Turismo, historia y naturaleza en la costa brasileña de Paraty.
Paraty es una joya enclavada entre el mar y la montaña, una ciudad colonial donde turismo e historia la convierten en un destino único único en Brasil. Es conocida sobre todo por ser el ejemplo mejor conservado de la arquitectura colonial brasileira.
Por ello la ciudad está declarada monumento histórico nacional. Su casco histórico se conserva tal cual era en el siglo XVIII con sus calles empedradas, sus edificios coloniales de estilo portugués de dos plantas, sus iglesias y su pequeño puerto donde atracan pescadores y escunas para los viajes de turismo. Es como estar en un pequeño pueblo costero portugués, pero en la costa brasileña.
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Esta pequeña ciudad de unos 30 mil habitantes está enclavada al fondo de una hermosa bahía situada a unos 250 km al sur de Río de Janeiro y a unos 300 km de Sao Paulo. Toda esta zona de la costa está rodeada por el Parque Nacional da Serra da Bocaina, una de las pocas zonas casi intactas de bosque tropical atlántico que quedan en Brasil. Unos kilómetros hacia el norte nos encontraremos con la bahía de Angra dos Reis, puerto desde el que salen barcos diariamente a esa isla maravillosa que es Ilha Grande, lugar que merece un par de viajes sobre todo con buen tiempo. Pero ahora me centraré en Paraty.
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Días de relax y caipirinhas en Paraty
El mar invade las calles en las mareas altas inundando las zonas más próximas a la orilla y no es raro ver pasarelas de madera entre las aceras que permiten cruzar las calles sin mojarse los pies. La ciudad, aparte de su magnífico ambiente, está rodeada de bellísimas playas como las de Cachadaço o Trinidade, un montón de islas, cascadas y reservas naturales.
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Aunque las distancias a las dos mayores ciudades de Brasil y Parati no parezcan muy grandes para este país, el mal estado de las vías de comunicación ha permitido un cierto aislamiento que ha preservado a Paraty de desmanes urbanísticos e invasiones turísticas masivas. Aún así, durante la temporada alta que va de noviembre a marzo, sus pousadas, calles, restaurantes, tiendas y bares están abarrotados de turistas nacionales y extranjeros que apenas si pueden caminar entre el tumulto de gente que pasea o que toma caipirinhas y cerveza en las terrazas que invaden las calles. Personalmente recomiendo no ir a Parati en estas fechas. En cualquier otro momento del año en que tengamos la suerte de disfrutar de buen tiempo podremos pasear casi solos, charlar tranquilamente con la gente del pueblo y disfrutar de un ambiente relajado y de una mejor atención en pousadas y restaurantes. Es en estos momentos cuando seremos atendidos como reyes… y es que no nos merecemos menos.
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Lo mejor para llegar Paraty es aterrizar en su pequeño aeropuerto en una avioneta que nos traiga desde Río o Sao Paulo sobrevolando el verde paisaje en apenas una hora. Otra opción más marinera es llegar en barco tras parar tranquilamente en las islas, playas y pequeños pueblos de esta costa maravillosa. Si no tenemos mucho tiempo lo mejor es alquilar un coche aunque, por ejemplo, salir de la megalópolis de Sao Paulo supone una auténtica locura. Desde Río el viaje nos llevará unas tres horas y desde Sao Paulo unas 4 o 5 dependiendo de las veces que nos perdamos en sus innumerables calles, plazas, autopistas, pasos elevados y cruces. Las carreteras tampoco son una maravilla así que hemos de ir con mucho cuidado para no destrozar el coche en algún cráter o salirnos en alguna curva y caernos por un barranco.
Por último tenemos la opción de los autobuses que salen de los principales terminales rodoviarios. Desde Río tardaremos más de cuatro horas y desde Sao Paulo seis horas. Sin duda es una pequeña paliza pero los autobuses son cómodos y sus asientos son más confortables que cualquier butaca de un avión. Eso sí, los autobuses tienen fallos mecánicos con frecuencia y si no que se lo pregunten a los usuarios de la compañía Reunidas Paulistas que hace el trayecto Sao Paulo-Angra dos Reis pasando por Parati, y que sufre de continuas incidencias. En uno de estos viajes a mi autobús se le rompió nada menos que la barra de la dirección en la estrecha carretera llena de curvas que baja de la sierra a la costa. Al final tardé más de nueve horas en llegar a Paraty, pero como decía una de las pasajeras al menos seguíamos vivos.
Lo mejor para alojarse en Paraty es optar por alguna de las muchas pousadas que abundan en el centro histórico. Suelen ser viejos edificios coloniales rehabilitados en general con gusto exquisito donde podremos disfrutar de diferentes niveles de comodidad según el precio que estemos dispuestos a pagar. Los precios oscilan entre los 30 y los 120 dólares por noche, así que tenemos opciones donde elegir. Desde luego no es lo mismo ir con los amigotes que en plan romántico con la pareja, pero aún así hasta la más económica de las pousadas suele ser muy digna.
