Uganda, mucho más de lo esperado.
Uganda es pura africanidad con todo lo que ello implica: color, vida, caos, sonrisas, pobreza, belleza… y una Naturaleza omnipresente que te sorprende a cada paso. Tengo que reconocer que este viaje fotográfico ha superado todas mis expectativas. Un viaje en el que cada instante vivido era digno de ser fotografiado. La conocida como “Perla de África” ofrece tal variedad de escenarios y de momentos únicos que aquí las cámaras de fotos echan humo.
Un viaje fotográfico para amantes de la fotografía
Viajar a Uganda para disfrutar de sus paisajes, parques nacionales, contactar con la gente local, visitar mercados y conocer su realidad social sólo es posible si tienes mucho tiempo. O si lo haces con una agencia de viajes especializada en el continente africano como es SURMA EXPEDICIONES.
Este era mi primer viaje con ellos como asesor fotográfico de un grupo reducido de apasionados por el vídeo y la fotografía. Y tengo que decir que la organización y planificación del viaje, los magníficos guías locales, la elección de los destinos y la categoría de los hoteles, es capaz de satisfacer a los viajeros más exigentes.
Cuando sientes el aliento de un gorila de montaña espalda plateada pasando a tu lado, te salpican los hipopótamos, ves retozar a los chimpancés en libertad, te enfrentas a la mirada penetrante de un leopardo dispuesto a cazar; o te despiertas en la noche por el crujir de las ramas de un elefante pasando al lado de tu cómodo bungalow, sabes que estás viviendo algo inolvidable. Y esto sólo es posible viajando con los mejores.
Y planteando un viaje fotográfico como lo que debe ser: un viaje pensado para que regreses a casa con las mejores imágenes posibles.
Fotografiar en Uganda y sus particularidades
Un viaje fotográfico a Uganda es todo un sueño que puedes hacer realidad. Pero también un reto para el que hay que ir preparados. Hay que saber que las condiciones climáticas, la naturaleza hostil de la selva tropical, y las situaciones lumínicas extremas con contrastes de luz y sombras, no nos lo van a poner fácil.
La selección del equipo más apropiado y su cuidado, además de la planificación previa de cada jornada, nos ayudarán a enfrentarnos a la multitud de situaciones cambiantes que nos vamos a encontrar. Pero no sólo vamos a fotografiar los increíbles paisajes o la vida salvaje de Uganda. También vamos a interactuar con su gente, a verlos trabajar, a hablar con ellos y a conocer sus diferentes realidades. Y para ello es fundamental hacerlo con respeto y educación.
En Uganda vamos a fotografiar sobre todo paisajes, personas en su vida diaria y animales en libertad. En general son escenarios muy cambiantes que exigen tener la cámara siempre a punto de disparo. Si no conoces tu cámara, te perderás muchas fotografías. Dependiendo del estilo, la temática o los objetivos fotográficos que cada uno persiga, es recomendable viajar a Uganda con la menor cantidad posible de equipo.
Os aconsejo el uso de lentes luminosas y polivalentes, además de una cámara estabilizada con cuerpo sellado para evitar la entrada del agua y el polvo. Imprescindibles una lente de al menos 300mm. y un gran angular. Olvídate del flash y del trípode, porque casi no los vas a usar. Como filtros, deberían bastar un UV y un polarizador, teniendo en cuenta que este último nos va a restar 2 pasos de luminosidad.
Son tantos los momentos únicos, las experiencias vividas y la intensidad con la que se vive cada día, que es imposible resumirlo todo en un solo artículo.
Uganda, la “Perla de África”
A pesar de su pasado turbulento marcado por dictadores, golpes de estado, guerras y enfermedades endémicas, hoy día la República de Uganda es el país más seguro de su entorno. Por otra parte, yo me quedaría con el halo romántico y de aventura que este país nos sugiere. Cómo olvidar que fue el protagonista de algunas de las míticas exploraciones de África en el S. XIX: Spike, Burton, las fuentes del Nilo, el lago Victoria, las Montañas de la Luna, las cataratas Murchison…
Una historia plagada de nombres, acontecimientos y accidentes geográficos que han marcado el devenir del continente africano. Y el de un país que parece pequeño en comparación a los países vecinos a excepción de Ruanda. Pero no tan pequeño comparado con muchos de los países europeos, puesto que sus más de 230.000 Km2 suponen casi la mitad de la superficie de España.
