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Pekín, donde la Historia se encuentra con la Modernidad.
Pekín, o Beijing, es una ciudad fascinante, abrumadora, una mezcla de historia antigua, arquitectura ultramoderna, un trepidante ritmo de vida y una gastronomía sorprendente. La capital china es una estimulante mezcla de colores, sonidos, sabores y olores que terminará por cautivar tus cinco sentidos.
Pekín es una ciudad polifacética. Con su rico patrimonio histórico y cultural, su animada vida urbana y su sorprendente gastronomía, es el mejor ejemplo de la rica herencia del pasado y la más pujante modernidad e ímpetu económico de la China del S.XXI. El tamaño de Pekin, su riqueza patrimonial y el acelerado ritmo de modernización vivido en las últimas décadas, hacen que, a priori, planificar un viaje a Pekín resulte complicado. Por eso, antes de seguir, te recomiendo leer la guía que he escrito con lo que necesitas saber antes de viajar a China: trámites, documentación, transporte, internet y mucho más. Comprobarás que, al final, viajar y moverte por China no es tan complicado.
Y por supuesto, ni se te ocurra viajar a China sin llevar un Seguro de Viajes que incluya las coberturas más completas. Te ahorrarás preocupaciones y muchos problemas. Por eso te recomiendo HEYMONDO. Además, si lo contratas directamente desde aquí, tendrás un 5% de descuento.
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China es un sueño para todo fotógrafo de viajes. Prepárate para fotografiar una naturaleza impactante, monumentos increíbles y, sobre todo, a gente, mucha gente. En todas las ciudades, sobre todo en las plazas y parques, verás a grupos de personas haciendo ejercicio, bailando en la calle y practicando hobbies juntos. Y como en el resto de China, mucha gente vestida a la moda tradicional imperial. Son lugares perfectos para sentir el latido y el alma de un país que supera los 1.500 millones de habitantes. Y te aseguro que en Pekín te vas a hartar a hacer fotos.
La mejor época para visitar Pekín
Visité Beijing en otoño, el período perfecto para visitar la capital china. Allí disfruté de cinco días increíbles de temperaturas, suaves, sol y cielos azules. Tampoco tuve los conocidos problemas de contaminación que afectan a la capital china sobre todo en invierno. Sabiendo que en verano hace un calor bochornoso, y que en invierno hace mucho frío (aquí el frío te hará reconsiderar tu amor por los paseos turísticos), mi consejo es que aproveches la primavera y el otoño para viajar a Pekín.
Así podrás disfrutar a gusto de lugares como la increíble Ciudad Prohibida, la Gran Muralla China, el Palacio de Verano o el Templo del Cielo.
Cómo moverse por Pekín, la ciudad donde Google Maps se rinde y te desea buena suerte
Como Pekín es enorme te recomiendo viajar en metro a una zona concreta y recorrerla a pie. Porque verás que muchas veces tu Google Maps se vuelve «loco» y no da ni una. Así que, como vas a andar mucho, lleva ropa y calzado cómodos. Comprobarás que el metro (limpio y moderno) es la forma más práctica, barata y cómoda de moverse por Pekín siempre que uses la app AliPay. Si has leído mi artículo de todo lo que debes saber antes de viajar a China, entenderás por qué. Aunque también podrás usar las máquinas expendedoras de billetes que, al igual que los carteles e indicaciones, están escritos en chino y en caracteres occidentales (en inglés). También has de saber que tus mochilas serán escaneadas al entrar a cualquier estación de metro por razones de seguridad.
¡¡Dos horas tarde!! Y mira que se lo dije…utiliza el metro y no el taxi
Si usas el taxi, ten en cuenta los atascos en las horas punta, y que los taxistas no suelen hablar otro idioma que el chino. Por eso lleva siempre escrita la dirección de donde vayas en caracteres chinos. Sobre todo, la de tu hotel. La verdad es que el tráfico de Pekín es la razón número uno por la que las bicicletas siguen siendo tan populares, con caídas y todo.
