Hacia los Cayos de Florida.
Los Cayos de Florida, the Keys, son una especie de paraíso semi-tropical. Sobre todo para el estadounidense de clase media del norte del país que sueña con dejar atrás la rutina del frío y del invierno. Sí, los Cayos son ese lugar donde el ejecutivo de clase media se puede olvidar de la corbata para pasar el día navegando en un mar turquesa.
O pescando el marlin en sus aguas trasparentes mientras se refresca el cuerpo con mojitos, cubalibres y cervezas. Desde luego este sueño existencial de vida relajada bajo el sol en bañador y camiseta existe. Y en los Estados Unidos se llama Florida.
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Aunque después de pasar unos días recorriendo este rosario de islas en el extremo sur de los USA, es inevitable un regusto un tanto agridulce en el paladar. Cada año que pasa la presión inmobiliaria es mayor y el cemento se come poco a poco a la naturaleza. A pesar de que tener una casa aquí obliga a sus propietarios a jugársela con la furia de los huracanes e inundaciones que regularmente asolan este rosario de islas. Y también a vérselas con las iguanas que le invadirán el jardín. Al fin y al cabo ellas estaban antes aquí y les gusta esto.
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Cuando los primeros exploradores españoles llegaron a las costas de Florida en el siglo XVI, tribus indias ocupaban la península y sus islas circundantes. Nadie sabe exactamente quién fue el primer europeo en pisar los Cayos. Pero con la exploración del continente americano y el aumento del comercio las islas aparecieron en los mapas náuticos. La cadena de islas plagadas de traicioneros arrecifes de coral finalmente fueron llamados Cayos, que significa «islas pequeñas». En 1763 los españoles cedieron la Florida a los británicos que la devolvieron a España en 1783 para mantenerla fuera de las manos de los Estados Unidos. Pero en 1821 toda la Florida, incluyendo este collar de islas, se convirtió oficialmente en territorio estadounidense.
A principios del siglo XX viajar entre muchos de los Cayos sólo era posible en barco. Hasta que Henry Morrison Flagler soñó con extender el ferrocarril de la costa este de Florida hasta Key West, Cayo Hueso. Su sueño se realizó en 1912 después de años de dificultades físicas extremas para los ingenieros y trabajadores. Pero un huracán en 1935 destruyó la vía férrea que fue reemplazada por la carretera de ultramar en 1938 que es la actual, aunque ampliada y modernizada. Ahora más de 40 puentes conectan los Cayos con tierra firme a lo largo de 126 kilómetros. Es una de las rutas más escénicas de los Estados Unidos, aunque cada vez es más difícil ver el mar entre tanta construcción nueva.
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Quizás la mejor forma de conocer los Cayos de la Florida es hacerlo en automóvil. Ya en la autopista US-1 dejaremos a nuestra izquierda la zona de Coral Gables, Key Biscayne y el sur de la ciudad de Miami. Los peajes son baratos, así que no dudéis en ir por la autopista de peaje hasta llegar a Florida City. Es la última ciudad antes de llegar al primero de los cayos: Cayo Largo. La estrecha carretera de dos carriles transcurre entre manglares, bosque bajo y mucho, mucho tráfico durante unos monótonos 40 Km. Hasta que a la izquierda aparece el mar y el primero de los 42 puentes que conectan los más de 100 islas e islotes que conforman los Cayos. A tener en cuenta las limitaciones de velocidad y que los controles policiales son constantes.
Si lo que quieres hacer es visitar Cayo Hueso, Key West, conocer la ciudad y darte una vuelta en barco desde allí para bucear en sus arrecifes, quizás te sea más cómodo contratar una excursión de un día con trasporte desde tu hotel en Miami. Te ahorrarás las complicaciones de alquilar un auto, conducir durante horas y las multas por exceso de velocidad.
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De Cayo Largo a Cayo Hueso
Fueron los exploradores españoles quienes nombraron Cayo Largo a la primera de esta cadena de islas. Hoy en día esta isla semi-tropical atrae a gran cantidad de visitantes por sus magníficos arrecifes de coral situados a unas pocas millas mar adentro. Aquí se encuentra el John Pennekamp State Park, un espectacular parque subacuático con unos arrecifes llenos de vida. Es el único de su categoría en los USA y desde sus instalaciones se organizan excursiones guiadas de buceo y snorkeling. Los fines de semana y durante las vacaciones estas excursiones a la barrera de coral suelen llenarse. Así que os aconsejo madrugar para encontrar sitio en alguno de los barcos.