A Uganda se viene a hacer muchos kilómetros en 4×4 por selvas, caminos de tierra y lugares embarrados. A hacer safaris en lancha, a pie y en todo-terreno. A madrugar, a mojarse en la selva, a probar la comida local y a patear mercadillos populares. Es la única forma de descubrir realmente lo que puede ofrecer este país a sus visitantes.
Y para disfrutar de todo esto con tranquilidad, lo mejor es venir a Uganda con el respaldo del mejor seguro de viajes. Yo siempre viajo con MONDO que tiene las más amplias coberturas y cubre todo tipo de aventuras y contingencias viajeras. Además, contratando tu seguro desde aquí, obtendrás un 5% de descuento.
Nuestro viaje comienza de verdad: el Lago Victoria
Entebbe es la principal vía de entrada al país por vía aérea. Su aeropuerto, el más importante de Uganda, se encuentra a unos 30 Km. de la capital, la caótica Kampala. Aunque en Entebbe no hay muchas cosas destacables, es el mejor lugar para empezar cualquier viaje por el país. Lo mejor de quedarse en Entebbe es que está cerca del aeropuerto, nos ahorraremos el tremendo caos circulatorio de Kampala y estaremos a orillas del gran lago Victoria.
El lago más grande de África es la frontera natural entre varios países. Merece la pena darse un paseo por las aguas del este inmenso lago. Además de darnos una vuelta por sus puestos de venta de pescado, podemos ver algunos monos y una gran variedad de aves. Entre ellos destacan los abejarucos, garzas, martines pescadores, cormoranes, marabúes, etc.
Y si tienes suerte, puedes encontrarte con el rarísimo pico zapato entre los papiros del pantano de Mamamba. También es el lugar que eligen los jóvenes locales para darse un baño en el lago. El ambiente es muy tranquilo y familiar, y quizás el mejor lugar para relajarnos a nuestra llegada tras un largo viaje en avión.
Además, es el mejor lugar para disfrutar de una buena comida típica a base de tilapia en cualquiera de los restaurantes ubicados en la misma orilla del lago. Y si tenemos tiempo, darnos una vuelta por su pequeño Jardín Botánico. En cualquiera de los centros comerciales de Entebbe encontrarás bancos y oficinas de cambio para conseguir chelines ugandeses, hacerte con una tarjeta SIM local y hacer las compras de última hora.
Kampala es la capital del país y su centro económico. La primera impresión que deja nada más adentrarnos en sus concurridas calles es la de la típica ciudad caótica, algo habitual en la mayoría de ciudades del continente. Tendrás oportunidad de disfrutar de su alocado tráfico cuando tengas que cruzar Kampala para ir a Jinja, o para ir a ver los rinocerontes de la reserva de Ziwa. Vas a alucinar con su intensa vida a pie de calle, sus abarrotados mercadillos y su coreografía de motos y coches luchando por cada centímetro de carretera.
El santuario de rinocerontes de Ziwa
Una de los peores momentos por la que ha pasado Uganda es el mal gobierno dictatorial de Idi Ammin Dadda. Un referente histórico siempre presente en la lista de dictadores y sátrapas africanos. Durante esta fatídica época no solo los ugandeses tuvieron que soportar los asesinatos, locuras y fechorías de este déspota. También la fauna del país sufrió una debacle de la que todavía se está recuperando.
Las tropas, mal pagadas y peor alimentadas, se financiaron con el comercio ilegal de especies animales. La caza furtiva y la venta de marfil eran la normalidad. Además, la gente hambrienta, cazaba todo lo que se ponía a tiro para poder comer. Ello llevó a poner en peligro de extinción a muchas especies animales. Incluso a su total aniquilación y consecuente desaparición del país. Este fue el caso del rinoceronte blanco y negro que desapareció completamente del país en 1982.
Una vez acabado el régimen de Ammin, una asociación proteccionista, la Rhino Fund Uganda con el beneplácito y la ayuda del gobierno ugandés se planteó la posibilidad de reintroducir a los rinocerontes en su hábitat natural.