Algo básico en Pekín: entrenamiento para mejorar la técnica de caerse de la bicicleta sin hacerse daño
Un breve recorrido por la historia de Pekín
La historia de Pekín, oficialmente Beijing desde 1958, abarca más de tres mil años. La ciudad ha sufrido importantes transformaciones, ha servido como capital de varias dinastías chinas y ha sido conocida por varios nombres a lo largo de su dilatada historia. Pekín sido el centro político, cultural y económico de China durante gran parte de su historia. Y lo sigue siendo.
En la antigüedad, Pekín era conocida como Ji y sirvió como capital de los estados Yan y Jin durante el período de los Estados Combatientes (475-221 a. C.). Durante la dinastía Yuan (1271-1368), Kublai Khan, el fundador de la dinastía Yuan, estableció en Pekín la capital de China. Fue en esta época que la ciudad recibió el nombre de Khanbaliq, que se traduce como «Ciudad del Khan» en mongol.
Durante la dinastía Ming (1368-1644), Pekín volvió a ser la capital y se construyó la Ciudad Prohibida. La Ciudad Prohibida sirvió como palacio imperial para los emperadores de las dinastías Ming y Qing. Un período en el que la ciudad se expandió y se desarrolló, sobre todo durante la dinastía Qing (1644-1912), momento en el que la ciudad pasó a ser conocida como Pekín en el mundo occidental.
A lo largo de su historia Pekín ha enfrentado desafíos de todo tipo como guerras, invasiones y agitaciones políticas. En el siglo XX Pekín jugó un papel central en muchos acontecimientos importantes, incluido el Movimiento del Cuatro de Mayo en 1919, la fundación de la República Popular China en 1949 o las protestas de la Plaza de Tiananmen de 1989.
Hoy, Pekín-Beijing es una capital moderna en continua transformación que combina su rico patrimonio histórico con un fulgurante desarrollo económico. Por eso, ya metidos en el S.XXI, Pekín sigue siendo el epicentro cultural, político y económico en China (con el permiso de la trepidante Shanghai).
Lol lugares que no te puedes perder en una visita a Pekín
China es un país al que viajar resulta complicado y que, a priori, puede resultar abrumador. Y visitar Pekín tampoco parece fácil. Pero te aseguro que una vez que sabes cómo moverte por la ciudad, comprar entradas, etc… todo resulta mucho más sencillo de lo que crees. Así que, allá vamos con lo que no te puedes perder en la fascinante Pekín. Una ciudad a la que deberás dedicarle cómo mínimo, mínimo 4-5 días.
La Plaza de Tiananmen
Enclavada en el corazón de la ciudad, la emblemática Plaza de Tiananmen rezuma Historia por todos sus costados. La plaza en sí es enorme y está rodeada por algunos de los monumentos más reconocibles de China. Aunque visitar Tiananmen y sus monumentos es gratis, te vas a hartar de pasar controles de seguridad y enseñar tu pasaporte una y otra vez.
En la parte norte de Tiananmen se encuentra la entrada más conocida a la Ciudad Prohibida, justo donde está colgado el retrato de Mao, que eligió este lugar para declarar la fundación de la China moderna el 1 de octubre de 1949. Este es, sin duda, uno de los lugares más fotografiados de China.
En el centro de la plaza, se eleva el gran Monumento a los Héroes del Pueblo. ¿Quién no recuerda las imágenes de centenares de jóvenes estudiantes chinos encaramados a este monumento en 1989? ¿Y la famosa imagen de aquel desconocido deteniendo una hilera de tanques en plena represión gubernamental? Pues todo eso sucedió aquí mismo. Por cierto ¿quieres hablar de política en China? Pues si no quieres tener problemas, mejor hablar del pato laqueado. O del bonito vestido de esta chica…
El Museo Nacional de China también está aquí, en el lado este de Tiananmen. Pero has de saber que es un museo dedicado a exaltar los éxitos del Partido Comunista Chino. Más hacia el sur de Tiananmen, se encuentra el Mausoleo del Presidente Mao donde se exhibe su cuerpo embalsamado (hay quien dice que ese cuerpo no es real) tras un cristal a prueba de balas.