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A mí me han gustado las pousadas Estalagem Colonial o la Pousada do Sandi para ir en buena compañía y ubicadas en todo el meollo. Otra opción un poco más tranquila y más económica con unas estupendas vistas a la bahía es la Pousada do Cais donde el personal es realmente atento. En fin, para gustos hay colores. Otra ventaja de ir en temporada baja es que no tendremos ningún problema para encontrar dónde quedarnos, así que podéis visitar in situ varias pousadas antes de elegir la que más os guste.
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Atardecer en Paraty
Y una vez instalados, nos podemos lanzar a las calles empedradas para disfrutar del ambiente pueblerino. Podemos parar a tomar una caipirinha de mango, de kiwi o de lima en la terraza del restaurante Bartholomeu con una maravillosa música de fondo, comprar cachaça en alguna de las licorerías, visitar alguna exposición de algún artesano local o comprar pastelitos en alguno de los puestos callejeros. De noche las opciones son las mismas acompañadas por la música en directo de muchos de los bares y restaurantes, o por bailes improvisados de capoeira en la Plaza da Matriz.
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Para cenar aparte del ya citado Bartholomeu, bastante caro por cierto, podemos disfrutar de una maravillosa muqueca de camarones en Paraty 33. La muqueca es un plato local consistente en un guiso de pescado o mariscos acompañado de arroz y de una exquisita salsa, el pirao. Delicioso en su sencillez. Otra opción más económica y que tampoco está nada mal es el restaurante Caramujo lindante ya con la zona no peatonal.
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Si queremos algo un tanto espectacular tenemos la cocina de Casa do Fogo, donde flamean los platos en cachaças de Paraty. Al lado del puerto encontraremos el restaurante Armazén do Cais con su decoración sencilla pero acogedora, su oferta de bebidas 2×1 y una buena cocina. En fin, por opciones que no quede. Y para beber o bailar iremos saltando de terraza en terraza y de local en local al gusto de la música que sale por las ventanas abiertas. En este pueblo la vida se hace y se disfruta sobre el incómodo empedrado de sus viejas calles.
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Navegando en escuna por la costa más cercana a Paraty
El malecón, al lado de la playa de Pontal localizada en el centro de Paraty, es un hervidero de agitación a partir de las nueve de la mañana. A un lado están los amarres de los pescadores y al otro el de los barcos para turistas. Normalmente es aquí donde podemos contratar los servicios particulares de alguna barca local por unos 300R todo el día, pero negociables a medida que avanza la mañana. Esta es una buena opción para que una pareja se pierda a su aire, o para que 4 o 5 amiguetes se aventuren a su aire pues el patrón de la barca nos llevará donde queramos.
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Otra opción no menos espectacular para dejar epatados a pareja o amistades es reservar una mesa en alguna de las islas-restaurante de la bahía como el restaurante Kontiki. No es barato pero la sensación es como la de disfrutar de isla propia por unas horas. Imaginaos sentados al borde del mar en bañador disfrutando a la mesa de un pescado local regado con tragos de cachaça con mucho hielo y lima, para terminar con un baño entre peces de colores. Por la noche la gozada es todavía mayor sobre todo si estamos en buena compañía. Los barcos para llegar hasta estos rincones paradisíacos los encontraremos en el mismo malecón.
Los alrededores de Paraty justifican de por sí el viaje y una estancia de varios días. Entre las distintas actividades en las que podemos emplear nuestro precioso tiempo destacamos en primer lugar la más evidente y anunciada por toda la ciudad: las excursiones en barco, barca, lancha, barquita o escuna que se hacen por los alrededores. Hay alternativas para todos los gustos, desde las enormes escunas, barco en el que caben más de 100 turistas peleándose por un rincón de la cubierta donde asentar sus reales, hasta coloridas barquichuelas en las que podemos negociar el precio y las horas de excursión con el propietario. En la plaza donde se encuentra el mercado de pescado hay un puesto de información para contratar estas excursiones que por unos 50 reais, unos 20€, nos llevarán a descubrir algunos de los más hermosos rincones de la costa e islas de los alrededores. Por el pueblo también encontraremos numerosos lugares donde poder apuntarnos a la excursión.