Esa colaboración fue el origen de esta reserva de 70 Km cuadrados creada en 2005: el santuario de rinocerontes de Ziwa, ubicado a unos 130 Km. al noroeste de Kampala. Inicialmente se trajeron 4 rinocerontes blancos de diferentes orígenes, de Sudáfrica y hasta de un zoo de Estados Unidos. Tras estos años, actualmente en la reserva hay más de 40 rinocerontes que viven en libertad cohabitando con otras especies. La idea es llegar a la cincuentena para empezar a transferirlos a otros parques nacionales del país, iniciando así su reintroducción definitiva.
La visita a estos rinocerontes se hace a pie, acompañados siempre por un grupo de rangers que te llevarán hasta donde nunca has pensado estar: a unos metros de distancia de estos magníficos animales. Lo único que os separará de las 2 toneladas que pesan es la hierba en la que pacen tranquilamente. Pero eso sí, no te pongas en su camino. Los rangers te darán previamente las instrucciones a seguir para evitar cualquier incidente.
Poder fotografiar estos rinocerontes a unos metros de distancia, sin ninguna barrera de por medio, es una experiencia que hará latir muy fuerte tu corazón. Sobre todo, cuando levantan la cabeza y empiezan a caminar directos hacia el lugar en el que te encuentras.
Desde aquí quiero hacer mención al magnífico trato y sacrificado trabajo de estos rangers que siguen de cerca día y noche a cada grupo de rinocerontes. Gracias a ellos los rinocerontes han prosperado, y ninguno ha sido abatido por cazadores furtivos. Tened en cuenta que el dinero que se paga por ver a estos rinocerontes está destinado al pago de los rangers y el personal local, al mantenimiento de las instalaciones y a la preservación de los rinocerontes. Una magnífica obra de conservacionismo que es necesario apoyar y poner en valor.
El Parque Nacional de las Cataratas Murchison
Éste es el mayor parque nacional de Uganda junto con el de Queen Elizabeth. El parque comprende parte de las dos orillas del rio Nilo, bautizado con diferentes nombres desde su nacimiento en Jinja. Lo más increíble de este parque es la asombrosa cantidad de animales que puedes encontrar en sus grandes planicies salpicadas de palmeras y acacias.
Para fotografiarlos, nada mejor que una buena lente a partir de 300mm. montado en un cuerpo estabilizado capaz de disparar ráfagas a altas velocidades. La cantidad de búfalos, jirafas, incluidas las raras jirafas negras, aves de todo tipo, elefantes, hipopótamos, cocodrilos del Nilo, así como de todo tipo de antílopes supera el sueño de cualquier fotógrafo de Naturaleza. Además, con mucha suerte y buen ojo, puedes encontrarte con leopardos y leones.
El asombro por encontrar tal cantidad de animales en este parque de gran belleza sólo es superado por el maravilloso espectáculo que ofrecen las cataratas Murchison.
Llamadas así en honor del entonces presidente de la Real Sociedad Geográfica Británica, estas cataratas constituyen una de las mayores fuerzas naturales de la tierra. El gran caudal del rio Nilo queda encajado entre paredes de roca en una especie de embudo de apenas 7 metros de ancho antes de desplomarse por varios saltos de considerable altura. Hay que recordar que Uganda esta enclavada en plena falla del Rift, accidente geográfico que recorre desde las grandes llanuras de Tanzania hasta la península arábiga, y esto obliga al Nilo a saltar este accidente natural.
Este espectáculo de la Naturaleza es digno de ver y disfrutar en una experiencia sensorial sonora y visual única. Tanto al atardecer como por la mañana, cuando la luz del sol y el agua vaporizada por la tremenda caída crea varios arcoíris. Además, las Murchison, junto a las cataratas Victoria, señalan esos lugares de África convertidos en míticos al quedar asociados al afán de superación y a la aventura colonial africana del siglo XIX.
Las cataratas pueden ser vistas desde la parte más alta, a donde se accede primero en vehículo hasta el punto desde el que seguiremos caminando. El retumbar de la caída de las aguas del Nilo y las nubes de agua vaporizadas atraen como un imán de fuerza irresistible. Un lugar al que hay que venir a disfrutar y a fotografiar con un gran angular. Y con mucho cuidado para que la incesante lluvia de agua no estropee ni nuestras fotos ni nuestros equipos.
Pero las cataratas también pueden ser vistas desde la parte baja. Para ello hay que tomar alguno de los barcos que salen todas las mañanas desde el embarcadero situado unos kilómetros río abajo. Desde aquí se hace un recorrido de ida y vuelta hasta el punto más cercano posible a la caída de las cataratas, y siempre dependiendo de su caudal.