Ya en el extremo sur de la plaza se levanta la imponente Puerta Zhengyang con sus más de 500 años de antigüedad, el final de un recorrido de casi un kilómetro de explanada sin apenas una sombra en la que refugiarse.
Si quieres empezar tu visita por aquí, la zona sur, es tan fácil como llegar en metro a la estación Qianmen de la línea 2, usando la salida A. Y si quieres llegar por la zona norte, usa la línea 1 del metro y bájate en la Estación de Tiananmen Oeste (Salida B) o en la de Tiananmen Este (Salida A). Ambas estaciones están entre la Ciudad Prohibida y la Plaza de Tiananmen.
La Ciudad Prohibida
La Ciudad Prohibida, también conocida como el «Museo del Palacio», alberga algunas de las muestras más importantes y raras de la cultura y de la historia china. Personalmente creo que es todo uno tesoro histórico de la Humanidad y una de esas visitas que no te puedes perder durante tu viaje a Pekín. Ten en cuenta que es la estructura palaciega más grande del mundo y una de las mejor conservadas de China. Con sus más de 500 años de historia y su significado cultural, la Ciudad Prohibida fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987. Desde entonces se ha convertido en uno de los destinos turísticos más visitados del mundo con millones de visitantes cada año.
La gran afluencia de visitantes unida a las enormes dimensiones de la Ciudad Prohibida, puede convertir tu visita en una experiencia agotadora. Por eso es muy importante elegir bien el momento de adentrarte en este complejo con más de 90 palacios, patios y otras edificaciones donde se guardan tesoros culturales de valor incalculable.
Por eso le he dedicado un artículo exclusivo donde te cuento todo lo que necesitas saber para planificar bien tu visita y te enseño lo que te vas a encontrar : La Ciudad Prohibida: cómo sobrevivir al lugar más visitado de Pekín.
El Templo del Cielo
El Templo del Cielo es una obra maestra de la arquitectura y el paisajismo que ilustra una parte fundamental de la cosmogonía china. Construido en la primera mitad del siglo XV, al mismo tiempo que la Ciudad Prohibida, es un complejo de magníficos edificios de culto rodeados de jardines que simbolizan la relación entre la tierra y el cielo. Aquí los emperadores de las dinastías Ming y Qing, nexo de unión entre los hombres y el reino celestial, ofrecían sacrificios y rezaban por tener buenas cosechas.
Este es uno de los lugares que más me gustó de Pekín. Me pasé una tarde entera recorriendo sus diferentes edificios y sus jardines. Hay que tener en cuenta que este complejo religioso es el más completo que existe en China.
Pero si no tienes mucho tiempo, te aconsejo dirigirte directamente al fascinante Salón de Oración por las Buenas Cosechas, en inglés “Hall of Prayer for Good Harvests”. Este edificio circular de color bermellón con su tejado de tejas azules a 3 niveles es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura clásica china. Elevado sobre un montículo al que se accede por varias escalinatas de mármol, crea una atmósfera de reverencia y tranquilidad sólo rotas por las multitudes que lo visitan. Aquí era donde los emperadores llevaban a cabo sus rituales para obtener buenas cosechas y el favor divino.
Sin duda este es el lugar más icónico y fotografiado del Templo del Cielo. Pero hay otros lugares destacables en la zona sur del complejo, como el Altar del Montículo Circular. Esta gran terraza circular de mármol, barandillas ornamentadas y una losa de piedra central donde se realizaban los sacrificios de animales, representa la conexión entre el cielo y la tierra. Muy cerca, y rodeado por el “Muro del Eco” puedes ver la Bóveda Imperial del Cielo y Administración de la Música Divina, en inglés “Imperial Vault of Heaven and Divine Music Administration”, un pequeño edificio circular donde se guardaban las tablillas ceremoniales.
