Montreal, dos ciudades en una.
Hace un frío que pela en Montreal. La ciudad más poblada de Quebec está cubierta por un espeso manto de nieve y se respira un aire gélido que por las noches alcanza los -25ºC. Pero Montreal está preparada para inviernos como este. Porque bajo la nieve y los rascacielos la vida se hace bajo tierra.
Así es. Montreal son dos ciudades en una. La que se ve en la superficie parecida a cualquiera de las modernas ciudades de la vecina Estados Unidos. Y la ciudad subterránea denominada oficialmente RÉSO. Es la estructura urbana subterránea más grande del mundo formada por kilómetros de túneles, galerías comerciales, hoteles, edificios de oficinas y residenciales. Además de tener acceso a 7 estaciones de metro y decenas de puntos de acceso desde la superficie.
Se empezó a construir en las décadas de 1950-60 desde la Place Ville Marie y ha ido creciendo a medida que lo hacía la ciudad. Durante el invierno más de medio millón de personas la recorren cada día para ir de compras, acceder a sus puestos de trabajo y desplazarse de un lugar a otro de la ciudad. Sus largos pasillos también se aprovechan para celebrar exposiciones de obras de arte o crear espacios acondicionados para tomarse un café, leer, tocar el piano, etc. Si tienes tiempo quizás descubras rincones curiosos para tomar unas fotos, como la fuente que decora la entrada de las oficinas del World Trade Center.
Durante los días que estuve en Montreal sólo pude recorrer una pequeña parte siguiendo los mapas e indicaciones de los paneles informativos. Evidentemente no tiene el encanto ni la personalidad del Montreal de la superficie ya que su objetivo es sobre todo práctico. Pero la RÉSO se convirtió en el refugio perfecto para aliviarme del frío polar y descubrir que la voluntad humana por permanecer en un lugar no tiene límites.
Montreal, la capital económica y vanguardista del Quebec
Montreal a finales de febrero es como un congelador gigante. Pero tiene un encanto que te acaba seduciendo. A priori viajar a la región de Quebec en invierno es una locura. Los bajos precios de los vuelos y de los hoteles me animaron a aventurarme en un viaje que me llevó a conocer las ciudades de Quebec y Montreal. Es decir, las capitales histórica y económica del Canadá francófono. Dos ciudades totalmente diferentes en su historia y en su personalidad, pero unidas por su cultura e identidad. Y por el frío invernal.
Mientras que Quebec se muestra conservadora y tradicional con su riqueza histórica y patrimonial de estilo europeo, Montreal es pura vanguardia. Es multicultural y moderna al estilo norteamericano, aunque conserva rincones que le dan un encanto especial. Y hay más cosas que ver y que hacer en pleno invierno de las que crees. Entre otras conocer el centro histórico de la ciudad, patinar sobre hielo cerca del Vieux Port, sorprenderte con la Basílica de Notre-Dame, conocer su particular gastronomía, pasear por sus parques cubiertos de nieve o fotografiar el arte urbano del barrio del Plateau-Mont Royal.
Sí, Montreal me gustó más de lo que esperaba.
¿Vienes preparado para el invierno de Montreal?
Al igual que comenté en mi artículo sobre Quebec, venir a Canadá en pleno invierno exige venir preparado adecuadamente. Lo que metas en tu equipaje va a marcar la diferencia entre un viaje maravilloso o uno bastante insufrible. Aunque el frío, la nieve y alguna ventisca son lo habitual, también podrás disfrutar de días soleados estupendos para pasear. Siempre que vayas con la ropa adecuada. Aquí te dejo algunos consejos:
- Busca una buena tienda de ropa deportiva de montaña y allí te aconsejarán sobre el equipo más adecuado. Además de ropa térmica, lo que no puede faltar son unas buenas botas. Han de ser confortables, con suela antideslizante, impermeables y que resistan temperaturas de hasta -20ºC o inferiores.