Esta es una experiencia fundamental que ningún viajero debería perderse. Porque además de disfrutar del grandioso espectáculo que nos ofrece el Nilo, a lo largo de la travesía podremos observar una gran cantidad de fauna salvaje. Incluyendo elefantes, búfalos, hipopótamos y los famosos cocodrilos del Nilo, además de una gran cantidad de aves de diferentes tipos y de un colorido sorprendente.
Los amaneceres en la sabana, y los atardeceres en el Nilo son de los que no se olvidan. Por eso, para disfrutar de este parque que es la joya de la corona de las reservas naturales de Uganda, recomiendo una estancia mínima de 2 días. Además, tanto dentro del parque como en sus límites, se encuentran varios lodges que cuentan con restaurantes y todo tipo de comodidades. Lugares por los que se pasean libremente animales como facoceros, waterbucks y otras especies de antílopes.
Los chimpancés del Kibale Forest
Tras dejar atrás el P. N. de las Murchinson Falls nos dirigimos hacia el sur, hacia el Parque Nacional del Kibale Forest. Este es el hogar de una de las mayores colonias de chimpancés en libertad de todo el continente. Distribuidos en varios grupos familiares, más de un millar de chimpancés habitan en este entorno natural de selva húmeda tropical de casi 800 Km. cuadrados de extensión.
Kibale es una de las últimas extensiones significativas del África oriental donde se combinan bosques de tierras bajas y bosques húmedos de montaña. De ahí su gran diversidad de paisajes. Además, debido a su proximidad con el Parque Nacional Queen Elizabeth, forma una especie de corredor verde. Aquí, además de los chimpancés, habitan especies difíciles de encontrar en otros lugares, como el elefante de selva africano y unas 12 especies de primates.
Nuestro objetivo es adentrarnos en la selva húmeda de Kibale para intentar fotografiar a los chimpancés. Como siempre, acompañados de los rangers del parque, sin los cuales sería imposible encontrar a estos huidizos primates. Además, sólo ellos conocen los senderos del bosque y saben esquivar a los elefantes y a los búfalos.
Os aseguro que la primera vez que escuchas los gritos de llamada de los chimpancés se te ponen los pelos de punta. Fotografiarlos de cerca es muy difícil durante las primeras horas del día, o si llueve. Son momentos en los que se mantienen casi totalmente ocultos por el espeso follaje de las ramas más altas de los árboles. Aquí tenemos que luchar con los contraluces, la espesura de la selva, el enfoque y la poca luminosidad del bosque. Además, los chimpancés no dejan de moverse rápidamente saltando de rama en rama, lo cual hace muy difícil conseguir buenas imágenes.
Esta primera inmersión en una selva tropical nos preparará para lo que nos vamos a encontrar cuando vayamos al encuentro de los gorilas de montaña en el bosque impenetrable de Bwindi. Selvas donde, además de lo dicho, tendremos que pelear contra el empañamiento de los objetivos debido a las elevadas condiciones de humedad.
Sólo cuando el sol comienza a calentar, los chimpancés empiezan a bajar de sus atalayas en lo alto del bosque. Y con un poco de suerte podrás fotografiarlos de cerca mientras pasan a tu lado, indiferentes a tu presencia, pues están acostumbrados a la presencia humana. Te sorprenderá el tamaño, agilidad y robustez de sus cuerpos habituados a moverse por las copas de los árboles. Son animales fascinantes con una compleja vida social, y un alto componente de competencia y agresividad en sus relaciones de grupo. Sus expresiones, gestos y miradas, les hacen casi humanos pues compartimos con ellos más del 90% de los cromosomas.
El Parque Nacional Queen Elizabeth
El de Queen Elizabeth es el otro gran parque nacional de Uganda. Viniendo desde el norte del país cruzaremos el ecuador geográfico. Desde allí, hacia el oeste se divisan las magníficas, las únicas, las míticas, las deseadas Montañas de la Luna o Rwenzori. En ellas Ptolomeo, el gran geógrafo griego de la Antigüedad, ubicó el nacimiento del río Nilo.