Aunque hay otros pabellones dispersos entre los jardines, estas son las edificaciones más destacables de este lugar caracterizado por su cuidado diseño y su simbolismo espiritual. Y por la cantidad de gente que lo visita cada día, incluidos grupos de turismo local vestidos con sus trajes regionales. Y ¡cómo no! muchas jóvenes fotografiándose para sus redes sociales vestidas a la manera tradicional imperial.
Situado en la zona sur de Pekín, puedes llegar en la línea 5 del metro a la Tiantandongmen Station para acceder por la Puerta Este del Templo del Cielo. Puedes comprar tus entradas previamente por internet usando la app WeChat, o allí mismo en las taquillas de la entrada. Y como en el resto de monumentos en China, no te olvides de traer tu pasaporte que te lo van a pedir.
El Templo Lama o Yonghe Gong
El ornamentado Templo Lama fue construido como residencia para el Emperador Yongzheng en la Dinastía Qing. Cuando el emperador subió al trono, la residencia se transformó en un lugar de culto religioso. Hoy te vas a encontrar con un complejo de templos budistas tibetanos que muestra una combinación de estilos arquitectónicos chinos y tibetanos. Una muestra más de la importancia del budismo en la historia de China.
Te aconsejo visitarlo en un día de semana que no sea festivo. Suele haber tantos visitantes que es difícil disfrutar con tranquilidad de su arquitectura repleta de intrincados detalles y de su atmósfera de espiritualidad. Resulta extraño ver a los monjes vestidos con sus túnicas rojas bermellón (del mismo color que las paredes del templo) intentando hacerse un sitio entre la multitud para acceder a los diferentes edificios del complejo. Eso sí, recuerda que el Tíbet fue invadido por China, y que no reconoce la autoridad del Dalai Lama en asuntos políticos ni religiosos.
La entrada es de pago y se puede acceder fácilmente en las líneas 2 y 5 del metro, con parada en la Yonghegong Lama Temple Station. Cerca de la salida del metro también podrás ver el pequeño Templo de Confucio y pasear por las calles del Hutong Wudaoying, con sus pequeños cafés, tiendas de recuerdos y restaurantes de pato laqueado.
Los Hutongs de Pekín
Se llama “hutongs” a los antiguos barrios residenciales del centro histórico de Pekín caracterizados por sus callejones estrechos formados por hileras de siheyuan, casas tradicionales con patio, y un fuerte sentido de comunidad vecinal.
Si quieres saber cómo se vivía en el centro de Pekin hasta hace pocas décadas, te animo a perderte por algunos de estos hutong. Muchos han desaparecido arrasados por la fiebre constructora-renovadora que vive China. Una China que se quiere olvidar de sus antiguos centros urbanos masificados y sucios.
Los hutong de Pekín no fueron una excepción. Muchos fueron destruidos, pero afortunadamente todavía quedan algunos de estos hutong donde se preservan, como en cápsulas del tiempo, modos de vida tradicionales y parte del espíritu de la vieja Pekín. Estos hutong son como islas de tranquilidad en medio de un paisaje urbano dominado por el tráfico y las nuevas edificaciones impersonales. Te puedo decir que el verdadero Pekín se vive en los hutongs y sus plazas.
Por eso te animo a perderte por sus laberínticos callejones y sus plazas donde los niños y los mayores pasean, charlan o juegan. Te va a sorprender esa atmósfera local que refleja la vida cotidiana y las costumbres de los residentes de la ciudad. Tal como eran hasta hace no mucho tiempo. Entre los hutong que todavía existen te voy a recomendar tres con ambientes distintos:
- Los hutong de Guanfang y Quianjing, en el animadísimo barrio de Sichahai.
- Los hutong de Lingdang y Tanggong, con su tranquila vida de barrio, ubicados junto a las torres de la Campana y el Tambor.