- Tampoco puede faltar unos pantalones gruesos de nieve. Y un buen abrigo impermeable con capucha que lo aguante todo. Además de un par de guantes que aíslen totalmente del frío, pero que te permitan la movilidad de los dedos. Ya se venden con sistema de calefacción integrado alimentado por baterías recargables.
- Unos crampones ajustables de goma con clavos que puedes acoplar a tus botas. Me facilitaron muchísimo el poder caminar sin miedo a resbalones y evitando accidentes en el hielo.
- También vas a necesitar gafas de sol para la nieve, cuello tubular para el cuello o bataclava, jerseys, gorros y calcetines térmicos.
- Tus pies y manos son muy importantes. Pero sobre todo no te olvides de cubrir las orejas y la nariz.
- Ni se te ocurra viajar a Canadá con estas condiciones invernales sin el mejor seguro de viaje. En Canadá las facturas hospitalarias son como las de los USA: te pueden llevar a la ruina. Desde aquí te recomiendo MONDO, el seguro especializado en viajes que cubre todo tipo de contingencias, aventuras, incidencias, incluyendo las provocadas por el Covid19. Además, contratando tu seguro desde aquí, obtendrás un 5% de descuento.
Cómo moverte por Montreal
Montreal está conectada por vía aérea con muchas capitales europeas y americanas. En pleno invierno, y sin los problemas ocasionados por la pandemia de Covid, se pueden encontrar tarifas muy apetecibles desde 300€ i/v por persona.
Desde el aeropuerto puedes llegar fácilmente al centro en el autobús 747. Lo mejor es comprar los billetes en las máquinas expendedoras de la terminal de llegadas del aeropuerto. En realidad es una tarjeta de trasporte válida para los autobuses y la red de metro de la ciudad durante 24 horas. Pero te recomiendo comprar una tarjeta de trasporte para 3 días. Te aseguro que merece la pena ya que te evitará largas caminatas a pie por el hielo y la nieve.
Dependiendo de dónde vayas puedes optar por cualquiera de las 2 rutas del bus 747:
– la que va hasta la estación de metro de Lionel-Groulx. No tiene paradas y el trayecto lleva una media hora.
-la que va hasta el centro con varias paradas en el Boulevard René-Lévesque, una de las principales avenidas de la ciudad. Esta ruta termina en la estación central Terminus Berri-UQAM y el trayecto puede llevar entre 45 minutos y una hora.
Una vez en el centro podrás moverte fácilmente en metro ya que sólo tiene 4 líneas, o en autobús para acercaros a algún sitio en concreto como el Mont Royal. Pero vamos por partes, o por barrios. Es la mejor forma de conocer esta ciudad.
El Vieux Montreal
Aquí comenzó todo. En 1535 el francés Jacques Cartier fue el primer europeo en explorar el río San Lorenzo y llegar hasta estas tierras de los indios iroqueses. Pero no fue hasta 1642 que los primeros colonos franceses se establecieron en la isla de Montreal (sí, Montreal es una isla) fundando la Ville Marie de Montréal. Durante un siglo el pequeño establecimiento colonial creció convirtiéndose en la base principal de exploración y comercio de pieles de la Nueva Francia, el actual Quebec. Hasta que llegaron los ingleses que la conquistaron en 1760. Unos años después Francia perdía todas sus posesiones en Norteamérica.
De las antiguas fortificaciones francesas a orillas del río no queda nada. Pero sus viejas calles con edificios de piedra tiene un encanto especial bajo el manto de nieve. El metro más cercano es el de Champ de Mars, próximo al gran edificio de estilo francés del Hôtel de Ville, el Ayuntamiento, construido a finales del XIX.
La Plaza Jacques Cartier y el Vieux Port se encuentran justo delante. Esta es la zona más turística del Vieux Montreal, aunque en pleno invierno y con todo cubierto de nieve apenas se ve gente caminando por aquí o entrando y saliendo de sus restaurantes.