Puedo asegurar que la emoción embarga el alma cuando se divisan por la ventanilla del 4×4 esas míticas montañas que dan vida a toda la zona de los Grandes Lagos. En ellas se recogen y encauzan las aguas de las abundantes lluvias que van a converger en el rosario de lagos cercanos. A los pies de la cordillera se encuentra el Parque Nacional Queen Elizabeth salpicado de lagunas de agua dulce, intercaladas con otras de carácter salobre. Estas son las que proporcionan, una vez desecadas en parte, la sal que tan importante es para la vida humana. Y donde vienen a alimentarse los flamencos en época de lluvias desde la cercana Kenia.
El Queen Elizabeth está jalonado por dos grandes lagos, el Edward y el George, unidos entre sí por una estrecha lengua de agua de origen natural de 33 Km. conocida como el canal de Kazinga. Esta es otra de las grandes excursiones que no debemos perdernos. Un paseo en barco a través de este canal nos descubrirá los secretos mejor guardados de la fauna salvaje del parque. Porque todas las especies bajan a proveerse de agua fresca hasta las riberas del canal. Nunca he visto tal cantidad de hipopótamos ni tan cerca, ni de búfalos chapoteando en las zonas de aguas remansadas. Todo un espectáculo que alcanza su cenit con la suave luz de tonos anaranjados del atardecer.
También podemos ver los asentamientos de pescadores. A ellos se les permite seguir su actividad ya que residían aquí antes de la constitución del parque, aunque en teoría se les ha limitado el número de capturas. A cambio reciben por parte de la administración del parque una parte de las recaudaciones recibidas por las entradas al parque.
Este sería un ejemplo magnifico de economía sostenible y de convivencia del ser humano con sus colegas del mundo salvaje si no fuera porque la presencia humana es cada vez mayor. Y la presión que ejercen sobre las zonas limítrofes del parque no para de aumentar poniendo en peligro algunas de las especies más representativas del parque. El león, el leopardo y el elefante entre ellas.
Los paisajes del Queen Elizabeth son los típicos de la sabana africana, con grandes extensiones de hierba salpicadas de acacias y cactáceas de gran tamaño entre las que se ocultan los depredadores.
Aquí la experiencia de dormir en un establecimiento como el Queen Elizabeth Bush Lodge supera todo lo esperado. La combinación de arquitectura tradicional y de grandes tiendas de estilo safari, además de su ubicación en lo alto de una colina con una espléndida vista sobre el canal de Kazinga, permite disfrutar de momentos inolvidables. Imaginar una mesa frente al canal con la luna y las estrellas reflejándose en sus aguas a la luz de las velas, atendidos por un servicio magnífico, con un menú digno de la ocasión regado por una cerveza Nile o un espectacular vino Pinotage sudafricano. Todo ello en medio de un silencio solo roto por el retumbar de los truenos de una tormenta lejana, el roncar de los hipopótamos y el croar de miles de ranas. En momentos así quiero imaginar que algo parecido fue lo que sintieron los grandes exploradores de África.
Una vez terminada la cena, una fogata en el centro del lodge, protege a los huéspedes del frio de la noche. Es el lugar perfecto para disfrutar de forma pausada de un inolvidable Gin Tonic. Es el momento perfecto para recordar nuestro recorrido en 4×4 por las sabanas del parque y por el canal de Kazinga en lancha. Y para compartir con tus compañeros de viaje los encuentros del día y las fotos tomadas a lo largo de la jornada. Qué experiencias y qué vivencias tan magníficas y al mismo tiempo, difíciles de describir. Momentos inolvidables bajo la luz de las estrellas que dibujan la Vía Láctea sobre nuestras cabezas.
Gorilas en la niebla: el bosque impenetrable de Bwindi
Al sur del país, casi rozando la frontera con Ruanda, se encuentra el Parque Nacional del bosque impenetrable de Bwindi. Esta densa y húmeda selva lluviosa de montaña a más de 2000 m. de altitud es el hogar de los últimos gorilas de montaña, una especie en peligro crítico de extinción. Aquí viven el 60% de estos grandes primates. El resto se reparten entre Ruanda y la República Democrática del Congo.
Tuvimos la oportunidad de conocer Bwindi durante dos días y de hospedarnos en el mejor lodge de la zona, el Rushaga Gorilla Lodge. Despertarse por la mañana con los sonidos de los animales y el bosque lluvioso cubierto por jirones de niebla justo enfrente es algo digno de ser vivido.