- El hutong de Dong Jiao Min Xiang es, con su kilómetro y medio, el más largo de Pekín. Su extremo oeste conecta con la Plaza Tiananmen y su extremo este está cerca de la salida A de la estación de metro de Chongwenmen (línea 2). Su nombre traducido significa “Barrio de las Legaciones Extranjeras”, ya que aquí se ubicaron las embajadas de 11 países occidentales entre 1861 y 1959. Tras la Rebelión de los Bóxers en 1900, el hutong pasó a ser administrado por las legaciones extranjeras y todos los residentes chinos en el área tuvieron que irse. Allí todavía se encuentran algunas embajadas y otros edificios de estilo occidental.
Torres de la Campana y el Tambor
Las grandes Torres de la Campana y del Tambor (S.XIII), se levantan todavía imponentes 3 km. al norte de la Ciudad Prohibida y cerca del barrio de Sichahai. Estos antiguos edificios fueron utilizados en el pasado para marcar el paso del tiempo y anunciar eventos importantes.
Ubicadas muy cerca una de la otra, la Torre de la Campana (su campana de 7 m. pesa 63 toneladas) anunciaba el amanecer. Y la Torre del Tambor (25 tambores) el atardecer. Una costumbre que nació en China con la dinastía Han, en el S.III a.C. y que perduró a lo largo de los siglos hasta hacerse oficial con la dinastía Ming para desaparecer a comienzos del S.XX.
Estas torres de casi 50 m. de alto son todo un símbolo de la ciudad y son parte inseparable del patrimonio cultural, sentimental e histórico de Pekín. Si estás muy interesado en verlas por dentro, se pueden visitar pagando, aunque cuidado con sus pronunciadas escalinatas. Por cierto, en la Torre del Tambor se realizan espectáculos haciendo resonar sus tambores 4 veces al día.
Desde la salida G de la Guloudajie Station, parada de metro de la Línea 2, sólo necesitarás caminar 10 minutos para llegar a las Torre de la Campana y del Tambor.
El animado barrio de Shichahai
Ubicado al noroeste de Pekín, Shichahai es uno de los barrios más auténticos, pintorescos, animados y turísticos de la capital china. Las orillas de los 3 lagos que dan personalidad a Shichahai están repletos de tiendas, hutongs, templos, bares con actuaciones en directo, puestos de comida callejera, antiguas residencias como la Song Qing Ling y algunos de los mejores restaurantes de Pekín. Os voy a recomendar solo uno, el más antiguo de Pekín en activo, el restaurante Tongheju especializado en cocina Shandong desde el S.XIX.
Os recomiendo pasear por las orillas de los lagos para disfrutar del ambientazo de la zona. También podéis daros un paseo en ricksaw o en barca, tomar algo en cualquiera de los bares de la Houhai Bar Street y perderos por los hutong cercanos. Si vienes a Pekín, no te puedes perder el que es uno de los barrios más animados de la ciudad, y también uno de los más multitudinarios durante los fines de semana.
Una experiencia auténtica en Pekín: pedir comida sin tener ni idea de chino y esperar que se obre el milagro
La gastronomía china es un mundo aparte. Y en Pekín encontrarás restaurantes de todo tipo, con especialidades regionales, platos tradicionales y comida callejera que reflejan el patrimonio cultural y la diversidad gastronómica de la ciudad.
La variadísima escena gastronómica de Pekín con sus sabores multifacéticos, colores, olores y presentaciones es una mezcla de cocina tradicional del norte de China, delicias imperiales y comida callejera. Ten en cuenta que los chinos se comen todo lo que se mueva, camine, corra, vuele, nade o se arrastre. Por eso tienes que venir con una mentalidad abierta, preparado para probar platos que nunca imaginaste que comerías. Sobre todo cuando veas que la mayor parte de las cartas de los restaurantes chinos sólo vienen escritas en chino. Y que, muchas veces, no vas a saber lo que estás comiendo: intestinos de «algo», patas de tortuga, sopa de medusa, sangre de pato en gelatina, pies de cerdo en vinagre, ojos de pescado salteados…
Pero, sin duda, el gran protagonista local de la escena culinaria es el Pato Pekín. Asado a fuego lento, su piel crujiente y su carne tierna y sabrosa representa la cúspide de la gastronomía china. Nada que ver con el pato que estamos acostumbrados a comer los occidentales. Aquí el pato es sagrado y su preparación se sublima hasta conseguir el punto perfecto de asado. Hay montones de restaurantes donde podrás degustar el Pato Pekín. Pero sobre todo, comprueba que los patos se preparan asados en un horno tradicional y que vengan con todos los platos que lo acompañan.