En la cercana rue Saint Paul se encuentra el Marché Bonsecours. Es un edificio inconfundible construido a mediados del XIX que, junto al Hôtel de Ville, fue uno de los los símbolos arquitectónicos más reconocibles de Montreal. Hoy el Marché es un centro comercial con todo tipo de tiendas donde los turistas pueden saciar sus ansias de compras de souvenirs. A la salida no dejes de pasear por la rue Saint Paul. Es una de las calles del centro histórico que mejor conserva ese estilo europeo colonial.
El Vieux Port era el principal puerto de la ciudad, pero hoy es un lugar de paseo y el sitio perfecto para pasar un buen rato patinando sobre hielo. Aquí, a los pies de la Gran Roue de Montréal, una noria gigante, se encuentra la Patinoire du Vieux Port. Alquila unos patines y lánzate a patinar sobre hielo como si no hubiera un mañana. Con buen tiempo se abren los accesos al Bassin Bonsecours, una parte del río que está totalmente congelada. Y con la luz del atardecer la imagen de la noria rodeada de hielo y nieve ofrece una panorámica fantástica. Es de lo mejorcito que puedes hacer al aire libre en Montreal en pleno invierno.
Caminando entre las montañas de nieve puedes acercarte hasta la orillas del río San Lorenzo. Si la ventisca de nieve te lo permite, verás la Tour de l´Horloge y el puente Jacques Cartier que cruza la isla de Sainte-Hélène.
Si después de patinar necesitas entrar en calor, o quizás un masaje relajante, no duses en acercarte al Bota Bota spa-sur-l´eau en el cercano Bassin Alexandra. Este spa se encuentra en un barco anclado en el puerto y es el centro acuático más conocido del centro de Montreal.
La siguiente visita que no te puedes perder de ninguna manera en el centro histórico es la fastuosa Basílica de Notre-Dame. Se encuentra en la Place des Armes y la estación de metro homónima se encuentra a unas pocas calles.
Esta basílica de estilo neogótico construida a comienzos del S.XIX es una auténtica joya de la ciudad. Antes de visitarla sólo la conocía de oídas ya que hay aquí se casó la célebre cantante canadiense Celine Dion. Además, su sobrio exterior no hace imaginar lo que vamos a encontrarnos en su suntuoso interior. Todo un delirio de vidrieras de colores, pinturas de tonalidades celestes y un despliegue de columnas, pináculos y tallas de madera que revisten casi toda la iglesia.
La verdad es que me lo pensé antes de pagar la entrada. Pero una vez dentro quedé mudo de admiración y sorpresa. Entonces comprendí por qué todo el mundo recomienda visitarla. Y ahora yo también lo hago.
Buscando un poco de ambiente en el Quartier Latin
En Montreal hay 4 universidades, así que se supone que incluso en pleno invierno deberíamos encontrar algo de fiesta nocturna. Dando la espalda al río San Lorenzo y pegado al Vieux Montreal se encuentra el Barrio Chino. Es un lugar estupendo para comer bien y barato en alguno de sus numerosos restaurantes chinos de verdad.
Siguiendo hacia el interior de la ciudad nos adentramos en el Quartier Latin. Estamos en la zona universitaria donde la larga rue Saint Denis sirve de espina dorsal para unir el Vieux Montreal con la zona del Plateau a los pies del Mont Royal. Aquí se instalaron las primeras universidades a finales del XIX, y fue el lugar elegido por los burgueses adinerados para levantar sus casonas familiares. Todavía hoy es posible encontrar entre los modernos edificios y los bloques residenciales de ladrillo, algo de ese Montreal de otros tiempos.
