Zadar y sus atardeceres en el Adriático.
Zadar y sus atardeceres me dejaron enamorado. A priori esta pequeña ciudad croata asentada a orillas del Adriático no ofrecía nada especial. Ni renombrados monumentos, ni playas maravillosas ni paisajes de ensueño. Aún así se convirtió en el lugar perfecto desde donde recorrer el centro de Croacia.
El encanto de Zadar reside en las pequeñas cosas. En sus estrechas calles empedradas pulidas por el paso del tiempo. En su pasado ilirio, griego, romano, veneciano y eslavo. En sus pequeños restaurantes casi escondidos en los patios de viejos edificios de piedra y en sus terrazas al aire libre en verano. Quedé prendado de ese ambiente tranquilo y relajado que reina en sus calles.
Pero sobre todo caí rendido ante ese paseo que bordea el mar y que me regaló algunos de los mejores atardeceres que he visto. Un paseo donde se vive, se siente y se escucha la música que hace el mar. Sí, he dicho bien. Porque aquí el mar suena con tonalidades de órgano de iglesia. Pero de esto hablaré un poco más adelante.
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Zadar, la base de operaciones perfecta
Con el paso de los días Zadar se convirtió en el lugar perfecto desde el que organizar escapadas al resto del país. El Parque Nacional de los Lagos de Plitvice se encuentra a menos de dos horas. Este parque es uno de los «highlights» de Croacia y una de las razones por las que viajé al país balcánico. Si no te quieres complicar la vida alquilando un coche, etc, hay viajes organizados a Plitvice con todo incluido.
El otro gran parque nacional de Croacia, El Parque Nacional Krka, se encuentra a una hora de carretera. La turística ciudad de Split a apenas dos horas. Y eso sin contar con el rosario de islas enclavadas en el Adriático a menos de una hora en barco desde el puerto de Zadar.
Es cierto que para visitar Dubrovnik, la joya de la corona croata, es necesario programar una ruta aparte ya que se encuentra a más de 4 horas de carretera. Aún así terminé regresando a Zadar tras un inolvidable viaje por la costa de Croacia en pleno verano. A comparación de Split o Dubrovnik, Zadar no sufre de la invasión del turismo masivo del verano. Pero tiene su ambiente. ¡Y qué atardeceres!
Llegar a Zadar no es complicado desde la capital Zagreb. Además cuenta con un aeropuerto que se encuentra a unos 8 km. del centro que ofrece conexiones nacionales e internacionales.
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En mi caso alquilé un coche durante más de una semana para moverme sin problemas por toda la costa de Croacia .
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El centro antiguo de Zadar ocupa una especie de península con una situación estratégica a orillas del Adriático. Aquí se establecieron los griegos en el S.IV antes de Cristo. Luego los romanos ocuparon toda esta región a la que llamaron Dalmacia dejando su impronta cultural y arquitectónica. Con el paso de los siglos Zadar fue cambiando de manos hasta que pasó a formar parte de la liga de ciudades bajo control veneciano.
Hoy Zadar es una ciudad de unos 80.000 habitantes que se está convirtiendo en uno de los destinos turísticos más interesantes del norte de Dalmacia. Es una ciudad cómoda y su centro histórico se puede recorrer fácilmente a pie. Además no padece la masiva invasión turística de otros lugares de la costa croata. A lo largo del verano se suceden los festivales musicales, se llenan sus terrazas al aire libre y se vive intensamente la presencia del mar.
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Qué ver en Zadar
El paso de la Historia en forma de conquistas, guerras e invasiones han dejado su impronta en la fisionomía urbana de Zadar. Son las huellas de un pasado que se intenta recuperar y cuyo rastro se puede seguir por los alrededores del antiguo Foro Romano ubicado en pleno casco histórico.
Para tener una idea global de la fisonomía urbana de Zadar os recomiendo subir a lo más alto del campanario de la Catedral de Santa Anatasia. Desde allí tendremos unas vistas privilegiadas de todo el centro histórico definido por sus tejados rojizos y calles empedradas perfectamente ordenadas. Hay que pagar por subir pero merece la pena. La Catedral de estilo románico se comenzó a levantar en el S.XII y ha sido reconstruida varias veces con añadidos góticos. Con su fachada de formas regulares y su gran interior columnado es el edificio histórico más destacado de Zadar y bien merece una visita.