El Parque Olímpico
Creado para los Juegos Olímpicos de 2008, el enorme complejo del Parque Olímpico merece una visita para asombrarse ante la arquitectura del Estadio Nacional con su compleja estructura en forma de nido de pájaro. Y con la fachada azul del Cubo de Agua, el centro de actividades acuáticas. Aunque hay otros edificios, estos dos son los más conocidos e interesantes. Sobre todo, cuando se iluminan al anochecer. Por lo demás, te recomiendo visitar esta zona sólo si te sobra tiempo en Pekín.
Y en los alrededores de Pekín no te puedes perder:
El Palacio de Verano
Ubicado a unos 20 km. del centro, a orillas del lago Kunming, el Palacio de Verano es otro de esos lugares de Pekín que ofrece un fantástico ejemplo de antigua arquitectura china. Lo mejor, es que se encuentra inmerso en un entorno natural exquisito creado al estilo de los jardines tradicionales chinos.
Al igual que la Ciudad Prohibida, necesitarás reservar al menos medio día para visitar el Palacio de Verano. Este enorme parque fue el jardín veraniego privado de la familia imperial desde la dinastía Qing. Pero tras la abdicación de Puyi, el último emperador de China, el jardín fue abierto como parque público en 1913. En 1961 fue catalogado como reliquia cultural nacional, pero después fue cerrado durante la Revolución Cultural de los años 70 (se dice que la mujer del presidente Mao lo quería para su disfrute personal). En 1998 la UNESCO incluyó el Palacio de Verano en su Lista del Patrimonio Mundial y desde entonces es uno de los lugares más visitados de China. Y no es de extrañar, porque es el lugar ideal para escaparse de las ajetreadas calles de Pekín.
Todo el Palacio de Verano se centra alrededor de la Colina de la Longevidad, la “Longevity Hill”, donde se concentran las edificaciones más importantes, y el lago Kunming. Por cierto, este lago es artificial y la tierra excavada fue usada para construir la Colina de la Longevidad de 60 m. de altura. Aquí se levantaron las terrazas, edificios y pabellones que dominan el lago.
Además de recorrer sus edificaciones, caminar bajo el gran pasillo cubierto y perderte por sus jardines, puedes darte una vuelta por el lago en barca para tener una panorámica diferente de las construcciones levantadas alrededor del lago. Y de paso, acercarte hasta El Puente de los Diecisiete Ojos que une las islas del interior del lago con tierra firme.
Si tienes tiempo de sobra en Pekín, quieres escaparte de la ciudad y de paso descubrir un lugar de gran belleza, no lo dudes, este es tu sitio. Llegar al Palacio de Verano desde Pekín es tan fácil como tomar la línea 4 del metro o la línea 16. Hay dos estaciones próximas, una cerca de North Palace Gate, la Beigongmen salida D, y otra cerca de East Palace Gate, la de Xiyuan salida C2. En ambos casos tendrás que caminar un rato para llegar a las diferentes entradas al Palacio de Verano.
La Gran Muralla China
¿Qué puedo decir de la Muralla China que no se haya dicho ya? Personalmente sudar la gota gorda subiendo sus escalones, bajando sus rampas y adentrándome en sus torreones supuso hacer un sueño realidad. Porque, además del valor que tiene estar en un lugar único en el mundo, con la Muralla China completaba la lista de las nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno. Una lista a la que, personalmente, no le doy mucho valor (lo del Cristo Redentor del Corcovado, perdonarme, pero no entiendo que hace en esta lista). Porque hay muchísimos lugares que merecerían estar en una lista mucho más amplia. Por cierto, aquí os dejo el listado «oficial»:
- Machu Picchu.