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Un poco más adelante veremos las escunas, una especie de veleros que navegan sólo a motor y que utilizan sus mástiles como soportes para toldos que protegen a los turistas de los rayos abrasadores del sol tropical. Si estamos en temporada baja, lo mejor es no contratar ningún viaje hasta última hora (las 11 de la mañana), pues así podremos elegir el barco que más nos guste con la gente que nos guste. No es lo mismo pasearse en un barco durante 5 horas con un grupo de 90 ancianos o con un colegio de 100 adolescentes, que subirse a un barco donde hay 3 o 4 parejas. Y el precio es el mismo, así como la comida, la duración y la mayoría de los sitios que se visitan. También hay escunas pachangueras con actuaciones de grupos en directo que animan a grito pelado al turista a seguir los ritmos con las palmas y demás; y escunas en las que navegar en silencio mientras tomamos una caipirinha tumbados en la cubierta sobre unos almohadones. Todo va en cuestión de gustos, así que si podéis esperar encontraréis la excursión que más os guste.
En el viaje nos llevarán a un par de playas e islas donde zambullirnos a gusto y nadar entre tortugas, peces de colores o estrellas de mar. Todo el día en bañador, chapoteando en aguas límpidas, tomando cócteles tropicales y cerveza mientras nos preparan un plato que encima hemos podido elegir entre varias opciones. Esto es vida y aquí me quedo a vivir, amigos.
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Para otro día de relax playero podemos acercarnos a la playa de Trinidade situada a unos 25 km de Paraty. Podemos acercarnos con alguna excursión organizada (unos 50R) o en alguno de los autobuses que salen del pueblo. Trinidade es un pueblecito de pescadores rodeado de cuatro playas paradisiacas en la que hay que destacar sobre las demás la de Caixadaço a la que se llega tras una caminata y que forma una especie de piscina natural rodeada de grandes piedras volcánicas
Para los siguientes días podemos hacernos una caminata por la selva entre cascadas (cachoeiras) siguiendo el antiguo “camino del oro”, vía por la que se traía al puerto de Paraty el oro extraído de Minas Gerais. Hay excursiones organizadas que por unos 25R nos llevarán a las cascadas de Pedra Branca y Tobogá. En esta ruta que va hacia Cunha se encuentra la antigua Fazenda Muricana, una antigua hacienda del XVII reconvertida en museo-restaurante y centro turístico desde donde se organizan excursiones y actividades varias por los alrededores. El enorme alambique de cobre utilizado para la destilación de la cachaça local y otros licores como la pinga es visita obligada.
Y si aún tenemos tiempo y ganas podemos hacer excursiones por la bahía de Paraty en kayak recorriendo playas desiertas a ritmo de remo. También hay disponibles cursos de submarinismo con salidas diarias. Las inmersiones no superan los 15 metros de profundidad con lo cual son aptas para principiantes. Los fondos no son los del mar Rojo, pero existe una abundante vida marina.
Todo esto es Paraty y mucho más pues los alrededores guardan rincones casi secretos como las Vilas Caiçaras. En realidad es una ruta que llega hasta Ponta Negra pasando por la Praia do Sono. Gran parte de ella hay que hacerla a pie y tras varias horas de caminata bordeando la costa llegaremos a una serie de poblados y casas aisladas de pescadores que nos remontan a una vida del pasado. Aquí no hay luz eléctrica ni agua corriente y si queremos perdernos del mundo este es el lugar adecuado. Por supuesto tenemos la opción de quedarnos una o varias noches olvidándonos del mundanal ruido.
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Información práctica:
– Para llegar desde Río de Janeiro a Paraty, la empresa de ónibus Costa Verde ofrece desde la Terminal Novo Río13 frecuencias diarias a un precio de 70 reales el trayecto que lleva unas 4 horas y media. Desde Sao Paulo la empresa Litorânea ofrece 4 frecuencias diarias a un precio de entre 87 y 90 Reales en asientos-cama. El viaje dura 6 horas y los autobuses salen de la Terminal Tieté. La empresa Reunidas Paulista que también sale de esta terminal ofrece 6 frecuencias diarias a 60 Reales el trayecto.
– Recuerda que un buen Seguro de Viajes te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Así que ni lo dudes. Desde aquí te recomiendo MONDO, el seguro de viaje inteligente para viajeros inteligentes. Además contratando tu seguro desde esta página tienes un 5% de descuento.
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– Como ya he dicho, la opción más interesante de hospedaje en Paraty son las Pousadas. Las hay para todos los gustos y bolsillos.
– La mayoría de las escunas hacen el mismo recorrido que te acercará mínimo a 2 playas y 2 islas. Durante las 5 horas que suele durar el paseo se visitan las playas de Praia Vermelha, Ilha comprida, Lagoa azul e Praia do Engenho. Y en la mayoría, los niños menores de 5 años no pagan. La comida y la bebida se pagan aparte otros 30 Reales, aunque la fruta, el café y té suelen estar incluidos.
– Para visitar las haciendas, playas y cataratas (cachoeiras) cercanas, encontrarás agencias de viaje que te ofrecerán todo tipo de excursiones en las cercanías de Paraty.
– No olvides gastarte un poco de dinero y disfrutar de la gastronomía local. Las muquecas de marisco y camaroes son una auténtica delicia.
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