Hasta mediados del S.XX el Quartier Latin fue el epicentro de la cultura y la intelectualidad francófona en Canadá. Tras una lenta decadencia de la que no se recuperó hasta finales del XX, entrado el S.XXI renace con fuerzas renovadas. Aquí se encuentran los mejores teatros de Montreal, la Cinemateca y la Grand Bibliothèque du Québec, además de Universidades y centros de estudios. Las tiendas, restaurantes y centros comerciales se extienden a lo largo de la rue Saint-Catherine. Y lo mejor, muchos cafés, bares, pubs y terrazas que abren cuando llega el buen tiempo.
Hoy el Quartier Latin se ha extendido tanto que abarca zonas del Quartier des Espactacles y Centre Ville. Pero para conocer lo más interesante puedes acercarte en metro hastas las estaciones de Berri-UQAM o Sherbrooke. Desde aquí te recomiendo recorrer la rue Saint Denis caminando en dirección Mont Royal. Es la única forma de respirar el ambiente del barrio e ir descubriendo sus atractivos, sobre todo si tienes la suerte de disfrutar de un día soleado.
Arte urbano en Montreal
Te verás de pronto en el barrio más de moda de Montreal, el de Plateau Mont Royal. Entre bares y locales de diseño, viejas casas burguesas de estilo victoriano, modernas boutiques y tiendas de toda la vida, se respira un ambiente desenfadado que empezarás a descubrir desde la plaza Saint-Louis. A partir de aquí tendrás que perderte por las calles cercanas para descubrir una de las mejores muestras de «street art» que he visto. Muchas de estas obras ocupan fachadas enteras, otras están casi ocultas en zonas de aparcamientos. Y algunas sólo las descubrirás en pequeños callejones.
Desde el año 2013 se celebra el Mural Festival donde artistas de prestigio internacional vienen a decorar esta zona de Montreal con sus obras. Un certamen anual similar al NUART que se celebra en la ciudad noruega de Stavanger.
La mayoría de las obras se concentran alrededor del Boulevard Saint-Laurent, aunque podrás encontrar un estupendo street art repartido por todo el barrio. Quizás una de las obras más conocidas es la que representa al cantante canadiense Leonard Cohen. Fue creado por el MU Collective al año de su fallecimiento en un edificio de la calle Crescent y es visible incluso desde lo alto del Mont Royal. Pero hay muchos más realmente admirables repartidos por toda la ciudad.
Ya que estás por aquí es inevitable que te acerques a uno de esos restaurantes típicos de toda la vida. El Schwartz’s Deli abierto desde 1928 se encuentra en el 3895 del boulevard St-Laurent y viene recomendado en todas las guías de turismo de Montreal. Lo más normal es que tengas que hacer una larga cola en el exterior para poder entrar en su abarrotado interior.
Una vez superada esa prueba, que en invierno puede ser mortal, tendrás que hacer contorsionismo para poder sentarte encajado entre 200 comensales más. Cuando visito sitios así siempre me repito que no tengo que caer en esta especie de trampa para turistas». Al menos la comida podría estar buena. El sandwich de carne ahumada todavía es aceptable. Pero la recomendada poutine es una masa de patatas frita blandas cubiertas de un queso irreconocible. La salsa de carne que recubre la poutine la convierte en engrudo incomible. Todo un atentado contra las papilas gustativas.
El Parque Mont-Royal
Lo mejor para bajar esta bombacalórica es ir a dar una vuelta por el Parc du Mont-Royal. Es el equivalente al Central Park de Nueva York, pero en una montaña y es obra del mismo arquitecto, paisajista y botánico norteamericano Frederick Law Olmsted. El parque es una amplia zona verde donde los habitantes de Montreal vienen en invierno a practicar esquí de fondo o a pasear con raquetas de nieve. También vienen a patinar sobre hielo en el Lac aux Castors y a deslizarse por pistas preparadas en una rueda de goma. Lo que aquí se llama snowtubing. Además del paseo entre bosques nevados, lo mejor es el mirador que encontrarás en todo lo alto.
