intentando obtener alguna imagen decente entre educados codazos, empujones, pisotones y choques de cámaras.
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Y por fin la Gran Manzana comienza a iluminarse bajo un cielo azul claro y el toque de color anaranjado de alguna nube dispersa. Si no fuera por el combate que se ha desatado a mi alrededor estaría disfrutando como nunca de este momento. Y después, ya casi a oscuras me voy al extremo del mirador que está orientado al río Hudson y New Jersey.
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Cansado de tanto empujón consigo escapar de mi rincón mientras busco otro lugar con vistas interesantes mientras cae la noche con rapidez. En el resto de ventanales el ambiente es más tranquilo y encuentro un hueco con vistas al East River y los Puentes de Brooklyn y Manhattan.
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Son las 10 de la noche y ya queda poca gente en el observatorio. Guardo la cámara y tengo que atravesar la tienda de recuerdos (con precios a la altura de este rascacielos) colocada de manera estratégica en el acceso a los Sky Pod que bajan hasta el lobby. Aquí hay que preparar la cámara para grabar un vídeo porque la película de descenso del Sky Pod no es la misma que la de subida. Además, según la hora del día en que realices el descenso, la verás de día o de noche. Aquí te dejo con el vídeo del descenso nocturno:
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La realidad virtual nunca superará a la experiencia real
Al salir me acompaña un sentimiento de cierta nostalgia que viene de años atrás. El que me trae los recuerdos de haber estado en la plataforma de observación del Top of the World ubicada en el piso 107 de la Torre Sur de las Torres Gemelas. Tras los atentados del 11S pensé que nunca volvería a ver Nueva York como lo vi entonces, y desgraciadamente tenía razón. Porque a pesar del despliegue de pantallas LED, monitores, vídeos, presentaciones e imágenes virtuales, la realidad es que el One World Observatory me ha supuesto una cierta decepción. Quizás mis expectativas fueran demasiado altas, pero pensándolo fríamente el One World Observatory adolece de importantes fallos conceptuales:
– La realidad virtual nunca superará a la realidad. Los diseñadores y creativos implicados en el desarrollo de este observatorio parecen haberse olvidado de ello. Quizás han querido ofrecer «algo más» que una experiencia real. Pero basta observar hacia donde mira la gente para darse cuenta de que no es precisamente hacia los monitores.
– El emplazamiento de los City Pulse tapando los mejores emplazamientos, sobre todo hacia el norte del observatorio, es un error garrafal. Nadie quiere mirar monitores LED cuando tiene delante uno de los mejores espectáculos urbanos del mundo.
– La ausencia de un mirador exterior como el del Top of the Rock o incluso el del Empire State Building. Echo de menos los sonidos de la gran ciudad, el viento soplando, la temperatura del aire…Es una realidad que me ocultan esas grandes cristaleras. Reconozco que me hubiera gustado tener la posibilidad de salir al exterior como sí se podía hacer con buen tiempo en el Top of the World. El hecho de poder ver la ciudad sin cristales ni rejillas por delante le da a uno la sensación de flotar sobre ella. Y por supuesto de poder verla, admirarla y fotografiarla mejor.
– La realidad virtual que se ha puesto en práctica en el One World Observatory todavía no puede acercar esas sensaciones a las que sí son reales. Por eso, y lo digo ya mismo para todos aquellos que se estén preguntando, mi mirador preferido en Nueva York sigue siendo el del Top of the Rock. Y eso a pesar de los viajes virtuales en el Sky Pod que terminarán por convertirse en uno de los puntos fuertes de este observatorio.
– Y finalmente para los que nos gusta la fotografía, este observatorio es una pesadilla de reflejos, luces, siluetas, sombras, brillos y huellas de manos sucias estampadas en los cristales. No sé si está permitido el uso de trípode, pero son tantos los reflejos que todas tus fotografías te saldrán decoradas con ellos. La única opción consiste en pegarse bien a los cristales para evitarlos, eso sí, tras haber pasado antes algún paño para limpiarlos.
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Conclusión
Entonces ¿merece la pena gastarse los dólares que cuesta la entrada? Pues si te lo puedes permitir, claro que sí. No todos los días puedes subir a uno de los edificios más altos del mundo ni disfrutar de unas panorámicas que siguen siendo inigualables, fantásticas e irrepetibles. Sinceramente, creo que es imposible ver estas vistas de Nueva York y sentir indiferencia. Pero con todo lo que han tardado y con todo el dinero que han invertido, no me cabe duda de que podían haberlo hecho mucho mejor.
Definitivamente mi mirador favorito sigue siendo el Top of the Rock del Rockefeller Center. A continuación el clásico, el único y muy especial mirador del Empire State Building. Y en tercera posición quedaría el One World Observatory. Porque al final lo que queremos todos es asomarnos a un balcón al aire libre para mirar, sentir, oler y dejar volar nuestra imaginación. Y aquí los que tomaron las decisiones se olvidaron de algo tan sencillo como esto: de que los seres humanos, pudiendo elegir, preferimos las experiencia reales.
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Últimos consejos
– Os aconsejo comprar vuestras entradas por Internet para evitar las eternas colas y esperas en oficina de venta de billetes situada en la misma entrada al observatorio.
– El horario de apertura en verano es de 9 de la mañana hasta medianoche los 7 días de la semana. En invierno el horario va desde las 9 a las 20 horas. Llega antes de la hora reservada porque pasarás un buen tiempo haciendo cola para pasar los controles de seguridad y acceder a los ascensores.
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– La forma más práctica de llegar es utilizar el metro:
La línea E con parada en la World Trade Center Station es la más cercana.
Las líneas A,C,J,Z, 4 y 5 con paradas en las estaciones de Fulton Street, Broadway y Nassau Station. Salida por Fulton Street y caminar hacia Church Street.
La línea R con parada en la estación de Cortland Street.
Las líneas 2,3 con parada en la estación de Park Place y salida en Church Street.
– El acceso al One World Observatory se hace por la entrada ubicada en la West Plaza ubicada en la esquina noroeste del World Trade Center, entre las calles West Street y Vesey Street.
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– Por supuesto no podréis entrar con armas, drogas y demás. Pero, entre otras cosas, tampoco con zapatillas con ruedas, mochilas grandes, comida o bebida, tabaco, animales de compañía, ni cámaras de foto o vídeo profesionales. Y lo más curioso… tampoco con ropa obscena ¿? y esto a decidir según el criterio de los encargados de seguridad.
– Y no olvidéis cargaros de paciencia y de una resistencia numantina a la hora de tomar posesión de alguno de los rincones privilegiados del mirador que os he indicado. Vuestras fotografías os lo agradecerán.
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