En realidad, Bwindi quiere decir impenetrable. Y una vez que te adentras en la espesura de selva comprendes que el nombre le viene como anillo al dedo. La caminata a pie por esta selva húmeda en busca de los gorilas de montaña es toda una aventura. Y para muchos de los visitantes al país, la experiencia más buscada y deseada. Aquí sólo puedes acceder con la ayuda y compañía de los rangers del parque. Ellos vigilan las 24 horas los movimientos y ubicación de las familias de gorilas, normalmente dominados por un macho alfa, un gran espalda plateada.
Fotografiar en estas condiciones de humedad extrema, donde llueve casi siempre, rodeado de una vegetación que lo esconde todo y chapoteando de barrizal en barrizal no es nada fácil. Pero cuando por fin aparecen los gorilas moviéndose entre la vegetación, todos los inconvenientes pasan a segundo plano. Os cuento con más detalle la experiencia de ver a ver estos gorilas de montaña aquí:
Los gorilas de montaña del Bosque impenetrable de Bwindi
El bosque de Bwindi se estableció como parque nacional en 1991 y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero Bwindi estaba habitado por los batwa, una tribu de la familia de los pigmeos. En 1991 fueron expulsados del bosque donde vivían desde tiempos remotos, sin derecho a ninguna compensación, ni material ni económica. Ellos sólo sabían vivir en la selva, y de pronto se vieron inmersos en una realidad totalmente desconocida. Sin dinero, sin tierras, sin educación, sin derechos.
Conocer su realidad es conocer parte de la historia de muchos de estos pueblos que luchan día a día por sobrevivir en un mundo que les es ajeno. Y que los rechaza. En el mismo artículo sobre los gorilas, hablo de los batwa, y de cómo conocer más sobre ellos con un guía de Batwa Cultural Experience. Una vez más comprobaréis que la población de Uganda, como la del resto del continente africano, está formada por una gran variedad de etnias, pueblos y culturas diferentes.
Rafting en el Nilo Blanco
Es el momento de regresar al principio, a Entebbe. Desde allí es posible viajar en unas dos horas y media a Jinja, donde se encuentran las fuentes del Nilo Blanco. Aquí inicia su recorrido este ramal del Nilo, el río más largo de África. Desde aquí le esperan más de 6.500 km de hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo.
La búsqueda de las fuentes del Nilo se convirtió en una obsesión para los exploradores europeos del XIX. El Nilo siempre fue considerado como fuente de vida y también como un lugar sagrado para muchas culturas y civilizaciones. De hecho, es aquí donde descansan parte de las cenizas del libertador de la India, Gandhi. Además, la zona nos ofrece la posibilidad de hacer rafting, montar a caballo por los alrededores, montar en quads y hacer caminatas.
Y hablando de rafting, este es el lugar donde puedes hacer uno de los más potentes del mundo, con abundancia de rápidos de nivel 4 y 5. Recorrer los inicios del Nilo en una lancha neumática mientras avanzas desbocado entre remolinos y cataratas es una experiencia única, sólo apta para los más aventureros. Seguro que tú también estás entre ellos.
Uganda en el corazón
Después de este viaje es imposible no traerse algo de Uganda en el corazón. No sólo por las vivencias en una naturaleza todavía abrumadora y desbordante de vida. También por la cercanía de la gente, sus sonrisas y su amabilidad. Y todo ello a pesar de los problemas de pobreza visibles a cada paso que das. Esta es una de las realidades de este país fascinante y hay que ser ciego para no verlo.
En este viaje hemos querido contribuir un poco a paliar tanta pobreza repartiendo material educativo allí donde veíamos niños que no tenían nada. O visitando algún orfanato para repartir ropa y material sanitario básico. También contratando los servicios de empresas y guías locales, o comprando en los mercadillos y puestos de fruta que encontrábamos en los arcenes de las carreteras.
Son pequeños detalles que pueden parecer nimios, como una gota de agua que cae en un océano. Pero gota a gota y entre todos los que viajamos a Uganda, podemos conseguir que por primera vez un niño tenga material escolar, o que alguien coma de forma decente durante unos días. A nosotros no nos cuesta nada. Y para ellos cualquier cosa es un tesoro.
Sin duda Uganda también dejará su huella en tu corazón y en tu alma.
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