Las sequoias: caminando entre gigantes.
No hay sensación más grande que la que nos hace sentir más pequeños. Y eso es lo que sentí caminando entre las grandes sequoias de los bosques del Mariposa Grove en el Yosemite National Park de California. Uno de esos lugares donde las palabras se quedan cortas, donde las exclamaciones se adelantan a los adjetivos superlativos y donde las fotografías no reflejan la grandeza del paisaje.
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Las sequoias del Yosemite N. P.
El Yosemite fue de los primeros parques nacionales creados en los Estados Unidos, nada menos que en 1890. Ya por entonces se reconocieron sus valores paisajísticos y la riqueza y diversidad natural de sus más de 3.000 Km. cuadrados, valores por los que en 1984 se le otorgó el título de Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Una de las joyas de Yosemite es el bosque de sequoias conocido como Mariposa Grove, que no hay que confundir con los bosques de sequoias del Sequoia & Kings Canyon National Park ubicado más al sur. Hasta aquí llegan millones de personas de todo el mundo para admirar y asombrarse ante uno de los lugares más increíbles de este planeta. Y desde luego la mejor forma de disfrutarlo es recorrerlo a pie.
El acceso más cercano a Mariposa Grove se ubica en la entrada sur, la mas próxima a Los Angeles tras pasar por Fresno. Nada más adquirir el boleto de 20$ que permite acceder al parque durante una semana, se encuentra un cartel que señala Yosemite Valley a la izquierda y Mariposa Grove a la derecha.
Si el estacionamiento está lleno, se habilita un parking inferior y se accede a Mariposa Grove en el shuttle gratuito que hace el recorrido Wawona-Mariposa Grove cada 20 minutos.
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El Lower Grove
Aquí toda la maquinaria organizativa está bien engrasada ya que Yosemite recibe unos 3 millones de visitantes al año. El autobús tarda unos 10 minutos en llegar a Mariposa Grove, y ya desde el mismo estacionamiento de vehículos se puedan ver algunas enormes sequoias. No os aceleréis. Esto es sólo un aperitivo de lo que nos encontraremos por los diferentes trails que recorren esta zona boscosa. Aún así, la impresión que supone encontrarse con estos gigantes vegetales propios de épocas prehistóricas, supera cualquier cosa que uno se haya imaginado.
El recorrido comienza en el llamado Lower Grove. Este es un camino cómodo que se prolonga por unos 3,5 Km. en un lento ascenso entre bosques de grandes pinos rojos y matas de flores multicolor entre los que se alzan majestuosas, impresionantes, gigantescas, las sequoias.
Toda esta zona se ha visto seriamente dañada por la acción de los madereros. Entre finales del XIX y principios del XX arrasaron con muchos de las mayores ejemplares. Además, durante los últimos años, Yosemite se ha visto afectado por una inusitada cantidad de fuegos forestales cuyas consecuencias son evidentes a lo largo de todo el recorrido.
Hay zonas totalmente devastadas en las que solo quedan los troncos requemados y tronchados. En otras, las llamas han devorado gigantescas sequoias que aparecen carbonizadas y desplomadas en toda su longitud. Algunas son tan enormes que desde las raíces la vista se pierde en la espesura antes de ver su final. ¡Y que raíces! Estoy hablando de tocones de varios metros de diámetro, pero no muy profundas y que se extienden muchos metros a la redonda de cada árbol.
¿Y a qué es debido tanto incendio? Durante muchos años se estableció un férreo control para evitar los fuegos forestales. Esto favoreció la expansión de numerosas especies vegetales que impedían el crecimiento de nuevas sequoias. Hasta que se descubrió que el proceso de germinación de las semillas de las sequoias, necesitan del calor y de un terreno despejado y soleado para germinar. La ausencia de incendios y la consecuente abundancia de vegetación lo impedía.
Por eso, desde los años setenta, se han ido realizando fuegos controlados en extensas áreas del parque para facilitar el crecimiento de nuevas sequoias. Pero en los últimos años el cambio climático, con sus sequías continuadas y el aumento de temperaturas, está favoreciendo fuegos devastadores que están afectando gravemente a estos gigantescos seres vivos.
Mientras camino mirando hacia arriba me siento pequeño y a cada paso que doy admiro la elegancia de estos gigantes, su porte, las tonalidades rojizas de sus troncos de fibras acolchadas que las aíslan del fuego, su altura, su elegancia. Solo por disfrutar de este paisaje de otros tiempos merece la pena llegar hasta aquí.
Y para empezar me encuentro con The Fallen Monarch, un enorme ejemplar desplomado con las raíces al aire cuyo tronco se pierde en la espesura del bosque carretera abajo. Poco más adelante llego al grupo llamado The Bachelor and Three Graces, con una gran sequoia rodeada de otras tres más pequeñas. Y lo de pequeñas es por decir algo.