Si no lleváis gafas o tubo, encontraréis todo tipo de material en la tienda donde se venden los boletos. Además de la parafernalia típica de camisetas, toallas y multitud de cosas inútiles para llevar de recuerdo a familia y amigos. También hay embarcaciones con el fondo acristalado para los más temerosos. Pero es un pecado no sumergirse en estas cálidas aguas transparentes de un intenso color turquesa entre peces y corales. Además de los increíbles arrecifes de los Cayos también hay algunos naufragios para explorar por la zona.
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La pesca es otro de los deportes favoritos de residentes y turistas. Veréis numerosas marinas con sus barcos de pesca deportiva amarrados. Los más llamativos son los que buscan el marlín o el atún a pocos kilómetros de la costa.
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También hay senderos que permiten observar los tranquilos paseos de garzas, garcetas y espátulas a lo largo de la orilla del mar, o el vuelo de los pelícanos. Quizás simplemente busquemos relajarnos y disfrutar de una tarde tranquila bajo el sol tropical. Cayo Largo es un buen sitio para pasar una o dos noches ya que aquí encontraremos numerosos alojamientos y restaurantes. Un hotel muy recomendable es el Hilton Key Largo Grande Resort, uno de los pocos hoteles con playa privada, piscinas, habitaciones modernas, chiringuito playero y que no está nada mal de precio.
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Para cenar uno de los mejores sitios en Cayo Largo es el Snapper´s Waterfront Saloon. Es un restaurante ubicado en una pequeña terraza de madera sobre las aguas trasparentes con una carta más que apetecible. Y, sorprendentemente para los estándares USA, aquí sí saben preparar el pescado. El entorno es muy agradable y mientras cenamos podemos disfrutar del brillo de la luna en el cielo estrellado. En el agua, casi a nuestros pies, unos grandes peces llamados bonefish se acercan a la superficie esperando el regalo de algún comensal. Al lado está el Turtle Bar para rematar la noche a base de tragos de ron y cócteles varios. En Cayo Largo también podéis daros un paseo en el barco donde Katharine Hepburn y Humphrey Bogart mantuvieron sus ácidos diálogos y arriesgadas aventuras en el clásico de Hollywood de los años 50: «La Reina de África«. Para cinéfilos acérrimos.
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Esta carretera entre los Cayos es una auténtica sorpresa en muchos aspectos. Aquí en Cayo Largo encontrarás el Jules´Undersea Lodge, el único hotel submarino del mundo donde conseguir la acreditación de «acuanauta«. Dejo atrás Cayo Largo para pasar por Tavernier. Según la leyenda debe su nombre a los piratas y contrabandistas de ron que venían a frecuentar las tabernas que se encontraban por aquí. Tavernier es el típico pueblo pesquero de los cayos con su centro de compras y supermercados donde avituallarse de comida y bebida. Siguiendo hacia el sur la carretera atraviesa puertos deportivos y tupidos manglares que se asoman a las aguas del Golfo de México. En muchos momentos la voracidad urbanística con la que se está construyendo en los Cayos no deja ver el mar. Pero en otros disfrutaremos de unas vistas inabarcables de aguas claras y un mar plano como un plato.
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La siguiente isla después de Tavernier y Plantation Key es Islamorada. Los españoles le dieron ese nombre por el color morado del nácar de las caracolas de mar que se acumulaban en sus orillas. Islamorada es hoy más conocida por ser un auténtico paraíso para los pescadores. La gran cantidad de barcas y lanchas motoras dedicadas a la pesca deportiva que abarrotan sus marinas así lo atestiguan. Pero aquí también se puede hacer submarinismo y sumergirnos para explorar los fondos coralinos o lo que queda de los restos del San Pedro, un barco holandés que navegaba bajo bandera española y que se hundió aquí en 1773. El pecio se encuentra apenas a 6 metros de profundidad y a poco más de una milla náutica de Indian Key. Aunque no esperéis encontrar nada espectacular a no ser corales y peces de colores entre las piedras de balasto que daban estabilidad al barco.