Pegada a los muros de la Catedral se encuentra la antigua iglesia de San Donato. Debido a su curiosa forma circular es uno de los monumentos más famosos del país. Levantada en el Siglo IX mantiene su estilo pre-románico de formas robustas, casi de fortaleza. Con una altura de 27 metros y su forma cilíndrica casi sin ornamentos interiores resulta un edificio curioso en su simplicidad. Muchas de las columnas y piedras empleadas en su construcción provienen del antiguo Foro Romano que se encuentra justo al lado. Pero sinceramente, no merece pagar por visitar su interior.
Esta explanada, ahora salpicada de piedras talladas y tambores de columnas de viejos edificios, fue durante la época romana el epicentro de la ciudad. Ahora se la conoce como la Plaza de la Ciudad Vieja (Old Town Square) y fijándonos bien podemos ver lo que fueron los basamentos de los edificios civiles y religiosos romanos.
Frente a la Catedral y la iglesia de San Donato se levanta otro gran edificio religioso: la iglesia de Santa María. Con otro campanario que rivaliza en altura con el de la Catedral, esta iglesia pertenece al monasterio benedictino adyacente. La iglesia se construyó en el S.XI, pero fue destruida, al igual que parte de la Catedral, durante los bombardeos aliados de 1943 en la II Guerra Mundial. Lo que vemos ahora es una reconstrucción que destaca por su sencillez. En su interior se exponen diversas piezas de arte religioso y otras de carácter histórico. Y justo al lado se encuentra el moderno edificio del Museo Arqueológico de la ciudad.
Y para no cansaros muchos con los edificios religiosos sólo voy a citar uno más: la iglesia y monasterio de San Francisco. Esta iglesia construida en 1283 es el edificio de estilo gótico más antiguo de toda Dalmacia. Además en ella se firmó en 1358 el tratado por el que los venecianos se retiraban de Zadar permitiendo su incorporación al reino de Croacia. Por lo demás en el interior se guardan numerosas obras de arte religioso en el llamado Tesoro . Aunque a mí lo que más me gustó fue su claustro renacentista construido junto a la Biblioteca a mediados del XVI. Para acceder a los dos sitios hay que pagar una entrada de 1 Euro.
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A pie, la mejor manera de conocer el centro de Zadar
Gran parte del centro del Zadar histórico es peatonal y uno de sus principales atractivos. Sobre todo al atardecer cuando locales y visitantes toman el centro de la ciudad. El damero de calles que se abre desde la Catedral hasta pasada la Plaza del Pueblo es una sucesión de restaurantes, tiendas, heladerías y terrazas.
La Plaza del Pueblo (Narodni Trg) es otro de esos lugares en los que hay que detenerse. Su patrimonio arquitectónico se ha conservado casi intacto con el paso del tiempo ofreciendo un espacio perfecto para tomar algo en una de sus terrazas. Junto a la logia municipal presidida por su famoso reloj aquí está el edificio de la Guardia Municipal y el Palacio Ghirardini con su gran balcón gótico-renacentista. Es una plaza por la que vas a pasar muchas veces en tus paseos por Zadar y que siempre está animada con mucha gente, algún músico o una actuación en directo. Además aquí se encuentra la Oficina de Turismo donde te ayudarán a planificar tu visita. Por cierto, si buscas playas cerca de Zadar, las hay. Pero como la gran mayoría de las playas de esta costa son de guijarros o de rocas.
Si te pierdes por las callejuelas cercanas encontrarás numerosos restaurantes, muchos de ellos con terrazas interiores al aire libre. No dudes en probar las especialidades locales entre las que te aconsejo el «brudet», la famosa caldereta de pescado que aquí podrás encontrar preparada de diferentes formas: con pescado, con marisco, mejillones e incluso acompañada de queso de Pag. Otros platos como el “ninski šokol” a base de carne de cerdo ahumada me gustaron menos. En realidad preferí disfrutar de las diferentes variedades de pescado. Y también tomar alguna pizza, porque la influencia italiana en la gastronomía croata es más que evidente. Para los amantes del vino el tinto de Benkovac es muy apreciado aquí, pero yo preferí probar las cervezas locales como la Pan o la Karlovacko.