Para llegar te recomiendo tomar el autobús nº 11 hasta la parada más próxima al aparcamiento de Mont Royal. Desde aquí hay una agradable caminata hasta el mirador Kondiaronk. Las vistas de todo Montreal con el río San Lorenzo y las inmensas llanuras que rodean la ciudad son de las que te dejan sin habla. Puedes pasarte un buen rato fotografiando la sucesión de modernos rascacielos acristalados contrastando con los paisajes nevados que rodean la ciudad.
Si te quedas helado, puedes entrar en el cercano Mount Royal Chalet, una especie de gran pabellón presidido por una gran chimenea encendida. Ahí podrás descongelarte tomando algo caliente sentado en un confortable butacón frente al fuego. Parece idílico, pero es real.
En verano lo recomendable es volver al mundo urbano bajando por la Grand Escalier de Mont-Royal para llegar a la calle Peel. Pero en invierno sus 500 escalones están congelados. Y a menos que lleves crampones, no es muy aconsejable. Yo opté por regresar a la parada para tomar el bus nº 11 y regresar al centro.
Montreal en Lumière
Durante los últimos 10 días del mes de febrero se celebra anualmente este festival para darle un poco de animación a la ciudad en pleno invierno. La verdad es que hay que echarle valor para ver las actuaciones callejeras, tirarse en trineo por las pistas de la «Glissade Urbaine«, subirse a una noria o pasear entre luces de colores a -20ºC. Pero afortunadamente otras muchas actividades, casi todas gratuitas, se realizan bajo techo. Es el caso de las sesiones gastronómicas y artísticas que se realizan en los centros comerciales cercanos a la Place des Festivals, muy cerca del metro Place-des-Arts.
Debido al coronavirus este año se retrasa la celebración de Montreal en Lumière hasta marzo. Aún así su lema será: «L´hiver sera lumineux et gourmand«. Como siempre luminoso y muy centrado en la gastronomía. También se celebrará la «Nuit Blanche«, con actuaciones nocturnas en plena calle y muchas luces de neón dando ambiente a las calles del centro de Montreal. En circunstancias normales más de un cuarto de millón de personas se lanza a la calle esa noche a temperaturas polares. Si estás por aquí, no olvides abrigarte mucho, mucho.
El parque Jean Drapeau
Este parque ubicado en la isla de Sainte-Hélène es uno de los mayores parques de Montreal. A lo largo del año aquí se celebran exposiciones, conciertos durante el verano, o la Fête des Neiges a finales de enero. Además aquí se encuentra una de las estructuras arquitectónicas más curiosas de la ciudad: la cúpula de la Biosphere del Museo del Medio Ambiente.
Llegar muy fácil ya que la parada de metro Jean Drapeau está en la misma isla. Había leído que la mejor hora para darse una vuelta por esta isla era al atardecer con las vistas del skyline de Montreal de fondo. Quizás sea así en verano, pero en invierno la luz no me acompañó. De todas formas darse una vuelta por aquí supone una inmersión en la naturaleza invernal, todo silencio y tranquilidad.
Montreal, hasta la próxima
Visitar Montreal en invierno ha supuesto todo un descubrimiento. A pesar del ambiente gélido pude disfrutar de esta ciudad que a priori no me ofrecía muchos alicientes. En Montreal encontré una ciudad cosmopolita, universitaria, moderna, culturalmente activa, fácil de recorrer y con más atractivos de lo que esperaba. Sin duda con buen tiempo Montreal tiene que ser una ciudad fantástica. Pero en invierno, si sabes disfrutarla, te llevarás más de una agradable sorpresa.
Es el momento de acercarse a la capital histórica y política del Canadá más francófono: la ciudad de Quebec. Un viaje que apenas lleva 3 horas desde Montreal. Allí descubrirás una ciudad completamente distinta y con un encanto único muy difícil de encontrar en cualquier otra ciudad de Norteamérica. Todo un «must» de Canadá.
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