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Si necesitáis comprar cualquier cosa relacionada con la pesca o el submarinismo por aquí encontraréis infinidad de tiendas. Quizás la más impresionante por su tamaño y su oferta sea World Wide Sportsman de la cadena Bass Pro en Islamorada. En su interior se encuentra el barco hermano del que Hemingway compró para navegar por estas aguas y hacer sus viajes a Cuba. En realidad terminó comprando su barco gemelo en 1934 por 7.500$ y lo llamó Pilar, sobrenombre que en secreto le daba a Pauline, su mujer por entonces. El auténtico Pilar se quedó en Cuba tras la muerte del escritor. Hoy hay que agradecer subir a la cabina de este barco perfectamente restaurado y poder curiosear las viejas fotos de época. E imaginar a Hemingway bebiendo, fumando Habanos y pescando por estas aguas inspirándose para escribir «El Viejo y el Mar».
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Pero esto no es todo lo que puedes encontrar en Islamorada. También aquí encontrarás un magnífico museo dedicado al mundo del submarinismo, el Diving Museum. Encontraréis toda la información y mucho más en mi artículo: «En los Cayos de Florida visitando un museo único«. Y es que este museo es de los que merecen una parada para conocerlo.
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A continuación nos encontramos con las pequeñas islas de Long Key y la de Grassy Key. Aquí se encuentra el Dolphin Reseach Center, donde se ofrece la posibilidad de nadar con delfines. El recorrido por la US-1 transcurre de forma monótona debido a las exageradas limitaciones de velocidad. Así que hay que tomárselo con calma y disfrutar de la carretera elevada sobre el mar mientras cruzamos puentes, islas y cayos donde reinan las palmeras y las casas elevadas sobre pilotes de color pastel. Así, bajo un bochorno sólo eclipsado por el aire acondicionado, llego a Marathon Key, el punto intermedio en este recorrido por los Cayos. Aquí hay numerosos resorts vacacionales, al igual que en el resto de los Cayos, y poco más de interés.
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Las mejores playas de los Cayos: Bahía Honda
Al salir de Marathon encontraremos el llamado puente de las siete millas donde los atardeceres se convierten en todo un espectáculo. La Overseas Highway sigue su trayecto hacia el suroeste entrando en los llamados Lower Keys por Bahía Honda. Y aquí tenemos una parada obligatoria. Antes de seguir hay que decir que en los Cayos las playas, por increíble que parezca, no abundan. El que busque un paraíso de arenas blancas rodeadas de palmeras, aquí lo tiene difícil. A no ser que pare en el Bahia Honda State Park. Se podría decir que es la única playa propiamente dicha de los Cayos y por ello nominada en 1992 como la mejor de los USA. Para entrar has de pagar 15$ y tendrás acceso a las mejores playas de los Cayos. Por supuesto también encontraréis una especie de bar para comer y refrescaros en el pequeño puerto desde donde salen los barcos para hacer excursiones.
Desde la punta sur de la isla son especialmente visibles las secciones de la antigua vía férrea destruida por el huracán de 1935. Esta es una de las imágenes más impactantes de los Cayos. Ese puente destrozado a los pies de playas de arena blanca y aguas de transparencia cristalina.
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Para hacerse una idea más auténtica de lo que son estas islas lo mejor es verlas desde el aire. Aquí os dejo con este vídeo de Bahía Honda a vista de dron, la mejor forma de apreciar el paisaje y los colores propios de los Cayos.
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Pero esto no es todo. Porque las mejores playas de Bahía Honda están hacia el otro extremo de la isla. Aunque no debe sorprenderos si llegados a este punto un insoportable olor invade el habitáculo del coche. En ninguna guía de turismo o en las guías del parque se menciona el origen de tan tremebunda peste. Pero la respuesta está ahí, en la orilla de la playa: toneladas de algas son arrastradas por las corrientes hasta ser depositadas aquí en determinadas épocas del año. El resultado de su putrefacción bajo un sol de justicia provoca ese océano de desagradables y nauseabundas sensaciones.