- Petra.
- La Gran Muralla China.
- El Coliseo.
- Chichen Itzá.
- El Cristo Redentor.
- Taj Mahal.
Lo que está claro es que la Gran Muralla China es una visita obligada cuando se visita Pekín por primera vez. Sabiendo que las secciones de Badaling y de Mutianyu suelen estar abarrotadas de gente, opté por conocer la sección Juyongguan. Al tener muchos menos turistas pude visitar la muralla de una forma mucho más tranquila. Incluso de disfrutar de cierta soledad, porque llegar hasta las torres de vigilancia más altas no es tarea fácil y mucha gente no sube. Vaya hartón que me di de subir y bajar escalones. ¡Pero qué maravilla de sitio y de vistas! Tuve la suerte de disfrutar de un día espectacular y alcancé a ver los rascacielos de Pekín a más de 60 km. de distancia.
La de Juyongguan es una de las secciones más famosas y pintorescas de la Gran Muralla China ya que es uno de los tres pasos más famosos a lo largo de todo su recorrido. En realidad, el Paso Juyong ubicado al fondo de un estrecho valle, está protegido no sólo por la Gran Muralla, sino por una ciudad fortificada semi-circular rodeada de torres de vigilancia. Es increíble saber que esta sección de la Gran Muralla se construyó entre los siglos VIII y V antes de Cristo. Y que después de más de 2600 años sigue en pie, y ahí estoy yo.
Pensar en el trabajo, el esfuerzo y el sacrificio de generaciones de obreros que se dejaron aquí la vida para construir esta super estructura defensiva de 5.500 kilómetros de piedra y ladrillos, me pone los pelos de punta. Después de recorrerla durante unas horas, no me cabe duda de que la Gran Muralla es uno de los lugares más emblemáticos y fascinantes de China.
Se puede llegar hasta aquí desde Pekín en unas 2 horas en el City Bus 919 que sale de la Estación Deshengmen y para en la Estación Juyongguan Great Wall. Pero si no os queréis complicar la vida, podéis visitar la Gran Muralla recurriendo a un viaje organizado por cualquier agencia de viajes o de turismo. Todas ofrecen excursiones a esta sección y a otras de la Gran Muralla.
Y aquí se acaba este recorrido por Pekín para principiantes
Está claro que, además de sitios históricos, museos interesantes, gastronomía y grandes monumentos, Pekín tiene una buena cantidad de lugares y actividades de interés, algunas bastante inusuales. Comprobarás que esta combinación de presente y pasado, de tradiciones y modernidad, será una constante a lo largo de los días de tu estancia en la capital china.
Si tienes más tiempo en Pekín puedes darte una vuelta por el 798 Art District, un barrio lleno de galerías de arte, murales y cafés modernillos. O por la La Calle Wangfujing, la avenida comercial más famosa de Pekín, con tiendas de lujo y comida callejera exótica donde podrás encontrar «delicias» culinarias como las conocidas brochetas de escorpiones. Y si quieres algo más tranquilo, siempre puedes subir a la colina del Parque Jingshan, desde donde tendrás las mejores vistas panorámicas de la Ciudad Prohibida (siempre que la contaminación lo permita).
Porque venir a Pekín no se trata sólo de hacer turismo. Se trata de mojarse y sumergirse en las experiencias que te ofrece una ciudad con una historia y una cultura fascinante. Sí, Pekín puede resultar desbordante y abrumadora. Pero es que sólo por perderte en la majestuosidad y grandeza de la Ciudad Prohibida, admirar el Templo del Cielo o caminar por la imponente Gran Muralla, merece la pena venir hasta aquí.
Porque, además, Pekín es de esos lugares que te hacen sentir que viajas en el tiempo. Tanto al pasado, como al futuro. Un futuro que aquí en China ya es presente.
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