A unas 0,6 millas del estacionamiento se encuentra la sequoia mas masiva de Mariposa Grove, la Grizzly Giant. Es un gigante entre gigantes, un titán de otros tiempos que acumula siglos de incendios, nevadas, ventiscas heladas y sequias veraniegas. Porque en Yosemite el clima es siempre extremo con variaciones brutales. Que este ser vivo, de los más longevos sobre la Tierra ya que se le calculan unos 2.700 años de existencia, haya sobrevivido hasta hoy es sencillamente increíble.
Decenas de personas se acercan hasta su base de casi 30 metros de circunferencia. Para quedarse con la boca abierta. No es la sequoia más alta, pero su volumen es de tal magnitud que hace pequeñas a las demás. Una de sus ramas es bastante más gruesa que la mayoría de árboles que la rodean.
Un poco más adelante se encuentra la California Tunnel Tree, otra sequoia a la que a finales del XIX se le practicó un túnel en la base de su tronco. Sinceramente no sé qué peso en centenares de toneladas tienen que soportar los dos pilares que mantienen en pie a este magnífico ejemplar. Pienso además en el peso de la de toneladas de nieve que tiene que soportar cada invierno. Y ahí sigue, sobreviviendo año tras año a pesar de todo.
Por el camino que sigue en ascenso voy encontrando más sequoias con los primeros metros del tronco quemados. Pero las ramas están tan altas que el fuego no ha llegado a afectarles seriamente. Aquí y allá van apareciendo mas zonas de claros en el bosque con troncos resecos y huellas de incendios pretéritos.
En las ultimas décadas se han hecho muchas investigaciones acerca de como el fuego afecta a los bosques de sequoias. Y la conclusión es sorprendente: sin fuego no hay sequoias. Además, tras millones de años de evolución, su corteza fibrosa es una autentica barrera que impide que el fuego afecte seriamente al resto del árbol.
Pero claro, en la Naturaleza los fuegos son los producidos por algún rayo. Sin embargo desde que el ser humano ha pisado estas tierras ha modelado el paisaje en su beneficio. Los nativos americanos utilizaron el fuego para abrir claros en los bosques. Más tarde la llegada de los colonos introdujo nuevas especies de árboles. Y la explotación maderera supuso un durísimo golpe a un equilibrio logrado a través de millones de años de evolución.
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Caminado hacia el Upper Grove
Por el bosque serpentea una carretera por la que circulan los camiones del parque. La parte de atrás está abarrotada de visitantes a los que no les apetece caminar. Ellos se lo pierden. Hay rincones en la espesura del bosque en la que estoy rodeado de helechos. Y de magnificas sequoias asociadas desde tiempos prehistóricos a una especie de arbustos llamada Equisetum o cola de caballo. Lo más sorprendente es que quitando alguna curiosa ardilla, no hay nadie cerca a pesar de encontrarme en un fin de semana veraniego. El silencio solo se rompe por los cantos y gorjeos de los pájaros.
Llega el momento de atacar el Upper Grove y su recorrido de ida y vuelta de unos 9 Km. La subida se va haciendo cada vez más dura con zonas totalmente arrasadas por el fuego y zonas de bosque calcinadas. Me pregunto si merece la pena seguir hasta donde se encuentra el Mariposa Grove Museum y la sequoia que durante décadas fue el principal reclamo del parque: la Fallen Wawona Tunnel Tree. Una gigantesca sequoia a la que se le practicó un túnel en 1881 y se le hizo pasar una carretera por debajo por donde transitaban vehículos a motor. Hasta que una gran nevada en 1969 acabó con sus 2.300 años de vida provocando que se desplomara en toda su extensión: 70 metros de largo y 8 metros de diámetro en la base.
Los kilómetros pasan hasta que llego a una gran explanada salpicada de grandes sequoias. Aquí crecen majestuosas entre pinos y suelos plagados de altos helechos y verdes praderas. Es este un paisaje de otros tiempos de una belleza hipnótica. A veces creo que sólo faltan los dinosaurios avanzando entre los árboles.
Ahí está la sede del Mariposa Grove Museum que parece una casita de juguete al lado de esos titanes de madera que la rodean. Es este un lugar donde dejarse llevar por la imaginación acompañado del canto de los pájaros…y del ruido del camión de visitantes que llega hasta aquí de cuando en cuando.
Tomo de nuevo un camino ascendente que va a dar al Fallen Wawona Tunnel Tree, esa gigantesca sequoia que yace abatida en toda su extensión con el tocón de raíces de varios metros de diámetro al aire. La única forma de que se aprecie su tamaño es escalar por las raíces y hacerme una foto entre ellas. Estoy totalmente alucinado en este lugar y me siento pequeño, muy poquita cosa entre estos seres vivos milenarios auténticos titanes de la Naturaleza.
El regreso hacia la zona de estacionamiento lo hago casi por el mismo camino ya que la ruta circular del Upper Grove enlaza con el camino que recorre el Lower Grove. Al final, sudoroso y lleno de polvo tras varias horas caminando entre gigantes, regreso admirado ante la grandiosidad de este lugar. No está nada mal para empezar este recorrido por Yosemite donde todavía me quedan mucho por ver.
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