Afortunadamente el sector más amplio de la playa está libre de esta invasión de algas secas. Entonces os encontraréis con un mar de aguas transparentes que lame suavemente una arena fina y dorada. Apenas hay donde resguardarse del sol que aquí cae a plomo. Así que o traéis sombrilla o tocará correr para meterse en el agua. Aunque en julio y agosto, sí ¡el agua del mar está casi tan caliente como el aire que nos rodea! Aún así es una gozada bañarse en estas playas de aguas poco profundas donde el agua apenas llega a cubrirnos. Uno casi puede olvidarse del calor y el bochorno asfixiante que lo invade todo.
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Tras el baño en Bahía Honda, la siguiente isla es el Big Pine Key. Es el hogar de unos 300 ciervos de cola blanca que sobreviven aquí entre huracanes, el tráfico de la carretera y este sol de justicia. La velocidad máxima es 45 millas por hora durante el día y 35 durante la noche en todo el área, es decir, lento, muy lento… Todo con tal de proteger los cervatillos descarriados que pueden llegar a cruzar la carretera. Para verlos de cerca hay que tomar un desvío y adentrarse en los caminos de Big Pine Key y Noname Key. Por aquí se pueden encontrar ejemplares de estos animales más fácilmente. También muy cerca de aquí está el Refugio Marino Nacional Looe Key Reef, uno de los sitios más espectaculares de Florida para el buceo en aguas poco profundas.
Ya estamos cerca de nuestro destino final. Cayo Hueso como fue llamada originalmente la isla por sus descubridores españoles, o Key West es el punto geográfico ubicado más al sur de los Estados Unidos. Apenas 90 millas nos separan de las costas cubanas. Pero antes de llegar a Key West atravesamos un rosario de pequeñas islas pobladas de casas residenciales, muchas de ellas construidas sobre pilotes como es normal por aquí debido a las inundaciones provocadas por los huracanes. Precisamente a los lados de la carretera veréis advertencias sobre los huracanes, las vías de evacuación y los refugios más próximos para guarecerse de este fenómeno natural tan frecuente aquí entre agosto y octubre.
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Llego a Cayo Hueso. Al parecer los españoles que llegaron aquí descubrieron abundantes huesos procedentes de un cementerio indígena, y de ahí el nombre. Cayo Hueso, como el resto de islas cercanas, permaneció casi abandonada durante la época colonial española. Se convirtió en refugio de pescadores y piratas hasta que pasó a estar bajo la jurisdicción del gobernador español de Cuba hasta que en 1821 por el tratado de Florida pasó a manos de los Estados Unidos. Es este un momento turbulento en el que España, Francia, Inglaterra y los recién independizados Estados Unidos definen sus posiciones geoestratégicas en esta zona entre el Atlántico y el Caribe. Un periodo en el que se suceden guerras, historias de aventureros, gobernadores y barcos hundidos llenos de tesoros. Te relato estas historias mientras recorro Cayo Hueso y te cuento cómo acabé -legalmente- con un «Real de a 8» de plata auténtico de 1783 en mi bolsillo.
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Información práctica:
– Viajas a Estados Unidos donde los servicios de asistencia sanitaria son de los más caros del mundo. Recuerda que un buen Seguro de Viajes te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Así que ni lo dudes. Desde aquí te recomiendo MONDO, el seguro de viaje inteligente para viajeros inteligentes. Además contratando tu seguro desde esta página tendrás un 5% de descuento.
– La ruta en coche desde Miami a Key West puede llevar unas 5 horas si no se para por el camino. Ya sea desde Miami o desde Fort Lauderdale, existen dos opciones para llegar a los Cayos: se puede tomar la I-95 dirección sur hasta su final y luego la US-1, o también tomar la Florida Turnpike extensión sur hacia Florida City. La primera opción es un poco más lenta que la segunda, pero más corta. De todas formas no hay pérdida. Siguiendo las indicaciones de la autopista dirección sur llegaremos sí o sí.
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– La velocidad está limitada así que mucho cuidado con los controles policiales.
– La mejor época apara visitar los Cayos es la que se extiende desde noviembre a mayo. Después el calor bochornoso del verano y las posteriores tormentas tropicales y huracanes os harán la visita menos agradable.
– Por el camino no os perdáis los detalles decorativos que salpican la carretera. Ya sea con reclamos publicitarios en forma de gigantescas langostas y tiburones. O simplemente apreciando la variedad de formas y colores de los buzones de los residentes locales. Sin duda hay una competencia feroz entre ellos por tener el buzón más original.
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