Si sigues caminando llegarás hasta una pequeña plaza donde se levanta la imponente Torre del Capitán, ya junto a parte de la antigua muralla. Esta zona fue dañada por el ejército serbio durante la guerra serbo-croata que terminó en 1995 y la reconstrucción de los edificios más dañados como el Palacio del Rector ya está terminada. Hay una placita aquí donde se mantiene una solitaria columna romana que tiene un encanto especial. Al igual que la cercana Plaza de los Cinco Pozos. Aquí mismo y en el adyacente parque Reina Jelena Madijevka encontrarás algunos bares con terrazas para tomarte unas copas en las cálidas noches de verano.
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Por las murallas hasta el “Órgano de Mar“
Hasta finales del XIX Zadar era una ciudad amurallada. Desgraciadamente y como pasó en muchas ciudades de Europa, en 1874 se decidió derribar esas murallas y bastiones defensivos para facilitar el crecimiento urbano. Hoy queda sólo una parte de las murallas con algunas de las puertas que daban acceso al centro histórico. Se cuenta que Zadar llegó a contar con hasta 30 puertas de acceso. Hoy quedan sólo ocho. El sistema defensivo de Zadar se levantó desde la época medieval y se fue ampliando en los sucesivos períodos de dominio veneciano que finalizó en en 1797.
Donde se puede apreciar perfectamente esta influencia veneciana es en una de las puertas que dan acceso a la ciudad antigua, la Porta Terraferma. La escultura del León de San marcos todavía preside esta puerta levantada en el S.XVI. Desde aquí podemos iniciar un paseo a la antigua zona amurallada. Girando a la izquierda caminaremos entre un puerto deportivo y la muralla hasta enlazar con el paseo que recorre este lado de la ciudad abierto ya al Adriático.
El paseo, muy agradable por las tardes, llega hasta el muelle situado en el extremo del centro histórico. Este es el lugar preferido para los paseos, ver los atardeceres o tomar una cerveza en alguna de las terrazas que hay en los jardines. Y como no, para escuchar la música que hace el mar. Porque es aquí donde se encuentra el “Organo de Mar”, una instalación fija que a través de unos tubos y válvulas ocultos permite escuchar los diferentes sonidos provocados por el oleaje. En ese momento entenderás el porqué de tanta gente arrodillada con la cabeza pegada al suelo del muelle. Son las salidas de los tubos. Además este es el lugar perfecto para darse un baño en las límpidas y trasparentes aguas del Adriático durante el verano.
Si te entra el hambre puedes comerte unas sardinas recién asadas en alguno de los puestos de comida instalados en el paseo. Y no puedes dejar de probar una de las especialidades locales por excelencia: el poljicky soparnik. Una especie de pan relleno de aceitunas, cebolla y acelgas de casi un metro de diámetro. Se cocina al momento en una especie de mesa donde se preparan unas brasas y se cubre de cenizas para finalizar su cocción. Os advierto que es adictivo. También puedes comprar vinos locales, el famoso Maraschino, un licor de guindas de la zona de Maraška, queso de oveja de Pag (que me pareció bastante normalito), y muchas cosas más.
El muelle termina en una curiosa instalación de luces alimentadas por paneles solares que merece la pena ver cuando anochece. Un gran disco acristalado de más de 20 m. de diámetro enclavado en el suelo del muelle se va iluminando a medida que se va ocultando el sol y se hace de noche.
Es el “Saludo al Sol” de Zadar, sin duda un homenaje bien merecido de esta ciudad a sus inolvidables atardeceres. Sobre todo cuando tienes la suerte de disfrutar uno de ellos con una sorprendente lluvia de meteoritos cruzando el cielo.
Tras mi visita tengo claro que si volviera a Croacia no dudaría en regresar a Zadar. El lugar perfecto como base de operaciones para recorrer la costa croata salpicada de pequeños pueblos y ciudades como Primostene con su gran playa. O Trogir, uno de esos pueblos costeros llenos de vida en los que merece pasar al menos una noche. Sea como sea recorrer esta costa de un mar limpio de colores azulados, salpicado de calas de roca y pequeñas playas de guijarros es una auténtica gozada.duda
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